jueves, 22 de noviembre de 2007

MIS DERECHOS HUMANOS: Soy libre y merezco un trato digno

Los derechos humanos son una conquista histórica y el derecho a ser tratado dignamente (art. 4) es un ejemplo de este logro histórico. Cuando pensamos que la esclavitud fue en un momento relativamente cercano de la historia humana, una institución legalmente reconocida por muchos pueblos, y moralmente aceptada, sólo podemos asombrarnos y desconcertarnos. De la misma forma, es probable que algunas prácticas que hoy son de uso diario y nos resultan aceptables, escandalicen y avergüencen a las personas del futuro.

La esclavitud es una práctica degradante para la dignidad de la persona, porque convierte a seres humanos en meros instrumentos o extensiones de la voluntad de otros. Es decir, niega a los seres humanos su derecho a escoger, a decidir y a desarrollarse como individuos.

Otra consideración importante que puede hacerse respecto de este derecho, es la siguiente: los Estados no se comprometen únicamente a no hacer uso de la esclavitud o de los trabajos forzados; se obligan a que, bajo su jurisdicción, nadie recurra a estas prácticas degradantes. Es decir, que los Estados tampoco tolerarán estos hechos en el ámbito de lo privado, y están obligados a intervenir para acabar con ellas, en el caso de que esto ocurra.

Sin embargo, aun se mantienen prácticas y tratos degradantes que se evidencian, en la forma de relacionarnos, en cómo nos dirigimos a otros, y a veces en cómo sometemos a situaciones indignas a las personas, o las manipulamos a nuestra discreción aprovechándonos de nuestra autoridad o poder.

Hacer valer nuestros derechos, es también mejorar la forma en la que nos relacionamos unos con otros y asegurarnos que exista un ambiente familiar, laboral, recreativo, formativo y social de respeto y dignidad.
No te olvides de compartir y dialogar con tus hijos sobre este tema.

Artículo 4 (Declaración Universal de Derechos Humanos)

“Nadie estará sometido a esclavitud o servidumbre; la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas”



Referencia: Boletín Lazos de Fe, Año 2, Nº 4, Mayo 2007

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