viernes, 29 de marzo de 2019

Constancia

Esta Palabra estuvo pensada en los días que -no hubo- no por no querer- "Palabra del Día"...

La comparto ahora, pensando en este día que ya ha comenzado; sin importas si es hoy o mañana.

La comparto pensando en los que estamos acá...

La comparto pensando en los que nos acompañan desde allá...

Las comparto, en definitiva, pensando en todos y en cada uno: 
Porque la vida no es fácil, ni sencilla, siempre habrá dificultades que afrontar; retos y desafíos; con tristezas, rabias y también alegrías.
Pero, las circunstancias no son las que nos hacen; ni mucho menos nos definen. 
Nosotros hacemos de las circunstancias, si queremos, un poema.-
Todo va a estar, si lo pensamos bien, en si somos o no Constantes...

"Hasta el Final" y también "Más allá", con la mirada hacia la "Eternidad".


Yerko Reyes Benavides

Confío en Ti

"Amar, amar más, amar mucho, 
amar siempre, amar no desfallecer en los intentos"

Te miro y de ti me fío; en tu mirada hay aquello que buscaba: sinceridad, transparencia, límpida honestidad: en Ti confío.

Intuyo: puedo ceder, al fin descansar de cuidar mi intimidad de tantos que sólo buscaron lastimar mi inocencia; aun la conservo intacta en lo más íntimo de mi alma y, no la doy a nadie porque de ninguno me fío como de ti ahora, Jesús, amigo. 
Te he estado buscando, sin saber si quiera tu nombre, muchos lo anuncian, lo pronuncian e incluso lo proclama, pero no te conocen.  
No valen de nada los discursos, palabras huecas y vacías; cuando en el mirar de los que de ti hablan sólo se ve la necesidad de ser por los hombre reconocidos, aplaudidos: Hablan de lo majestuoso de un amor divino que jamás han sentido.  
No se te ama Señor con el intelecto, ni tampoco de labios y palabras; sino con el ser, con el alma y con todo el corazón.

Lo dijiste muy claro. Desde mucho antes quedó anunciado: La piedra que llevan en el pecho, se ha de quitar, para que esta ley, quede grabada en corazón de carne que, no cumplan preceptos, ni quede bajo el yugo de humanas normas, sino que ame a la medida de la Divinidad de tu Amor.  
Tu ley, Señor, no es letra muerta, sino amores sentidos, amores vividos, amores dados, amores entregados, incluso amores perdidos o extraviados; sin esperar a cambio ser correspondidos. 
Esta es tu norma:

Amar;
amar más:
Amar sin más
Amar mucho;
amar siempre.
Amar y no detener,
amar y en los intentos no desfallecer.


Abre mi pecho, te dejo Señor, en ti confío, de nadie más me fío: escribe con letra clara las líneas que dicen que me amas, déjalas grabadas, talladas en mi alma, que a ti ya te pertenece.
Hazlo pronto, Jesús amado, que ni el tiempo que rápido pasa se lleve la memoria, de tus andares en las intimidades de mi ser. Ni las circunstancias borren, el sonido de tu voz que me habla de eternidades, suave y sutil al oído.  
Señor, al fin he encontrado lo que había estado buscando: en ti confiar y así derribar la muralla infranqueable que había levantado, para preservar este tesoro que llevo en silencio:  
La inocencia del que te había estado esperando y ya te estaba amado, incluso antes de conocerte; porque Tú, antes de llegar a la puerta de mi ser, vida me habías dado y ya me habías amado con Amor Celestial. 
Amén


Yerko Reyes Benavides

lunes, 25 de marzo de 2019

La Gratitud como Virtud

Palabra y Actitud para cada día
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“Y todo lo que hagan, sea de palabra o de hecho, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él” 
(Colosenses 3:17)
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Dios actúa de maneras insospechadas en nuestra vida.

Su acción a veces no es comprendida por nosotros, y cuando contraviene nuestros gustos, aspiraciones o intereses, nos molestamos o enojamos.

Nos duele pensar que Dios no nos escucha.

Hoy, en nuestro Itinerario Espiritual hacemos un alto. Esta palabra que compartimos nos diente para que podamos considerar algunas cosas que harán más ágil nuestro caminar.

Vayamos más allá de lo que siempre hacemos. No sólo agradezcamos los favores que recibimos.

Abramos verdaderamente nuestro corazón a la Gratitud, incluso de aquello que no recibimos o que al recibirlo no nos agrada, pues no es lo que esperábamos.

Estar siempre agradecidos es una noble actitud que denota elegancia espiritual.

Agradecer es reconocer que aunque no lo tengamos todo, no nos hace falta lo más importante, lo más valioso. 
¿Sabes ya qué es?
Por otra parte, ¿De qué más podemos estar agradecidos?

Por cierto, la gratitud le da amplitud al alma y ensancha el corazón.




PS. Propósito del día: Ser agradecidos, dar la Gracias.

Un abrazo y la Bendición de Dios les acompañe.

Yerko Reyes Benavides


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María, Virgen y Madre

"En ti, Virgen María 
confluyen lo humano y lo divino"


Dulce Muchacha de Nazaret, eres de Dios la “niña mimada” que sus ojos con amor divino contemplan.

En ti, Virgen María confluyen lo humano y lo divino, lo que un abismo infranqueable separaba en tu regazo se unen para siempre.

Un Si diste, y supiste lo que eso si representaría: el Mesías esperado al fin llegaría, y por ti sería entregado.

No hiciste alarde por ser Madre de Dios, no, muy al contrario, ante tan grande distinción más pequeña te hiciste: Soy “la esclava del Señor”, dijiste.

