jueves, 30 de noviembre de 2017

Con Amor de mi Alma a la Tuya. Etty Hillesum

Una de las cosas que más difícil se me ha hecho digerir con el paso de los años, y aun teniéndolo frente a mi todo el tiempo.

Miles de veces meditado, montones de veces sujeto de la oración, otras tantas veces reclamado desde la efervescencia de las emociones entremezcladas que llevan al alma a un ardiente desbordamiento, cual volcán en erupción.

El contenido doctrinal construido en base a la visión cristiana, no tanto optimista, como si triunfalista, ha hecho más difícil comprender la innegable verdad, dolorosa estacada para la fe, y estremecedor golpe a la esperanza: Dios no lo puede todo, ni hay realidades humanas en las que su -teológica- omnipotencia pueda intervenir para cambiar el devenir histórico de sus causas con sus efectos.

Hemos crecido con la imagen de un Dios que, todo lo sabe, todo le pertenece, todo lo puede, para Él no hay nada oculto y todo está sujeto a su omnisciencia y omnipotencia.

La humanidad está cansada de gritarle a Dios desde todos los rincones  de la existencia  y los más remotos lugares de este mundo: que padece y sufre inconsolablemente. Levanta los brazos y sus ojos fijan su mirar perdido en los confines de un cielo del cual esperan aparezca “el Cristo”, aquel a quien llaman “Rey del Universo”, para   que intervenga todopoderosamente, ante las situaciones más cruentas y crueles por las que los hijos de Dios, de todos los lugares de este mundo,  lloran indeteniblemente; como indetenibles son las razones por las cuales se desbordan en lágrimas.

Muchos hablan del cinismo de Dios, incluso de la muerte de Dios. Otros, aferrándose a la fe como tabla de salvación, sin argumentos, declaran más para no sentirse devastados que como verdad concienciada: “Dios tarda, pero no olvida”.

Un mundo sin Dios, sólo es concebido en el nihilismo de los ateos. Sin embargo, en ellos no hay descaro; el descaro está en los que creen en Dios para hacer que la vida sea más fácil y más placentera. Millones de velas se encienden en los altares de los templos con esa egoista intención.

Dios no es eso. La existencia de Dios no está marcada con ese sello. En este momento no puedo dar razón, ni respuesta a la interrogante que surge: ¿Entonces cuál es la razón de ser y de existir de Dios? Sólo puedo contestar: Él es el Amor y existe para el Amar.

¿Cómo?: No a nuestra medida, sino a la suya. 

El camino espiritual es descubrir, sentir y vivir en “Su Amor” y no el que nosotros pretendemos que sea. Ponerse al servicio de ese Amor, que todavía la más ilustre e híper-clara teología no ha sabido contestar en sus más doctos representantes: ¿Por qué y para qué Dios se sometió a la Cruz? ¿No fue suficiente el abajamiento de naturaleza: de divina a humana? ¿Con la humanización de su divinidad no fue suficiente para divinizar la naturaleza humana? ¿La Cruz fue el precio de esa divinización?

En la teología ofrecerá razonamientos; pero sólo en y desde la espiritualidad y la mística encontraremos la “visión beatifica” que nos deja contemplar la insondable esencia de Dios, la magnitud de su corazón, su inescrutable Amor y, yendo más allá, nos hará participes de su intimidad e interioridad.

La gran verdad es que Dios no puede hacerlo todo: No es el propósito de su existencia, ni el sentido de acción, ni la razón de su Amor.

Etty Hillesum, gracias por tu existir. Gracias por haberte tomado la molestia de dejar en tu diario respuesta a estas inquietudes que atormentaban mi intelecto y que atormentan la esperanza de muchos cristianos hoy en día que le reclaman a Dios su inacción. 

Por ti Etty ahora me siento más libre, y vuelo contigo en la eternidad, puesto que tú en tu tiempo lo viviste y, me das la serenidad de vivirlo por ti, ahora, cuando el mundo va volviéndose aterradoramente indolente a la tragedia y al dolor de la existencia humana en miles de millones. 

Me costó muchas horas de meditación entenderlo, pero cuando deje de buscarlo con la razón y abrí el corazón ya no necesite argumentos, hice mía tu oración y ahora oro a Dios con la libertad de mi corazón que late junto al tuyo en amor incondicional a Dios. 

"En la vida hay lugar para todo: para una fe en Dios y 
para una muerte miserable... 
Que un pequeño corazón como el humano pueda experimentar tantas cosas, Dios mío, pueda sufrir tanto y amar tanto... 
Te estoy muy agradecida, Señor, porque Tú has elegido mi corazón en este tiempo para experimentar todo lo experimentable...”

Ya no hay recriminaciones, ya no hay demandas, ya no existen exigencias, liberé a Dios de la cárcel de mi Razón –oprimido ahí bajo doctrinarías montañas- para que, así, Él pueda liberar mi alma en su Amor y hacer de mi pobre amor, un Amor redentor como el suyo, tal como lo hizo con el tuyo.


Setenta y cuatro Años de Eternidad

«Será preciso que alguien sobreviva para atestiguar que Dios estaba vivo incluso en un tiempo como el nuestro. ¿Y por qué no habría de ser yo ese testigo?»
(Etty Hillesum)

¡Y lo hiciste!

No está vivo sólo aquel a quien sus órganos funcionan biológica y fisiológicamente bien. 

Vive aquel a quien aun en su ausencia sigue presente en el corazón de los que lo aman. Vivir así, es desafiar al tiempo y al espacio; es ubicarse en la eternidad junto a Dios, donde ahora tú corazón late junto al amado que se sigue desbordando en amor en la humanidad y ahora se vacía junto al tuyo.  

