domingo, 30 de junio de 2019

Ser por ti donación


Señor Jesús, comienza el día; despertar y no agradecerlo es pasar por alto que la vida es un don que Tú nos das, regalo de tu bondad, tesoro de tu amor.  
Permítenos Señor, ser ante todo donación, entregar pródigamente la gracia que de Ti recibimos, hacerla sentir en el corazón de los demás: mis hermanos; al prójimo que necesita un signo sensible de tu compasión.  
Hoy quiero en todo ser armonía y paz; sosiego y calma para el corazón de aquellos que buscan entre el agobio de lo cotidiano tu rostro amoroso.  
Algunas veces, también yo me pierdo entre los quehaceres; las dificultades me hacen perder la calma. Afano y brego por lo intrascendente, me agoto en lo pasajero; hoy en tu amor será diferente, Señor; puesto que Tú serás la diferencia, que haga de este día un día de bendición y bondad.  
Quédate conmigo desde el comienzo, desde el mismo instante de este amanecer refulgente y, no me falte del Espíritu su moción para que en mi rostro manifieste tu presencia, Señor, de ternura y compasión. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

sábado, 29 de junio de 2019

Tus Bendiciones

Bendito seas Señor por el día que nos concedes, generoso eres al darnos ocasión de renovar por él, el deseo de serte fiel en el quehacer de cada día y poderte ofrecer la ofrenda de nuestro trabajo y esfuerzo. 
Bendito seas Señor por la gracia que nos das en cada despertar, en ella renovadas nuestras fuerzas emprendemos el camino que nos lleva en cada jornada a estar más cerca de ti, por el obrar de nuestras manos.  
Bendito seas Señor porque eres fiel y generoso pones de tu corazón a nuestra disposición todo cuanto necesitamos para hacer de cada día una ocasión de gracia y de bendición para nuestra vida y la de nuestros hermanos.  
Bendito seas Señor porque nos das los tesoros de tu corazón; el más grande el más sublime, el más noble, el más hermoso: el amor de una Madre que intercediendo constante está por nosotros. 
Bendito seas Señor por tantas gracias, muchas veces nos las vemos, no por ello quedan ausentes; te das en nuestra vida, te haces cercano, nos llevas de la mano con bondad y ternura, todo lo haces porque eres Padre de Bondad.  
Bendito seas Señor, por lo que guardo en mi corazón que queda entre tú y yo, el aliento que me ofreces, la dones que me concedes; tu Palabra que me orienta; tu Espíritu que es mi guía. ¿Qué más puedo pedir? Me das cuanto necesito. 
Bendito seas Señor, porque en este día te harás presente en el altar de tus amores y te darás en compasión, misericordia y amor; y aunque no los vea ni los sienta, más allá de mis limitaciones no me falten, hoy también Señor, tus bendiciones.
Amén

Yerko Reyes Benavides

viernes, 28 de junio de 2019

De Vuelta a tu Corazón

Tómame de la mano Señor
colócame en tu regazo
llévame de nuevo a tu pecho
donde late constante un corazón amante
que se desborda generoso en consuelos y en amores.

Escuchar el latir vigoroso de tu Corazón es mi deseo,
extasiarme en el gozo de tus alivios y bondades,
sentirme en ti acogido,
en tu Corazón escondido,
consentido,
recogidas mis lágrimas
renovadas mis fuerzas.

En tu Corazón envuélveme Señor,
en él contenme y no me sueltes,
atrápame para siempre
y no me dejes ir;
en él abrázame eternamente.

En tu Corazón escóndeme Señor;
que el sufrimiento no me encuentre,
ni la pena y tampoco la desolación,
no es que no quiera el dolor,
anhelo en el refugio de tu pecho
la gracia que viene de tu amor
para hacer de la aflicción,
de mis pecados remisión.

En tu Corazón Señor,
consuélame, confórtame,
resguárdame, protégeme,
seréname, renuévame
conóceme, ámame,
perdóname, sáname
y al fin libérame.

Llévame Amado
de vuelta a tu Corazón.
Amén

Yerko Reyes Benavides

(Un Poema hecho Oración, 
una Oración hecha Poema) 

jueves, 27 de junio de 2019

A la Orilla del Camino

A la orilla del camino me encontraba, pasaste sin avisar, no te esperaba, me miraste y con ternura me llamaste. Era todo lo que esperaba, que tú en mi te fijaras.

Sentí mi corazón arder con el candor de voz; tu palabra quemó intensa lo que había en mí: mis resistencias y mis miedos; mis excusas y pretextos; tristezas y penas: los errores pasados por ti ya olvidados. 
Venciste mi insolencia que no era otra cosas más que cobardía; buscaba tranquilidad y me aleje, me escondí entre el tumulto y el anonimato. No quería dar la cara. 
¡Qué ironía! Me mi fui para alejarme; de Dios y de los hombres sus culpas ocultarme, y fue justo en la distancia que elegí donde me encontraste, y te encontré cuando perdido me encontraba.  
“Ven” dijiste, no hubo necesidad de decir más. Quizá siga lejos y mantenga distancia, pero no más de Ti. Te hiciste la Esperanza de mi alma, de mis pensamientos su Convicción y de mi corazón el Amor.  
Me encontrase a la orilla del camino, de la vida relegado, echado, del mundo olvidado, me miraste con amor, de ti quede prendado.  
Te fuiste, lo tuyo no era detenerte, seguiste caminando, mas te quedaste para siempre atrapado en mi corazón.  
Y ahora, aunque no te vea, ni te sienta cerca, en pos de ti voy. Gracias por haberme ese día mirado, cuando a la orilla del camino me encontraba. 
Gracias Señor.
Amén

Yerko Reyes Benavides

miércoles, 26 de junio de 2019

Eres el Todo

Tú Señor eres el todo en mi nada, contigo soy y no sólo existo, me das lo que necesito, para de este mundo alejarme sin haberme ido del todo y así trascender para estar ya desde ahora contigo.

Sin ti Señor soy, más no vivo; la plenitud no ha llegado y así este vivir es efímero. En ti está mi deseo pues sólo en ti se realiza este mi gran anhelo, mi esperanza: ser ciudadano del cielo. 
Desplegar las alas de mi alma, surcar el cielo, contemplar desde lo alto el mar y el firmamento; ir más allá de toda distancia; llegar tan alto, justo ahí donde Tú Señor, te haces cercano. 
Sólo en ti amado Señor, este espíritu insurgente será verdaderamente independiente; no habrá quien lo detenga y de este mundo en desapego podrá definitivamente amar con amor sincero, sin reserva, sin temor, pues no habrá olvido ni traición que le impida a este corazón por ti inquieto ser donación, oblación renacida. 
Tu Señor eres el todo de mi ser, mi nada en ti es abundancia; tú eres la fuerza de mi debilidad. Te das y te compartes; y al entregarte no te agotas ni en mí te extingues, te haces siervo, me haces libre: eres mi todo y todo soy por ti.
Amén

Yerko Reyes Benavides

martes, 25 de junio de 2019

No te he Olvidado

"No te he olvidado Señor, 
gran hombre, mi buen Dios". 