Y lo imposible se hizo posible: Dios su amor hizo fecundo: un Hijo en ti fue dado y por ti un Salvador nos fue entregado.
Virgen inocente
Virgen pura
Virgen casta
Virgen siempre fiel
Virgen de cálidas palabras
Virgen de elegancia espiritual
Virgen de sinceros sentimientos
Virgen de cristalinos pensamientos
Virgen de limpio corazón
Virgen de determinada convicción
Tu viste a Dios, tus ojos lo miraron, tus manos lo acariciaron, fuiste su amoroso sagrario, en ti se hizo; por ti se realizó; por tu Si se nos doy.

Madre de Dios y Madre nuestra: Virgen María, alcánzanos del Señor: Virtud, Gracia y Bendición.

Amén

Yerko Reyes Benavides

@bereyerko         

domingo, 24 de marzo de 2019

Conversión: De cómo afrontarla

Una Meditación inspirada en el Evangelio de san Lucas 
(13,1-9)
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“Y si no se convierten, perecerán lo mismo” 


Por mucho tiempo me ha rondado la idea de escribir una reflexión que toque el planteamiento de trasfondo que presenta el texto de este Evangelio de Lucas, en particular.

Soy sincero, no sabía cómo empezar; ni si quiera para mi estaba claro la intención de Jesús al decir tan categóricamente lo expresado en este texto que, cito: 
“Perecerán de la misma forma”.
Puedo decir, y sin vanagloria alguna, sino más bien con algo de vergüenza, que han sido muchas las horas dedicadas a la personal reflexión de este texto, sin un resultado que me dejara del todo satisfecho.

A primera vista parece un texto inocente, que no trae mayor complicación: la "Conversión Colectiva" aparece como idea central y casi exclusiva. ¿Para qué, entonces, hacerse más problemas? Pero dejarlo así, sin más, como un llamado a la conversión (aunque colectiva pasa por la individual) un tanto displicente por el referente que usa para hacer el llamado, pues, no resuelve el ruido interior que ha generado. 

Y ahí, justamente aparece el punto, que como ya dije no me ha dejado conforme con tan rápida conclusión.

Sentemos la premisa, ella les ayudará como lo hizo conmigo, a llegar a una conclusión más acorde con la que pudiera haber sido la intención de Cristo, que recoge el texto lucano:

A Jesús, se le presenta una situación, algo compleja, nada difícil de responder y sobre todo por las implicaciones, socio-políticas y religiosas que estaban implicadas en ella; todo un bouquet de complicaciones en una circunstancia que es traída y puesta ante el Señor más como prueba para él que, como validación de su palabra y enseñanza de Maestro. 

Esta situación la describe el texto sagrado en el primer párrafo (primeros versículos): unos galileos, conciudadanos del mismo Jesús y de muchos de los presentes, fueron sacrificados por Pilato; pero no quedó ahí, sino que también, la sangre de éstos fue usada en los ritos religiosos (paganos), una afrenta y una ofensa al “verdadero” culto a Dios; una burla y también una humillación para el pueblo judío sometido al poderío imperial romano.

¿Qué esperaban de Jesús? ¿Acaso una sublevación? ¿Que fuera el mismo Jesús quien liderada una rebelión violenta, justificada por la herejía romana? o tal vez, ¿esos en su tristeza esperaban una palabra de aliento y consuelo; una justificación para aquellos y una exoneración para estos?

Lo que nos deja claro el texto de Lucas es que, Jesús, no da pie para lo primero, y tampoco se queda con una interpretación acomodaticia.

Jesús no se arredra ante el problema que ponen delante suyo, da una explicación del asunto, evidentemente hace una interpretación, lo que no contaban aquellos es que no es lo que esperaban.

Lo que Jesús plantea sin más, y aunque da la impresión de ser displicente, es lo que hoy se diría en forma coloquial:
“Esas cosas pasan”. 
¡Cómo! ¿Cómo? Si, Jesús, no urga en lo filosófico ni en lo existencial, tampoco en lo teológico o religioso, Jesús responde de forma llana y simple. No hay razón alguna que las justifique, no hay una mano misteriosa que las ocasione; no son consecuencias de nada… sólo pasan.

¿Qué tan preparados estamos para reconocer que hay cosas que "solo pasan"?

No, no estamos dispuesto, al menos no parece así ante la cosas que implican grandes tragedias, a reconocer, con ese nivel de serenidad espiritual, que sólo pasan; que no están sujetas a ninguna condición; no son el resultado de la ausencia o de una desmesurada intervención divina, o peor aun, que no hay de fondo en ellas  la intromisión demoníaca que la promueva.

Esta pregunta me la han hecho varias veces, y no he sabido responder satisfactoriamente a ella, al menos no he satisfecho la expectativa del que me la ha planteado en su momento:
¿Por qué a la gente buena le pasan cosas malas? o esta otra que es lo mismo pero formulada diferente: ¿Por qué a los malos les va tan bien? 

 "Así pasa"

En ello no hay premio, ni castigo, no hay ausencia o exceso de intervención sobrenatural; no se justifica desde: “un Dios así lo quiere”; porque no, no es lo que quiere; ni tampoco lo permite “para poner a prueba”; sólo que eso que pasa, cuando pasa, no es de su sutoria, aunque si de su competencia .

Así es esto, así es todo (¿Te estremeces en tu silla?)

Jesús fue el primero en tenerlo claro, muy claro.

Demasiado claro, diría yo aunque me duela el hecho de reconocer que no estaba preparado para eso. Incluso resulta molesto el descaro con el que, luego de dejar expuesto la manera de pensar y sentir de sus interlocutores, sentencia categóricamente algo, que no lo vieron venir ellos; ni tampoco nosotros:
“¿Piensan que eso galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Les digo que no; y si no se convierten, perecerán lo mismo”.
No, no se lo esperaban. No, no nos le esperábamos. Quizá nos hubiese gustado que Jesús ofreciera una explicación más romántica, poética o sapiencial. Pero, no, su conclusión fue profética.