Por ti, hoy, estamos redescubriendo el significado de la Resurrección que soñaste cuando contemplabas el cielo desde los barracones del campo de concentración donde viviste los últimos años de tu vida.

Retuvieron tu cuerpo, pero tu alma indómita jamás la pudieron contener, tu espíritu voló libre mucho antes del 30 de noviembre de 1943.

Hoy sigues presente y tu sensual intimidad con Dios abre puertas nuevas a los que buscan como tú buscaste, amar a los hombres en el amor de Dios.

En homenaje a tus 74 años de Eternidad.

Etty vives en y con Dios, para siempre y por siempre, ya resucitada con Cristo. 


PD. Discúlpenme si la gramática y la sintaxis no es la más ortodoxa en cada idioma. Mi intención fue hacer resonar esta oración en la mayor cantidad de corazones que me fuera posible. 

Yerko Reyes B.

martes, 28 de noviembre de 2017

En el Ocaso

Esperamos algo que ya aconteció y, por la misericordia de Dios todavía estamos aquí.

¡Qué insondables son los sentimientos del Señor! ¡Con cuanta bondad y paciencia nos ha acompañado a lo largo de la historia!

Y todavía confía en nosotros, para que hagamos cosas aun más grandes y maravillosas. 


Gracias Trinidad, por tu Amor infinito, por tu "Amor al Extremo".

"Les aseguro que cada vez que lo hicieron con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicieron” (Mt 25,31-26,16)

lunes, 27 de noviembre de 2017

X Aniversario

A todos por hacer sentir su presencia en este día tan especial y significativo.

Para ustedes y con ustedes...


¡Feliz Aniversario! Lazos de Fe

Dice el Jesús en el Evangelio: “Porque el que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama a la puerta, se le abre” (Mt 7,8). Sin embargo, en muchas ocasiones cabe también agregar a este poderoso detonante motivador del Señor: “al que busca lo encuentran”.

No quiero extenderme en explicaciones pero la historia de Lazos de Fe es precisamente una de tantas veces en las que buscando no he encontrado, sino que, me han encontrado.  Como diría el recordado y siempre estimado personaje El Chavo del Ocho: “Sin querer queriendo” llegaste a mí.

Lazos de Fe fue originalmente un Boletín parroquial que se editaba una vez al mes y se distribuía de forma gratuita entre los feligreses de la parroquia Sagrada Familia. Nació con la intención de ser un medio de información y de formación. Pero el sueño del que soñó Lazos de Fe no era que permaneciera siendo un “Boletín”, sino que se convirtiera en una Revista.

Las primeras ediciones de Lazos de Fe fueron impresas, una hojita tamaño carta. Eso sí, siempre contó con un equipo de diseñadores que le dieron personalidad propia al Boletín Impreso.  Un trabajo que hizo eco no sólo en los límites geográficos de la parroquia que le dio cobijo temporal, sino que también fue tomado en serio como una publicación diocesana de valía en Trujillo.

El Boletín se editó en forma impresa por 4 años con periodos de interrupción puesto que la impresión era gracias a donaciones que no siempre alcanzaban para la publicación ininterrumpida del Boletín.
Con tristeza en muchas ocasiones me vi privado de editar lo que era para mí una herramienta de comunicación y de encuentro en el que se daba a conocer el caminar de la parroquia en sus dos dinámicas fundamentales, en aquella época, la construcción del templo y la proyección de la parroquia como lugar de encuentro en la fe y en la caridad.

Lazos de Fe como Boletín parroquial terminó. No hubo más donaciones. La situación económica del país trastocó los planes de sostenimiento de esta actividad que representaba la publicación del Boletín como estrategia de comunicación.

Una segunda etapa resultó de esta circunstancia. Si Lazos de Fe no podía seguir siendo un medio de comunicación impreso, entonces Lazos de Fe no desaparecería, sino que se expandiría dentro del mundo virtual.

El soñador, no abandonó su sueño, y de “Boletín”,  Lazos de Fe tomó del  soñador el sueño de ser más y se constituyó en una “Revista”. Se deslindó de los límites geográficos que la circunscribían a un territorio y, desplegó sus alas y desarrollo su personalidad propia y distintiva: Lazos de Fe, nació en las redes como Revista de Espiritualidad y asumió el Lema: “Alegría siempre, paz, serenidad, libertad de espíritu en todas las cosas” de Juan XXIII, para la fecha de hoy Santo Patrono y protector de nuestra Revista, así como también modelo de espiritualidad.
La primera publicación en la red de Lazos de Fe se realizó el 27 de noviembre de 2007. Exactamente hace 10 años y está fue: Decálogo del Amor.

Desde ese día  hasta hoy, el caminar de Lazos de Fe ha estado caracterizado por “prueba y ensayo” que se tradujo en aprendizajes que forjaron su esencia.
Lazos de Fe ya tiene identidad, personalidad y carácter propio. Como toda hija recoge algunos rasgos de la personalidad de sus padres, pero a la medida que va creciendo va posicionándose en el mundo como un ser autónomo, independiente y único; eso es ahora, para orgullo de este servidor, lo que es Lazos de Fe.

Hoy, en esta fecha de alegría consagramos oficialmente Lazos de Fe al Espíritu Santo, para que sea bajo el Espíritu de Dios el peregrinar de nuestra Revista en los venideros años.

No le cantemos el tradicional “Feliz Cumpleaños” Cantemos el Cántico Solemne al Espíritu Santo a quien acabamos de consagrarnos: Editor, Redactor y lectores. Buscadores todos de Vida en el Espíritu y vida en Abundancia.



