sábado, 30 de noviembre de 2019

Te Pido Perdón

¿Cuántas, Señor, has sino las veces que he caído y de tu bondad me he alejado, derrotado por mi orgullo, abatido por mi vanidad, de creer poder caminar por propia voluntad?  
Tantas has sino las ocasiones que de ti me he apartado, no por haber menospreciado tu gracia, sino en aras de pretender una libertad por mi deseada lejos del yugo de tu casa.  
Mi más grande ofensa no ha sido desafiarte, sino ignorarte; no he buscado quebrantar tus reglas, simplemente las había obviado; desestimando el bien de tu amor oculto en tu mandamiento.  
Fue mi perdición haberme aparatado de tu compasión, la abundancia de tu mesa, a la que siempre me habías llamado. Llene mi alma de mendrugos ofrecidos en los opulentos banquetes de este mundo; mientras más me hartaba más vacío quedaba.  
No comprendí mi buen Jesús que lo que ansiaba mi corazón me lo dabas tú en abundancia, en sencilla comida de pan y vino servida; tú en ella te dabas y mi alma plenabas cada vez que a ella me acercabas.  
No lo vi Señor, en ese tiempo no lo sentí, ni tampoco lo entendí. ¡Qué grande es tu bondad! ¡Qué inagotable es tu ternura! No se canse tu paciencia para que abunde en mí tu clemencia.  
Al encuentro de tu perdón vengo, siendo consiente del mal que he repartido, con el cual a ti también he herido, pues prefieres recibir tú la afrenta a que sean los pequeños, los que tu proteges.  
No tengo palabras para expresarte mi dolor, acéptame de vuelta, te pido perdón; mi Amado Jesús, llévame del lado de los humildes, y no permitas que de tu corazón vuelva a separarme. 
Amen

Yerko Reyes Benavides

viernes, 29 de noviembre de 2019

Vela nuestro dormir

Llegamos por tu gracia al final de esta jornada. 
Hicimos cuanto estuvo en nuestras manos para vivirla en actitud de gracia y disponibilidad. 
Fue nuestro anhelo mostrar tu rostro misericordioso a todos los que fueron compañeros en el caminar de este día. 
Ahora, llegada la noche, no podemos irnos sin más a descansar sin antes darte las gracias. 
Gracias por todo lo que por nosotros hiciste de hermoso para mantenernos en tu gracia vivificadora y, así, ayudarnos a evitar lastimar con nuestras mezquindades a los que Tú tanto amas, que son nuestros hermanos. 
Perdón, Jesús, si en algo te ofendimos, faltando a la caridad o al no dar testimonio de tu bondad. 
Concédenos el don de la humildad para dar y pedir perdón, sabiduría para corregir y fortaleza para cambiar. 
A tus manos nuestro descanso, vela nuestro dormir, pues lo hacemos apoyados en tu regazo.
Amén

Yerko Reyes Benavides

jueves, 28 de noviembre de 2019

Contemplación

Mi corazón te anhela
mi alma por ti espera
mi espíritu en ti se renueva;
ven, Señor, y a mi ser exalta,
que la fuerza de tu gracia
inunde todo mi existir;
ennobléceme por dentro
y mi boca,
aclamará tu bondad.

Dame Señor tu aliento,
del alimento
que proviene de lo alto,
Pan de ángeles,
delicia para el hombre;
por tu entrega en piedad dada,
mi alma será saciada
y todo mi ser en tu amor
quedará exaltado.

Anímame Señor a buscarte
en el altar de tu sacrificio,
ofrenda de incruenta compasión;
que pueda contemplarte
en el ara de tu pasión,
y contigo quedarme
en oblación perenne,
de amor correspondido.

Quede a ti por entero unido
en amor trascendido,
sea desecho el velo
que me impide verte,
tal como eres,
Amado,
pan abajado del Cielo,
que en expectación
ahora contemplo.

Llévame contigo
a lo más alto de tu gloria,
y deshecha la agonía
de esta espera,
al fin sea en ti consumada
en plenitud mi historia.
Amén

Yerko Reyes Benavides

miércoles, 27 de noviembre de 2019

Como la Brisa

Corre suave la brisa,
se siente su alegre silbar,
entra sutil a través de mi ventana
acaricia mi cara,
despierta mi mente
mi cuerpo se resiente,
mas aparece el deseo de buscarte.

Señor escucho tu llamado,
el que me haces sentir temprano,
pues tú apuras el instante
de conmigo encontrarte
y me animas con la brisa
que se cuela por mi ventana.

Consiente ya de mí
no me levanto,
sino que dejo que esta caricia que siento
me siga insistiendo del anhelo que tienes
de encontrarte conmigo
temprano esta mañana.

Llegas Señor,
a mi encuentro sales,
me buscas,
en tu bondad me he dormido,
en tu misericordia despertado,
ahora te anhelo
y mi pensamiento hasta ti se eleva,
mis palabras no son extrañas,
entre nosotros hay confianza
te saludo como se saluda al que se ama.

No dejes Señor de buscarme
ni tampoco de llamarme,
anima a mi alma a estar atenta
y a mi pensamiento alerta,
sigue llegando a mi corazón cada mañana
como la suave brisa
que hoy entró por mi ventana.
Amén

Yerko Reyes Benavides

martes, 26 de noviembre de 2019

Confiar en Ti

Enséñame, Señor, a vencer el miedo, a dejar atrás el temor que detiene a mi alma, confunde a mi mente y paraliza a mi corazón; infunde en mí, amado Jesús, el valor de dejarlo todo y abandonarme en ti, sé tú mi única seguridad.

Déjame confiar que lo que tú propones, aunque no siempre sea capaz de comprenderlo, es mejor que lo que yo dispongo así ponga en ello todo mi empeño; no será la fuerza de mi voluntad lo que me hará ir más allá, donde tú estás.

Permíteme que pueda ir pos de ti, ágil de pensamiento ligero en sentimientos; suelte en el camino la maleta donde guardo mis inseguridades, e inserto ya en el sendero de tu amor entienda nada faltará a la mesa de existencia pues tú serás el Pan que me alimenta.

Anímame a ir ligero no solo de bienes sino también de ideas, que mi alma y corazón estén dispuestos en todo momento a dejarse atrapar por la gracia y el Don de lo alto que infundes y envías con la sabiduría del Cielo.

Tómame de la mano y llévame al lugar donde tú estás, dispuesto ahora estoy a entregar mi todo, para recibir tu todo; llévame a la libertad de esperarlo todo de ti y a abandonarme por entero a tu designio.

Ayúdame, Señor, a dejar de buscar un efímera seguridad; a renunciar querer tener el control y confiar en ti, y así, abandonarme hoy y para siempre en tu amor. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

lunes, 25 de noviembre de 2019

No hay prisa, la Navidad puede esperar

No hay prisa para hacer llegar la Navidad, mas ya se percibe el apuro, sabemos la razón del apremio. 

No es un secreto, más en ello no pensamos, cuando nos sumergimos sin más a este desafuero navideño que no tiene nada que ver con Belén, una estrella en el firmamento, pastores en la noche acurrucados apacentando su rebaño; a una mujer encinta; una familia de camino a la que pilla lejos de casa, el alumbramiento de su hijo; un pesebre, una mula, un buey. 