¿Hace cuánto no te saludo con la sencillez que da la complicidad de esta nuestra amistad? Tan simple y tiempo hace que no te digo:
¡Hola mi buen Amigo! ¿Cómo estás?
No te he olvidado; sólo que entre tanto, pasa por alto la certeza del sentirte íntimo y, busco en ti, como lo hacen todos, al Dios Omnisciente que se haga presente de manera Omnipotente porque muchos son los problemas y grandes las dificultades que aquejan a esta humanidad. 
No te he olvidado; tan solo es que también yo, en debilidad miro al cielo y clamo por señales sobrenaturales que le digan a los injustos de este mundo que tú no eres pasado y sigues ahí. siendo presente.  
No te he olvidado, mas olvido Amigo, que la señal que pido, está presente majestuosamente en el espectáculo sin igual de cada amanecer. Soy yo el que quiero el castigo e incluso la muerte del ser malvado y cruel, quiero el fuego y el crisol; lo demando con ahínco gritando: “justicia divina”; mientras tú esperas en amor y gritas desde el cielo: “Conversión”. 
No te he olvidado, Jesús, amigo; pero qué fácil se me hace, dejar de lado relegar lo que tú me has compartido con bondad y cariño. De nada sirve la venganza –me dices-, ni tampoco la justicia inmisericorde; el “ojo por ojo” funciona, es justo: pero ¿qué hay de extraordinario en ello?  
No te he olvidado Señor, gran hombre, mi buen Dios. Tú eres mi referente, te tengo presente, más omito con regularidad lo que me dices al oído, cuando dejamos de lado que tú eres Dios y yo sólo humano y, nos reunimos en la confidencialidad que nos da ser amigos a mirar juntos el mundo que no ha sido; no por tu falta, no por la mía, sino porque erramos al buscar el poder y no el amor.
¡Hola Amigo! 
Ven siéntate a mi lado, hablemos un poco, quédate un rato. Que este tiempo contigo me hace bien. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

lunes, 24 de junio de 2019

Hoy

"Que pueda amarte Señor, 
hacerte mi centro y el centro de mi existir"

Señor Jesús que hoy, en este día que me regalas
seas tú sugerente y sentirte presente.

Que pueda, Señor, en los acontecimientos siempre verte,
en los signos de los tiempos donde tú te escondes
y también te manifiestas existente
en el lugar donde te velas y revelas a los hombres.

Que pueda hoy encontrarte, Señor, en las personas,
las que delante de mi pones,
en las que están siempre a mi lado;
en las que me encuentro de camino en la vida,
en las que pasan y también en las que están de paso.

Que pueda reconocerte, Jesús Nazareno,
en aquellos que como tu llevan un cruz de tristezas,
enfermedades y sufrimientos en sus hombros;
que pueda arrimar mi hombro,
y ser para ellos un Cireneo que haga ligera sus penas.

Que pueda servirte Señor, en la caridad,
en la búsqueda de la justicia,
en la construcción de la paz;
dame siempre Jesús el valor de estar en la Verdad
y defenderla delante de todos,
incluyendo, de este mundo, a sus poderosos y mentirosos.

Que pueda amarte Señor, hacerte mi centro y el centro de mi existir;
sin importar si este amor tuyo en mí y mío en ti
satisface los estándares de la gente
o del mundo sus intereses.

Que lo primero para mi sea estar contigo, ser y moverme en ti,
y no me deje atrapar en lo material, antes primero sea lo espiritual mi empeño
lo que en ti me configura y me hace ser uno contigo.

Señor Jesús, hoy, en este día que me regalas,
que pueda verte,
sentirte, mirarte,
servirte y amarte.
Amén

Yerko Reyes Benavides

domingo, 23 de junio de 2019

Lauda Sion

Secuencia de Corpus Christi

Canta, oh Sion, con voz solemne
al que a redimirte viene,
a tu Rey, y a tu Pastor,
alaba cuanto se puede,
que a toda alabanza excede,
toda es poca en su loor.

De alabanza sin medida,
el pan vivo y que da vida,
alto objeto es hoy doquier.
Que al colegio de los Doce,
nuestra Iglesia reconoce,
dado en la cena postrer.

Al cantar lleno y sonoro,
con transporte, con decoro,
acompañe el corazón.
Pues la fiesta hoy se repite,
que recuerda del convite,
la primera institución.

Nueva Pascua es la ley nueva,
el Rey nuevo al mundo lleva,
y a la antigua pone fin.
Luz sucede a noche oscura,
la verdad a la figura,
el nuevo al viejo festín. 
Lo que practicó en la cena,
repetirlo Cristo ordena,
en memoria de su amor.
Y en holocausto divino
consagramos pan y vino,
al ejemplo del Señor.

Siendo dogma, el fiel no duda
que en sangre el vino se muda
y la hostia en carne divina.
Lo que ni ves ni comprendes
con fe valiente defiendes
por ser preternatural.

Bajo especies diferentes
sólo signos y accidentes,
gran portento oculto está.
Sangre, el vino es, del Cordero;
carne el pan; mas Cristo entero
bajo cada especie está.

No en pedazos dividido,
ni incompleto, ni partido,
sino entero se nos da.
Uno o mil su cuerpo tomen,
todos entero lo comen,
ni comido pierde el ser.

Recíbelo el malo, el bueno:
Para éste es de vida lleno,
para aquél manjar mortal.
Vida al bueno, muerte al malo,
da este manjar regalado.
¡Oh qué efecto desigual!

Dividido el Sacramento,
no vaciles un momento,
que encerrado en el fragmento
como en el total está.
En la cosa no hay fractura,
la hay tan sólo en la figura,
ni en su estado ni estatura
detrimento al cuerpo da.

¡Pan del Ángel, pan divino,
nutre al hombre peregrino;
pan de hijos, don tan fino,
 no a los perros se ha de echar!
Por figuras anunciado,
en Isaac es inmolado,
maná del cielo bajado,
Cordero sobre el altar.

¡Buen pastor, Jesús clemente!
tu manjar de gracia fuente,
nos proteja y apaciente,
y en la alta región viviente,
haznos ver tu gloria, ¡oh Dios!

Tú, que lo sabes y puedes,
y que al mortal lo sostienes;
por comensales perennes,
al festín de eternos bienes
con tus Santos, llámanos.
¡Amén –Aleluya!

sábado, 22 de junio de 2019

Tiempo de Gracia

Haz que se detenga el tiempo;
Tú, ¡Oh Dios! que eres eterno.
Que no transiten las horas ni se consuman los minutos,
que esté sea tu momento
el que perdure por siempre en el alma:
la hora de tu Gracia.

