miércoles, 25 de diciembre de 2019

Carta del Alma al Niño Jesús

Querido Niño Jesús:

La verdad es que no quiero que me traigas nada, pero si quiero que me quites cosas, quítame el rencor y la amargura del corazón, las malas palabras de mi boca, los malos pensamientos y malos deseos contra mi prójimo; quítame la tristeza, la nostalgia, el egoísmo, el egocentrismo; haz que me olvide de mí para parecerme más a ti.

No tengo mucho que darte, excepto mi alma que ya te pertenece; te doy mi nada, se Tú mi todo. Te regalo mis silencios, mis horas de espera, te regalo mis horas de vigilia y de sueño; cada uno de los latidos de mi corazón; toma de mi lo que desees, la verdad es que ya no sé qué más darte para endulzar tu corazoncito, reparar los daños que te hago y que te hacen los que no te conocen. 

Si algo haz de querer darme, no sea para mí, sino para ellos... 

Sonrisas, paz y bien, para los que duermen con el cielo como techo, para los que buscan en la basura su cena de Navidad; consuelo para los que lloran en un hospital; frente a un ataúd, o en la soledad. 

Tranquilidad y amor para los encarcelados, y secuestrados; compañía y salud para los ancianos y enfermos. Bendiciones a los sacerdotes y religiosas, un poco de luz para los que viven en tinieblas. 

Y para los niños no sólo juguetes sino unos padres y hermanos que jueguen sanamente con ellos. Por último, pedirte coherencia para los hombres y mujeres en el rol que le distes acorde a su naturaleza. 


¡Ay Niñito Lindo! 
¡Perdón por pedir tanto! 


Niñito Jesús, bebé, Bebito que naces coronado de espinas, deja que yo lleve al menos una espinas para que no llores, déjame cobijarte en ese frío pesebre que algunos te ofrecen de corazón, permíteme al menos postrarme a tus pies como la mula y el buey. 

Sabes querido Niño, en las misas de Aguinaldo escuche una canción que decía que José poniendo la mesa, le dijo a María que si comer quería, y ella contestó: que no quería; que con llorar tenía... con llorar tenía... 

Si pudiera elegir tenerte en los brazos mientras ella llora en paz, o abrazarla para que no llore más, quizás darle ánimo a José para que pueda salir a trabajar sabiendo que María ni comer quería. 

¡Ay Niñito Lindo! 

Si solo con mis ocurrencias pudiera hacerte sonreír una vez más, quédate en mis brazos y no te vayas jamás. 


Brigida López

Natividad

Y después de una larga espera, en medio de sombras y oscuridades, llegas sigiloso y te acompaña el resplandor, que trae por tu candor, la luz del nuevo amanecer.  
No importan ya las horas de vigilia, el tiempo de cuidadosa espera; desaparece el cansancio y el sopor del sueño no dormido; se despierta el deseo y se anima el anhelo, las fuerzas se renuevan para ahora contigo, continuar el camino.  
¡Es una realidad, la promesa se ha cumplido!, y esta noche, en la que en el firmamento su estrella brilla, la fuerza de su gracia se hace nueva en el corazón del que lo acoge y lo hace suyo.  
Aunque mis ojos no lo vean, mi corazón lo siente, mi alma lo contempla y en su presencia se alegra; llega el que me mueve, por quien soy y existo, me toma de la mano y a la trascendencia me conduce: no dejaré, esta vez, pases de largo.  
Eres tú quién esta noche toca a la puerta de mi existencia; arráncame de este suelo para que al fin pueda alcanzar el cielo que me has prometido; no has venido a quedarte sino a buscarme, pues aunque tu morada has fijado en mí, tu hogar está en el Padre, a donde aun estando en mi me sigues esperando.  
Desbórdate en mí, Verbo Encarnado; Palabra Eterna del Padre llévame tan alto, al lugar en el que me das la libertad, que las alas de mi espíritu en tu Amor sean desplegadas y pueda, al fin, ser conducido al lugar de mi plenitud en ti. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

martes, 24 de diciembre de 2019

¡Feliz Navidad!

¿Les confieso algo?

Este año estaba indeciso, en sí escribir un mensaje sugerente en la Postal de Navidad o hacer algo distinto.

Pues, como pueden apreciar, opte por lo segundo, no llenar la tarjeta con letras y dejar que la imagen les cuente mis sentimientos, pensamientos y deseos para ustedes. 