Que buscando encontremos y 
seamos encontrados por el Amor de Dios.

¡Feliz Cumpleaños! Lazos de Fe

 “Ad multus annos”
Pbro. Yerko Reyes Benavides

Fundador, Director, Editor y Redactor

domingo, 26 de noviembre de 2017

Declaración de un Alma Enamorada

En la oración, como en una declaración, no son necesarias muchas palabras.

El alma encuentra las maneras de lenguajear su intimidad y hacerse entender. El Alma que entra en intimidad con Dios no necesitas palabras...


En Vísperas del X Aniversario de la Revista Electrónica de Espiritualidad Lazos de Fe, un regalo, una oración, un don, un presente... Una declaración.

sábado, 25 de noviembre de 2017

Descanso Espiritual

¿Has oído hablar de descanso en el espíritu? ¿Sabes lo que significa?

No, no voy a hablar de ese “descanso en el espíritu”. No es lo mismo decir "descanso en el espíritu" que vivenciar un "descanso espiritual". 

La necesidad del alma de encontrar espacios de respiro  en donde pueda re-centrarse y concentrarse para recuperar el equilibrio natural que permite afrontar las intemperancias del trajín cotidiano, ese es el “descanso espiritual”, al que me refiero en este artículo.

Son muchas las ocasiones en que ese equilibrio interior se ve estremecido por las intensas contradicciones a las que el alma se ve sometida, donde incluso las emociones son estremecidas constantemente y, la más mínima disonancia convierte a la persona en un volcán en erupción.
  
Esta volatilidad hace más difícil la extroyección del alma en sus virtudes más genuinas y auténticas. La inteligencia se ve contraída y sometida a la impetuosidad de los instintos donde cabe perfectamente la afirmación paulina: “Porque no hago el bien que quiero; mas el mal que no quiero, éste hago” (Rom 7,19)

Y, lo triste es que seguimos adelante sin la menor intención de cambiar, porque nos replegamos en la obcecada auto-justificación, en la cual, infantilmente responsabilizamos a otros del descuido personal en cultivar “el descanso espiritual” como estrategia de dominio y autocontrol.

El espejo en el que nos miramos para encontrarle espacio en nuestra vida espiritual, al descanso, es el mismo Jesucristo. Él constantemente buscaba ocasiones para ello, y si las circunstancias no se lo permitían, se las inventaba, pero, entre las prioridades cotidianas en la vida del Señor estaba, lo que los evangelistas conjuntan en denominarlo “momentos de oración”.

No necesariamente todo lo que Jesús realizaba en esas escapadas era oración. La meditación como un indagar en los misterios del Corazón de Dios estaba seguramente presente en esos momentos, donde el espíritu movía al alma a navegar las aguas interminables del amor de Dios.

La práctica hace al hábito y un hábito aprendido cambia el comportamiento, de ahí viene la fuerza espiritual necesaria para ejercer dominio sobre la impulsividad que desencadena el mal que no se desea.


Etty Hillesum, quien no se relacionó con Cristo, pero que si se dio tiempo para transitar libremente por las profundidades del corazón de Dios, describe que basta un breve momento para encontrar ese descanso espiritual que le da al alma el equilibrio y la impulsa a realizar en todo el bien que le es inherente por condición divina y, es el momento más importante de todo el día, porque es el instante centrante. 


viernes, 24 de noviembre de 2017

Hacia el 74 Aniversario. Etty Hillesum

Ya nos acercamos al 74° Aniversario del martirio de Etty Hillesum en los campos de concentración y exterminio de Auschwitz. A esta joven mística la hemos adoptado como un referente espiritual en nuestra Revista de Espiritualidad, por la visión refrescante y rejuvenecedora de una espiritualidad que se despierta en los momentos que se pudiesen considerar como los más trágicos de su vida, más para ella, fueron el detonante de un despertar interior que la movió a relacionarse con Dios de una manera excepcionalmente desbordante de expresión del más íntimo y profundo amor; así como lo es el amor de los amantes que le roban al tiempo un momento y al espacio un lugar para una entrega total y apasionada.

Comparto con ustedes mis apreciados lectores, en la Sección Lecturas Espirituales, un pequeño cuadernillo que recoge los rasgos más importantes de la Biografía de esta “Santa” que no canonizada por la Iglesia se ha robado el corazón para Dios de más de un católico, incluyéndome totalmente, porque en ella los océanos de su alma amante de Dios eleva el espiritu de aquellos que se dejan atrapar en los manantiales de sus diálogos, oraciones y apuntes recogidos en las dos únicas publicas de su puño y letra: un diario que llevó a partir de 1941 y que sería su compañero en la expansión de su intelecto y la trascendencia de su alma hacia los brazos de su amado Dios a quien se consagró (desde la virginidad religiosa y ritual)  y el  30 de noviembre de 1943 definitivamente se funcionó en un abrazó de eternidad.

El cuadernillo que lleva por título: ¿Cómo hablar de Dios después de Auschwitz? Una pregunta que Etty Hellisum no se hizo. No es, en términos estrictos de la palabra una Biografía, más pretende ser un “Cita” amorosa en la que una “Maestra del Amor” nos tomará de la mano y nos introducirá con sutiliza en las calados de su corazón, para estremecer nuestros paradigmas religiosos y, si las cosas funcionan. hacer que salgamos de la comodidad ritual para arriesgarnos en la aventura del amor “con todo”.

Un pequeño homenaje que hacemos a quien se lo merece por hablarnos del amor en términos que no habíamos escuchado antes y que hoy son no solamente sugerentes sino provocativos para los que atrapados en las bagones de un tren que corre desmesuradamente quiere apearse y reencontrase consigo mismo, la vida y el amor.