Hágase Señor tu deseo, lo que es bueno,
que se realice y siempre esté vigente
tu Voluntad en esta vida nuestra presente,
la que nos das como don de tu paternidad
la que se realiza y manifiestas en tu eternidad 
Dios Inmortal, que los segundos colaboren
y los minutos no pasen
sin que marquen la huella de tu transitar por el mundo,
sean  ellos los que anuncien con alborozo
que se está haciendo pronto
de tu amor su designio
en el corazón de los hombres. 
Tráenos tiempo,
tú que eres finito
de Dios lo infinito:
del Padre su compasión,
del Hijo la reconciliación
y del Paráclito la santificación. 
No permitas Señor eterno
que sea el tiempo un impedimento
para que se realice en el ser humano
la gracia de tu redención
el propósito perpetuo de tu corazón
lo que en la eternidad se esconde
y tu revelas generoso a los hombres. 
Que nuestro tiempo se haga perfecto
para conocer el designio de tu amor,
y sean las horas de esta vida
la oportunidad más preciada
para se realice tu hora,
ahora y por siempre.
Amén

Yerko Reyes Benavides

viernes, 21 de junio de 2019

Hombre Nuevo

Señor Jesús ayúdame a renunciar a lo superfluo,
que no quede nada, a desprenderme de todo,
para así tener lo que realmente es valioso a tus ojos.

Jesús Maestro, confiere a mi espíritu la verdadera libertad;
enséñame a dejar a un lado aquello
que a este mundo me ata
y le impide a mi alma desplegar sus alas.

Jesús de Nazaret aleja de mi corazón el orgullo y la soberbia;
anímame en la virtud de la humildad,
dale a mi corazón la grandeza y la sencillez de tu bondad.

Cristo Jesús, contemplar tu rostro será deleite angelical
alegría a mi alma y gozo espiritual;
favorece en mí, un corazón manso, limpio y puro;
que mi actitud para todo sea serena
y con mis manos construya la paz que tú nos dejas.

Jesús Mesías, redentor y salvador nuestro;
corrige el error que pueda haber en mis pensamientos,
la indiferencia en mis sentimientos,
la indolencia en mis emociones;
haz de mí en ti, un hombre nuevo. 
Amén


Yerko Reyes Benavides

jueves, 20 de junio de 2019

Jueves de Corpus

Afirma rotundo y contundentemente un antiguo refrán popular:

“Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: 
Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión”. 

Este adagio se comprende en su pleno significado si tenemos en cuenta que la Iglesia acostumbró celebrar estas solemnidades tal como lo refiere en días jueves, incluso, en muchos lugares este día era de asueto civil. 

De los tres jueves ya sólo –litúrgicamente- queda el Jueves Santo. 

Jueves de Ascensión y Corpus Christi han sido traslado al día Domingo. Suele decirse para dar una explicación a quién pregunte el motivo: “Razones Pastorales”. 


Es día de Corpus Christi, uno de esos tres jueves especiales que celebramos al año. 

Tiene su origen esta festividad en la edad media, cuando la religiosa Juliana de Cornillon promoviera la idea de celebrar una fiesta especial en honor al Cuerpo y la Sangre de Cristo, presente en la Eucaristía, corría por entonces el año 1208. 

Esta idea tuvo acogida, no tan de inmediato, pero poco a poco fue ganando su lugar en la iglesia que la celebro por primera vez en el año de 1242 en la Diócesis de Lieja, Bélgica.

A quien hoy reconocemos bajo el nombre de Santo Tomas de Aquino, por aquel entonces se le encomendó la loable misión de componer algunos Himnos a Cristo en la Eucaristía. De él heredamos preciosos cánticos tales como Pange Lingua y Tantum Ergo. 

La fiesta quedó instituida para toda la iglesia el 8 de septiembre de 1264, a través de la Bula: Transiturus hoc mundo, del Papa Urbano IV. Un hito significativo para esta solemnidad lo marcaría el Papa Nicolás V, en el año de 1447 cuando en la festividad de Corpus Christi sale procesionalmente con la Hostia Santa por las calles de Roma (hasta la fecha la procesión se hacía solemne dentro de los templos). 

Hoy día la fiesta no ha dejado de celebrarse, ni tampoco ha perdido vigencia el contenido devoto de la procesión, sólo que se ha mudado de día. 

Aunque la Festividad de Corpus se haya trasladado  al domingo, hagamos hoy – jueves- (si es el caso, y sin fijarnos demasiado en qué día de la semana sea) nuestra visita a Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar, no importa si haya o no solemnidad. 

Más aun, no hagamos las cosas por mandatos, costumbres o tradiciones. Para el hombre la historia es su tiempo, y lo temporal su momento. Así que  todo para nosotros tiene su tiempo y su momento y también su recuerdo.

No hemos de apegarnos a lo que es transitorio, a lo que está de paso, por más años que tengan presentes en nuestra vida.

Todo en esta vida es pasajero, menos el Amor de Dios. Y esa ya es la razón que necesitamos para ir a su encuentro donde él esté. Y está en el Santísimo Sacramento del Altar. 

¡Sea por siempre, Bendito y Alabado! 

Yerko Reyes Benavides

Jaculatorias a Jesucristo

De mi corazón amado, Señor Jesucristo: 
mírame con bondad y compasión; 
abunde tu amor en mi corazón.


De mi corazón amado, Señor Jesucristo: 
concédeme tu gracia, de tu ternura el perdón, 
y no falte en mi caminar tu bendición.

Amén

Yerko Reyes Benavides

miércoles, 19 de junio de 2019

Sigue Viniendo


"Señor Jesús sigue viniendo,
no te quedes en tu cielo"

No eres, mi Señor, un Dios ajeno
encumbrado en lo alto del cielo;
y aunque tuyo es el Universo
te abajas y me llamas
me tocas, y al oído me hablas.

Tú Amor ya estaba
y me amaste antes que a nada,
en mi te fijaste desde lo insondable de tu gloria,
no quisiste aguardar más
y aunque esperabas mi llegada
dejaste tu trono,
saliste a mi encuentro
viniste a mi mundo.

Tan cercano querías de mi estar
que aunque lejos de ti me encontraba
aun así me amabas y esperabas:
no te importó, viniste a donde yo estaba.

Saliste a buscarme
te pusiste en mi camino
tropezaste conmigo, me saludaste
e hiciste que seguías adelante.

De mi cariño te hiciste el necesitado
y aunque era yo quien de tu amor urgía
de mi compasión bebiste,
la ternura de mi corazón descubriste.

No dijiste quién eras,
no te presentaste diciendo: “Soy tu Dios”.
Me dijiste que eras mamá,
también papá;
hermano y amigo.

Te vestiste de mendigo,
sonrías como un niño;
tu ojos se mostraron tantas veces triste,
en los ojos de la gente
que viviendo en dolor y miseria
a ti te la ofrecían en silencio y humildad.