Lo que Jesús tiene muy claro es que Dios, su Padre, no es un “titiritero” que desde el cielo juega a mover los hilos del destino de cada uno. En unos procura fortuna, en otros desgracias. No, Dios no es el que hace que pasen “ciertas” cosas; no es un ente divino que juega a  placer con el destino de la criatura, ni tampoco mira a otra parte para que pasen otras o el desentendido cuando acontecen las de tragedia o dolor.

Lo que si, y ahí no hay lugar a dudas es que Dios, está presente en cada una; nos acompaña en las alegrías y también se hace sentir en las tristezas.

En esta idea insiste en los siguientes versículos del texto y, rápido llegamos a la parábola, una que parece ser añadidura posterior del escritor sagrado, porque no tiene relación que los galileos asesinados o los que murieron en Siloé, pero si con la idea que está en el trasfondo la situación plateada.

Llamado a la Conversión

¿Te has preguntado alguna vez por qué todos tus propósitos de conversión terminan en nada?

¿Cuántas veces no te has hecho promesas, con muy buena intención y gran animo de procurar algunos cambios importantes? ¿Qué ha sido de ellos?

Conversión, si conocemos su significado; y sigue siendo un saludo que damos a los vientos que pasan por nosotros, nos despeinan pero no hacen que pase nada sustancial en nuestra existencia. Todo sigue igual.

Ahí, me entra el susto. Un susto que me da esta parábola de la Higuera; y creo que intuyes la razón. Sí, yo me pregunto, y también te pregunto: ¿hay frutos de conversión en nuestra vida que el Señor a su llegada recoja del árbol de nuestra vida?


¿Será esta la última oportunidad?

No hay más, para seguir fracasando en los intentos de conversión. No hay lugar para seguir dejando pasar el tiempo. La hora es ahora: ¿Estaremos listos?

La razón por la que la mayoría de la veces no conseguimos la conversión es porque está la hacemos desde lo que perdemos o a lo que tenemos que renunciar. A final de cuentas, perder nos cuesta, nos encanta poseer, aunque lo que poseamos no sea siempre grato, constructivo o sano; nos aferramos con fuerza; incluso más si nos lastima y mucho. Caemos en la trampa de decir: “si nos duele es porque nos importa”.

Somos buenos para las escusas y sobre todo para los pretextos.

Si la conversión la viéramos desde lo que vamos a ganar, soltaríamos todo y saldríamos corriendo, en dirección a lo que ella propiciaría en nosotros.

Yerko Reyes Benavides
 @bereyerko       

Contemplación: Una Actitud Espiritual

Contemplación:
Una Actitud Espiritual que nos abre los secretos 
del Corazón de Dios
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Las cosas de Dios no necesariamente pasan por nuestro Intelecto o se tamizan por la razón. Mucha de la forma como Dios actúa nos es incomprensible, extraña e incluso, inadmisible.

No necesitamos "entender" todo, menos lo que se refiere a los planes de Dios y la realización de su proyecto para el mundo y nuestra vida en él.

Ya hemos meditado palabras como:
  • Apertura,
  • Confianza
  • Disponibilidad
  • Internalización, entre otras.
Ahora, para continuar en nuestro Itinerario hemos de fortalecer la Actitud y Aptitud de la Contemplación.


Contemplar no necesariamente nos lleva a la comprensión exacta de los por qué de Dios. La Contemplación, por ende va acompañada de la Meditación y la Oración.

La Contemplación propicia que podamos abrir a Dios el corazón, el espíritu y la mente, para que se realice su obra.

Encontremos tiempo, busquémoslo y que no falte en nuestro día a día la "Contemplación".

La Virgen María es nuestro más preciado y precioso modelo a seguir. Imitemos su ejemplo:
"Ella conservaba y guardaba todas estas cosas y las contemplaba en su corazón" (Cf. Lc 2,19)

Yerko Reyes Benavides
@bereyerko         

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Virgen María

"Virgen María, siempre dócil, siempre dispuesta, 
totalmente atenta y disponible a la gracia de Dios, 
en tu corazón de mujer guardabas 
los misterios que no alcazabas a entender"

Madre de Dios, Tú que siempre estás presente y tan cercana a nosotros no sólo en tus maternales cuidados, reina del cielo; sino que compartes en todo, la fragilidad humana que es nuestra común esencia: 
Hazte sentir constante en este caminar nuestro, que la fe mueve por la misma senda que tú recorriste.  
Madre del Mesías, no te engreías delante de ninguno, por tener el honor y privilegio, de Dios ser soporte, custodia y protectora; te hiciste además, discípula y servidora. Y por tu entrega incondicional, el Padre Dios te concedió ser Corredentora: 
Haz que con en tu ejemplo, nosotros encontremos maneras diligentes de servir sin dilación y entréganos al plan de salvación, al que el Hijo de tu corazón y de tus entrañas nos llama y nos invita.  
Virgen María, siempre dócil, siempre dispuesta, totalmente atenta y disponible a la gracia de Dios, en tu corazón de mujer guardabas los misterios que no alcazabas a entender; ahí los meditabas, no los olvidabas; reflexionabas y discernías el hacer más acertado para ser, junto con la de Cristo, la oblación perfecta, agradable a Dios. 
Ayúdanos con tu corazón de mujer, discípula y madre, a adentrarnos océano abierto, en los insondables deseos del creador, que nos pide confiar más allá de todo argumento, sentido común e incluso razón.  
En ti, Dulce Muchacha de Nazaret se realizó el plan más paradójico de Dios: hacerse humano: todo Dios hecho hombre, sin distinción y diferencia; igual en todo: hombre igual a todos, hombre como ninguno.  
¿Quién podría imaginar a un Dios que siendo creador se hace criatura, para otorgarle a la sencillez de esta naturaleza creada la bondad, riqueza y grandeza de la divina?  
Tú María, al inicio cuando el Espíritu de Dios en ti ya actuaba, no entendiste, más no te opusiste, dijiste abierta y traslucida lo que a tu corazón angustiaba: “¿Cómo se hará todo esto? 
Intuiste lo ilógico, absurdo y extraño de la propuesta divina. Dijiste con la sencillez de tu condición: “no, esto es imposible”. Mas, abriste inmediato tu alma y proferiste decidida y determinada tu “Fiat: –Sí- confío, de Dios soy su sierva”.  
Te convertiste, desde ese momento y para la eternidad, en la testigo privilegiada que nos dice sin muchas palabras: “Ten Fe y Confianza”; que cuando Dios habita el corazón, lo imposible disparase y para aquel que a Dios se entrega sin condición ni restricción, todo le es posible.  
Enséñeme Madre a decir Si a Dios.  
Acógeme en tu regazo, acaricia delicada mi alma. Toca con la maternal ternura de tus sentimientos mi corazón.  
Ayúdame María, siempre Virgen, a abrir mi mente a los imposibles que Dios propone; a saber confiar en Él en todo, incluso en los misterios que sobrepasan mi intelecto. 
Por tu intercesión y con tu presencia amorosa en mi corazón propicia al hijo que como tú se haga para Dios su servidor; y también, al igual que en ti “se cumpla en mí, por siempre, su Palabra”. 
Amén