“Ultimately, we have just one moral duty: to reclaim large areas of peace in ourselves, more and more peace, and to reflect it towards others. And the more peace there is in us, the more peace there will be in our trobled world”.

“Últimamente, tenemos un solo deber moral: reclamar grandes areas de paz en nosotros mismos, más y más paz, y reflejarla en la dirección de los otros. Y mientras más paz haya en nosotros, mayor será la paz para este atormentado mundo”.


Etty Hillesum

Yo le había pedido…

Yo le había pedido a Dios la fuerza para obtener el éxito…
…Él me ha hecho débil para que aprenda humildemente a obedecer.

Yo le había pedido salud para hacer grande cosas…
…Él me ha dado enfermedad para que haga cosas mejores.

Yo había pedido riqueza para poder ser feliz…
…Él me ha dado pobreza para que pueda ser sensato.

Yo le había pedido poder para ser apreciado por los hombres…
…Y Él me ha dado debilidad a fin que sienta necesidad de Dios.

Yo había pedido un compañero a fin de no vivir solo…
…Él me ha dado un corazón con el fin de que pueda querer a todos mis hermanos.

Yo había pedido cosas que pudieran alegrar mi vida…
…Yo he recibido la vida a fin de que me pueda alegrar de todas las cosas.

No he recibido nada de lo que he pedido…
…Pero  he recibido todo aquello que he esperado.


No obstante, yo mismo, mis oraciones no formuladas han sido escuchadas.
Yo entre los hombres el más abundantemente lleno.


Texto Anónimo, grabado sobre una placa 
en el Instituto de Readaptación de New York.

miércoles, 22 de noviembre de 2017

Yo en ti, tú en mí.

Mi amado, nos urge una nueva visión de tu divinidad, no es que la que tenemos no sea, sino que no alcanza para responder a las interrogantes abiertas más íntimas del ser humano que aunque te conoce te desconoce aún más.

Esta refrescada mirada de ti, Señor, no consiste tanto en responder, ni si quiera entender quién eres, sino en descubrir qué haces en la intimidad más íntima del alma humana: de mi alma.

 ¿Quién haces en mí, Señor?

Solo si te siento en mí, tan íntimamente en mí, sólo así podrá mi alma podrá encontrar la paz que necesita para que en mi tú hagas.

A la final, tú mi amado, no eres en mero acto cognitivo de mi pensamiento. Tú, mi Todo y mi Uno,  te manifiestas en la esencia de mí más íntima intimidad, donde ni si quiera yo tengo a veces acceso a tocar. Te haces sentir más íntimo que la misma intimidad que arrebata mi existir en el existir en su totalidad.

Mi intelecto aunque dispuesto no logra atrapar lo que los sentidos con los que comparte el mismo espacio interior logran de ti. Sentirte tan en mí y yo en ti que todo cobra un sentido tan real que no se asemeja en nada que los sentidos perciben, sin embargo, todo tiene sentido sólo en ti. Mi alma se desborda en una alegría sin precedentes, que incluye las tristezas y las dificultades, como los sueños y las esperanzas.

Mi intelecto Señor, amado mío, es donde confluyen pensamientos, sentimientos, emociones, percepciones, existencia, ser y quehacer.  Mi intimidad, lo más íntimo de mi tiene su lugar ahí, y ahí tú en todo, para darle profundidad y hacer que mi ser se expanda y trascienda a los linderos donde se une lo humano y lo divino, porque tú eres en mí, Señor, y yo en ti.

Mi alma sólo responderá a ti, no porque espere una revelación, sino porque anhela el momento en que en plenitud toque tu esencia en mí que me hace ser yo mismo y tú en mí.

No deseo poseerte, no me apetece, sino sólo sentir tu presencia en mí y yo en ti para hacer lo que está en ti en mí.


El camino hacia ti en mí, Señor, no está en pensarte tanto, como sentirte siempre. 


martes, 21 de noviembre de 2017

A Dios también se llega por otros Caminos

No hace mucho, a propósito de una meditación realizada, de una conferencia o de una charla, la verdad no recuerdo bien, y para el caso no importa, decía: “Los católicos hemos tenido la presunción histórica de pretender la exclusividad de Dios”.

Esta arrogancia se origino bien temprano en el caminar histórico de una iglesia que nació bajo la particularidad de aquel a quien representa nunca fue cristiano y, además, según sus propias palabras “no había venido a abolir ni la ley ni los profetas” (Mt 5,17) y, que participando activamente de un judaísmo de los más conservador -dadas las circunstancias de ser una religión que se debatía para mantenerse  a flote frente al panteísmo romano y griego, culturas dominantes del momento-, expandió su intelecto y abrazó con ternura y amor a aquellos que incluso no pertenecían a la selecta casta del “pueblo de Dios”; hablamos por su puesto de Jesús de Nazaret.

Esta joya de la petulancia humana, vanidad y orgullo se la debemos a San Cipriano de Cartago, obispo del Siglo III con su frase inmortalizada posteriormente: “Extra Ecclesiam nulla salus”, lo que significa, “Fuera de la Iglesia no hay salvación”.

Desde el Siglo III la iglesia viene arrastrando su teológica soberbia de creer que ha tenido la “exclusividad divina”. Y, Dios, en su eternidad asombrado viendo pasar los años venideros y, los siglos posteriores, y aun con todo el bagaje de experiencia acumulada poco o nada entiende que Él actúa donde quiere, cuando quiere y con quien quiere.

