viernes, 23 de noviembre de 2007

Oración Pascual

Y en eso entró Jesús y, dijo a los suyos, vean mis manos; serán siempre señal para creer la verdad del Señor resucitado.
Las manos de la pascua lucirán las joyas de la sangre y de los clavos, alianza de amistad inigualable, quilates de un amor que se ha entregado.
Esas manos pascuales lucharán para dar libertad a los esclavos,
proteger a los débiles, caídos, construir la ciudad de los hermanos.
Manos resucitadas han de ser las manos de la gracia y del regalo, no aprenderán jamás a cerrarse, siempre abiertas al pobre, siempre dando.
Las manos amistosas siempre unidas, y que nunca serán puños armados, ni amenazas altivas y violentas, amigas de la paz y el diálogo.
Manos agradecidas, suplicantes, que bendicen a todos como hermanos, que protegen a débiles, a niños, que se alzan fervorosas suplicando.
¡Oh Señor de las manos traspasadas, oh Señor del dolor resucitado, pon tus manos heridas en las mías, que te cure del dolor en otras manos!

Referencia: Lazos de Fe, Año 2 Nº 3, Abril 2007

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