Que en el día de Navidad abunde en sus corazones la gracia, el amor y la Bendición de Dios.

Reciban, queridos y consecuentes lectores y amigos de nuestra Revista de Espiritualidad Lazos de Fe,  un fuerte abrazo de mi parte con todo mi cariño y respeto hacia ustedes. 


Yerko Reyes Benavides

La vela de la Víspera de Navidad

En este día, antes de celebrar la Solemnidad de la Natividad del Señor, mejor conocida por todos como “Noche Buena”, encendamos la última de la velas de nuestra Corona de Adviento. 

Concluimos hoy con nuestro Itinerario de preparación. Cuatro velas cuentan simbólicamente lo que hemos realizado en estas semanas para hacer lugar a Dios en nuestro corazón. 
"El pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz".
                                                                                           (Is 9,2)
Esa luz la hemos ido encendiendo en nuestra alma mente y corazón de manera paulatina y progresiva (tres velas moradas y una rosada, ya han sido prendidas). 

Darle lugar real a Dios en nuestra vida a sido la consigna de este tiempo de preparación, y no  sólo hacer un recorrido simbólico; consagrarle al Señor las horas de nuestro tiempo, buscar un lugar de sosiego en el podamos estar solo y a solas con él y con nadie más que con él. Desprendernos de ocupaciones, tareas o incluso ratos de ocio. Buscarlo en el rostro del hermano y también asistirlo en sus necesidades. Sacrificar, si se puede decir así, el afán de despilfarro y valorar y disfrutar de su presencia en la austeridad. Esa es la luz que a tocado nuestro corazón, en estos días. 

Cada vela encendida representa una decisión tomada, una práctica espiritual realizada, deseando se aferren en nuestra vida como actitudes nuevas, para una nueva vida, definitivamente arraigada en el amor de Dios. 

Encendemos la vela del último día de la preparación, la vela de las Víspera: es la vela cuya luz ha de iluminar nuestra conciencia que nos permitirá, a partir de esta misma noche, emprender con Cristo hecho hombre un camino de libertad interior. 

La consiga de este día: 
El Amor de Dios en Jesús hecho hombre, que nos ha amado, para que en su amor hagamos nuestro peregrinar en “Libertad de Espíritu”.

Yerko Reyes Benavides 

domingo, 22 de diciembre de 2019

IV Adviento: El Ángel Gabriel

Iniciamos hoy la cuarta semana de Adviento, el último tramo de nuestro Itinerario
Los días de preparación han pasado rápido; es nuestro corazón anhelante de Dios el que anima nuestros pasos vacilantes para que no nos detengamos en el camino, ni nos distraigamos con las el brillo titilante de las luces de fantasía que se encienden en estos días.
No es una navidad de mentira la que queremos celebrar, en nuestro interior está y se hace intenso el deseo de un encuentro amoroso con el Señor, Dios de bondad y misericordia, que se nos da abundante en estos días y por eso decimos con fuerza: ¡Ven, Señor Jesús!

Del cielo nos llega con el Ángel del Señor la noticia, el anuncio esperado, Dios de nosotros se ha acordado, no nos ha abandonado a nuestra suerte, sino que ha esperado la “plenitud de los tiempos”.

El firmamento se ha abierto, y la gracia de Dios baña a los hombres: primero a Isabel y Zacarías “quitando el oprobio de su casa”, en ellos se gestara aquel que irá delante del Señor. Bendita se siente Isabel entre las mujeres que acompañan a María.

A María, Gabriel, le ha dicho sin más: "nada hay imposible para Dios". Y aunque todo parezca inverosímil, será el Espíritu de Dios el que realice su obra en el hombre (alma, mente, cuerpo y corazón).

Es el Ángel del Señor, el que despeja las dudas de José y erradica sus miedos. En sueños lo anima al valor y confiar en Dios pues todo cuanto está en ellos aconteciendo es la obra de Dios.

Gabriel es el Singo de Esperanza que hoy recibimos para hacer la parte del recorrido que nos falta y por así, llegar al “Belén espiritual” en el cual Dios nace nuestro corazón.

La Consigna Espiritual para este domingo es: 
Ánimo y Valor (Dios realiza su obra en nosotros).