Diecisiete siglos transcurrieron para que Lumen Gentium, abriera ligeramente la ventana, por la cual creyó, la iglesia, que se le había escapado Dios, cuando siempre estuvo tan libre para actuar a sus anchas que no se dio cuenta de las lecciones venidas desde otros lados.

Al contrario de lo esperado, entro un poquito de aire renovador, que puso en paz a un Papa visionario en su tosquedad, pero irremediablemente asistido por la gracia del Espíritu Santo: San Juan XXIII.

No pretendo hacer un recuento histórico de esta pretensión fallida de dogmatización que mantuvo atrapado a los cristianos en su propia vanidad, mientras Dios mostraba el camino de la salvación a los hombres desde todos los lugares y ambientes que le fue posible; y a pesar de a quién le duela, todavía lo sigue haciendo.

Desde el Papa Inocencio III (1198-1216), por hacer referencias históricas puntuales: “Con nuestros corazones creemos y con nuestros labios confesamos solo una Iglesia, no aquella de los herejes, sino la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana, fuera de la cual creemos que no hay salvación”; pasando por el Cuarto Concilio de Letrán (1215): “Hay solo un Iglesia Universal de los fieles, fuera de la cual nadie está a salvo”; llegando a épocas más recientes con el Papa Pio X (1903-1914) en su Encíclica Jucunda Sane: “Es nuestro deber el recordar a los grandes y pequeños, tal como el Santo Pontífice Gregorio hizo hace años atrás, la absoluta necesidad nuestra de recurrir a la Iglesia para efectuar nuestra salvación eterna”.

Y todavía más. Mientras el mundo intentaba levantarse del horror que significó el totalitarismo, la absolutización de las ideas, y el fanatismo ideológico que devino en los horrores de la II Guerra Mundial y sus campos de concentración y de exterminio; el Holocausto, con millones de muertes en fracciones de segundo, por las dos bombas atómicas lanzadas contra inocentes campesinos. La iglesia insistía en la figura del Papa Pio XII (1939-1953): “Por mandato divino la interprete y la guardiana de las Escrituras, y la depositaria de la Sagrada Tradición que vive en ella, la Iglesia por si sola es la entrada a la salvación: Ella sola, por sí misma, y bajo la protección y la guía del Espíritu Santo, es la fuente de la verdad” (Discurso a la Universidad Gregoriana 17 de octubre de 1953).

Al otro lado de las murallas de la Iglesia, Dios mantenía hermosos diálogos con los hombres y mujeres de todos los pueblos, razas, culturas, estratos sociales, estatus, pensamientos, incluso religiones. Dios se dejaba encontrar por aquellos que levantaban la mirada al cielo, trascendiendo las prescripciones de las legitimaciones humanas, elevando sus  espíritus por encima de las ataduras dogmáticas; penetrando en los más profundo de sus intimidades donde la mano de los absurdos radicalismos no alcanza para detener los encuentros de amantes furtivos de las almas con su Amado: Dios.

«Dentro de mí hay un pozo muy profundo. Y ahí dentro está Dios. A veces me es accesible. Pero a menudo hay piedras y escombros taponando ese pozo y entonces Dios está enterrado. Hay que desenterrarlo de nuevo».(26 de agosto 1941).

«Por entonces no tenía yo muy claro cómo debía ser ese proceso, pero ha ocurrido, aunque no sé describir cómo. Él también ha sabido poner en su sitio correspondiente todas las cosas que ya estaban en mí. Es como en un rompecabezas: las piezas se encontraban esparcidas y él las ha unido en un conjunto con pleno sentido.» (16 de marzo 1941).

«Pero cuando me encuentro acostada así, tan intensamente presente y distendida a la vez, y tan desbordante de gratitud por todo, es como si  estuviera en comunión con… sí, ¿con qué? Con la tierra, con el cielo, con Dios, con todo» (22 de febrero 1942).

Vaticano II significó abrazar una realidad, para reconciliarse con ella y luego abrir los brazos para que pudiera volar alto y lejos a pesar de que intentó por siglos apoderarse de ella, poseerla como su único y auténtico dueño. Tanto apego tenía que a pesar de extender los brazos no la pudo soltar totalmente.

No obstante años antes ya un corazón inquieto había descubierto lo que todavía no ha logrado infundir en el ánimo de los hombres Lumen Gentium:

«Si una flor me parece hermosa, lo que más me gustaría hacer es apretarla contra mi pecho o comérmela. Si se trata de algo de mayor tamaño resulta más difícil, pero el sentimiento es el mismo. Antes era demasiado sensual, casi diría que estaba demasiado centrada en un “querer-tener”. Anhelaba físicamente lo que me parecía hermoso, lo quería poseer. Por eso siempre tenía ese sentimiento de deseo que nunca pude satisfacer; la nostalgia de algo que me parecía inalcanzable… De repente todo eso ha cambiado, no sé por qué tipo de proceso interior, pero ha cambiado» (16 de marzo 1941).

Vaticano II no pudo, ensanchar definitivamente las puertas de su teología, sometida al Magisterio y la Tradición. No se dio permiso para liberarse a sí misma del peso de llevar sobre sus hombros la Cruz que recogió en el Gólgota dejada por Cristo tras su muerte y resurrección. Asumió para si un misión que nunca le correspondió: “cargar la Cruz” de una Salvación que ya en Cristo fue definitivamente realizada una vez en la historia y para siempre, por toda la eternidad.