"Pongamos la navidad” se escucha mucho decir, y no es el apremio de la llegada de diciembre el que  trae el afán, ya ha comenzado a verse esa “navidad” colgada en paredes, postes, plazas, avenidas y comercios. Esta “navidad” se inicia en noviembre, a veces antes, el "espíritu navideño" la mueve, también se mete, antes de tiempo, en algunas casas con el titilar de sus luces rojas, amarillas, azules y verdes. 

Incluso a los templos ha llegado la costumbre, modo y moda de esta navidad: colocar los adornos, luces, guirnaldas, bolas y estrellas. También un árbol decorado hace gala a la entrada de la iglesia. Se escucha con emoción la invitación a participar “en familia” del encendido de las luces en la parroquia (tradición traída de plazas y centros comerciales). Los niños se entusiasman, se dice; una forma de incultura el evangelio, arguyen los más grandes... ¿no será que la realidad es otra? 

No, no hay apuro...ni prisa.. la Navidad puede esperar; mientras, va creciendo la esperanza que, anima y alegra al corazón, ante la inminente llegada del Señor.

No creas, no soy un amargado, o un aguafiestas, ni en nada me asemejo a un Ebenezer Scrooge (personaje del libro: Cuento de Navidad, escrito por Charles Dickens en 1843). 


Quiero todo a su tiempo y quiero tener tiempo para vivirlo en su justo y verdadero significado: la Navidad llegará a este corazón en su momento, pero ahora es el tiempo de Adviento, y en sus días quiero preparar mi ser para un gozo real y hacer de esta Navidad algo sin igual y a todas diferente. 

Quiero detenerme a contemplar cómo se va encendiendo, semana a semana una pequeña luz de esperanza, de amor y confianza en mi corazón y mi mente, y no encandilar mi conciencia con la fantasía de un centenar de luces y estrellas. 

Quiero el sosiego de la noche y en su silencio mirar al cielo, detenerme y con paciencia ver si puedo contemplar en su firmamento la Estrella que a mi espíritu haga emprender el camino que lo lleve al encuentro de aquel Niño nacido en la humildad de un pesebre. 

Quiero ir poco a poco, sin prisa, no tengo apuro, ni tampoco quiero apresurar el momento del encuentro, quiero sentir la nostalgia de su amor que se aviva en este tiempo. 

Quiero dar con la razón que me haga desprenderme de esta comodidad de repetir año a años lo mismo, distraer la pena, embriagar la soledad, harta el vacío con majares de una mesa ocasional dispuesta para la temporada. 

Quiero que se despierte en mí el deseo de trascender, descubrir la razón del porqué todo Dios acogió en su divinidad esta mi humilde humanidad y la hizo suya; y por esa humanidad divinizada y esa divinidad humanizada exaltar mi existir y hacia ella orientar los pasos que me queden. 

Quiero soñar de nuevo; renovar mi esperanza, recuperar el valor para vivir la plenitud de vida que trae a su llegada el Dios hecho hombre. No quiero quedar atrapado en la vanidad de una navidad sin expectación y sin Dios.

No, no hay prisa, la Navidad puede esperar, aunque la otra haya ya llegado; no quiero que vuelva a pasarme, que de tanto apurarla, una vez más se me pase y me quede fuera de la moción espiritual que conlleva su paso sutil. 

Quiero darme tiempo: Bienvenido sea el Adviento. 

Yerko Reyes Benavides

Amanecer en Alegría

Amanece, todo acontece como está dispuesto, el sol resplandece en el firmamento, así tú lo has querido.

Es el atrevido trinar de los pajaritos, el que me habla de una realidad diferente; se hace presente un poco antes que la luz del sol despunte en el horizonte. Su canto es alegre, parecen llenarse de emoción al sacudir sus alas con vigor, vibran al sentir la vida que los inunda antes que el alba rompa la noche.

Padre Dios, creador de todo, tú eres la causa de cada amanecer: ¿Cuántas veces lo he acogido con la misma alegría que hincha el pecho de las aves en su vuelo? Hazme consciente que en cada amanecer se hace presente tu bendición y nos inundas con el resplandor de tu gracia.

Me haces participe del gozo de la vida que trae cada día y la concedes sin más a una humanidad que muchas veces le resulta indiferente, mas no nos castigas con la penumbra sino que nos concedes los más cálidos rayos de sol, alimentas con su luz el corazón; es tu amor nuestra alegría.

Por eso Señor, Padre amado, mi voz la uno al canto de los pajaritos, para decirte: Gracias, Señor, Gracias, por este nuevo día, en ti y por tu gracia lo viviré en la regocijo de saberme bendecido y, procuraré más allá de mis limitaciones sonreír, para ser pequeña chispa de sol en la vida de mis hermanos que están en penumbra o caminan en desesperanza.

No te alejes Señor y acompáñame en la alegría que trae el amanecer, no dejes que se extinga en las horas de este día y se haga constante también en el ocaso.
Amén

Yerko Reyes Benavides

domingo, 24 de noviembre de 2019

Mi todo y mi bien

Jesús mi todo y mi bien,
sin ti nada soy,
existo en este mundo
y en él me realizo
más de nada vale si tú no estás conmigo,
me consumo, me extingo.

Jesús mi todo y mi bien,
contigo mi existir tiene sentido,
todo por ti lo recibo,
eres el motivo de mi vivir,
el que me hace sentir,
el que me anima a seguir.

Jesús mi todo y mi bien,
es la bondad de tu divinidad
la que vivifica mi humanidad,
en ti encuentro la humildad,
tu entrega me anima, me atrae,
me atrapa.

Jesús mi todo y mi bien
me llamas,
me buscas,
me mueves ,
me acoges:
mi corazón en tu voz se sosiega
tú eres su Pastor,
en tu hombro está mi consuelo.

Jesús, mi todo y mi bien,
mi vida en tu gloria se exalta,
me llenas de tu gracia,
allanas mis miedos,
me das descanso.
No eres mi rey
sino mi todo y mi bien.

Jesús mi todo y mi bien,
por ti todo doy,
en ti todo soy,
no me importa el vacío,
ni la soledad y su nada,
si yo en ti tengo un hogar,
y en tu corazón está mi lugar.

Jesús mi todo y mi bien,
mi Amado:
me niego a mi
para ser en ti,
y siendo yo en ti,
reinarás aquí,
en esta vida que ya no es mía,
pues a ti por siempre consagrada
queda.
Amén

Yerko Reyes Benavides

sábado, 23 de noviembre de 2019

Hazte Señor

Hazte, Señor, sentir, sobre todo en los días en que la confianza se pierde, la caridad se esconde y la seguridad que proporciona la fe se reciente; son tantos los de mirada ausente, indolentes pasan sin detenerse y no se dan por enterados que algo está cambiando en nuestra humanidad diluida de sentido.  
Hazte, Señor, oír; resuene enérgico el sonido de tu voz, que nuevamente nos indique el camino que lleva a tu corazón, el que de bondad, justicia y compasión está lleno; no quiero ser parte de una humanidad desfigurada, que ya no recuerda ni la cruz ni el calvario donde fue bautizada, de virtud y gracia en tu sangre derramada.  
Hazte, Señor, presente, no sólo en el corazón y en alma de la gente, sino también en su consciencia, que en tu amor fue forjada, para que discierna más allá de toda creencia o ideología, el camino que le conduzca definitivamente a la paz, la que el mundo no es capaz de dar.  
Hazte Señor entender, que tu palabra sea al espíritu y al corazón sugerente, y sea recurrente el mensaje de una buena nueva que inspire nuevamente, a esta humanidad que se aferra a lo material y se olvida que su realización no está en el suelo sino en el cielo a donde pertenece. 
Hazte ver Señor, camina nuevamente por las calles de esta humana naturaleza, que pierde como otras veces el rumbo hacia la gloria que por ti le fuera otorgada, y en la que en tu amor, misericordia y compasión encontrará esplendor y plenitud por toda la eternidad. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

viernes, 22 de noviembre de 2019

Humildad: Citas Bíblicas

Cuando abordamos el estudio de algo, cualquier tema, es necesario tener un referente, es decir, un lugar desde el cual iniciar la consulta. A veces apelamos al Diccionario para hacernos una idea de entrada de aquello en lo que queremos indagar y profundizar.

