
La familia como iglesia doméstica es el lugar por excelencia donde se dan los primeros pasos, no sólo de la fe, sino también de la vida en santidad.
Recordar a la familia durante este mes de noviembre es una propicia oportunidad para renovar en el seno del hogar lo que como personas de fe continuamente pedimos a Dios en la oración. El Abrazo en familia que se nos invita a dar, no es simplemente un gesto cristiano de amor, sino un compromiso verdadero, de encontrar en el seno de nuestra propia familia los caminos que nos conduzcan a vivir en plenitud la gracia de Dios que santifica a las personas y sus proyectos de unión, paz, concordia, fraternidad, perdón y reconciliación y, crecimiento personal y familiar.
Hagamos de nuestro hogar un lugar de santificación para nuestras vidas y así, también colaboraremos en la santificación de nuestra comunidad y del país.
Referencia: Boletín Lazos de Fe, Año 1, Nº 9, Noviembre 2003
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