“El sagrado Concilio pone ante todo su atención en los fieles católicos y enseña, fundado en la Escritura y en la Tradición, que esta Iglesia peregrina es necesaria para la Salvación. Pues solamente Cristo es el Mediador y el camino de la salvación, presente a nosotros en su Cuerpo, que es la Iglesia, y El, inculcando con palabras concretas la necesidad de la fe y del bautismo (cf. Mc., 16,16; Jn., 3,5), confirmó a un tiempo la necesidad de la Iglesia, en la que los hombres entran por el bautismo como puerta obligada. Por lo cual no podrían salvarse quienes, sabiendo que la Iglesia católica fue instituida por Jesucristo como necesaria, rehusaran entrar o no quisieran permanecer en ella” (LG 14).

Maximiliano María Kolbe (1894-1941), Edith Stain (1981-1942), Etty Hillesum (1914-1943) tienen en común Auschwitz, el martirio, la santidad, la espiritualidad y la mística. Un diálogo intenso, profundamente íntimo, con el único Dios, el mismo que les llamó a los tres a vivir de manera extraordinaria la peor de las circunstancias:

«Será preciso que alguien sobreviva para atestiguar que Dios estaba vivo incluso en un tiempo como el nuestro. ¿Y por qué no habría de ser yo ese testigo?»

La humanidad está olvidando con rapidez los 72.604.600 millones de víctimas TOTAL de la II Guerra mundial, el 3,75% de la población total del planeta en ese momento.

Hoy vuelve la humanidad a dar visos de perderse en el exterior de sus individualismos, indiferencias, apatías e incluso fanatismos ideológicos, los mismos que originaron la “muerte de Dios” en más de 72 millones de personas entre 1939 y 1945.

El orgullo y la egolatría van de la mano camino ocasionando la desnaturalización de la existencia humana. Ni el peor de los horrores vividos permanece tanto tiempo en la memoria de la humanidad como para hacerla retroceder en sus pretensiones de hacer volver  los absolutismos y totalitarismos.

El camino a la transformación definitiva de la humanidad no vendrá del mundo y sus infatuaciones. No será el dinero, ni el poder el que conquiste la paz, la libertad, la equidad, el bien común y compartido de los más de 7 mil millones de seres humanos. La alternativa no es un nuevo partido para que gobierne y haga los cambios que el anterior no hizo.

Sólo cuando el hombre se encuentre a sí mismo en las inmensidades de su ser, sólo así encontrará el camino que lo llevará de vuelta a su existencia en plenitud en la casa de Dios en lo más íntimo de su existir y vivir. Desde allí construirá el mundo que siempre fue suyo, al que quiso poseer por la fuerza, al que pretendió dominar con violencia, aunque estuviera desde el principio rendido a su pies para ayudarlo a expandir su naturaleza al máximo esplender de su belleza.

“Incluso de los campos de concentración deben irradiarse nuevos pensamientos hacia el exterior, nuevas perspectivas deben expandir claridad en torno a ello, por encima de las alambradas de espinos, y habrán de juntarse con otras perspectivas conquistadas a fuerza de tanta sangre y bajo circunstancias cada vez más adversas. Y desde la base social de una búsqueda sincera de respuestas esclarecedoras a estos sucesos enigmáticos quizá esta vida sin sentido podría dar una razonable paso hacia delante.»

Desde los campos de concentración contemporáneos, no menos barbaros que los de antes, donde se sacrifica ahora el ser por el aparecer y el poseer, donde la indolencia y la indiferencia es aún peor que las cámaras de gas de los 58 campos de concentración nazis, puesto que aquellos que morían en ellas tenían la esperanza de que aquel sufrimiento pronto terminaría, mas los de hoy se prolongan interminablemente haciendo la agonía una tortura interminable. 

La figura del torturador trasmuto, ya no es el típico hombre encapuchado con el hacha en la mano; ahora es el que mira sin ver, el que pasa por encima del indigente y de paso se molesta con él porque está atravesado en su camino. Al torturador de hoy no le interesa saber del sufrimiento más cuando solo éste toca a su puerta.

No Etty, la humanidad no ha sabido leer tu historia, se ha saltado páginas. Se ha olvidado de ustedes. Hoy te recordamos, hora te re-descubrimos, hoy buscamos extasiarnos con las profundidades de Dios hecho vida en ti.  

Háblanos desde las hondonadas de tu corazón que consiguió conquistar el Amor de Dios aun en la más terrible de todas las agonías. Platícanos de cómo hacer el viaje al ser por el hacer y cuando lleguemos ahí poder dejar atrás cuanto impide la realización plena de la existencia humana.

Etty, tú nos recordaste que Dios no ha muerto. Nos dijiste que a Dios se le consigue en los caminos de la sensibilidad interior, en las aguas de la espiritualidad que hace abrir los ojos a las realidades divinamente humanas, donde el ser del hombre se une con el ser de Dios en la pasión del amor que engendra nuevas realidades.  

Etty necesitamos encontrar la libertad de espíritu que tú conquistaste cuando pretendieron encarcelar tu existencia. 

«La arteria principal de mi vida ya va por delante de mí y ha ingresado en otro mundo. Es como si todo lo que está sucediendo y por suceder ya se hubiese fundido en mi ser; lo asimilé, lo sobreviví y ya construyo la sociedad nueva que habrá de venir después de ésta»
Etty Hillesum 3 de julio de 1943

sábado, 11 de noviembre de 2017

Los Otros Siete dones del Espíritu Santo

En el catecismo que recibimos de niños se nos enseñó como verdad irrefutable que los dones del Espíritu Santo son 7, ni más ni menos. Esto ha sido reafirmado, corroborado, reforzado hasta el cansancio cada vez que se aborda el tema del Espíritu Santo, que sin ser tabú se deja para ocasiones muy puntuales dentro del calendario litúrgico, y desaparece casi por completo de la palestra de la meditación y de la oración cotidiana.