Yerko Reyes Benavides
@bereyerko        

sábado, 23 de marzo de 2019

Pródigo

"Gracias, amado, por haberte perdido, 
puesto que estando perdido por este mundo 
te encontraste conmigo"

Señor Jesús, estoy sin estar contigo. Confieso ser persona de fe, pero pongo distancia; un abismo he cavado entre lo que digo ser y lo que hago. 
Me he alejo de Dios, y siento que ha sido la mejor decisión. Vivo a mis anchas, desterrado por propia voluntad de sus cuidados: proclamo con descaro emancipado soy. 
¿Qué es esa soberanía de la que orgulloso me he sentido? Disfrutar de los bienes de este mundo; comer y beber; riqueza y poder; sensualidad y placer. Todo eso lejos de la mirada escrutiñadora de un Dios que todo lo ve. 
De Dios me han dicho tantas cosas: desde chico me impusieron sus reglas, son muchas; inculcaron sus normas, aburren; por todos lados prohibiciones, en cada cosa pecados. Me enseñaron, Jesús, a no estar con Dios. 
Me hablaron de la “Misericordia divina” pero de trasfondo estaba en sus palabras que hay que ser miserable, detestable, pecador siempre para que se manifieste de forma admirable el Dios omnipotente. 
Señor, de algarrobas me he hartado estos años. Caigo en cuenta: volver a la casa del Padre quiero: tu Padre Jesús, no el mío. 
No, no me enseñaron a estar contigo, Señor, el gozo de tu presencia: a comer y beber contigo. No, Jesús amigo, no me hablaron de la abundancia de tu casa, sino de todas las privaciones. 
En tu mesa, Maestro, día a día se sirve el cordero, el cebado, el de la fiesta y regocijo. El que de gala viste al corazón, de alegría al espíritu. 
Si me hubieran dicho, desde un principio, que en ti no hay humillaciones, vejaciones y castigos; que no necesitas que haya pecado para amarme, tal vez no me hubiera ido. 
Señor Jesús, gracias por haber dejado el cálido cobijo de la casa del Padre. 
Gracias, amado, por haberte abajado, puesto que estando perdido por este mundo te encontraste conmigo: me hablaste al oído, tocaste mi corazón, y me mostraste a un Dios que no había conocido. 
Gracias amado Jesús porque al haberte hecho pródigo; me pusiste en dirección, de vuelta a donde no he dejado de pertenecer. Por ti encontré la calzada que me lleva al Amor del Padre, y ya voy en camino: no me sueltes de tu mano.
Amén

Yerko Reyes Benavides
@bereyerko       

viernes, 22 de marzo de 2019

Tu Corazón

"Basta mirarte en la cruz y, 
tu corazón manantial inagotable de ternura y compasión, 
estará desde lo alto vertiéndose abundante"

Señor Jesús, del costado abierto del lado de tu pecho brotó, como de un manantial, el agua y la sangre de tu gracia; bondad y misericordia que en ti entregara el Padre y por ti la redención y salvación que el ser humano no esperara.  
Tu corazón dejaste expuesto. 
Al descubierto, dejaste tus más íntimas intenciones. Y aunque no las ocultaras a la raza humana, quedaba en evidencia tu naturaleza divina, la que redime y perdona, aun en la muerte y una de cruz.  
Ni en el apogeo más intenso de la humana ignominia, donde tu cuerpo deshecho oblación lo habías hecho, no quisiste que tu corazón dejara de entregar hasta la última gota de su sangre, en virtud de recatar a todo el que perdido se encontrara.  
Basta mirarte en la cruz y, tu corazón manantial inagotable de ternura y compasión, estará desde lo alto vertiéndose abundante. Y mi corazón con el tuyo se encontrará y por ti se engrandecerá, porque en el amor, el tuyo por mí dado, amado por siempre se sentirá.
Dame, Señor Jesús, un corazón dócil y atento como el tuyo. Noble y justo, bondadoso y tierno. Que no tema amar aun en la prueba y el dolor.  
Dame, Maestro y Señor, un corazón sabio y sensible; un corazón capaz de darse sin restricción a todo el que de amor ande sediento en este desierto de abandonos y soledades.  
Dame; Jesús amigo, un corazón amable, compasivo, tierno y generoso, que a todos reciba, sobre todo a los más humildes y sencillos, los que de tu corazón fueron los predilectos.  
Dame, Jesús amado, un corazón de carne; quita de mi pecho este corazón de piedra, que no me quede indiferente; indolente ante el dolor de la gente. Haz que mi corazón sea decido como el tuyo a darse incluso hasta en la muerte. 
Amén