Luego que hacemos este primer acercamiento decidimos si la información es suficiente para dejarlo ahí o, si nuestro interés no ha sido suficientemente satisfecho para ir a textos más especializados y con ellos profundizar más al respecto. Satisfechos y despejada nuestra duda seguimos adelante.

El propósito de este escrito, no es sólo dar una información especializada sobre el tema es cuestión, sino que ofreciendo un marco un marco referencial desde el cual contextualizar la noción de humildad, sea el pretexto para iniciar un proceso reflexivo del cual se saque provecho para un mejor vivir. 

El tema que nos ocupa a simple vista parece sencillo. Todos tenemos una noción del término y, hasta podemos aventurarnos a dar una definición: 

“Humildad es…”. 
Sin embargo, no basta con tener una idea somera o una noción, al menos no le basta a la vida espiritual, ya que la humildad es condición sin la cual ésta no se da, ni se proyecta, ni tampoco se trasciende a sí misma en busca de la grandeza divina.

Necesitamos, un “acto de humildad” para reconocer que lo que sabemos no nos alcanza y por ende precisamos indagar un poco más. 


Podemos utilizar la estrategia y el sistema de investigación que más nos convenga. Sin embargo, hemos de decantarnos por algo, por ello buscamos un referente, como ya lo mencionamos, este será para nosotros la Biblia que no es un libro de consulta, sino la fuente: manantial de agua viva que sacia nuestra sed. 

En este artículo, no utilizaremos ningún criterio más que el de la cita. Sin un orden específico, y sin ser exhaustivos en los detalles, haremos un primer acercamiento paseándonos por los textos bíblicos que hacen cita del término, es decir, bajo qué contexto es citado y cómo los autores sagrados hacen uso de este. 

Al final, cada uno hará su conclusión de esta vista bíblica panorámica: 



1. Antiguo Testamento
- “El Señor da la riqueza y la pobreza; humilla, pero también enaltece”. (1Samuel 2,7) 
- “Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra”.  (2 Crónicas 7,14)  
- “Con el orgullo viene el oprobio; con la humildad, la sabiduría”.  (Proverbios 11,2)  
- “El temor del Señor es corrección y sabiduría; la humildad precede a la honra”. (Proverbios 15,33)  
- “Al fracaso lo precede la soberbia humana; a los honores los precede la humildad”.  (Proverbios 18,12) 
“Recompensa de la humildad y del temor del Señor son las riquezas, la honra y la vida”. (Proverbios 22:4)  
- “El altivo será humillado, pero el humilde será enaltecido”. (Proverbios 29,23)  
- “Bueno y justo es el Señor; por eso les muestra a los pecadores el camino. Él dirige en la justicia a los humildes, y les enseña su camino”. (Salmos 25,8-9)  
- “La gloria, Señor, no es para nosotros; no es para nosotros sino para tu nombre, por causa de tu amor y tu verdad”.  (Salmos 115,1)  
-“¡Ay del que contiende con su Hacedor!
¡Ay del que no es más que un tiesto entre los tiestos de la tierra!
¿Acaso el barro le reclama al alfarero:
«¡Fíjate en lo que haces!
¡Tu vasija no tiene agarraderas!»?”  (Isaías 45,9)  
- “¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Grita de alegría, hija de Jerusalén! Mira, tu rey viene hacia ti, justo, salvador y humilde. Viene montado en un asno, en un pollino, cría de asna”. (Zacarías 9,9)  
- “¡Ya se te ha declarado lo que es bueno! Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios”. (Miqueas 6,8) 
2. Nuevo Testamento 

A. Los Evangelios 
- “Entonces Jesús se sentó, llamó a los doce y les dijo: —Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”. (Marcos 9,35) 

- “Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos”. (Marcos 10,45) 

- “Cuando ayunen, no pongan cara triste como hacen los hipócritas, que demudan sus rostros para mostrar que están ayunando. Les aseguro que éstos ya han obtenido toda su recompensa”. (Mateo 6,16) 
- "En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a los pequeños". (Mateo 11,25)
- “Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana”. (Mateo 11,29-30) 

- “El que recibe en mi nombre a este niño —les dijo—, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que es más insignificante entre todos ustedes, ése es el más importante”.  (Lucas 9,48) 

- “Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros”.  (Juan 13,14) 

B. Cartas de San Pablo
- “Vivan en armonía los unos con los otros. No sean arrogantes, sino háganse solidarios con los humildes. No se crean los únicos que saben”. (Romanos 12,16)

- “Sean siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor”. (Efesios 4,2)

- “También escogió Dios lo más bajo y despreciado, y lo que no es nada, para anular lo que es, a fin de que en su presencia nadie pueda jactarse”. (1 Corintios 1:28-29)

-“Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia”. (Colosenses 3,12)

- “No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos”. (Filipenses 2,3)
C. Cartas de Santiago y Pedro 

- “El hermano de condición humilde debe sentirse orgulloso de su alta dignidad, y el rico, de su humilde condición. El rico pasará como la flor del campo”. (Santiago 1,9-10)

- “¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que lo demuestre con su buena conducta, mediante obras hechas con la humildad que le da su sabiduría”. (Santiago 3,13)

- “Humíllense delante del Señor, y él los exaltará”. (Santiago 4,10)

- “En fin, vivan en armonía los unos con los otros; compartan penas y alegrías, practiquen el amor fraternal, sean compasivos y humildes”. (1 Pedro 3,8)
Conclusión

No concluye este artículo aquí, sino que continúa en tu reflexión y meditación personal. Puedes tomar cada cita bíblica y confrontarla contigo mismo y lo que dice y haces o incluso piensas y sientes. 

Lo que realmente importa no es cuanto sabes sobre el tema de la humildad sino como vives en el día a día la humildad como una actitud que te identifica y caracteriza la manera como te relacionas con Dios y las personas con las que compartes tu camino de fe en el amor a Dios.
"Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos" .(Mateo 5,3)
Este es el reto. 

Yerko Reyes Benavides

miércoles, 20 de noviembre de 2019

Pasa, Señor

No sea, Señor, tan sólo un día el que pases y conmigo te quedes.

Eres constante en tu peregrinar, caminas las praderas de la humana existencia, pero no te quedas en ellas, avanzas, por un instante te detienes, y en esta casa que te ofrezco su huésped te haces, tan sólo por un rato.

Detente Señor, sé que no has venido a quedarte para siempre, sólo has venido a buscarme; olvida el tiempo y su premura; ya eres eterno, que el cosmos y su infinito te sigan aguardando.