Señor Jesús sigue viniendo,
no te quedes en tu cielo,
déjate encontrar
que yo te estoy esperando
y siempre te estaré buscando.
Amén 

Yerko Reyes Benavides

martes, 18 de junio de 2019

Déjame Ver

"Déjame ver, Señor, lo que Tú ves"

Déjame ver, Señor, lo que Tú ves,
aquello que te hace mantenerte fiel;
algo ha de haber
para que tu sigas estando presente
más allá de las afrentas y desaires.

Déjame ver lo que Tú ves
lo bueno y lo noble que se esconde
más allá de las decepciones y traiciones
de los abandonos y de las soledades.

Déjame ver, Señor, lo que tú ves
lo que hay en el interior de cada ser,
más allá de sus rabias y desazones
de sus ofensas y humillaciones.

Déjame ver, Señor, lo que tú ves
lo que hay en el hombre para que tanto lo ames,
y por él te des siempre y cada vez
en el altar de tus amores.

Déjame ver lo que Tú ves
quiero entender lo que sientes en tu corazón ardiente
colmado de ternuras y bondades,
dispuesto siempre a entregarse en compasiones.

Déjame ver, Señor, lo que Tú ves,
pues tus ojos ven lo que los míos no alcanzan a entender.
Quiero, mi Jesús amado, que estos ojos míos puedan ver
para que mi ser sintiéndose con amor mirado
pueda darse en ofrenda de amor amado.

Déjame ver, Señor, lo que Tú ves.
Amén

Yerko Reyes Benavides

lunes, 17 de junio de 2019

Hacer la Diferencia

“Ven conmigo y haremos diferencia”

Meditando en tus promesas
recordé la invitación que un día nos hiciste
“convertirse no sólo arrepentirse”, dijiste:
sino “hacer la diferencia”
Ayúdame Señor a hacer la diferencia que quiste
a entregarme con decisión de una vez y para siempre.
Tú, Maestro, no llamas a la grandeza en los halagos
y de los hombres sus aplausos.
La grandeza que tus buscas
no está en conquistar montañas
sino en hacer lo más pequeño
lo que muchas veces a la vista queda lejos. 
Ayúdame Señor a hacer presente tu voluntad
a hacer de lo cotidiano lo extraordinario,
a tomar pequeñas decisiones
y a ser constante en mis buenas intenciones.
Dame, Jesús Amigo, la grandeza de la humildad.

Ayúdame Señor a responder con decisión
a la invitación que un día me hiciste:
“Ven conmigo y haremos diferencia”.
Jamás imaginé que lo que tu querías
era que al fin me comprometiera
a hacer de las pequeñas decisiones de cada día
la gran diferencia de mi vida. 
Ayúdame Señor a no desistir;
dame la sabiduría de tu corazón
para discernir qué decisiones he de ir tomando
y, en ellas insistir para así
seguir haciendo diferencia,
en los pequeños cambios
que a veces con impaciencia espero. 
Ayúdame Señor, tu que ya hiciste camino,
haz que persevere y no deje de insistir
puesto que mi alma está bien dispuesta
pero muchas veces me abandonan las fuerzas.

Ayúdame Señor, a no desfallecer
en la determinación de hacer
de este mundo un lugar verdaderamente humano;
y no olvidar jamás que los grandes cambios
se gestan en las pequeñas decisiones
las que son tomadas con valor y determinación
cada día y todos los días.

Ayúdame Señor, y dame el valor
para hoy también contigo, hacer la diferencia.
Amén 

Yerko Reyes Benavides

domingo, 16 de junio de 2019

Una Resistencia, Dos Anécdotas y Una Idea: Santísima Trinidad

Una Resistencia, Dos Anécdotas y Una Idea: 
Santísima Trinidad 


Todos hemos oído hablar de Misterios, los hay por doquier. Sin embargo, con el nacimiento de la Filosofía, y el pensamiento racional, mucho de lo que al principio al hombre le resultaba incomprensible, ha encontrado su explicación basado en el razonamiento, la lógica y la comprobación. 

Sin embargo, no toda verdad pasa por el tamiz de la argumentación y todavía, ¡gracias a Dios! quedan misterios. La vida, por ejemplo, sigue siendo un misterio maravilloso que puede seguir siendo objeto no sólo de especulación, sino de tomar el riesgo de vivirla a plenitud. 

¿Cómo se explican los misterios? 

No se explican. El misterio está para seguir siendo misterio aunque se den un millón de explicaciones. Y, lo mejor que tienen los misterios es que mientras más explicaciones se den acerca de él, más misterio se vuelve. 

Una Resistencia

Dicho esto, lo primero que tenemos que afirmar de Dios es que es un Misterio para nosotros. Lo segundo que podemos intuir es que si hay “cosas” que podemos decir de Dios; no lo explican del todo, pero algo aclaran. 

¿Qué podemos decir entonces sobre Dios? 

Que podemos decir algo. 

Y esa es la resistencia que hemos de vencer antes que nada. Muchos de nosotros fuimos educados en la religión a la “antigüita”, es decir, condicionaron nuestro pensamiento a resistirse a Dios. Dios es un misterio, nos dijeron; pero Dios es también Amor. Sin embargo a ese Dios se respeta, no se toca, no se mira, a él no se le puede acercar; pero es bueno… 

Todo este cúmulo de mensajes contradictorios crearon una resistencia y por ella nos alejamos de Dios. 

La idea que gestamos de Dios es un río caudaloso de contrastes, contrariedades y contradicciones; al que se unen pensamientos confrontados y sentimientos discordantes, cuya consecuencia es una abstracciones de Dios que lo hace ser, un ser ajeno. 

Queremos a Dios, pero no lo queremos cerca; no al menos tanto que se inmiscuya en nuestra cotidianidad. Por eso, la relación de muchos con Dios es casi nula: de una vez por semana, de 45 minutos a lo mucho. 

El “triangulito” con “el ojo adentro”; el Dios “Misterio” es la resistencia que hemos de vencer para encontrarnos con el Dios Verdadero. 

¡¿Qué?! 

Si, Dios es misterio, pero un misterio que se da a conocer, se muestra, se revela. Además, se deja conocer, no se resiste, y se pone al alcance, no se esconde, sino que habla y dice: “Yo soy”… 

Soy Trinidad; Soy Padre; Soy Hijo; Soy Espíritu Santo; Soy Uno… 

Eso. Te cuento dos anécdotas: 

Dos Anécdotas

Primera Anécdota:

Estando en mi despacho entra un señor mayor, pregunta por el padre y haciendo la antesala antes de entrar a la oficina espera con paciencia. 

–Buenas tardes, señor padre. Venga a mandar a hacer una Misa. 

–Con todo gusto, dígame cual es la intención y para cuando la misa. 

–La misa es para esta tarde y la misa se la mando a hacer a la Virgen María, Trinidad santa. 

–¡Disculpe! son cuántas intenciones, ¿una o dos? 

–Una sola: a la Virgen de la Santísima Trinidad. 