Yerko Reyes Benavides
@bereyerko          

jueves, 21 de marzo de 2019

Necesidad

"Transitase las carencias de esta existencia 
sin dejar en el camino la alegría de vivir"

Señor Jesús, no han sido pocas las veces que con fervor te he buscado en la tribulación y luego, al terminar la tempestad que impacta violenta mi alma, te he dejado. Mi fe es la del despojado: 
¿O será acaso que, la privación hace que despierte una fe que luego desaparece? 
Tengo necesidades, tú lo sabes, en ti está conocer, entender y comprender. En ti está la bondad y la compasión; te das en conmiseración. 
Pudiste demandar, imponer y exigir. Lo tuyo pudo ser golpear con violencia, requerir y tomar por la fuerza: doblegar y obligar. Pero en la eternidad de tu divinidad decidiste la única cosa que de tu naturaleza no se esperaba: aprender a necesitar; al igual que yo. 
Hombre en todo te hiciste; no fue un vagabundeo en tu divinidad pasearte por las restricciones de una humanidad jadeante que no te corresponde. Uno con nosotros, incluso en la debilidad. 
Aprendiste a necesitar: de un padre sus cuidados, de una madre su ternura; de los amigos su cariño; de la gente su respeto; de los íntimos la lealtad. 
Sin embargo aprendiendo lo que nos hace humanos, nos enseñaste en la humanización de tu divinidad a ser totalmente libres. De necesitar no te volviste esclavo. 
Transitase las carencias de esta existencia sin dejar en el camino la alegría de vivir; el gozo de existir y hacerte uno en todo, uno con todo, parte y todo con el todo. 
La vida no es ir de necesitad en necesidad, dijiste. La vida no es dejar que la insatisfacción imponga su ritmo, pena y dolor perenne en el alma. 
Necesitar es confiar que hay un Padre que ama, y amando nos da lo que nos falta, lo único que en verdad precisamos. 
Señor, enséñame a ser libre y aunque no deje de necesitar, que mi necesidad sea amarte y confiar que no me falta tu amor.
Amén

Yerko Reyes Benavides
@bereyerko   

miércoles, 20 de marzo de 2019

Tu Voluntad

"Señor, ¿cuánto tiempo llevo haciendo 
pasar mi voluntad como tuya? 
¡Qué vergüenza la mía!"

Meditando en tus palabras estoy, Señor. 
¡Qué torpe soy! lento para darme cuenta: mis planes nos son tus planes; mis deseos no van con los tuyos, me quedo perplejo y muchas veces no sé qué hacer.  
Me sorprendes Señor, limitado soy, a veces lo olvido y procuro lo que no es mío: pretendo tener el dominio de mi destino, ser el dueño de mi camino, el amo de mi vida.  
Es mi torpe y limitada visión la que me mueve, la omnipotencia no es mi esencia, y sin embargo, como dios de mi propia existencia quiero actuar, y te olvido, y te dejo de lado; sólo voy a ti buscando la confirmación de mis actos, la justificación de mis deseos.  
Tantas veces lo dijiste Jesús, y no lo entendí. Sutil lo compartiste y no lo vi; lo expusiste y lo cumpliste:  
“Mi camino no es otro que hacer la Voluntad del Padre”.  
Justo ahí, Señor, cuando en la cúspide de mi vanagloria me encuentro, queriendo entronizar mi ego, me muestras que la realización plena de mi existir no estará jamás en atender a mis deseos sino, hacer que en todo lo mío esté presente la Voluntad del Padre.  
Pero Señor, ¿cuánto tiempo llevo haciendo pasar mi voluntad como tuya? ¡Qué vergüenza la mía! la pena que ahora siento. He caído en cuenta, mi vanidad me ha llevado fingir una humildad que no tengo.  
Enséñame Señor a discernir cuál es tu Voluntad. Dame la capacidad para hacerla presente en todo y la fuerza para hacerla sentir en cada cosa.  
Mi dicha sea, Jesús, no el doblegar mi voluntad a la tuya -no hay provecho en ello- sino hacer de la tuya tan mía que ya no haya distinción alguna. 
Amén

Yerko Reyes Benavides
@bereyerko       

martes, 19 de marzo de 2019

Mándame

“Tanto amor y tan pocos corazones dispuestos. 
Tantos hay que están heridos y se cierran"

Miras, buscas con ahínco y dices:  
“Tanto quehacer, la mies abunda pero son pocos los que sus manos ponen en el arado”.  
Te digo, Maestro:  
“Acá estoy, tuyas son mis manos”.  
Insistes, tocas, pides y dices:  
“Desgarrados hay muchos corazones, destrozados, marginados están de toda compasión, la bondad no predomina; tantos son los que quieren ser amos y no siervos”.  
Te digo:  
“Acá estoy; ¿Qué tengo que hacer, Señor?”  
Escrutas, con vehemencia inquieres, interpelas e insistes:  
“Hay un Reino que espera ser anunciado; Reino de Justicia, Reino de Paz, Reino de Perdón, Reino de Verdad, Reino de entrega y libertad. Mas lo que encuentro y no son pocos los que sólo pretenden ser servidos y no servir”.  
Levanto mi voz, te digo, y lo hago con firmeza:  
“Acá estoy Mesías. No soy prisionero, pero de ti cautivo; a tu servicio quedo. No tengo mucho pero lo que en mi hay, todo lo es tuyo, todo te lo doy”.  
Al final, guardas silencio, miras a todos y luego con dulce voz susurras:  
“Tanto amor y tan pocos corazones dispuestos. Tantos hay que están heridos y se cierran. No buscan, no esperan, no quieren amar, ni saben ser amados. ¿Quién irá por ellos”.  
Caigo de rodillas, te escucho, levanto mi mirada, encuentro la tuya, te digo:  
“Acá estoy, Jesús amado, te entrego mi corazón, mi alma y lo que soy. Mi vida la tienes. Acá estoy yo para amarte: mándame, Señor”. 
Amén