Hazte, Señor residente en mi existir, anima mi sentir, pues a ti estoy necesitando más más que a la vida misma en este mundo.

Quédate Señor, aquí tienes para ti un lugar y mi corazón está dispuesto recibirte; siéntate a la mesa de mi vivir, beberemos de la copa de mis sueños, donde atesoro mis anhelos y a ti, el más grande de ellos.

No pases tan aprisa, Señor, traspasa la puerta de mi alma que por ti aguarda, no se cerrará cuando hayas entrado, podrás marcharte, más no sin antes haber dejado impregnado de ti todo cuando soy.

Pasa Señor, y tu paso sea lento, camina sutil y sereno por los parajes más recónditos de mi historia, renueva mi memoria y anima a mi conciencia a romper todos los esquemas que me impiden dejar la tranquilidad de este hogar que ahora te recibe y hacerme de tu mano peregrino de la eternidad.
Amén

Yerko Reyes Benavides

lunes, 18 de noviembre de 2019

Acción de Gracias

Gracias Señor por tanto,
gracias Señor por todo;
gracias porque te haces presente,
y me sigues buscando en todo amanecer,
en el día me acompañas,
y en mi corazón también te quedas
en cada anochecer.

Gracias Señor, porque de tu corazón no me has alejado
y aunque de ti me encuentre lejos, me sigues esperando;
gracias Señor porque te haces sentir en mi existir
insistes y de mi amor no desistes, persistes en venir a mí.

Gracias Señor por este día,
gracias porque no me niegas la alegría
y la dejas al alcance de mi mano,
cuando sales a mi encuentro
y me acercas a tu corazón.

Gracias Señor, porque no me abandonas,
aunque me sienta en soledad;
gracias porque quedarte a mi lado
cuando el miedo y la tristeza tocan a mi puerta;
no me dejas, infundes en mi alma el don de lo alto,
y me animas a vivir movido por del Espíritu Santo.

Gracias Señor por el Pan de tu entrega
manjar divino que exalta mi alma
renueva mi espíritu y a mi cuerpo alimenta;
a ti me une y por un instante entro al cielo que me espera.

Gracias Señor por tu perdón
que cura las heridas de mi corazón;
gracias porque me das nuevas oportunidades,
para expresar en cada acto tus bondades

Gracias Señor por el tiempo y este momento,
gracias por las horas
y el instante en mi te haces presente;
gracias, Señor, por llamarme a estar contigo,
gracias por esta oración que reconforta mi corazón;
ya puedo continuar con el afán que trae cada día,
seguro estoy que tú conmigo vas.
Amen

Yerko Reyes Benavides

domingo, 17 de noviembre de 2019

Las Alas de tu Amor

¿De qué me vale, Señor, conquistar este mundo
llegar a la cima de todo
encumbrarme en lo más alto,
si no puedo tocar el cielo
desde donde llamas a los que amas?

¿De qué me sirve, Señor, una felicidad
tan esquiva y pasajera,
que rápido llega y se escapa de mi mano
como gota de rocío,
que no alcanzo detener por más que aprieto el puño?

Es una falacia Señor este gozo
si tu no apareces en el firmamento,
más allá del lugar de mi agonía,
y de esta necia idea mía,
de pretender tenerlo todo;
en mi vanidad mi alma ahogo
y me quedo solo si tú no estás conmigo.

No, no Señor, no quiero
la delicia de un momento
que deja en mi interior un gran vacío
cuando de mí se escapa;
mientras más me aferro a ella
más intensa se hace mi tristeza,
y más profusa se vuelve mi amargura.

Me rebelo ante la idea de una vida a retazos
no quiero seguir empujando la copa de un vino de ocasión
dulce a los labios, agrio al corazón;
prefiero entregarlos todos, menos uno:
el instante que a mi llegaste, Señor, Amado
y dejaste impregnada mi alma
del deseo de eternidad.

Aunque no te quedes Señor,
golpea fuerte,
hiende la roca que recubre mi corazón y mi mente
incítame a trascender nuevamente;
rompe las cadenas que hay en mi interior
que impiden que este espíritu en libertad concebido
se despliegue y surque el cielo.

Déjame este sólo instante
para en mi, Señor encontrarte,
y al fin dejarlo todo,
incluso a mí;
dame lo único que necesito:
las alas de tu amor.
Amén

Yerko Reyes Benavides

sábado, 16 de noviembre de 2019

El Sonido de tu Voz

Qué dulce en el aire suena el sonido de tu voz, la brisa lo trae sereno, y con sutil encanto tu nombre resuena en mi interior. 

Se estremece mi alma, se exalta mi corazón, es la Dulce Muchacha de Nazaret, de Dios, la niña de sus ojos, la que sale a mi encuentro. 

María, llena de celestial encanto, la gracia de Dios en ti está plena, y no te la quedas, sino que la compartes, la das abundante a este hijo de tu adopción. 

María, Madre de Dios bendita, tú nombre es armonía para mi alma; apacigua mi espíritu inquieto que busca por todos los medios, desprenderse de este suelo y emprender en libertad el vuelo. 

No me detengas, María, eres Madre, y sabes mejor que nadie, que a los hijos tuyos, de plenitud sedientos, nada los contiene, sólo el amor que abraza y se consuma en la eternidad. 

Sigue María, hablándome al corazón; susurra con ternura tu amor de Dios, será el sonido de tu voz lo que le de dirección a este surcar el cielo en busca del Amado, su plenitud. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

viernes, 15 de noviembre de 2019

Tu Perdón, Señor

Haz brillar sobre nosotros, Señor, el resplandor de tu bondad y absuélvenos por habernos de ti olvidado.  
Ten paciencia de nosotros, Señor, nuestro espíritu está dispuesto y nuestro corazón es animoso, pero con facilidad se distrae, se confunde y son tantas las veces que se pierde.  
Que nos acompañe, en este peregrinar nuestro hacia ti, Señor, la compasión que abunda en tu corazón, y encontraremos en nuestra vida el camino de tu amor. 
No falte, Señor, tu voz sutil y serena, Palabra eterna, que amplia nuestro pensamiento, y nos hace ir más allá de esta realidad, en la que tantas veces nos quedamos atrapados ignorando tu llamado. 
Derrama, Señor, en nuestra vida tu misericordia y nuestra existencia en ti encontrará indulto y reconciliación, de nuestras faltas remisión. 
De ti, Señor, nos hemos separado, de tu amor y de tu gracia alejado, concédenos en este día, Jesús amado, tu perdón y llévanos de vuelta a tu corazón.
Amén

Yerko Reyes Benavides

jueves, 14 de noviembre de 2019

Déjame

Déjame contemplarte, Señor, escondido en el Sacramento de tu Altar,
donde entregas tu divinidad en la humildad de tu bondad;
escondido no estás en el pan,
pues te das como alimento que nos salva.

Déjame acercarme, Señor, al misterio de tu Amor que a todos llama;
resguardado te quedas en sencilla forma,
que sensible a mis sentidos toca
con sutil insistencia a las puertas de mi alma.

Déjame acompañarte Señor, en esta soledad de tu reserva,
donde no hay tristeza sino Amor en espera,
que aguarda con paciencia a todo el que llega
a buscar en ti la compasión y la ternura que le falta.

Déjame acércame a ti Señor, en el don en tu Amor por mi atrapado,
todo Dios exaltado aguardando el sagrario vivo
de este corazón a ti, en humildad ofrecido.