Yerko Reyes Benavides

miércoles, 18 de diciembre de 2019

Retiro Espiritual de Adviento


Cercanos ya a la festividad de la Natividad del Señor, nos queda un desafío más que enfrentar en nuestro Itinerario Espiritual de Adviento: Poner en orden nuestra alma, mente y corazón para que el don de la Encarnación y el “Alumbramiento espiritual” de Jesús, nuestro Señor, acontezca especialísimamente en nuestra vida. 

Para esto, necesitamos darnos un tiempo, un tiempo para nosotros y un tiempo para encontrar un lugar para Dios en nosotros. No sé cuál sea tu experiencia al respecto, pero la propuesta es simple y muy sencilla de realizar: 
Hagamos un Retiro Espiritual juntos.
Pongo a tu disposición un material pensado para un retiro espiritual presencial de un fin de semana, donde encontrarás cuatro meditaciones completamente desarrolladas siguiendo la dinámica que nos resulta ya familiar: 
Palabra Dios, Reflexión y Oración – Acción.
Este Retiro Espiritual, acá propuesto y de esta manera en particular, es la ocasión que tengo para hacerte llegar Cuatro Regalos necesarios para dar Un Sí y emprender Un Camino.

Puedes organizar tu tiempo come mejor te convenga para realizar este Retiro Espiritual. Tú elegirás el Cuándo, el Dónde y el Cómo realizarlo: 

Lo esencial e indispensable para que sea provechoso es que en el Cuándo no haya otra cosa que atender y dedicar exclusivamente ese tiempo para realizar la Meditación correspondiente. En el Dónde, que sea un sitio de tranquilidad, de silencio y de intimidad para ti y en el Cómo tengas a tu disposición el Archivo con las meditaciones (impreso o digital como lo prefieras), una Biblia, lápiz y papel; los demás detalles los defines tú. 

Con el corazón y encomendándote a Dios en la oración te deseo un buen y fructífero Retiro Espiritual: Un Si, un Camino: Cuatro Regalos. 

Dios te Bendiga: 

P. Yerko Reyes Benavides

Descarga aquí el Archivo del Retiro


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¿Puedo ver?

Déjame ver, quiero ver Señor, ¿puedo ver?
Necesito descubrir lo que hay en tu interior y traerlo a mi corazón, para en ti vivir cada día.


Déjame ver, anhelo ver Señor, ¿puedo ver?

Acercarme a ti es lo que busco, contemplarte en la intimidad de tu ser, y poder en tu existir encontrarme en tu amor siendo amado.


Déjame ver, espero ver Señor, ¿puedo ver?

Desprendido de toda pretensión, descansar en tu corazón, y volver a descubrir lo sencillo, aquello que en mí, por ti, agrada al Padre Dios.


Déjame ver, busco ver Señor, ¿puedo ver?

Aquello que guardas en tu divinidad en bondad encarnada, hombre en todo igual que yo, y poder así, mi humanidad en tu gracia restaurada poder exaltar.


Déjame ver, necesito ver Señor, ¿puedo ver?

Lo que tu pecho, en compasión desbordado deja al descubierto, al consentir por mi ser traspasado, y unir a tu entrega lo que puedo dar, la pequeña ofrenda de mi vida.


Déjame ver, deseo ver ¿puedo verte, Señor?

Y contemplar la majestad de tu gloria; es ahora el tiempo, no hay otro, de encontrarme contigo, en humildad manifestado, en amor revelado, y doblar ante tu presencia mi rodilla y consagrar a ti, amado Jesús, mi alma, mente y corazón.
Amén

Yerko Reyes Benavides

martes, 17 de diciembre de 2019

En la Gente

Señor, dame la capacidad de verte presente en la vida de la gente; permíteme en tu bondad y ternura vencer mis prejuicios y recibirte a ti, oh Dios vivo, en cada ser humano.  
Señor, deja que encuentre tu mirar en la mirada de la gente; descubrirte a ti presente en sus sueños y deseos, y poder con ellos compartir sus anhelos y esperanzas, aunque no sean iguales a los míos.

Señor, dame la oportunidad de sentir tu corazón latir en el pecho de la gente, compartir con ellos sus afectos y quereres; alegrarme en sus gozos, dar gracias de sus logros, y poder también, ser consuelo en sus penas y tristezas.

