viernes, 8 de noviembre de 2019

En 3 años se lee la Biblia

Esta afirmación te podrá parecer exagerada; bien porque la puedas tomar como una exageración por falta de tiempo o por exceso de tiempo. Es decir, si eres un lector asiduo te parecerán tres años mucho tiempo para realizar le lectura de las Sagradas Escrituras, más sabiendo que hay Libros que se pueden leer tan sólo en pocos minutos (por ejemplo la 2 Carta de San Juan, en el Nuevo Testamento o el Libro de Abdías, en el Antiguo Testamento). 

Con todo, si tomas hacer en serio una lectura de los diferentes textos sagrados, en poco podrás hacer alarde de haber leído de un tirón varios de sus Libros. 

Sin embargo, llevar a cabo esta acción no es algo que muchos cristianos se propongan, aunque se trate de hacer lectura de los textos que son la Palabra de Dios y Palabra Vida que sustenta el caminar de todo creyente. 

Hemos de considerar que hay prácticas piadosas que se realizan en todas las religiones. Por ejemplo, y para manteros dentro del contexto bíblico, al que nos estamos refiriendo, los judíos, incluyendo a Jesús, tenían por obligación, hacer una peregrinación al Templo de Jerusalén, al menos una vez al año. 

Jesús, comenzó esta práctica y tradición a los 12 años (Cf Lc 2,41-54) y con toda seguridad, a pesar que en su primera visita se perdió y sus padres llenos de angustia le buscaron durante tres días; al siguiente año y en los subsiguientes seguiría yendo; como también lo hacía con regularidad en su vida adulta y pública de la que dan fe los Evangelios. 

Pudiéramos nosotros quedarnos con una costumbre y práctica piadosa que emula la que realizará Jesús y, proponer como obligación (no tanto cultual o legal como si moral) hacer una peregrinación a Tierra Santa, al menos una vez en la vida y visitar aquellos mismos lugares sagrados en los que nuestro Señor vivió en su vida terrenal. No, no es esa de la que haremos mención, sino de una en la que no necesitamos invertir una considerable suma de dinero (del que la mayoría de nosotros no dispone). 

La práctica piadosa que propondremos está al alcance de nuestras manos y posibilidades, aunque para realizarla, se necesite que venzamos algunas resistencias y dejemos de escudarnos detrás de una serie de escusas y pretextos. 
La práctica piadosa que todo cristiano ha de realizar es: leer la Biblia por entero, al menos una vez en la vida.-

Nadie se ha “vuelto loco” por haberlo hecho, aunque todos tengamos a un conocido que afirma haber conocido a alguien que le pasó (esto lo suelo escuchar en los talleres de biblia que comparto y esta pretexto es más frecuente de lo que parece); esto es sólo un mito urbano, que espera por nuestra práctica ser desmentido. 

Si, si se puede, y hacerlo redunda en beneficios espirituales abundantes. No es una exageración decir que en menos de tres años podremos leer toda la Biblia (pensando en aquellas personas que no se les da bien ser lectores asiduos y perseverantes). 

Una alternativa y para nuestro bien, la encontramos en el nuevo ordenamiento litúrgico (a partir de Vaticano II) en el que la Iglesia, en la Liturgia de la Palabra de la Misa, hace lectura de toda la Biblia, en un período de tiempo de tres años. Así que si lo prefieres, puedes hacerte el propósito de ir a misa a diario, y en tres años habrás escuchado la lectura de todos los textos sagrados por la proclamación de ellos en la Eucaristía. 

Por su puesto que hacerse este propósito será más que beneficioso para nuestra fe y para nuestra vida espiritual también; se tendrá la ocasión de recibir el Pan que nos alimenta todos los días, tal como lo pedimos en la oración del Padre nuestro y, de dos tipos de panes: el de la Palabra y el de la Eucaristía (el Cuerpo y la Sangre de Cristo). 

La Iglesia ordena la lectura de los textos de la Biblia en tres Ciclos (A, B y C) y en dos años (Pares e Impares). 

Los Ciclos están vinculados a los Domingos del año. Es decir, las lecturas que se proclaman en la misa dominical corresponden a uno de estos Ciclos. Cada Ciclo se inicia en el I Domingo de Adviento y concluye con la Solemnidad de Cristo Rey (que connota el año litúrgico). 

Los años pares e impares están relacionados con el año civil en curso, es decir, si el año civil es par por ejemplo 2018 o 2020, se leerán las lecturas correspondientes a los años pares y se haré de forma igual con los textos para los años impares (p.e. 2019, 2021). Otra cosa que hemos de tener en cuenta es que la división de años pares e impares es para ordenar las lecturas que se proclaman en los días de la semana (de lunes a sábado). 

De esta manera, tal cual como se ha hecho ya referencia, en tres años se habrá escuchado la proclamación de la Palabra de Dios contenida en cada uno de los Libros Sagrados que componen nuestra Biblia. 

Lo que sí es fundamental se tenga en cuenta es que no ha de faltar en nuestra vida espiritual la Palabra de Dios y a Ella hemos de recurrir y concurrir con frecuencia. 

¿Por dónde comenzar?

He escuchado a muchos especialistas responder a esta pregunta, y la mayoría coinciden en que lo más prudente y provechoso es dar inicio a la Lectura de la Biblia por los Evangelios; algunos incluso sugieren, se mantenga el orden ya establecido en la misma Biblia; es decir, comenzar por el Evangelio de Mateo, para luego seguir con el de Marcos, posteriormente el de Lucas y finalizar con el Evangelio de Juan. 

Sin embargo, y sin menospreciar la pericia de los expertos, en lo personal, recomiendo, en virtud a una lectura que no sólo sea casual o informativa, sino espiritual de la Palabra de Dios, comenzar con el Libro del Cantar de los Cantares. Un libro que a través de su simbología y metáforas, nos ubica dentro del contexto del Amor de Dios con el cual se revela y manifiesta. 

Que este escrito, sea para ti la excusa que andabas buscando para comenzar a leer la Biblia de forma consecuente. 

Yerko Reyes Benavides

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