Déjame acariciarte Señor, sentir el suave y sutil beso de tu amor,
que das en la comunión,
no hay forma que sea digno de este don
más tú me levantas, y me llevas a tu corazón.

Déjame contigo quedarme, Señor, aunque me vaya,
de ti no quiero alejarme sino llevarte contenido en mi alma;
que aunque mis ojos no puedan de momento verte,
en mi espíritu, corazón y mente
tu amor por siempre conserve.
Amén

Yerko Reyes Benavides

miércoles, 13 de noviembre de 2019

El Despertar de tu Amor

Es el despertar de tu amor
lo que apura el amanecer y su resplandor;
marca el final de la de la tiniebla
y no deja lugar a la oscuridad,
aunque la noche siga llegando,
a este corazón que por ti, Señor, está anhelando.

No dejo pasar la oportunidad que trae tu amor
cuando despierta en mi corazón,
exprimir hasta la última gota que trae este tiempo
que estoy contigo, Señor amado;
embriagar mi espíritu en el néctar de tu ternura y compasión,
dejarme llevar por dulzura de tu voz
que apacigua mi alma y serena mi mente.

Confiéreme Señor la fortaleza
para alejar de mi vida la tiniebla
que busca nuevamente apagar mis ojos
para que no pueda mi alma contemplar el despertar de tu amor
que aparece constantemente en el horizonte de mi existencia.

Acaricia Señor mi conciencia con el yugo suave de tu verdad;
que este despertar en tu amor,
traiga a mi espíritu de tu Corazón su libertad;
engrandece mi humildad
para que pueda servirte y amarte en los demás
y encontrárteme contigo en rostro de la gente.

Insiste en el despertar tu amor en mí, Señor,
haz tuyo todo cuanto tengo
renuévame por dentro
y todo mi ser por ti será un reflejo
de la luz imperecedera de tu entrega,
que me eleva, y a mi alma exalta,
y la lleva a tocar las puertas de la eternidad
donde tu existes como amanecer sin ocaso
en amor inmortal.

Despertar en tu amor es lo que anhelo
cada día, todos los días,
hasta estar unido a ti hoy y siempre.
Amén

Yerko Reyes Benavides

martes, 12 de noviembre de 2019

Dios no obra en soledad

¡Qué curioso! Una de las cosas que me enseñaron muy temprano cuando comencé a andar por la religión es que Dios no tiene necesidad de nada, ni tampoco de nadie, Él es la existencia increada que lo crea todo. 

Dios en su sustancia Divina está completo, y por ende no tiene necesidad de nada; ni si quiera de sí mismo. Por tanto, no necesita de nuestro culto, ni de nuestros ritos. No son nuestras alabanzas, ni tampoco nuestros sacrificios lo que hacen ser Dios a Dios. Su existencia no depende de nuestro reconocimiento, ni queda atrapado en alguna religión que lo anuncie, lo proclame como objeto de su fe o sujeto de sus ceremonias, lo defienda o lo controle. 

Sin embargo, y esto queda bien claro en la historia de la Salvación, desde Abraham hasta llegar al mismo Jesucristo, Dios no obra en soledad. 

Quizá no necesite de nosotros, como de hecho no lo hace, pero, en atención a lo humano, Dios llama al hombre a ser partícipe en todo momento de su Plan de Redención. 

Esto nos deja con una interrogante que nos complica aún más las cosas:
¿Si Dios no nos necesita, para qué entonces nos llama? 
La respuesta no es tan obvia, pero si más sencilla de lo que al principio nos pueda parecer: no es en virtud a su necesidad, que Dios nos llama, sino a la nuestra. No es Dios quien necesita y por eso nos llama, sino que somos nosotros los que necesitamos y por eso él nos llama. 

Así pues, es en relación a nuestra propia necesidad y la que tenemos de Él, es por lo que nos llama a acompañarlo, a asistirlo, apoyarlo, ayudarlo en su acción salvífica. 

Es necesario acá acotar que la acción salvífica no redundada en beneficio divino sino en el humano. Digámoslo de otra manera, quizá un poco más coloquial: Dios no gana puntos de popularidad cuando actúa en beneficio del hombre, ni los pierde cuando las personas son víctimas de su tragedia. Dios no es más Dios porque hace cosas buenas por los hombres, ni deja de serlo cuando el hombre sufre. 

Es justamente el sufrimiento del hombre lo que mueve la acción de Dios; su intervención.


Es el sufrimiento sobre todo el de los más desvalidos e inocentes, el mismo que hace que algunos reclamen con desdén diciendo: ¿y dónde está tu Dios? y muchos extiendan al cielo sus brazos y con lágrimas en los ojos digan: ¿Dónde estás, Tú, Oh Dios, el que me salva?, la razón -no exclusiva pero si fundamental- que mueve la determinación de Dios a actuar.

Movido en amor y por amor, Dios, entonces, llama, busca, y se deja acompañar por el mismo hombre que clama, que suplica y también reclama. 

Dios no siente necesidad, no tiene necesidad, sin embargo, Dios ama, Dios en sí mismo es Amor, y en ese amor nos busca, y por ese amor nos acerca hasta él, y en amor desbordado él mismo viene a nuestro encuentro. 

El sufrimiento del ser humano, no es Él quien lo provoca, pero no queda desatendido el grito que desde el dolor sube hasta su cielo, como tampoco queda sin ser oído el susurro de amor de aquel que corresponde al suyo. 

Y de ahí que, cuando Dios llama, lo que espera a quien le atiende y responde, es un camino lleno de exigencias que amerita, dedicación, esfuerzo, empeño y entrega, muchas veces incondicional y en ocasiones exclusiva. 
¿Acaso esperabas algo distinto? 
Si, en realidad sí. Algo simple, fácil y sencillo. A un Dios que por ser Dios haga que todo nos resulte agradable y placentero. ¿De qué sirve, si no es así, creer en Dios? 

Vivir en y por el Amor de Dios, no es nada sencillo y aunque en su amor hemos sido llamados, la realización de esa vida en amor, será una ardua labor. 

A manera de síntesis: 
  1. Dios no obra sólo, ni en soledad, por tanto llama, invita y convoca; y aunque pudiera hacer todo por sí mismo, te llama a ti, me llama a mí, llama a un pueblo, a una comunidad, para ser partícipes de su obra de amor y acción de salvación. 
  2. Dios no obra en soledad, sino que involucra, convoca, reúne. Nadie que ame actúa al margen del amado. Y aunque Dios no tiene necesidad alguna, nos llama a ser partícipes de su amor, de su entrega, de su bondad, y a buscar junto con Él reconciliación, libertad, justicia y paz. 
  3. Responder al llamado no es una obligación, sino un acto pleno de la libertad humana; y aunque se puede rechazar la invitación, eso no le quita a Dios el mérito de la insistencia (Jonás, por ejemplo). 
  4. Aceptar la invitación conlleva las exigencias que hay implicadas en la acción para la que se ha sido convocado por el Señor. El amor como finalidad de la existencia no es sólo romance, sino labor constante. 
No somos objetos de la acción de Dios, sino sujetos de su amor y por tanto, jamás Dios obrará en soledad. 

¿Listo para acompañar a Dios?