Señor, concédeme verte en la humildad de la gente y ser con todos sencillo, amable y cordial, sin importa como sean ellos conmigo, no esperar recibir para dar, sino dar antes que nada y poder así ser remanso de paz en el corazón de los violentos.

Señor Jesús, permíteme encontrarte en la sonrisa de la gente, y más en la de aquellos que a pesar de muchas y grandes tribulaciones que agotan su existir, la mantienen viva y la regalan sin reserva y poder con ellos sonreír, sabiendo que más allá de toda pena, tú te sigues haciendo sentir en nuestro corazón.
Amén

Yerko Reyes Benavides

domingo, 15 de diciembre de 2019

Señor y Dios mío

Señor y Dios mío, realiza en mi la obra de tu gracia, la que tu bondad alcanzó, para esta mi humanidad por ti constituida, de ti por tiempo alejada y en tu compasión rescatada, por tu amor renovada.  
Señor y Dios mío, llévame sin dilación al altar de tu entrega, donde te sigues haciendo presencia y une mi vida a la tuya; ofrécela contigo como oblación que agrade al mismo Padre, en el cielo sempiterno.  
Señor y Dios mío, permíteme ser contigo misterio de amor ofrecido, acércame a tu corazón en el que sea de compasión y ternura revestido, que en ti mi obrar sea fragancia agradable, que revele la delicadeza de tu divinidad.  
Señor y Dios mío, doblo ante ti mi rodilla y me postro en el atrio de tu misericordia; toca con fuerza mi hombro, tiéndeme la mano, levántame renovando, dame la misión del servidor, envíame a ser cálido reflejo de la luz que en tu pecho no se extingue.  
Señor y Dios mío, déjame poner mi vida en tus manos, que en todo, siempre serán mejores tus planes a los míos, y aunque contravengan mis deseos, por los caminos de la verdad me conducirás y a la plena libertad me llevarás, al lugar donde tú estás en la eternidad. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

III Adviento: Juan el Bautista

Llegamos al tercer domingo de Adviento. 

Los días se nos han hecho cortos para ajustar nuestro tiempo al tiempo que nos da Dios para estar listos a su llegada que ya, se hace inminente. 
La cercanía del Redentor aviva en el corazón la esperanza, que en palabras del Apóstol Pablo es una invitación a estar en todo momento “alegres en el Señor”. 

Sin embargo Pablo no es, en este caso el signo que se hace presente en nuestro Itinerario Espiritual, sino Juan. El hijo de Isabel y Zacarías: “la voz que clama desde el desierto: preparen el camino al Señor”. 

Juan Bautista es quien nos coloca en el contexto adecuado que le dará motivo a nuestra consagración. 

Los evangelistas nos hacen suponer que entre Jesús y Juan el vínculo que los une no es el consanguíneo sino el de hacer en todo la voluntad de Dios. 

A Juan lo corresponde ser el precursor, y de ello está más que consciente: “Detrás de mí viene uno al que no soy dingo de desatarle la correa de sus sandalias”. No busca protagonismos ni se adjudica para sí otra tarea diferente a la encomendad: “a mí me toca menguar para que aparezca el sol resplandeciente”. Y su labor no fue menos significativa que la de Jesús, por ello de él dirá: “No ha nacido de mujer hombre más grande que Juan el Bautista”. 

Que la luz del Señor, que Juan anuncia con vehemencia, sea encendida, por la gracia de Dios, en nuestra vida y en nuestras obras. 

La consiga espiritual de este domingo para nosotros es: 

Confiar en Dios (en la obra que Dios realiza en nuestra propia vida).