A no ser que por devoción personal se haga al inicio de una reunión de trabajo de algún grupo de apostolado parroquial, presidida por el párroco, o algún seglar sensibilizado en la necesidad de hacer presente con mayor frecuencia la moción del Espíritu a través de la oración bien conocida por nosotros:

Ven, Espíritu Santo, Llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu:
Y renueve la faz de la Tierra.
Oración:
Oh Dios, que llenaste los corazones de tus  fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Sin embargo, el Espíritu Santo sigue siendo el gran desconocido de los cristianos católicos. No el gran ausente, sino al que la devoción popular menos ha tomado en cuenta. ¿Será acaso por la ausencia litúrgica de éste en la vida de la Iglesia que se ha sacramentalizado en vez de haberse diversificado, tal como lo promueve la acción del Espíritu?

Más allá de este cuestionamiento que no es el propósito de este articulo ahondar en él, está ir un poco más allá de las enseñanzas arraigadas en la conciencia de colectivo cristiano, y mirar otros elementos que no han sido tenidos en cuenta, aunque forman parte de la Revelación en la Sagrada Escritura.

Los siete dones conocidos por todos, recordados por algunos, y vividos por menos son: Ciencia, Entendimiento, Sabiduría, Piedad, Temor de Dios, Consejo y Fortaleza. No me voy a detener en explicar el significado de cada uno de estos dones, sin embargo dejo el referente bíblico en el cual se sustenta cada don, de tal manera que si no tenemos claro el significado de cada uno de éstos podamos a través de la meditación de la palabra de Dios meditar en ellos y elevar nuestra oración para que los hagamos vida en nuestra cotidianidad.
  1. Sabiduría: Mt 10,19-20
  2. Entendimiento: Jer 24,7
  3. Consejo: Is 11,3-4
  4. Ciencia: 1Cor 2,11
  5. Piedad: 1Cor 12,1-3
  6. Fortaleza: Ap 2,10
  7. Temor de Dios: Is 11,2
Ahora bien, ¿Qué pensarías si te dijera que estos no son los únicos dones del Espíritu Santo?, seguramente no te sorprendería puesto que hemos atribuido un sentido simbólico al número siete bíblico en el cual se representa la “totalidad” y, por lo tanto, los 7 dones mencionados son sólo un referente. Aun siendo así, la Sagrada Escritura no deja este elemento en abstracto, sino que lo describe inteligiblemente.

Hay algo que la experiencia nos: “Decir todos es decir Nadie”. Ya en muchas ocasiones se hecho manifiesto que Dios nos es una “abstracción del intelecto humano”, sino una “Persona” con identidad y características propias, a decir verdad, son Tres personas, un Solo Dios, una misma naturaleza divina: Padre, Hijo y Espíritu Santo. La realidad abstracta de su naturaleza Él la Reveló, dando a conocer los secretos de su intimidad divina.

Así pues, existen otros 7 dones que nos son todavía más desconocidos que los que aprendimos en el catecismo y recordamos en cada fiesta de Pentecostés o en el día de la Confirmación.

“Pero teniendo dones diferentes, según la gracia que nos ha sido dada, si es el don de profecía, ejerzámoslo en la medida de nuestra fe; si es el ministerio, en el ministerio: la enseñanza, enseñando. El que da, con sencillez; el que preside con solicitud, el que ejerce la misericordia, con jovialidad” (Rm 12,6-8)

Resulta pues que los otros dones del Espíritu Santo, en los cuales San Pablo recalca el imperativo de “úsense” son:
  1. Profecía
  2. Servicio (Ministerio)
  3. Enseñanza
  4. Exhortación
  5. Dar (Repartir)
  6. Presidir (Administrar)
  7. Misericordia (Compasión)
Simplemente ¡Maravilloso! La Acción del Espíritu Santo es indetenible en la vida del creyente. Si los 7 dones que hemos convertido en la “tradicional presencia del Espíritu en la persona que recibe el Sacramento del Bautismo y la Confirmación, estos dones “no tradicionales” son la Presencia del Espíritu en la actividad y en el obrar de quién es su Templo.

Ahora invito a mi apreciado lector a que profundice en su meditación personal cómo hacer presente estos “otros” dones del Espíritu Santo en su propia vida. 

viernes, 10 de noviembre de 2017

Cantar del Alma por un milagro


En el albor de un nuevo día, cuando todavía entregados a Morfeo, hay en el alma en vela un deseo, una súplica, una esperanza. 

No quiero despertar y seguir igual. 
No quiero que la realidad me atrape en lo mismo. 

Al abrir los ojos espero y confío haya algo distinto. Una mirada, un sentido, un pensamiento. 

Mi alma no lo aguarda de afuera de mi mismo, sino que se despierte en mí al mismo tiempo en que se despierta el resto de existir. 

Si lo admito, yo también espero un milagro que ahuyente el miedo de seguir aquí; un milagro que haga desmantelar el sentimiento de no saber qué hacer, porque el mundo no sabe vivir sin ti. 

Un milagro que me aleje de las veces que he tropezado por mil; un milagro que aparte la soledad de un vacío en mí.

Espero un milagro, un milagro que al fin, me haga despertar en ti y sólo en ti, que me convierta en un gigante para vencer a un mundo que no sabe vivir sin ti.

Ven Espíritu Divino: Renueva la faz de la tierra

Mirando por aquí y por allá, visitando mi biblioteca persona y navegando por las distintas páginas aceptables de la inmensa red digital, no encontré nada que satisficiera mi curiosidad por descubrir el origen de las dos oraciones más hermosas de dedicadas al Espíritu Santo, un de ellas utilizada como cántico antes de la proclamación del Santo Evangelio el día de Pentecostés, me refiero a la Secuencia al Espíritu Santo.