Yerko Reyes Benavides

lunes, 11 de noviembre de 2019

Te Pienso

Te pienso, Señor y en mi interior te busco; ya no me distraigo en las cosas por ti creadas, mas no es sencillo descubriste tan presente en mí, he de conocerme para no perderme en mi creencia de ti y lo que tú vas siendo en mí.  
Te pienso, en este pensarte, busco contigo encontrarme, apuro el momento de estar unido a tu corazón; cierro los ojos, no es en la contemplación de lo externo en donde te manifiestas, sino en los pliegues de esta consciencia que busca en todo momento actuar en bien, mas sólo en ti encuentra la bondad que necesita para entregarse.  
Te pienso, Señor, y mi alma animosa anhela el sentimiento de descubrirte presente, arraigado tan íntimamente en mí querer, que mi corazón en tu amor se engrandezca, y mis manos en tu gracia hagan que tu Reino aparezca.  
Te pienso, y mi pensar es pausado, no quiero apurar el instante de encontrarte presente, ni que se escape el momento de sentirte vivo en mi alma, corazón y mente.  
Te pienso y en esta oración voy a tu encuentro; mi palabra es torpe pero es sincera, es expresión del ímpetu de mi espíritu que te anhela, y en ella de digo con humildad pero con fuerza: te pienso Señor, y en este pensarte busco en tu amor extasiarme, de ti llenarme y contigo quedarme, hoy y siempre. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

domingo, 10 de noviembre de 2019

A la hora del Alba

Un Poema hecho oración. 
Una Oración hecha poema.

¿Qué trae, Señor, el alba que la prefieres
al resto de las horas del día?

Te eximías del sueño y su descanso y en vigilia permanecías;
era la madrugada, el mejor momento de tu jornada
para atender sereno y sin tropiezos a lo que sin reposo en tu pecho ardía:
el amor que te llamaba sutil y nada te exigía,
mas que ser de su encanto el vigía
que aun, en la penumbra de la noche resplandecía
más que el sol de mediodía.

¿Qué tiene Señor el alba que de todos te alejabas
mas en soledad y en oscuridad no quedabas?

En la complicidad de la penumbra a ti te esperaba,
sólo por ti aguardando estaba
para ser en abundancia desbordada
en tu humanidad en nostalgia agostada.

Era en la madrugada que tu corazón con más fuerza latía,
un llamado se te hacía,
uno que no desatenderías,
y cuanto más difícil se hacía el día,
con más ansias aguardabas la hora del alba,
para en vigilia de un sueño no dormido
a sus brazos tus fuerzas renovaras,
y con valentía tu vida consagrada
en serenidad y alegría la entregaras.

Ahora Señor, es mi turno,
me he hecho asiduo visitante de tu hora del alba,
y aunque no es nuevo, ser espectador del despertar del día,
mis ojos no se quejan ante la ausencia del huésped nocturno,
más bien esta mirada se pierde en el destellar de la penumbra,
y mi alma ya reconciliada se abre al infinito
con la única intención de sentirse cada vez más en plenitud.

Ahí, justo ahí, cuando el alma se ha desvestido
de toda pretensión y vanidad,
apareces en la sencillez de tu majestuosidad;
y el corazón se sobresalta de sentirse en tu amor alcanzado,
por tu amor abarcado y en tu amor abrasado.

Ahora sé lo que trae la madrugada,
la que con instancia y anhelo Tú buscabas
mi Señor amado…
…ahora yo,
también te espero a la hora del Alba.
Amén
Yerko Reyes Benavides

viernes, 8 de noviembre de 2019

En 3 años se lee la Biblia

Esta afirmación te podrá parecer exagerada; bien porque la puedas tomar como una exageración por falta de tiempo o por exceso de tiempo. Es decir, si eres un lector asiduo te parecerán tres años mucho tiempo para realizar le lectura de las Sagradas Escrituras, más sabiendo que hay Libros que se pueden leer tan sólo en pocos minutos (por ejemplo la 2 Carta de San Juan, en el Nuevo Testamento o el Libro de Abdías, en el Antiguo Testamento). 

Con todo, si tomas hacer en serio una lectura de los diferentes textos sagrados, en poco podrás hacer alarde de haber leído de un tirón varios de sus Libros. 

Sin embargo, llevar a cabo esta acción no es algo que muchos cristianos se propongan, aunque se trate de hacer lectura de los textos que son la Palabra de Dios y Palabra Vida que sustenta el caminar de todo creyente. 

Hemos de considerar que hay prácticas piadosas que se realizan en todas las religiones. Por ejemplo, y para manteros dentro del contexto bíblico, al que nos estamos refiriendo, los judíos, incluyendo a Jesús, tenían por obligación, hacer una peregrinación al Templo de Jerusalén, al menos una vez al año. 

Jesús, comenzó esta práctica y tradición a los 12 años (Cf Lc 2,41-54) y con toda seguridad, a pesar que en su primera visita se perdió y sus padres llenos de angustia le buscaron durante tres días; al siguiente año y en los subsiguientes seguiría yendo; como también lo hacía con regularidad en su vida adulta y pública de la que dan fe los Evangelios. 

Pudiéramos nosotros quedarnos con una costumbre y práctica piadosa que emula la que realizará Jesús y, proponer como obligación (no tanto cultual o legal como si moral) hacer una peregrinación a Tierra Santa, al menos una vez en la vida y visitar aquellos mismos lugares sagrados en los que nuestro Señor vivió en su vida terrenal. No, no es esa de la que haremos mención, sino de una en la que no necesitamos invertir una considerable suma de dinero (del que la mayoría de nosotros no dispone). 

La práctica piadosa que propondremos está al alcance de nuestras manos y posibilidades, aunque para realizarla, se necesite que venzamos algunas resistencias y dejemos de escudarnos detrás de una serie de escusas y pretextos. 
La práctica piadosa que todo cristiano ha de realizar es: leer la Biblia por entero, al menos una vez en la vida.-

Nadie se ha “vuelto loco” por haberlo hecho, aunque todos tengamos a un conocido que afirma haber conocido a alguien que le pasó (esto lo suelo escuchar en los talleres de biblia que comparto y esta pretexto es más frecuente de lo que parece); esto es sólo un mito urbano, que espera por nuestra práctica ser desmentido. 

Si, si se puede, y hacerlo redunda en beneficios espirituales abundantes. No es una exageración decir que en menos de tres años podremos leer toda la Biblia (pensando en aquellas personas que no se les da bien ser lectores asiduos y perseverantes). 

Una alternativa y para nuestro bien, la encontramos en el nuevo ordenamiento litúrgico (a partir de Vaticano II) en el que la Iglesia, en la Liturgia de la Palabra de la Misa, hace lectura de toda la Biblia, en un período de tiempo de tres años. Así que si lo prefieres, puedes hacerte el propósito de ir a misa a diario, y en tres años habrás escuchado la lectura de todos los textos sagrados por la proclamación de ellos en la Eucaristía. 

Por su puesto que hacerse este propósito será más que beneficioso para nuestra fe y para nuestra vida espiritual también; se tendrá la ocasión de recibir el Pan que nos alimenta todos los días, tal como lo pedimos en la oración del Padre nuestro y, de dos tipos de panes: el de la Palabra y el de la Eucaristía (el Cuerpo y la Sangre de Cristo). 

La Iglesia ordena la lectura de los textos de la Biblia en tres Ciclos (A, B y C) y en dos años (Pares e Impares). 

