jueves, 31 de enero de 2019

Bienaventurado

Señor y Dios nuestro, la Omnipotencia define tu Divinidad, mas no te quisiste mostrar de esa manera, sino que te hiciste Uno con aquellos que invitaste a ser parte de ti, fue tu Bondad la que te precedió y, así te mostraste pródigo con la humanidad. 
Bienaventurado eres mi Señor, Dios de Bondad, en los pobres y en los de espíritu humilde te das a conocer. En ellos abunda tu amor de predilección, les has dado el Reino de los Cielos que en la tierra no poseen. 
Bienaventurado eres mi Señor, Dios de todo Consuelo, enjugas las lágrimas de los que lloran su tragedia en este mundo. Lleno estás de compasión, en ti los sufridos hallan un refugio. 
Bienaventurado eres mi Señor, que en los mansos de corazón has encontrado a quienes dar en herencia la obra de tus manos; ellos atraerán a la tierra un pedazo de tu Cielo. 
Bienaventurado eres mi Señor, tuya es la inocencia y con el hombre compartes tu pureza; quienes la preservan en su alma y corazón contemplan tu rostro de Amor, ahora y por la eternidad. 
Bienaventurado eres mi Señor, tuya es la misericordia que infundes en el corazón de los hombres; por ella los haces partícipes de la ternura que hay en tu Corazón. 
Bienaventurado eres mi Señor, en los que trabajan por la paz. Te haces alimento que sacia el hambre y sed de justicia, de aquellos que son llamados tus hijos. 
Hazme en ti, mi Señor, bienaventurado, que mi corazón no anhele nada más, ni busque otra cosa sino tu Bondad, Gracia y Amor y así, en ti, por ti y contigo ser bienaventuranza para todos, ahora, hoy y siempre.
Amén

Yerko Reyes Benavides

miércoles, 30 de enero de 2019

Sembrador

"Pasa por mí, Sembrador de Dios, 
deja en mi corazón la semilla del Reino"

Señor Jesús no cesas en tu empeño, un esfuerzo que sostienes, de hacernos parte de tu Reino.  Buscas las maneras de despertar en nosotros el interés de ser parte de él. 
Nos dices y lo mantienes, Divino Mesías, de lo que es y pueda hacer en nosotros del Cielo su Reino: ser parte de Dios y de su Trono. Nos hablas con autoridad de la gloria que hay en lo sencillo, lo humilde y lo pequeño.  
Jesús, Maestro amado, nos enseñas a leer los signos de los tiempos; a no desestimar lo que ante nuestros ojos parece insignificante. De lo olvidado Dios hace cantos de alegría y con lo menospreciado poemas de vida; de la semilla más pequeña un árbol frondoso del suelo hace brotar Dios. 
Sutil es tu enseñanza Jesús: tu Palabra es esa pequeña semilla que trae consigo la grandeza de Dios su Reino.  
Sembrador de eternidades te haces en el corazón de los hombres, amados de Dios, Señor Jesús.  
Pasa por mí, Sembrador de Dios, deja en mi corazón la semilla del Reino. Tierra fértil puedo ser; lugar para que el Reino se realice. 
Amanece, al alba de mi alma, Sembrador divino, lanza al viento la semilla que hará germinar un árbol frondoso en el que se gestarán frutos de armonía, justicia y paz.  
Pasa por mí vida, no dejes de venir, Sembrador; tus semillas son libertades y amores, coséchalas todas en mi corazón y haz que se geste por medio de ellas, en mí, tu Reino de salvación. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

martes, 29 de enero de 2019

Nos pensaste , Señor

"Nos pensaste Señor 
y hoy en este tu tiempo, 
pensando en ti me encuentro"

Nos pensaste Señor, en el tiempo nos creaste y en el mundo, obra de tus manos nos diste vida: infundiste tu aliento y nacimos, cuerpo, alma corazón y mente. 
Al principio no te conocíamos, mas tú te revelaste, te mostraste, apareciste en el firmamento de tu obra y te diste a conocer; te podíamos ver. Deleite fue ese instante que a gloria y a eternidad se sentía, pues tus amores cara a cara compartías. 
Nos pensaste Señor y en el tiempo, el mismo que todo tuyo es, nos diste un propósito; al oído lo susurraste, lo dijiste despacio, firme era tu voz, mas con ternura te expresaste, mi ser se estremeció:
“Se libre; vive semejante a mí: Amar será tu decisión, corresponderme tu elección”.
Nos pensaste Señor y en el tiempo nos creaste, y todo lo demás que fue hecho por ti nos lo diste como un don. Bondad en tu mano había y tu corazón con fuerza latía y no te bastó: el Creador a la criatura se dio. 
Nos pensaste Señor y en el tiempo nos amaste, no en minutos ni en horas, tampoco en días o meses, sino en infinitudes. Sobrepasaste tu divinidad y te desbordaste. Nos amaste en el tiempo y nos diste como regalo de tu amor la eternidad para corresponderte. 
Nos pensaste Señor y hoy en este tu tiempo, pensando en ti me encuentro. Me sobrecoge este misterio de tu amor, excedido me siento, y miro al cielo, elevo mi voz y te digo: 
"Dame de tu amor para corresponderte pues el mío es insuficiente, no alcanza; mi libertad es pequeña pero mi elección siempre serás tú". 