Yerko Reyes Benavides

sábado, 14 de diciembre de 2019

De ese Amor

Dame Señor, de ese amor que no pasa, no se acaba ni se agota; de ese amor que no se cansa, no se pierde, ni se extingue.  
Dame Señor, de ese amor que no se engríe, a pruebas no somete, del ego y del orgullo se aparta; de ese amor que no toma posesión, no se queda en la pasión, no esclaviza, ni pone condición.  
Dame Señor, de ese amor que no somete, ni tampoco se merece, sino que se ofrece y es pura donación y en la entrega encuentra su alegría.  
Dame Señor, de ese amor que no hace cálculos, que no lleva cuentas, que no mide ni se mide; de ese amor que levanta, reconoce y dignifica; del amor que me hace humano.  
Dame Señor, de ese amor que engrandece, que embellece y que a la vida ennoblece; de ese amor que es puro, delicado, verdadero y siempre es sincero.  
Dame Señor, de ese amor que no se explica, ni se justifica, que no tiene razones para ser ni tampoco para darse; de ese amor que nada espera y se sigue dando, y en la oblación encuentra su razón y su sentido.  
Dame Señor, de ese amor que toma forma de perdón, que es ternura y también es compasión; de ese amor que es olvido para las afrentas y las ofensas, del amor que salva y también liberta.  
Dame Señor, de ese amor, porque en ese amor he sido amado, y es ese el amor que te pido, para así poder amarte, y amarme a mí y a mis hermanos, como tú nos has amado. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

viernes, 13 de diciembre de 2019

Tu Casa

Qué deleite es para el corazón entrar, estar y quedarse en tu presencia Señor; grande es la dicha que se siente pero más es la paz que rebosa al alma, permanecer en tu casa.

Puedo soltar la carga que desgasta al espíritu, siempre animoso y dispuesto a seguirte en todo, y a hacer camino de justicia, bondad y libertad siempre de la mano contigo, Jesús, amigo.

Es en tu casa, mi amado Señor, donde puedo por un instante olvidar la pena y el pesar que llevo cual espina incrustada en el corazón; me favoreces con tu compasión y tu ternura me ennobleces, me fortaleces con tu gracia y puedo continuar.

No me reproches si al mundo no quiero volver, y permanecer resguardado en tu casa; sé que me insistes en tomar el camino que conduce al Calvario, es inevitable pues tu destino en mí, no es la Cruz, sino la Gloria, aunque por ella pase su sendero.

Déjame quedarme, Señor, un instante más, que este sólo momento de paz, sosiego y tranquilidad es suficiente para retomar el aliento y emprender de nuevo el camino, en el que siguiendo tus hullas, a ti me definitivamente me lleve.
Amén

Yerko Reyes Benavides

jueves, 12 de diciembre de 2019

En tu Corazón

En tu corazón, Madre mía, resguárdame, en el recíbeme, por él protégeme, y concédeme el consuelo que mi alma necesita.  
En tu corazón, Madre mía, escóndeme, en él transfórmame, cámbiame y renuévame, pues tu corazón María, es puro, santo, inmaculado, no conoce de pecado, y en él puedo ser liberado.  
En tu corazón, Madre mía, el que está hecho de los más puros y nobles sentimientos, pétalos de una sola flor, que embellecen a esta humanidad de ruinas construida: haz de mi uno de ellos.  
En tu corazón, Madre mía, el que es atento, nunca engreído, jamás distraído y siempre dispuesto, humilde como no habrá otro jamás, en todo dispuesto, siempre al encuentro, ennobléceme y haz de mi alma ser amada.  
En tu corazón, Madre mía, busco un lugar, un hogar, mi refugio; un castillo para mi fe, morada de mi esperanza, templo para mi amor; este amor que sigue siendo peregrino, que me abrasa y quema mis entrañas.  
Es en tu corazón, fina y delicada flor del jardín de Dios, María, donde mi alma se quiere enamorar, de los amores por los que él, en tu pecho se aviva y se exalta.  
Es en tu corazón, de amores hermoso, donde siento el llamado a ser amado; amar más allá de la pasión, a amar en trascendencia; en tu corazón Madre mía, mi espíritu clama el anhelo de ser en tu amor exultado, llevado al amado, en donde por al fin tendré descanso. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

miércoles, 11 de diciembre de 2019

Dios

Oda a Dios Eterno

Dios al comienzo.
Dios al final.
Dios en todo,
Dios en cada uno;
Dios también en mí.

Dios en el alba de mis días.
Dios en el ocaso de mi vida.
Dios mi llamado.
Dios mi camino.
Dios también mi destino. 
Dios una incitación.
Dios una invitación.
Dios mi vocación.
Dios mi certeza y convicción.
Dios también mi decisión.

Dios, todo contigo
Dios, nada sin ti.
Dios mi sueño, mi deseo y mi mayor anhelo.
Dios mi razón.
Dios también el todo de mi corazón.