Es una verdadera lástima que la conocida Secuencia al Espíritu Santo sea proclamada litúrgicamente una sola vez al año y luego, más por nuestra indiferencia que por el ordenamiento litúrgico de las fiestas y solemnidades de la iglesia en los distintos tiempos litúrgicos, esta oración quede enterrada en el baúl de las rúbricas y olvidada por los portadores del Espíritu del Señor hasta el siguiente año. 

Ante las múltiples dificultades que atravesamos como humanidad, las problemáticas de siempre a las que se les unen las nuevas haciendo de este mundo un ambiente hostil para la humanidad, en su fragilidad esencial, y cuando digo fragilidad no me refiero en nada a la debilidad, necesitamos urgentemente de la Acción del Espíritu de Dios que “renueve la faz de la tierra”. 

La Secuencia del Espíritu Santo nos habla de la problemática humana generada por éste, en la erradicación de Dios de su horizonte y, por otro lado, de la insistencia y persistencia de la Acción de Dios a través de su Espíritu que hace “nuevas todas las cosas”, nos deja el concepto místico de la “Re-Creación” de todo. Es decir de una nueva creación por el Amor y los Dones espirituales.. 

Sigue siendo tarea pendiente abrir el corazón plenamente a la acción del Espíritu y abandonarse totalmente a ella, descubriendo no solo el significado conceptual de los dones del Paráclito sino lo que los dones son capaces de realizar en la vida del conmovido espiritualmente por ellos. 

No quiero hacer una disertación teológica de esta meditación. Quiero más bien, motivar a que la oración al Espíritu Santo este más presente en nuestro día a día. Este es indiscutiblemente el tiempo –histórico- del Espíritu del Señor, es por medio de Él y junto a Él que todo encontrará plenitud. Y quizá, sólo quizá, porque no hemos sabido vivir en la moción –flujo e influjo- permanente del don Dios es que no hemos encontrado la plenitud en nada de lo verdadera y distintivamente humano. 

Oremos insistentemente, oremos constantemente, no pidamos lo que creemos nos hace falta, lo que pensamos que necesitamos: “Dios sabe desde antes que se lo pidamos lo que nos hace falta” (Mt 6,8). A final de cuentas no sabemos pedir lo que nos conviene, por eso pidamos el Espíritu de Dios (Cf Lc 11,13).

martes, 7 de noviembre de 2017

Preparando el X Aniversario de Lazos de Fe

X Aniversario de nuestra Revista Electrónica de Espiritualidad Lazos de Fe.


¡Increíble!  En este mes de noviembre, exactamente el 27,  Lazos de Fe cumple 10 años de vida. No me voy a poner nostálgico a contar historias de su génesis, ni tampoco a justificar los momentos de ausencia que ha tenido al correr el tiempo.

La Revista Electrónica ha ido evolucionando cómo evolucionan todas las cosas hechas con amor, cariño, esmero, esfuerzo y sacrificio. Bien pudo haberse quedado en el olvido, escondida en los recovecos interminables de la Red y aparecer de vez en cuando como reminiscencia de algo que marco una pauta asociada a una experiencia más pequeña.

Ni si quiera yo, hace diez años atrás podía visualizar la vida propia, la identidad y personalidad que cobraría con el correr del tiempo esta Revista cuyo objetivo principal y fundamental fue proporcionar al lector herramientas e instrumentos para fortalecer su vida espiritual, y con ello su cercanía, su vínculo y partenencia amorosa a Dios.

Hoy Lazos de Fe está más que nunca presente en el corazón cada vez más numeroso de sus asiduos lectores que han tomado posesión de ella como recurso de búsqueda, de confrontación, de aprendizaje y sobre todo de iniciarse en un “peregrinar espiritual a Dios” tomados de la mano de las publicaciones siempre serias, siempre buscando hacer de motivador, de grúa para que el alma sedienta de Dios salga inevitablemente a su encuentro.

En cada una de sus secciones, en cada una de las publicaciones, hasta en el más pequeño detalle que forma parte de Lazos de Fe está presente hacer realidad la frase espiritual de quien es el modelo de santidad en la que se inspira como intercesor nuestra Revista: San Juan XXIII;  para alcanzar a quien pertenece nuestra alma, mente y corazón: Cristo Jesús.

           “Alegría siempre, paz, serenidad, libertad de espíritu en todas las cosas”

Para celebrar este Aniversario se ha querido involucrarlos a ustedes ambles y apreciados lectores. Incorporarlos como protagonistas indiscutibles del “peregrinar espiritual” que marca Lazos de Fe, por eso dejamos a su consideración un concurso de: “Oraciones Místicas Inéditas”.

Reglas de Participación:
  1. La oración tendrá una extensión máxima de una cuartilla.
  2. Ha de ser totalmente inédita. 
  3. La temática de la oración será la transformación interior, la conversión o metanoia.
  4. La oración podrá tomar la forma de cualquiera de sus modalidades: alabanza, acción de gracias, adoración, contemplación, súplica o petición.
  5. No es un concurso con premiación, sin embargo las oraciones espiritualmente más impactantes serán publicadas en Lazos de Fe con la Etiqueta: Para Orar.
  6. Las oraciones se recibirán hasta el día 25 de noviembre, de tal manera que la primera de las oraciones enviada por ustedes se publique el mismo día de la Celebración del Aniversario de nuestra Revista de Espiritualidad Lazos de Fe, como un sentido homenaje.
  7. Las oraciones enviarlas a la dirección de correo de la Revista: lazosdefe@gmail.com