–Señor, no existe esa advocación. Trinidad santa es el nombre de Dios. Un nombre que engloba a las tres personas divinas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es el mismo Dios, y tres personas. No hay distinción en su naturaleza pues es una sola y es la que lo hacer ser Dios Altísimo. Y se revela a los hombres en la historia. Y en esta historia de la humanidad Dios se ha mostrado como Padre del que procede el Hijo y del Padre y el Hijo procede el Espíritu Santo. El Padre es el Creador, el Hijo el Redentor, El Espíritu Santo el Santificador. 

(Mientras recibía esta aclaratoria del padre, el señor permanecía tranquilo y atento, al menos eso era lo que parecía). 

-¿Ha entendido, mi querido señor? 

–Si mi padre, entendí. ¿Pero me va a hacer la misa a la Virgen o me voy a otra iglesia? 

¿Quién es Dios? 

Dios es Amor y en su amor se viste de gozo aunque le mande a hacer la misa con nombre equivocado. 

Segunda Anécdota: 

Un día dando clase, salió a relucir el tema de la “música de hoy”, esa que escuchan los jóvenes: ruidosa, estridente, sin letra, sin prosa. Sin querer ser un “viejo retardatario” y buscando hacer una apología de la buena música. 

El monologo profesoral se versó la cuestión que la música siendo un “arte” ha de tener como cualidad principal la virtud de la belleza, el buen gusto, la nobleza de su composición, lo armónico de su ritmo, la complementariedad entre la melodía y la composición. 

De pronto se dejó caer lapidaria una categórica afirmación: “no entiendo cómo ustedes pueden “escuchar” esa música “tormentosa” todo el día”. Raudo y veloz uno de los jóvenes se levanta, y sin permiso declara: “Profe… esta música no se hizo para escuchar, se hizo para Bailar”. 


¿Se entiende la analogía? 

A Dios no se le comprende a Dios se le vive, se le siente, se experimenta en lo cotidiano, allí donde el mismo se muestra, se deja encontrar, se revela. 

Intentar explicar el misterio de Dios es una opción que puede ser o no tomada. Lo que no es opcional es impedirle a Dios que nos ame; que se manifieste, que nos busque, que nos llame y también con paciencia nos espere. 

Dios seguirá siendo un misterio para nuestro intelecto, más no para nuestro corazón, ahí Dios será reconocido, puesto que ahí Dios sigue mostrándose tal cual es: Un Amor que es todo en todos y uno en cada uno. 

Una Idea 

La mejor forma de conocer a Dios es experimentando su Amor; amándolo y dejándonos amar por Él. 

Yerko Reyes Benavides

Santísima Trinidad

Dios Santo; 
Dios Excelso; 
Dios Uno; 
Dios Trino. 
Padre Bondadoso que nos das la vida, el amanecer de cada día, el don de tu gracia, paciencia y generosidad. Bendícenos hoy también como lo has hecho siempre; y en el cielo de nuestro existir haz resplandecer el arcoíris imperecedero del perdón y de tu amor. 
Verbo Divino, Hijo del Padre, Jesús Misericordioso; hermano en humanidad y divinidad: acompaña nuestro caminar peregrino; sin tu presencia en nuestra vida nuestro paso sería vacilante, Muéstranos el camino que lleva a tu Reino y concédenos hacerlo presente en nuestro vivir con obras de Paz, Justicia, Libertad y Verdad. 
Santo Espíritu, Paráclito; Don de Sabiduría Divina; regalo de Entendimiento. Llena nuestro corazón de tu presencia santificadora; haz que nuestra vida se renovada en tu espiritual gracia. Se Divino Consolador, inspiración para nuestro pensamientos creadores, monición renovadora para nuestros sentimientos. Permítenos andar en ti siempre en libertad de espíritu y contigo ser luz celestial para este mundo bendito.

Loas sean dadas a ti, Eterno Dios. 
Honor y Alabanzas en el cielo y en la tierra recibas Omnipotente Señor. 
A ti, Dios que en Amor te das: Padre, Hijo y Espíritu Santo, sea la Gloria, por los siglos de los siglos. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

sábado, 15 de junio de 2019

Hazte hoy también Presente

Señor Jesús, presente te tengo en cada momento, tú vas conmigo, aunque no esté a cada instante hablando contigo, ni dedicándote cada pensamiento. No es así este convivir, más eres el centro de mí existir, en ti soy, me muevo y en el mundo comparto el amor que de ti recibo. 
No hay nada de mí que no sea para ti, aunque no siempre sea sencillo consagrar a ti, cada pequeño detalle de este caminar mío en ti por el mundo que me has dado, como don de tu bondad para transformar con la ofrenda de mi vivir cotidiano. 
Tú estás presente, no es una idea, tampoco el fruto de un deseo, tú eres real y así también lo es tu presencia en mí caminar. No me dejas sólo, no dejes que de ti mi aleje y me olvide que eres mi amigo, y no un bonita fantasía. 
No es fácil mantenerte invariable en mi corazón, este es voluble y también volátil; te necesita constante, siempre presente, en todo sugerente, para poder avanzar en medio de este mundo que te olvida a gusto, y te busca a conveniencia. 
Jesús amado, protege la libertad de espíritu, don de tu gracia; alienta mi alma para que nada le robe la esperanza de esperar siempre en ti, pues sólo por ti todo será dado. Cuida este corazón distraído que se pierde en halagos efímeros, que te busque en todo, que te busque siempre y no solamente en necesidad. 
Señor Jesús, tú que en el amar eres inmutable y en el dar inquebrantable, transita mi mente, expande mis pensamientos, amplía mis ideas, que no me falte el conocimiento de descubrirte en lo que soy, en lo que tengo y también en lo que hago. 
Hazte hoy también presente Señor en mi vivir, en mi sentir, en mi hacer y también en mi soñar. Yo en ti; Tú en mí; ahora y por siempre.
Amén

Yerko Reyes Benavides

viernes, 14 de junio de 2019

Dios no es Alfa ni Omega. Dios es Eternidad

“El amor nunca deja de ser. 
Pero si hay dones de profecía, se acabarán; 
si hay lenguas, cesarán; 
si hay conocimiento, se acabará”.
 (1 Cor 13,8) 


Al hacer lectura de los Evangelios, y no nos pasa con otros textos, tenemos la sensación que lo que leemos está en el horizonte de nuestro presente; y a la vez es pasado; puesto que es un hacho que ya aconteció con respecto al momento en que hacemos lectura de ello. 

Así pues, el Evangelio es un presente porque nos narra un acontecimiento que nuestra mente lo siente como aconteciendo –incluso podemos hacer el ejercicio de la imaginación de visualizarnos inmersos en la escena que se narra- estamos ahí, nos sentimos incluidos, incorporados. 

A su vez es un pasado, porque la razón nos dice que ese acontecimiento ya es historia, ya sucedió, y por más que usemos la imaginación cosa que por lo general no hacemos con ese propósito –que recomiendo- no podemos cambiar nada de lo acontecido. 