Los Ciclos están vinculados a los Domingos del año. Es decir, las lecturas que se proclaman en la misa dominical corresponden a uno de estos Ciclos. Cada Ciclo se inicia en el I Domingo de Adviento y concluye con la Solemnidad de Cristo Rey (que connota el año litúrgico). 

Los años pares e impares están relacionados con el año civil en curso, es decir, si el año civil es par por ejemplo 2018 o 2020, se leerán las lecturas correspondientes a los años pares y se haré de forma igual con los textos para los años impares (p.e. 2019, 2021). Otra cosa que hemos de tener en cuenta es que la división de años pares e impares es para ordenar las lecturas que se proclaman en los días de la semana (de lunes a sábado). 

De esta manera, tal cual como se ha hecho ya referencia, en tres años se habrá escuchado la proclamación de la Palabra de Dios contenida en cada uno de los Libros Sagrados que componen nuestra Biblia. 

Lo que sí es fundamental se tenga en cuenta es que no ha de faltar en nuestra vida espiritual la Palabra de Dios y a Ella hemos de recurrir y concurrir con frecuencia. 

¿Por dónde comenzar?

He escuchado a muchos especialistas responder a esta pregunta, y la mayoría coinciden en que lo más prudente y provechoso es dar inicio a la Lectura de la Biblia por los Evangelios; algunos incluso sugieren, se mantenga el orden ya establecido en la misma Biblia; es decir, comenzar por el Evangelio de Mateo, para luego seguir con el de Marcos, posteriormente el de Lucas y finalizar con el Evangelio de Juan. 

Sin embargo, y sin menospreciar la pericia de los expertos, en lo personal, recomiendo, en virtud a una lectura que no sólo sea casual o informativa, sino espiritual de la Palabra de Dios, comenzar con el Libro del Cantar de los Cantares. Un libro que a través de su simbología y metáforas, nos ubica dentro del contexto del Amor de Dios con el cual se revela y manifiesta. 

Que este escrito, sea para ti la excusa que andabas buscando para comenzar a leer la Biblia de forma consecuente. 

Yerko Reyes Benavides

Yo a Ti

Búscame, Señor,
que yo a ti te estoy esperando;...
y aunque no esté detenido,
aguardando plácido a que llegues,
mi espíritu sentir tu presencia anhela;
que a la puerta de mi existir llames
y hagas para siempre, en mi vivir tu morada.

Encuéntrame Señor,
que yo a ti te estoy buscando:
ya he hecho parte del camino,
he recorrido un gran trecho:
el sendero que a ti me acerca;
allégate hoy tú también a mí,
mi alma de tu ternura está en necesidad,
la que das con bondad y generosidad. 
Alcánzame, Señor,
yo a ti te espero,
pues, aunque ya no tenga prisa,
este vivir me atrapa en sus afanes y sus lidias;
dame de tu paz, mi buen Jesús,
la serenidad que hay en tu corazón,
para no perder la atención
de lo que en mi propicias,
para darme salvación.

Quédate, Señor, conmigo, no te marches;
mi espíritu en tu presencia quiere exaltarse,
mi alma en ti extasiarse
y este corazón, que intenta no ser de piedra,
a tu amor rendirse.
Amén

Yerko Reyes Benavides

jueves, 7 de noviembre de 2019

Contigo

Jesús, Señor mío, el tiempo que paso contigo es el mejor momento que tengo en el día. Solaz y paz es tu presencia; descanso y sosiego infundes en el alma del que te busca, como yo ahora, Maestro.  
Tu rostro quiero contemplar Señor en cada jornada, ya que no hay día en el que mi alma no esté necesitada de tu consuelo, estar contigo es mi deseo, la caricia suave de tu bondad que me da serenidad.  
Hoy, Jesús, no es diferente, y cada vez me hago más consciente que el día tendrá propósito si contigo estoy, me doy, y te doy.  
Contigo en mí, al tiempo tú lo haces trascendente, pues no tengo que esperar la eternidad como premio; me das la vida que se extiende más allá del límite de este existir.  
Contigo veo que todo en mí en ti se inició, en ti continua y se realiza y no que espera la muerte que ya venciste para tenerte, ya que tú eres la vida de mi vida y mi vivir en está en tu vivir.  
Jesús, Amado, ya no quiero solo un rato; robándole al día sólo instantes, minutos para sentir tu amor en mí. Tu plenitud en mi existir quiero, para que en todo lo que hago, pienso, siento y digo seas Tú en mí y yo en ti.  
Contigo aquí, hoy, mañana y siempre. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

miércoles, 6 de noviembre de 2019

Tu Mirar

Contemplarte a ti, sólo busco, Madre mía
Virgen María.

Concentrar mi mirada en tu mirar,
acallar los ruidos de este tanto pensar,
para que mi alma pueda respirar
con tranquilidad el aroma a divinidad
que impregnado en ti está;
y mi espíritu impetuoso sea regado en la gracia,
que Dios por ti abundante derrama.

Que al verme en tu mirar,
niña de Dios, sus ojos
mi corazón como el tuyo
en gozo quede exaltado,
para cantar la alegría del Señor
que llena la vida de los humildes y sencillos de corazón.

No dejes de mirarme con tu mirar en amor consumado,
que tu mirar es mi refugio, cobijo y también mi libertad;
amado del Señor en ti me siento,
renuevo mis fuerzas, recupero el aliento,
sigo en fe y esperanza el camino de tu Hijo,
al que tú me llevas con delicada ternura.

Que tu amor,
del Señor su Tesoro,
en mi corazón,
Madre de Cristo,
avive el deseo de seguirle y en todo servirle
y haga, gracia a tu intercesión constante,
presente en mi vivir la gloria de su Reino.

Que en tu mirar me pierda,
Flor de celestial fragancia,
para que en tu amor me encuentre
por siempre,
arrebatado en el amor del Señor.
Amén

Yerko Reyes Benavides

martes, 5 de noviembre de 2019

Peregrino

Tantos son los caminos que hay en el mundo
y qué pocos, llevan a ti, Señor.
Amplios son los que conducen a la perdición
y muy estrechos y difíciles lo son,
los que propician la salvación.

Escoger en esta vida no implica un reto mayor
de decisiones están nuestros días hechos;
desde el alba hasta su ocaso,
conscientes o no,
elegimos ir a tu encuentro
o alejarnos de tu amor.

Jesús, mi Señor, mi amigo
al momento de decidir no me dejes solo;
despierta en mí el anhelo que reclama
la acción de lo alto
que mueva en mi alma
el don del Espíritu Santo,
y la gracia que a ti me lleva.

Que en este día, mi buen Jesús,
seas tú el camino que mi alma busque transitar,
mi espíritu hacia ti vuele en libertad
y mi corazón en tu amor abundar.

Llámame a caminar por tus caminos,
tómame de la mano,
llévame al comienzo,
que de tu amor,
quiero ser su peregrino.
Amén

Yerko Reyes Benavides

lunes, 4 de noviembre de 2019

Sin Fuerzas

Me animas a seguir adelante, aunque no tenga ganas, aunque me falten las fuerzas; no me quieres desconsolado o ante la adversidad desesperanzado; tiendes tu mano me pones en pie, me mueves a estar siempre en camino, buscando en todo hacer presente tu Reino, aun en medio de un desierto.  
No me quieres abatido, ni tampoco entristecido, buscan por todos los medios, renovar mi deseo de ayudarte en todo, sirviendo con bondad a todos. Reparas mis fuerzas, afinas mis destrezas; te haces sentir con sutiliza en mi alma que te anhela.  
Tú conoces de tristezas y las penas que pesan en el corazón; tú mismo las viviste y tuyas las hiciste, las llevaste sobre tus hombros, y aunque no las puedes hacer desaparecer, les diste un valor sublime al que me invitas junto a ti a recorrer.