Dios, de mi existir la agonía.
Dios, de mi vivir la alegría.
Dios mi más preciada fortuna.
Dios mi entrega.
Dios, también tú, mi fortaleza. 
Dios mi refugio.
Dios mi consuelo.
Dios mi descanso.
Dios mi Amado.
Dios mi libertad.
Dios también mi eternidad.
Amén

Yerko Reyes Benavides

lunes, 9 de diciembre de 2019

Creeré

Acto de Fe

Creeré, Señor, en ti, más allá de toda prueba.
Creeré, Señor, en ti, en toda pena.
Creeré, Señor, en ti, aunque mi fe sea pequeña.

Creeré, Señor, en ti, en las horas aciagas.
Creeré, Señor, en ti en la persecución y cuando me invadan las dudas.
Creeré, Señor, en ti, el tiempo de la angustia y las tristezas.

Creeré, Señor, en ti, cuando el camino se me haga cuesta arriba.
Creeré, Señor, en ti, en medio de la tormenta.
Creeré, Señor, en ti, aun en la distancia.

Creeré, Señor, en ti, en tiempos de aridez y sequedad.
Creeré, Señor, en ti, en la hora de la soledad.
Creeré, Señor, en ti, en plena tempestad.

Creeré, Señor, en ti, cuando aparezca la mentira y la calumnia.
Creeré, Señor, en ti, cuando se oculte de mí la verdad.
Creeré, Señor, en ti, cuando se cierna sobre mí la noche oscura.

Creeré, Señor, en ti, siempre creeré, mi alma está a ti consagrada.
Creeré, Señor, en ti, porque mi fe, mi vida y mi amor son tuyas.
Creeré, Señor, en ti, pues en ti mi corazón encontrará de nuevo el alba.
Amén

Yerko Reyes Benavides

domingo, 8 de diciembre de 2019

II Adviento: María de Nazaret

En el segundo domingo de Adviento nos encontramos a María, la Dulce Muchacha de Nazaret.

Ella tuvo el coraje y el valor de hacer de sí misma “la humilde esclava del Señor”. No escatimó en consagrar su vida, para que, por ella y en ella, se hiciera presente la obra de Salvación de Dios. Dijo con sencillez pero con gran determinación: “Hágase en mi tu palabra”. 

Su "Si" nos trajo al Salvador, el Verbo que en ella se hizo Carne y habitó con nosotros, haciéndose uno con nosotros, en todo semejante a nosotros menos en el pecado. 

La consigna espiritual de este domingo, será para nosotros, al igual que en María: 
Disponibilidad a Dios.

Yerko Reyes Benavides

María

María,
de mi corazón su dulce muchacha;
eres tú, hora a hora y día a día,
la ternura de Dios que mi alma ansía;
mi ser en tu humildad se amplia
y mi espíritu en tu dulzura se exalta.

¡Cómo no ha de entonar el alma
un cántico de alabanza,
inspirado en que lo tu originas
en un corazón
en tu gracia enamorado!

María,
te miro y no es con osadía,
sino con la sencillez de un caballero
que a ti consagra su gesta
de llevar a Cristo en tu nombre
a todo hombre
que está bajo tu cuidado.

María,
es la nobleza de tu amor sincero,
lo que conmueve a este pecho
a ti consagrado,
de tu amor enamorado;
mi ser por ti es elevado
y llevado delante del Cordero,
en el que por tu amor soy amado.

María,
sea tu pureza,
mi Reina y Señora,
la bandera que enarbole mi palabra,
y en la prístina grandeza de tu presencia
en Dios agraciada,
mi obrar se dé en la esperanza
de en ti se atraído
a la gloria del Amado.
Amén

Yerko Reyes Benavides

sábado, 7 de diciembre de 2019

Secuencia

En tu Omnipotencia, atráeme.
En tu Santidad, conságrame.
En tu Fidelidad, sostenme.
En tu Magnanimidad, alíviame.
Por tu Autoridad, convócame, mi Dios y Señor, a estar siempre a tu lado. 
Por tu gracia, transfórmame.
En tu bondad, recíbeme.
En tu misericordia, abrázame.
En tu compasión, atiéndeme.
En tu ternura, acógeme, mi buen Pastor, y cura mis heridas. 

