El corazón expuesto y encendido en llamas, representa el deseo más intenso de la Madre de Dios de estar presente en nuestras vidas.
Como el corazón de una madre que hace suyos lo anhelos y sueños, las preocupaciones y sufrimientos de sus hijos.
Referencia: Boletín Lazos de Fe, Año 2, Nº 5, Junio 2007
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