Dame Jesús de tu gracia, dame Señor tu valor; restaura mi vida en tu bondad, levántame con la fuerza de tu perdón; si tú estás en mí, sin miedo seguiré adelante, confiado en que aunque nada tenga, en ti nada me faltará; mi alma de ti en plenitud quedará y mi corazón en tu amor abundará.
Amén

Yerko Reyes Benavides

domingo, 3 de noviembre de 2019

Consagración

Jesús, mi Dios, el primer pensamiento de esta hora te lo entrego; y consagro a ti ahora, todos los demás, para que en cada uno de ellos tú estés presente, y mi mente de ti llena, sólo pueda pensar en tu gracia y en tu bondad.  
Jesús, mi Señor, al pronunciar tu nombre con mis labios, te entrego, y a ti consagro mis palabras, lo que mi boca divulga y pregona; lo que dice y cuenta e incluso lo que calla. Tuya es mi voz, para que por ella, tú y sólo tú, seas anunciado y proclamado.  
Jesús, Maestro mío, al contemplar mis manos, consagro a ti mi cuerpo, mis ojos, mi oídos, mi boca, también mis brazos, piernas y pies; todo cuanto soy en lo sensible a ti te lo entrego; que en mis sentidos pueda sentirte y también hacerte sentir a ti a los demás.  
Jesús, mi Amigo, el primer latido de este corazón que en mi pecho late, te lo entrego; y consagro a ti mis sentimientos, para que en cada uno de ellos, tú te manifiestes, y en mis emociones al estar tu presente, sean expresión de tu cariño, compasión y caridad.  
Jesús, mi Amado Jesús, todo lo que soy, todo cuanto puedo ser; todo lo que en mi hay y todo lo que tengo; todo lo que fui, todo lo que estoy siendo y seré; todo mi ser, sentir, pensar y soñar; todo mi vivir y mi existir a ti lo consagro.  
Sea tu ternura la que me haga y me rehaga y en tu amor viva para amarte a ti en mí, y en todos: hoy, mañana y siempre. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

sábado, 2 de noviembre de 2019

No es tu imagen, sino Tú

No estas hecha de piedra Virgen María,
aunque sea lo que estos ojos ahora miran
cuando a ti acudo en busca de consuelo.

No somos seres exclusivamente espirituales
desprovisto de la necesidad de lo sensible.
Mis ojos necesitan mirar y mis manos tocar,
para que así, este pequeño corazón pueda sentir
la bondad de tu maternal mirada
y el candor de tu mano llena de ternura.

No, no me concentro en la madera o la resina,
no es tu imagen por muy majestuosa que sea
lo que atrae mi atención;
mi alma se exalta de emoción,
con los sentimientos de tu corazón,
la nobleza de tu alma
y el temple de tu espiritual belleza.

La mano no quiere el yeso, el mármol, la perla o la seda,
cuando se pasea temblorosas por la efigie que de ti atesora;
es mi ser Señora, el que añora recibir de ti el cariño
que le das a los hijos de Dios.

Santa Madre de Dios y Madre mía,
acoge en tu corazón esta oración;
no quiere ser una explicación,
sino de mi pensamiento su exclamación
que te contempla en esta imagen,
para luego en fe perderse
en los jardines espirituales
de tu singular y especial hermosura,
la que me habla de Dios y mi espíritu anhela.

Cuida de mi fe, Virgen María;
protege mi confianza para que nunca falte en mi la esperanza
de esperar siempre en el Señor,
y anima a mi amor para que no desfallezca ni se agote
y a Dios se consagre como lo está el tuyo,
al que ahora, con toda mi fuerza me abrazo en filial devoción.
Amén

Yerko Reyes Benavides

Responso por nuestros Difuntos

- Del Ritual de las Exequias

V/ . Vengan en su ayuda, Santos de Dios; salgan a su encuentro, Ángeles del Señor. 
R/. Reciban su almas, y preséntenlas ante el Altísimo. 

V/ . Cristo que los llamó, los reciba y los Ángeles les conduzcan al regazo de Abraham. 
R/. Reciban sus almas y preséntenlas ante el Altísimo. 

V/ . Concédeles, Señor, el descanso eterno y brille para ellos la luz eterna. 
R/. Reciban su almas, y preséntenlas ante el Altísimo. 

(Oración personal en silencio) 

V/ . Señor, ten piedad. 
R/. Cristo, ten piedad, Señor, ten piedad. 

Padre nuestro… 
Ave María… 
Gloria… 

V/ . Libra, Señor, sus almas. 
R/. De las penas del infierno. 

V/ . Descansen en paz. 
R/. Amén. 

V/ . Señor, escucha nuestra oración. 
R/. Y llegue a ti nuestro clamor. 


-Oremos- 

Oh Dios, que concedes el perdón y quieres la salvación de los hombres: te rogamos que, por la intercesión de la Santísima Virgen María y de todos los Santos, concedas la bien­aven­tu­ranza a tus hijos, a quienes llamaste de este mundo. No les abandones en manos del enemigo, ni te olvides de ellos para siempre; sino recíbelos con tus santos Ángeles en el Cielo, su patria definitiva. Y porque creyeron y esperaron en ti, concédeles para siempre las alegrías del Cielo. Por Jesucristo nuestro Señor. 
R/. Amén. 

V/ . Concédele, Señor, el descanso eterno. 
R/. Y brille para ellos la luz eterna. 

V/ . Descanse en paz. 
R/. Amén. 

V/. Sus almas y las almas de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz. 
R/. Amén. 

V/. Y a nosotros nos bendiga Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.
R/. Amén. 

viernes, 1 de noviembre de 2019

Calvario

Señor Jesús acudo a ti en este instante en el que me faltan las fuerzas para seguir adelante.

Eres Tú, mi buen Señor, en quien encuentra mi alma lo que necesita para continuar sin desfallecer, ante las dudas y mi falta de fe.

Me abruma, Jesús, el verte nuevamente herido, por los que proclaman con su boca tu nombre, pero su corazón está lejos de ti.

Caes una vez más Señor, bajo el peso de una cruz que ya no pesa en los hombros sino en el pecho y en el alma.

Te echas encima, Cordero de Dios, nuestra indolencia y nuevamente caminas por delante de nuestra indiferencia, a ver si esta vez nos damos cuenta que el verdadero culto, el que te agrada, está en la caridad.

No dejes, mi Señor amado, que mi corazón se vuelva de piedra, que mis ojos ya no vean tus heridas, ni mis oídos oigan el grito, tanta veces ahogado, en tu necesidad.

Hoy te pido perdón, Señor, si en este caminar desenfrenado te he olvidado y he pasado de largo y en tu miseria no te he atendido; pues yo también, he anunciado tu nombre y he escondido la misericordia que de ti he recibido.

Renueva mi fe y dame la gracia y el valor que necesito para caminar, hoy también, contigo hacia tu Calvario.
Amén

Yerko Reyes Benavides