En tu Sabiduría, enséñame.
En tu Entusiasmo, contágiame.
En tu Paciencia, corrígeme.
En tu Valentía, fortaléceme.
En tu Amor, atrápame, mi Jesús amado, y no me sueltes. 
Por tu entrega, redímeme.
En tu pasión, rescátame.
En tu cruz, perdóname.
En tu perdón, restáurame.
Por tu resurrección, sálvame, mi Cristo exaltado, y concédeme la Vida Eterna.
Amén

Yerko Reyes Benavides

viernes, 6 de diciembre de 2019

En días agitados

Señor Jesús, amigo y hermano, no todos los días no se viven iguales, eso tú bien lo sabes.  
Días agitados también tuviste y en las horas del alba te escapabas, porque no había jornada, aunque fuera sólo un rato, con el Padre no quisieras pasar. Como es mi deseo y mi gran anhelo estar ahora, yo contigo.

Tu sabes todo lo que pasó, lo que se suscitó, conoces lo bueno que se hizo y también lo malo, incluso lo que se dejó de hacer, por falta de fe.

Perdón por todo, Señor; y si en algo sirve reconocerlo: necesito de tu gracia y  fortaleza, y también tu templanza; sin ellas nada se hace aunque en muchas cosas se ocupe el tiempo.  
Y por eso, Jesús y amigo, te digo con seguridad y convicción: gracias por tu viva presencia que haces sentir en mi corazón; gracias por tu Palabra que me alienta; y ahora, que voy a dormir, no me falte tu ternura puesto descansar busco en tu cobijo.
Amén

Yerko Reyes Benavides

jueves, 5 de diciembre de 2019

Letanías de Humildad

En nuestra desolación; ven, acompáñanos, Señor.
Cuando perdemos la ilusión y los sueños; ven, acompáñanos, Señor.
Cuando nos dejamos abatir por la angustia y la tristeza; ven, acompáñanos, Señor.
Cuando nos invade el miedo y el temor; ven acompáñanos, Señor.
En los momentos en que nos falta la confianza; ven, acompáñanos, Señor.

En nuestra falta de fe; ven renuévanos, Señor.
En nuestra escaza caridad; ven, renuévanos, Señor.
Cuando fallamos a la verdad; ven, renuévanos, Señor.
En nuestro exiguo compromiso por el Reino, ven, renuévanos, Señor.
En la negligencia y en hacer las cosas a medias; ven, renuévanos, Señor.

Cuando nos consume el orgullo y la soberbia; ven, libéranos Señor.
Cuando cerramos los ojos ante la injusticia; ven libéranos, Señor.
En nuestra desobediencia; ven, libéranos, Señor.
Cuando nos dejamos llevar por la vanidad; ven a liberarnos, Señor.
Cuando desafiamos tu autoridad y nos dejamos arrastrar por nuestro ego; ven a liberarnos, Señor. 
En los días en que nos alejamos de tu gracia; ven y sálvanos, Señor.
Cuando nos dejamos llevar por la indiferencia; ven, sálvanos, Señor.
En los momentos de desesperanza; ven, sálvanos, Señor.
En nuestra tibieza de corazón; ven, sálvanos, Señor.
Cuando nos hacemos los sordos a tu voz y dejamos de escuchar tu palabra; ven, sálvanos, Señor.
Cuando rechazamos tu llamado; ven, sálvanos, Señor. 
Señor Jesús eres tú quien nos redime, restaura, eres quien nos levanta, en ti esta puesta nuestra confianza, tu eres nuestra esperanza.
Amén

Yerko Reyes Benavides

miércoles, 4 de diciembre de 2019

En esta Oración

Quiero en esta oración decirte, Señor, no soy tan fuerte, necesito descubrir que estás presente en lo cotidiano y así poder obedecer a tu designio divino sin perderme en el camino.

No soy el más virtuoso, muchos hay más talentosos, y sin embargo, en mi te fijaste; ahora te pido, Señor, no me abandones mientras voy peregrino, de tu corazón bondadoso.  
Como tantos, Jesús amigo, busco arraigar mi fe en la confianza que me das, cuando haces que tu voz resuene potente en mi alma y en mi mente; es tu palabra la que me sostiene en medio de la pena y el dolor: avivas mi esperanza.

Jesús compasivo, hoy no te hablo de mi pecado, pues bien tú lo conoces, me has aceptado en mi condición, me renuevas día a día en tu amor, te pido aun en mi debilidad, no me dejes, ni de tu mano me sueltes.