Yerko Reyes Benavides
@bereyerko      

lunes, 18 de marzo de 2019

De tus Aguas

"Dame Jesús el sosiego que necesito para acercarme sin prisas 
a la fuente inagotable de las aguas de tu ternura y compasión"

Señor Jesús me invitas en cada ocasión a no perder la serenidad ni mucho menos la calma: el sosiego del alma; sólo así se responde certero a la voluntad del Padre Dios. 
Tú la viviste, de sus aguas bebiste, saciaste tu sed y así te hiciste manantial inagotable de límpidas aguas de ternura y compasión, del que todos los que de ti tuvieran sed pudieran beber. 
El mundo impone su ritmo, no da tregua: exige y demanda, no siempre está claro el para qué. Sed ocasiona y de sus aguas no se sacia alma. Los días pasan y la vida con ellos, no hay tiempo: sed tengo en todo momento. 
Este mundo se impone y no es que sea todo malo, sin embargo a veces se hace tarde para reaccionar a los vacíos que va dejado en la existencia. Por ir tras sus utopías, agostada se va quedando mi alma, sediento siempre va dejando mi corazón, y mientras más bebo de sus aguas más sed tengo.  
Calma y serenidad, Señor es lo que necesito para reconocer en medio de estos afanes, tu rostro. Eres tú, Jesús, Oasis en este desierto que desgarra los rostros de tantos; que de sus soledades, sufrimientos y desprecios quedan sedientos y sus ojos silentes gritan con fuerza: “dame de beber”. 
Dame Jesús el sosiego que necesito para acercarme sin prisas a la fuente inagotable de las aguas de tu ternura y compasión; con ellas refrescar la aridez y resequedad que va dejando en mi alma el apuro de ganar el mundo: mi orgullo, soberbia y vanidad; también es mi soledad.  
No más escudos; no más barreras ni apariencias, dame de tus aguas y, de ellas el valor para llevar a flor de piel el corazón que siendo como el tuyo se esconde para no ser herido como lo fue el tuyo, mas atravesado de tu amor ser contigo lugar de solaz, pequeño remanso de paz, compasión, ternura y bondad. 
Amén

Yerko Reyes Benavides
@bereyerko        

domingo, 17 de marzo de 2019

Háblame

Háblame al corazón, dilo con fuerza, 
que aunque no veo tu rostro, 
al cerrar mis ojos estás, 
en mi alma te quedas y ahí te aprecio: 
tan cercano, tan íntimo, tan para mí.

Señor Jesús, hay días en los que no sé qué decir. Murmuro algunas frases y me quedo aguardando el momento de sentir que me respondes, que mis ruegos balbuceantes a ti han llegado y por ti han sido escuchados.  
Insisto, Señor, en estar contigo aunque hay veces que las ganas no me acompañan: sé que en ti y sólo en ti mi alma y corazón encuentran verdadero descanso; ya he buscado en otros lados, y prefiero el silencio de tu presencia que el sonido de todas las ausencias.  
Aunque mi oración no sea agraciada, lo que afirmo con sobrada convicción es que nace en mi corazón y sin fórmulas anquilosadas te expreso lo que siento, en el momento que lo siento y como en este justo instante lo estoy sintiendo, y a ti te lo manifiesto, amigo mío, Jesús.  
Háblame en tu silencio, que lo que callas es más dulce que la mejor de las melodías que suenan sin ser sentidas por quien con estrépito las hace sonar. 
Tu silencio es sosiego para mi espíritu que inquieto te busca y que no sabe qué decirte, como ahora, y que sólo abre las puertas de esta existencia para vengas y calles.  
Háblame al corazón, dilo con fuerza, que aunque no veo tu rostro, al cerrar mis ojos estás, en mi alma te quedas y ahí te aprecio: tan cercano, tan íntimo, tan para mí. 
Y aunque tu amor por mí no es exclusivo, me amas como a nadie, me amas como a ninguno, me amas como a todos.  
Háblame al alma, amado, di aquello que es sólo para este corazón; pronúncialo una vez y, te seguiré a donde vayas, como ahora, que en tu silencio y en el mío me encuentro contigo. Te seguiré para siempre.  
Háblame con razón, Señor, no con argumentos, sino con convicción; dime lo que hay en tu corazón, que lo haré mío, y contigo amaré. Amaré lo que amas; amaré a quien amas. Lo amaré, con tu gracia y tu amor, de la manera como tú lo amas. 
Amén

Yerko Reyes Benavides
@bereyerko     

sábado, 16 de marzo de 2019

Madre de Dios

"Madre de Dios y Madre nuestra, 
ayúdanos a dejarnos llevar por el Espíritu, 
a ser más dóciles a la acción de Dios"


Madre de Dios y Madre nuestra, en tu corazón lleno de la gracia de Dios están todos tus hijos, los predilectos del Padre, los amados de Cristo. A ti se te dio la misión de ser protectora y refugio de quienes estamos peregrinos en este mundo. Asunta al cielo no te fuiste, sino que te quedaste con nosotros y así ser sustento de nuestra fe, como lo fuiste para la de los apóstoles después del Calvario.  
Madre Dios y Madre nuestra, estamos en momentos confusos, hay tanto y muy poco alcanza a conmover el alma de los hombres. Podrían ser tiempos de solidaridad, de comprensión y caridad, mas abunda el individualismo, la indiferencia y muchas veces la indolencia; un abismo nos separa aun estando tan juntos.  
Madre de Dios y Madre nuestra, nos falta coraje para profesar una fe tan férrea y sólida que nos lleve a dar un sí a Dios semejante al tuyo. Un sí en el que la vida toda sea donación y servicio; entrega y disponibilidad; apertura y confianza.  
Madre de Dios y Madre nuestra, nos haces falta; sin tu maternal cuidado por más fe que tengamos, nos quedamos atrapados en nuestras limitaciones; hacemos resistencia a la gracia de Dios que busca transformar nuestra existencia.  
Madre de Dios y Madre nuestra, ayúdanos a dejarnos llevar por el Espíritu, a ser más dóciles a la acción de Dios, a no pretender tantas razones y esgrimir inútiles argumentos y dejar que tu Hijo guíe nuestro caminar sin resistir y ni exigir.  
Madre de Dios, Virgen María, la niña mimada de los ojos divinos, muéstranos el camino que nos lleva a tu Hijo; ayúdanos a ser la hoja suave que el viento de la gracia haga volar sutil por los aires de la fe y del amor. Acompáñanos Madre nuestra, y se siempre amorosa caricia de ternura para nuestro corazón. 
Amén