Por otra parte, el tiempo futuro no aparece en nuestra conciencia, puesto que desde nuestra perspectiva, desde nuestra situación, mucho de lo que se nos relata no creemos aparezca en nuestra historia venidera. El hecho que cuenta la Escritura, cuenta para sentirnos identificados de momento, o para reciclar el un pasado que nos pasó, pero pocas veces nos sentimos a prepararnos para un futuro que nos puede suceder y de hecho, así sucede, el Evangelio nos pasa y pasará. 

Este extraño prólogo para estas líneas que voy escribiendo, en este mi presente, serán leídas por ti en tu presente, pero para mí serán mi pasado, con la esperanza que en mi futuro tu presente, te sirvan para meditar en tu futuro. 

¡Qué relativo es el tiempo! ¿No te parece? o ¿no será acaso que el tiempo es una simple ilusión, muy útil eso sí, pero sólo ilusión a la final?. 

Lo que si podemos decir, y seguramente será algo que traerá polémica, por la forma categórica de hacer la siguiente afirmación: 

Estamos del todo seguros que el tiempo no existe, no al menos para Dios. Dios no es “Alfa”, Dios no es “Omega”; ni tampoco “Alfa y Omega”. Para Dios no hay principio, ni tampoco fin: Dios es Eternidad. 
“El mundo pasa, y también sus pasiones, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. (1 Jn 2,17) 
Albert Einstein nos condujo a través de la física a la relatividad del tiempo, que dio origen a las teorías cuánticas. Sin embargo, no siendo yo un experto en física, ni mucho menos en matemática, me quedo con la noción básica del tiempo: herramienta que nos sirve para medir la presencia de la materia en el espacio. 

La Eternidad no es un período de tiempo, sino un estado, y ese estado es un “siempre”, una “constante”, un “presente”. Dios no “fue”; Dios no “será”; Dios no “es”; Si pensamos a Dios fuera del paradigma del tiempo: Dios es un Dios que siempre “está siendo”. 

Esto respondería a algunas de nuestras preguntas, sobre todo las que son fruto de la desesperación que surge de la tragedia que sacude nuestra “temporal” existencia: ¿Por qué Dios se demora en responder a mis suplicas? ¿Por qué Dios no actuó en estás circunstancia? 

Diremos pues, para explicarlo mejor que, el que está bajo las prerrogativas del tiempo (pasado, presente, futuro) y de las horas y días hace depender su existir y su ser, entonces sufrirá la “demora” de Dios. 

Lo diremos de otro modo: Dios no actuó, en un tiempo pretérito o remoto, nosotros somos los que hemos constatado la acción de Dios en “nuestro pasado” –nuestra historia personal o colectiva- en lo que ya forma parte de nuestro recuerdo (aprendido o no). 

Por otra parte Dios no actuará, en un futuro cercano o lejano, al tiempo que demarco ahora, cuando se mira hacia adelante. Somos nosotros los que “confiamos” y “esperamos” la acción de Dios en un futuro; ese futuro es el nuestro, no el de Dios. 

¿Qué nos queda? 

Entender que Dios “está actuando”, ahora, no porque esté respondiendo a mis suplicas, sino porque Dios estás siendo Dios “en lo que yo digo es mi hoy y mi ahora”. Para Dios no hay nada que se postergue, no deja pendientes para resolverlos en “otro momento”. 
“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. (Mt 24,35) 
Tener paciencia para esperar que el la acción de Dios que se está realizando en mi hoy y mi temporalidad, se despliegue en la Eternidad de Dios. 

No desesperar por el tiempo presente, como si no existiera un mañana; y mejor aún: “la Eternidad”; la misma de la que por Cristo y en Cristo soy participe y heredero. 

Es correcta y muy acertada que reza: “Nada es para siempre”

Si, así es, ningún mal que aqueje al ser humano es y dura para siempre, y menos tiempo aqueja al alma, si se hace consciente no hay sufrimiento que tenga en la existencia la última palabra; esa la dice cada uno cuando toma la decisión de no ser por más tiempo víctima de su propia tragedia. Cuando en el tiempo presente, se cae en cuenta que si bien es cierto el dolor es destructivo e impacta con fuerza sobre la vida, éste puede ser aprovechado de forma consciente para expandir la capacidad natural de la esencia humana. 

Sólo el Amor es para siempre 

Y en esta afirmación no hay error, puesto que Dios es Eternidad. Dios no nos “amó”; Dios no nos “amará”: Dios nos está amando. 
"Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor". (1 Cor 13,13) 
En Dios no hay contradicción. 

Yerko Reyes Benavides

Dios de Eternidades y Amores

"Muestra tu Magnanimidad, Dios Soberano,
 ten compasión de tu gente, tu pueblo".

Hay tanto dolor en tu gente, Señor, y a la vez, tanta paciencia, que sorprende. Sobrellevan tanto sufrimiento en sus vidas, que ya no es un visitante extraño, ni un incómodo huésped ocasional; se ha hecho un compañero de camino en su peregrinar lastimero

Llega, Señor con poder, la gente clama con lágrimas en sus ojos clemencia, un poco de compasión, un respiro, un descanso. No tienen a nadie, nada ya les queda, sólo tu bondad y tu misericordia: su esperanza. 
No se ve el dolor de tu pueblo, Señor del Cielo, su pesar lo llevan a flor de piel, más lo disimulan. Esconden su pena, lejos de este mundo inclemente, la ocultan detrás de un gesto, quizá una sonrisa. Pocos se fijan en sus ojos cansos y tristes. Pocos miran el mirar tantas veces sin brillo; muchos se quedan en lo fútil y lo vano: 
Protege Padre mi corazón, no dejes que se vuelva inclemente; ni mi amor indolente. 
Dios de Ternura y Bondad, no dejes de mirar a esta, tu gente, esta es mi súplica, la que con humildad te ofrezco; en ella hago eco de los ruegos lastimeros que recojo y que a ti elevan aquellos a los que sólo a ti te tienen.  
Muestra tu Magnanimidad, Dios Soberano, ten compasión de tu gente, es tu pueblo; los que te buscan en su soledad y abandono, no desoigas sus súplicas, sólo Tú les quedas.  
Señor, Dios de Eternidades y Amores, no nos abandones, ni nos dejes a nuestra suerte, en los días de sombras y en las noches de dolor. Antes del Juicio, trátanos con ternura y concede a nuestra alma tu gracia, para así encontrar remisión en el dolor.
Amén

Yerko Reyes Benavides

jueves, 13 de junio de 2019

Confianza

Verbo que del Padre procedes y eres Dios encarnado;
pensé que a ti llegaría por los argumentos que da la razón
ideas que se gestan en el pensamiento
y que iluminan el misterio de tu divinidad infinita
a través de la lógica y el entendimiento.