No, mi buen Maestro, no soy tan intrépido, ni audaz ni tan osado como tú, por eso antes del despertar de cada alba, acudo a ti, entregándote mi pequeñez: acoge clemente la sencillez de esta suplica.

Jesús, mi Señor, mi amado, todo por ti yo lo soy, ven siempre en mi auxilio, renuévame por dentro, dame el coraje y el valor de hacerte en todo presente, pues tu amor a mi alma estremece y es la fuente que me mueve a dar en ti todo de mí.

Más allá de todo, quiero en esta oración decirte, Señor, eres tú quien me hace fuerte; bendíceme siempre.
Amén

Yerko Reyes Benavides

lunes, 2 de diciembre de 2019

Jaculatoria de Adviento

Ven Jesús, nuestra lámpara está encendida,
ven pronto, Señor.
Ven Jesús, nuestro corazón está en vigilia,
ven pronto, Señor.
Ven Jesús, nuestra alma te ansía,
ven pronto, Señor.
Ven Jesús, nuestra fe se vuelve tibia,
ven pronto, Señor.
Ven Jesús, necesitados estamos de tu gracia,
ven pronto, Señor.
Ven Jesús, el miedo nos domina,
ven pronto, Señor. 
Ven Jesús, nos agobia la aflicción y la tristeza nos abruma,
ven pronto, Señor. 
Ven Jesús, la maldad nos avasalla y nos atrapa,
ven pronto, Señor. 
Ven Jesús, nos oprime la miseria y la injusticia,
ven pronto, Señor. 
Ven Jesús, en las horas de incertidumbre tú eres nuestra confianza,
ven pronto, Señor.

Ven Jesús, el nuevo amanecer que traes nos anima,
ven pronto Señor. 
Ven Jesús, de los humildes y sencillos su esperanza,
ven pronto Señor. 
Ven Jesús, inunda nuestra vida con tu ternura,
ven pronto, Señor. 
Ven Jesús, esplendor de humanidad en ti renovada,
ven pronto Señor. 
Ven Jesús, llega con el auxilio de lo alto, no tardes,
ven pronto, Señor.
Amén

Yerko Reyes Benavides

domingo, 1 de diciembre de 2019

Ven, Señor Amado

Llegó el tiempo de soñar, quiero ir despacio, detenerme si es necesario, levantar la mirada y contemplar cómo se va realizando sin premura el nuevo amanecer que llega contigo, Señor Amado.  
En tu bondad está puesta mi confianza, tu Palabra es mi fortaleza; en tu corazón está mi refugio, en él encuentro descanso, mas tu amor, mi Señor Amado, tu amor es mi anhelo y mi deseo; por ti espero.  
Apura el paso, Señor Amado, adelanta la hora de tu llegada, son muchas las tribulaciones que aquejan a la humanidad, agostada de tu gracia, camina por valles de tiembla, y en él mi corazón, Señor Amado, también se pierde.  
Renueva en mi interior, por tu promesa de venir sin falta, la esperanza de esperar la plenitud de lo que ya tú mismo nos has dado, Señor Amado, la libertad de volar muy alto y surcar el cielo de compasión y de tu ternura que nos acompaña en nuestro paso peregrino.  
Reaviva, Señor Amado, el sueño de plenitud que no aguarda a tu llegada, mi alma en vigilia ya está, mi vida te espera; mas mi corazón impaciente a ti te busca en todo momento, pues es más fuerte el anhelo de alcanzarte, que el deseo de esperarte.  
Ven, Señor Amado, ya estoy de camino, he salido a encontrarme contigo. 

Amén

Yerko Reyes Benavides

Itinerario Espiritual: Adviento

Comenzamos hoy nuestro Itinerario Espiritual de Adviento.

Iremos encendiendo, semana tras semana, la luz de la  Esperanza que nos trae la certeza de la Venida del Señor, para llegar al final del recorrido,  al Belén del Amor: Dios encarnado y nacido en nuestro corazón.



La propuesta para nosotros es sencilla:
- Estar en Vigilia (despiertos y atentos), por medio de la Oración.
- Vigilantes a través de la Contemplación y la Meditación de la Palabra.
- Y en Apertura de Corazón, por medio de la Solidaridad y la Caridad.
Iniciemos pues nuestro recorrido, con la ilusión de saber que en todo lo que emparedamos el Amor de Dios será nuestra más grande recompensa.

Yerko Reyes Benavides