Yerko Reyes Benavides
@bereyerko       

viernes, 15 de marzo de 2019

Tú en Mí

Ayúdame a entender el valor del recogimiento, 
del silencio y de la contemplación: 
dedicar tiempo a estar conmigo en ti.

Señor Jesús, me pides que a ratos me olvide de todo cuanto sucede y pasa a mí alrededor; distraen mi atención de lo que es lo verdadero, de aquello que enriquece mi alma y corazón. 
Trato por todos los medios, Señor, de no prestar atención a tanto que acontece y reclama mi presencia. Me desgasto en el quehacer, que es interminable, y termino cada día agotado, suplicando un poco de tu gracia, para no desfallecer. 
Tú lo sabes Maestro, el mundo demanda y reclama tiempo, exclusividad; lo disfraza de responsabilidad, dedicación y entrega; mas no da reposo, es un continuo exigir, distrae tanto que por momentos se hace dueño de toda la atención, y nos hace olvidar que en el centro todo estás Tú. 
Al despertar Jesús, ya el día se nos ha adelantado, rápido comienza la jornada, y siento que ésta me aleja de ti. Quedo con la sensación que al día le faltan horas y son justo las horas de mi ausencia en ti; las que no estoy contigo. 
Enséñame Señor a replegarme en mi interior, que no es alienación, ni tampoco desentenderme irresponsable de lo que sucede.  
Que mi orgullo no me lleve a creer que sin mi nada se mueve, Dame un espíritu dócil que deje en tus manos cuanto acontece, pues tiene en ti a su custodio, y nada sucede sin que tú hagas presente.  
Ayúdame a entender el valor del recogimiento, del silencio y de la contemplación: dedicar tiempo a estar conmigo en ti. Que no le huya a la soledad que a ti me lleva. La soledad no es ausencia, sino el lugar donde mejor te dejas encontrar. 
Confórtame Señor, este tiempo pasa, e inútil se vuelve si sólo me disperso en el quehacer de lo cotidiano, que sin ser “malo” distraen mi atención de lo que es verdaderamente importante: Yo en ti, Señor; tú en mi, Amado.
Amén

Yerko Reyes Benavides
@bereyerko       

jueves, 14 de marzo de 2019

Palabra para cada día

Iniciado el tiempo de Cuaresma, ocasión privilegiada para atender el llamado del Señor, que no es de ocasión sino constante, a la "Conversión", hemos propuesto como estrategia para mover el corazón y el espíritu en dirección a la voz de Dios, la "Palabra para cada día".

El propósito y finalidad de la "Palabra para cada día" es que sea ella sola la que mueva nuestras pensamiento, ideas e intenciones para un  quehacer espiritual en cada día. Cada jornada presenta un desafío y la Palabra para cada día nos lo recuerda y propone.

Buscamos, de una forma sencilla aprovechar los cuarenta días de este tiempo, para que sea, como los propone la liturgia eucarística: un tiempo de gracia.

Por ello, al presentar la "Palabra para cada día" dejamos claro que ésta no necesita ninguna explicación. Es cuestión de atender a lo sugerente que ella es en si.

Cabe destacar que todo propósito espiritual que hacemos, con gran animo y buena intención no deja de estar sujeta a los embestidas del "tentador". Hemos de tener presente que siempre que iniciamos un camino espiritual en el trayecto encontraremos dificultades que irrumpirán tempestuosas para hacernos desistir.

Jesús al inicio de su vida pública "fue llevado por el Espíritu al desierto y ahí fue tentado".
¿Creímos acaso que nosotros nos libraríamos de ello?
En lo personal he aprovechado los tiempos de dificultad para buscar en cada situación una lección, sacar provecho de ello y aprender. Para cada problema hay una solución, no siempre es la que nos agrada. Como todos, no dejo de ver que hay puertas inmensas que se cierran, muchas veces definitivamente. Sin embargo, no caigo en la trampa del abatimiento. Así como portales se cierran también aprecio los ventanales que se abren.

La señal que marca el que vamos por "buen camino" es que comiencen a aparecer en el trayecto temporales, chubascos y tormentas. Que en nuestro andar tengamos traspiés e incluso caídas.

Así pues, con la "Palabra para cada día" les hago el llamado que en su momento hiciera el apóstol:
"Permanezcan firmes hasta el Final": Perseveren en la fe y en el Amor.


Yerko Reyes Benavides
Editor              
 @ bereyerko          

jueves, 7 de marzo de 2019

Acto de Humildad

¿Cómo puedo decirte que no; 
si Tú, ¡oh Dios! me has dado la mayor y más grande lección? 