Creí que a ti se llegaría a través del intelecto
abstracción del pensamiento,
elaboración de conceptos y nociones,
observaciones y demostraciones
pruebas irrefutables de tu existencia;
cuando lo único que en verdad necesitaba
era la certeza de tu compañía y de tu presencia. 
Engañé a mi corazón,
dejando que fuera sólo la razón
la que tomara el mando de esta relación
que siempre me resultó ajean a lo que en verdad importaba
y que en la gente humilde y sencilla hay en abundancia:
Confianza. 
Llené mi espíritu de libros y teorías,
apologías que defendían tu divinidad
más afuera quedabas, no entrabas
preferías pasearte en las plazas y calles
y de púlpitos y estrados mantenerte al margen . 
Me perdía buscándote en las letras de un texto
que se escribió con tinta y no con sangre y vida.
Tanto tiempo compartiendo el Evangelio
y no te veía a ti en él, sino sólo lo que de ti decía. 
No sé si ya caí en cuenta de la Verdad;
sólo te pido me des las razones de la fe
que la razón no puede entender,
la humildad para no quedarme en las formas
ni perderme en abstracciones
cuando Tú eres real y no un concepto
tampoco una idea en un libro de texto. 
Te seguiré buscando, Señor,
dame la constancia de no desistir en el empeño de conocerte,
no quiero tus misterios,
aumenta, Señor mi fe,
así podré contemplar lo que con ternura das
a los manso y humildes de corazón.
Amén

Yerko Reyes Benavides

miércoles, 12 de junio de 2019

Segundo Aniversario

¡Estamos de Fiesta!
Que se sienta nuestra alegría
y también nuestra acción de gracias
Dios ha sido bueno con todos
y estamos contentos. 
Segundo Aniversario

Anoche, justo antes de que la luz se cortara por tercera vez en el día. Estaba mirando los archivos.

Tenía la sensación que algo importante estaba olvidando. Venimos de hacer un trayecto intenso en nuestro Itinerario: El Mes de María y sus Flores e inmediato la Novena al Espíritu Santo.

Estos días iban a tener el matiz de ser días de tranquilidad y un poco de descanso. Relajar el paso.

Pero, estaba la espinita: ¿qué es lo que se me está pasando por alto? Parece ser importante.

Ya, ayer 11 de Junio (dos años atrás Fiesta de la Santísima Trinidad) se hizo la primera Publicación de esta renovada etapa de vida en la Revista de Espiritualidad Lazos de Fe y en lo personal también.
No en vano suceden las cosas. El domingo día de la Santísima Trinidad celebraremos nuestro cumpleaños (espero podamos tener torta -pastel- para apagar las dos velitas).

Hoy recordamos alegría y regocijo esta primera publicación (y que bueno que haya sido esta):

Dios es un "Cómo":


Yerko Reyes Benavides

PD. En estos próximos días estaremos recordando esos primeros pasos que se dieron hace dos años.

Diálogo

"Calma y quietud, es todo lo que necesitadas,
ahí me encuentras"

Calma y quietud necesita mi alma
serenidad y sosiego mis pensamientos.
para sacar provecho a estos momentos
en donde buscando me encuentro:
Oh Dios, Tú que eres bueno.

"¿Qué buscas con tanto ahínco?"
Te busco a ti, mi Señor, Dios de Justicia y Verdad.
"Aquí estoy"
¿Dónde, Señor pues no te veo?

Salgo a la calle y me encuentro en medio del tumulto de gente
que vaga a veces sin intención ni sentido, sin propósito ni proyección;
están vivos, mas no viven;
respiran y se mueven, mas su caminar es un vaivén sin rumbo ni dirección.

La indiferencia se apodera de las personas, la prepotencia y el orgullo, la vanidad y la vanagloria.
"Lo sé".
Han hecho del mundo un lugar de fantasía
donde la fantasía como soñar un mundo nuevo no tiene cabida.
"Lo entiendo y lo lamento".
Nunca antes se había tenido tanto y tantos andan sin razón ni sentido,
sin intención ni convicción.
"Me duele".

¿Dónde andas Señor, en qué lugar te encuentro?

"No me busques en ellos.
Y aunque estoy ahí en medio
pocas veces me ven, me sienten, me entienden;
como tú ahora.

Búscame más allá de ellos, no tan lejos.
Búscame en tu interior, trasciende a lo que es evidente;
ahí es donde estoy, voy contigo, camino contigo,
también miro lo que ves, me duele tu dolor
y las veces que también tu cedes ante la presión
de abandonar el camino de bondad, la justicia y el amor".


Señor, nada soy, necesito de ti,
de tu fuerza y convicción,
la certeza que da tu presencia en mi vivir,
y no la idea que sustenta una fe que aún es pequeña.
Te busco Señor, a ti te quiero encontrar no sólo en este día
sino en todo cuanto soy y tengo.

"Calma y quietud, es todo lo que necesitas,
ahí me encuentras,
en tu soledad y silencio,
en tu mirar con esperanza el despertar del alba
cuando sales a mi encuentro en la oración". 


Aquí, estoy, en vigilia, necesito de ti…

"Estoy contigo, en tu alma, mente y corazón,
ahí me encuentras, siempre en ti, siempre contigo
siempre presente, no me busques en la gente
búscame en ti y me encontrarás en todos lados". 


Gracias, Señor, por escuchar mi oración.

Amén

Yerko Reyes Benavides

martes, 11 de junio de 2019

Que Pasen


"Que pase la vida Señor, 
tan rápido como pasa en ti el tiempo;
no más distancia"

Que pasen los días,
estos que se debaten entre alegrías y agonías.
Que la eternidad llegue,
que ella te traiga
esta misma que a ti me lleve,
delante de ti me entregue
y poder así contemplarte.

Que pasen las horas
no quiero más la espera
ni tan sólo momentos,
sino tener todo el tiempo
para tu rostro contemplar
y que Tú a mí me puedas también mirar

Que pase la vida
Señor, tan rápido como pasa en ti el tiempo;
no más distancia,
no más espera
ni miradas perdidas.
Tu rostro busco contemplar
verte mi gozo será
cara a cara
mi mayor alegría.

Pase la oscuridad de esta noche
que aunque de luces esté llena
mi alma no se distrae en ella;
anhela el resplandor que hay en tu rostro:
morir en tu sonrisa
revivir en tu mirada.

Pase, haz que pase Señor lo que separa
este corazón mío del tuyo.
Haz que desaparezca el tiempo;
no quede más el pretexto de las horas
para que tu amor en mí se realice
y mi amor por ti y en ti se desborde.

Que pasen Señor los miedos
que me mantienen lejos
y me hacen perderme en el tiempo;
que llegue rauda tu gracia
la que infunda el valor
para no detenerme más
tan sólo en unos pocos momentos.
Amén


Yerko Reyes Benavides

lunes, 10 de junio de 2019

Quédate

"Escúchame en está mi humilde oración; 
no quedes en silencio".

Señor Jesús: ¿Qué nos queda?
Quédate a mi lado.
Subiste a lo más alto del Cielo
Mi humanidad no puede alcanzarte.
Resguárdame en tu costado.
Preciso de esta fe que ha de desaparecer.
Llévame contigo escondido en tu pecho.