Hijo de Dios, Bendito eres ahora y por siempre. Sea con honor y gloria tu nombre proclamado, Dios y hombre verdadero. Eterno junto al Padre y al Santo Espíritu. 
Tuya es la majestad, a ti el trono celestial te pertenece; eres el heredero del Reino, el Mesías anunciado, el Salvador esperado, el Redentor anhelado: el Hijo Amado.  
Tuya es la Magnificencia y la Divinidad, no había necesidad, y sin embargo, te abajaste; uno con la criatura te hiciste, para así de la mano poder tomarme.  
Toda la grandeza de tu divina dignidad la entregaste y en el Padre la dejaste: “Hijo Prodigo”. Y viniste a los áridos valles de nuestras inconstancias; el alma humana la hiciste tuya y de su corazón te prendaste.  
Lodo es el orgullo de nuestra grandeza. Del polvo fuimos hechos, partículas cósmicas de un universo que por el chasquido de tus dedos existió. Y dejaste tu divinidad y polvo te hiciste y de lodo te revestiste. 
Hoy me pides Señor que deje el orgullo y la vanidad. La soberbia y la prepotencia. No humillas mi condición, más humildad le pides a mi corazón.  
¿Cómo puedo decirte que no; si Tú, ¡oh Dios! me has dado la mayor y más grande lección? 
“Vanidad de vanidades”, mi pretensión; nada soy, todo es efímero, todo pasa, incluso yo: ¿de qué me vanaglorio? ¿De mis miedos? ¿De mis falsedades? ¿De mis medias verdades?  
Nada me cuesta seguirte, Jesús amado. Es mi acto de humildad decirte que al fin entiendo que negándome a mí mismo desaparece todo obstáculo que me ancla y detiene para ir en pos de ti.  
Dame el valor y la determinación de dejarlo todo, incluso a mí mismo, como tú lo hiciste por mí.
Amén

Yerko Reyes Benavides
@bereyerko       

miércoles, 6 de marzo de 2019

Silencio y Calma

"Silencio y calma para escucharte, mi Jesús. 
Serenidad y paz para corresponderte..."

Silencio, calma y quietud. 
A la paz del corazón me llamas Señor; no puedes hacerte presente en esta intimidad de mi alma, mientras comparta el lugar de tu morada con los ritmos disonantes que distraen mi atención de escuchar el sonido de tu voz. 
Necesito y a ti te lo pido, Jesús, porque tú lo puedes, calmar las ansias de este espíritu inquieto y rebelde que con facilidad se distrae y a veces se pierde. 
Desde que me levanto mi mente no para, se adelanta y se apura, apenas si agradezco, ruidos y bullas sin sentidos la llenan. 
Desasosegado vivo Señor todo el tiempo, entre trabajos y quehacer, el tiempo camina en mi contra. Oficios, tareas y responsabilidades: el pan en la mesa mi obligación. 
Dame de tu paz Señor Jesús, la paz que diste a tus discípulos; la que les dejaste y como un don les otorgaste aquel día en Galilea, cuando sus corazones estaban rotos y se preguntaban: “¿Y ahora qué será de nosotros?” 
Dame de tu Paz Señor, serena mi alma, calma mi espíritu, sosiega mi mente, tranquiliza mis emociones; que pueda escuchar el sonido de tu voz, melodía celeste que resuena en todo mí ser. 
Llega amado del Padre Dios, a lo más íntimo de mí existir; tómame de la mano, llévame a mí mismo, al lugar donde tú estás. 
No dejes de hablar, Jesús, no me es extraño el sonido de tu voz, aunque no entienda siempre lo que me dices. 
Sigue hablándome de tus amores Jesús, en ellos te reconozco y en ti me conozco, no más ruidos que distraigan mi atención de lo importante: el sonido de tu voz, la Palabra que conmigo compartes. 
Silencio y calma; paz y descanso, sólo lo hay en ti amado Señor. 
En este sosiego que me das abrásame en el fuego de la eternidad que hay en tu Palabra y cobíjame en tu regazo, para que nunca más me distraigan del Amor los ruidos disonantes que a mí alrededor proliferan y lastiman mi corazón, el que te consagro. 
Silencio y calma para escucharte, mi Jesús. Serenidad y paz para corresponderte, Señor. Sosiego para amarte, amado, hoy, ahora y para siempre.
Amén

Yerko Reyes Benavides
@bereyerko         

martes, 5 de marzo de 2019

Nace en nuestra familia: Metanoia



Metanoia 

Metaonia (en este contexto de presentación) es un grupo en WhatsApp que se ha creado con la finalidad de compartir herramientas espirituales asertivas que propicien un cambio -paradigmático- verdadero en nuestra vida y, animen a un compromiso real de dar testimonio decidido de Fe, Esperanza y Caridad, sustentados en el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo.

Navegaremos por los océanos insondables de la Espiritualidad, con el deseo de que Dios haga su Obra de Amor en nuestro corazón. 

Para alcanzar tal fin no basta el compartir información, subir imágenes sugerentes, o mensajes inspiradores. 

La Metanoia es un camino, un proceso, un Itinerario. Y este Itinerario Espiritual comienza con una “Decisión”; la más importante de todas: “querer cambiar”. 

Día a día iremos avanzando en el trayecto, sabiendo que día a día necesitaremos renovar la decisión tomada. 

Les iré dando el material y proporcionando las herramientas espirituales que les faciliten a todos hacer el camino y favorezca (me incluyo) nuestro proceso de conversión.

Somos y así la iremos fortaleciendo una familia que camina unida en la fe y el amor. Por tanto, no tengan reservas en contactarme personalmente si necesita una Orientación Espiritual, un Consejo Espiritual o una Dirección Espiritual.

Por último les pido tengan paciencia. Emprendemos un camino juntos, un Itinerario –habrá paradas, como en todo Itinerario- y seguramente en el caminar iremos haciendo ajustes necesarios para que nuestra convivencia y compartir sean siempre enriquecedores. 

Con afecto los abrazo y les imparto la Bendición de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. 

Yerko Reyes Benavides
Editor             
@bereyerko   
      
PD. Si quieres unirte al grupo sigue el Vínculo de Invitación que a contiuanción dejo a tu disposición:

https://chat.whatsapp.com/BAgYs0aq2KKFGhoqnLwcmC

Seas Bienvenido