Lo reconozco, Señor, no soy tan fuerte.
Necesito de ti para no desfallecer sin aliento.
¡Qué no se den cuenta! Te fuiste, no quisiste quedarte.
Lo entiendo, fuiste adelante,
Alláname el camino, Cristo, para poder alcanzarte.

Jesús, mi Señor, mi espíritu está pronto, aunque grade es mi miedo.
Méteme en tu corazón, no me quede yo afuera de tu amor.
Mi virtud no alcanza para transformar esta vida que me diste.
Concédeme la gracia de ir más allá de esta humanidad que me atrapa.

Hoy, Señor mío, amado Amigo; clamando estoy en este nuevo amanecer.
Escúchame en está mi humilde oración; no quedes en silencio.
Y aunque ya estés con el Padre, en la eternidad que te corresponde,
Dios Verdadero:
No te vayas de mi lado, quédate conmigo este rato.
Contigo en mi alma, corazón y mente:
lo imposible de esta vida se hará posible en tu nombre
porque tu amor latirá indómito por siempre en mi pecho.
Amén
Yerko Reyes Benavides

domingo, 9 de junio de 2019

Los Frutos del Espíritu Santo: Amor

"El amor es paciente, es bondadoso. 
El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. 
No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. 
El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. 
Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 
El amor no se acabará jamás".
(1 Cor 13,4-8)

Qué difícil es tratar de atrapar la esencia de algo que significa tanto en una sola palabra, en un solo vocablo. Así pasa con el término “Amar” (verbo) o “Amor” (sustantivo). 

Este escrito no tiene por objetivo exponer en pocas líneas el contenido de concepto tan complejo. La manera como abordaremos el concepto “Amar” será en el contexto de significación como el Fruto del Espíritu en el corazón de la persona que tiene a Dios. 

La etimología de la palabra castellana Amor proviene del termino latino Amor -Amōris; cuyo forma verbal sería Amāre, del que derivará nuestro verbo Amar.

La más remota raíz de la palabra amor procede del indoeuropeo am-, que significa ‘madre’, y que también vendría a ser la raíz de palabras como amigo o amistad. 

Así, pues, la palabra amor desde su origen está relacionada a la noción de afecto, cariño, a sentimientos que se establecen en la relación entre personas: en la pareja, entre amigos, entre hermanos, entre padres e hijos. Es apego y querencia, en el que está presente la bondad, el bien, el deseo bienestar. 

Los antiguos griegos, tenían distintas palabras para referirse a estas formas de afecto que nosotros, hoy en día, resumimos en la palabra castellana amor. Para ellos amor – amar era eros, que era el amor pasional, corporal, también erótico, expresado en el contacto corporal y físico. El ágape, que era el amor puro e incondicional, amor de donación y entrega, amor que conlleva lo “espiritual” sin abandonar lo físico. También amor se entiende como filia, que hacía referencia a aquel amor que profesamos hacia determinadas personas o cosas. 

El Amor Fruto del Espíritu Santo 

Amar ya en sí es un acto espiritual, intangible, a veces etereo, pero con consecuencia reales y tangibles. Por eso es tan difícil definir algo que en la práctica resulta tan complejo, puesto que es la esencia misma de la vida tanto divina como humana. 
“Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor”. (1 Jn 4,7- 8)
El Amor es la esencia de Dios, lo que describe su naturaleza, lo que también describe la nuestra, puesto que hemos sido hechos a su “imagen y semejanza”. 

Lo que me da identidad, no es lo que recibo de afuera; no son las circunstancia, ni me definen cañones o estándares establecidos. Lo que me hace ser y no dejar de serlo ante nada, ni por nadie, lo que me hace todo en todos y a la vez único y singular, irrepetible; lo que le da sentido y proyección al vivir y trascendencia al existir, está en mi; lo que me hace ser es el Amor. 
"En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados". 
(1 Jn 4,10)
Es la presencia del Espíritu Santo quien nos da la certeza y la seguridad que el amor es nuestra esencia, la naturaleza que nos define y nos une a Dios. 
"¿Cómo sabemos que permanecemos en él, y que él permanece en nosotros? Porque nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor. El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él".
(1 Jn 4, 13.16)
 La única manera de ser fiel a nosotros mismos es siendo fiel a nuestra naturaleza y ésta nos habla que el Amor nos define. Lo que al final de la vida dará paz a nuestro existir no será el dinero que hayamos guardado en un banco, los títulos que hayamos colgado en una pared, el prestigio social y los aplausos de la gente que hayamos conquistado, ni el poder ostentado, sino “el amor con el que hayamos amado” y lo que nos dará trascendencia será “el amor con que nos hayan amado”. 

Del amor se ha escrito versos y canciones, libros y manuales. Se ha dicho tanto del amor y a la vez tan poco. Sabemos lo que es amar y a veces no sabemos cómo amar. 

Dejemos que sea el Espíritu Santo el que propicie frutos de amor en nuestra vida. Y cómo son esos frutos: 

Abundante, continuo y fiel; sublime, santo, entregado; humilde y generoso; no es sólo sentimentalismo pasajero, sino que se compromete y de por vida, no sólo a ratos. Es de gusto y supera las ganas; no se engríe ni se enoja, no se envanece ni envilece, no se vuelve cruel o ruin. No está sujeto a intereses, mas su interés es el bien de la persona amada, aun a costa del propio bienestar. 

Este es un amor abarca el corazón y la mente y que brota del alma, pues el Espíritu lo hace proceder. Es perceptivo, inteligente y práctico. Es un amor que discierne y se esfuerza por escoger lo mejor y lo que realmente agrada a Dios y a los demás seres humanos. 

Este amor es el primero de los frutos del Espíritu Santo, fundamento y raíz de todos los demás. Siendo El, la infinita caridad, o sea, el Amor Infinito, es lógico que comunique al alma su llama, haciéndole amar a Dios con todo el corazón, con todas las fuerzas y con toda la mente y al prójimo por amor a Dios. Donde falta este amor no puede encontrarse ninguna acción sobrenatural, ningún mérito para la vida eterna, ninguna verdadera y completa felicidad. Es lógico, también, que la caridad sea un dulcísimo fruto, porque el amor de Dios, es alcanzar el propio fin en la tierra y es el principio de esta unión en la eternidad. 


Compromiso

“Sin amor nada soy Señor” 

Amar será mi misión, el sentido de mi vivir, el propósito de mi existir. Para ello, he de vencer el miedo, mi gran reto y desafío. No tengo más escusa, no puedo seguir poniendo pretextos, ni postergando lo inevitable. 

La verdadera vida en mi comenzará cuando comience a dar frutos de verdadero amor. 

“Enséñame señor a amar como tú”. 

Aprender a amar será mi compromiso. No amar más sino amar mejor. ¿A quién? A ti, a mi y a Dios. 

Gracias por venir Santo Espíritu Divino. 

Yerko Reyes Benavides