Amén


Yerko Reyes Benavides

lunes, 28 de enero de 2019

Hazte Sentir, Señor

"Jesús, Dios y Señor nuestro, 
hazte sentir, 
no pierdas la fe en tus amigos"

Jesús, estás presente y mi corazón te siente. No eres un Dios ausente y, aunque en el decidir cotidiano del ser humano no intervienes, inspiras sus pensamientos, llamas a su consciencia, ofreces tu Palabra para que en todo y siempre escoja la bondad y así pueda vivir en armonía y en paz. 
Mas no es posible, Jesús, que haya tanta miseria en la obra pródiga de tus manos, la misma que por ti fue rescatada y salvada, por quien incluso la vida diste, para liberarla del oprobio.  
¿Cómo es que la humanidad por ti redimida sigue como si vida en plenitud no le hubiera sido entregada?  
Muchos viven como si no hubiera Dios y, son más los que lo hacen como si no hubiera nada más que esta fugaz realidad que se les escapa constantemente de las manos y los hace indiferentes e incluso indolentes. 
No, no Señor, la obra que en tu amor se realizó no es perversa, es lenta para comprender, tarda en aprender, se descamina, se deja atrapar por lo inmediato, y aunque capaz de lo trascendente y eterno, esconde sus alas y se pierde en lo inmanente y en lo efímero.  
Jesús, Dios y Señor nuestro, hazte sentir, no pierdas la fe en tus amigos; no dejes de confiar en la bondad de aquellos a quienes hiciste tus hermanos.  
Jesús, hermano, hazte sentir, no silencies nunca tu voz, la que susurra Palabras de Vida al corazón, suspiros de Reino al espíritu, ansias de Cielo al pensamiento.  
Jesús, Maestro, también hoy hazte sentir en el corazón de muchos, inspira anhelos de eternidades, sueños de nuevas realidades y así, desde el divino tesoro de la libertad la humanidad a ti te busque, como yo ahora.
Amén

Yerko Reyes Benavides

domingo, 27 de enero de 2019

Desciende sobre Mí

"Desciende sobre mí, 
Espíritu del Señor, 
úngeme con el óleo de la alegría"

Espíritu Santo que del Padre y del Hijo procedes. Don Divino eres para una humanidad que necesitada del candor refulgente que de ti proviene y que al alma infunde calor de vida.  
Desciende sobre mí ¡Oh Espíritu Divino! se luz resplandeciente que penetre lo más íntimo de mi ser, calienta con el fuego de tu amor mi corazón, para que pertenezca totalmente al Padre Dios.  
Desciende sobre mí Santo Espíritu, llena de tus dones mi existir, para que todo en mí este inundado de la gracia divina y así, mi vida toda se uno oblación que agrade al Señor.  
Desciende sobre mi Paráclito del Padre, renueva mi espíritu, ese que es semejante a ti, para que pueda dar a la humanidad motivos para amar incondicionalmente como tú en Trinidad santa te desbordas en un amor que no conoce límites que se entrega con la totalidad de la eternidad.  
Desciende sobre mí, Espíritu Santo, no dejes de venir a la cita, toma posesión este templo que hay en mi interior, habita en él para siempre; permíteme ser santuario de tus dones y así, darme a todos sin temores, buscando en todo la virtud, el bien y la bondad.  
Desciende sobre mí, Espíritu del Señor, úngeme con el óleo de la alegría, para que a los corazones desesperanzados lleve el gozo de la gracia divina y encienda en ellos el fuego inagotable de tu amor.  
Desciende sobre mí, Santo de Señor, actúa a tus anchas en mi alma, transforma mi corazón, renueva mis pensamientos, insufla aliento de esperanza a mis palabras; que mi quehacer y mi vida toda sea una alabanza y, en ella se manifieste, en ti y por ti la gloria del Señor. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

sábado, 26 de enero de 2019

Pan de Vida


"Pan de Vida, don de infinita virtud,  
restauras al corazón llenándolo del Amor de Dios"

Pan de Vida eres presencia de Dios en el mundo, lugar para que te encuentre el que tu busca.  
Pan de Vida, eres alimento que a toda persona fortalece con la gracia Divina.  
Pan de Vida que al ser humano confieres gracia y bendición, acercándolo más al corazón del Señor.  
Pan de Vida, eres suave caricia para el alma que de ti recibe tu infinita y entera bondad.  
Pan de Vida, restauras la confianza en la vida de los que peregrina por el mundo sinuoso en dirección del Reino.  
Pan de Vida, eres banquete, mesa dispuesta a la que todos están invitados con traje de gala, que no cubre al cuerpo sino que exalta al alma.  
Pan de Vida eres, lugar de encuentro, en ti no ha restricción pues a todos te das como comida de salvación, para que en ti en todos haya vida y vida en abundancia.  
Pan de Vida promesa de eres promesa de Plenitud. El que se alienta de este pan no volverá a sentir hambre jamás.  
Pan de Vida, don de infinita virtud, restauras al corazón llenándolo del amor de Dios.  
Pan de Vida eres mi amado Jesús, tu amor al extremo en este alimento de salvación has dejado; que no falte este alimento espiritual en mi peregrinar hacia ti, pues por él me introduce en el Reino y abres para siempre las puertas de la eternidad, donde tu éstas.  
El Pan de Vida eres Jesús, no permitas que nadie ni nada me separe de ti; que pueda siempre de tu corazón recibir este beso de tierna bondad que a mi alma le das. 
Amén


Yerko Reyes Benavides 

viernes, 25 de enero de 2019

Muéveme tu Gracia

"Muévame tu amor, 
la convicción que no hay nada mejor"

Señor Jesús al despuntar el alba mi alma ya busca amanecer en tu gracia.  
Eres Tú quien le da fuerza a mi corazón para emprender este nuevo día, don de tu bondad y en él, hacer la Voluntad de Dios que es Padre de Misericordia.  
Muéveme tu gracia, Señor, para que mis pensamientos inspiren el quehacer de mis manos en la construcción de un mundo en unión, justicia y paz. Dame la capacidad de soñar nuevas realidades.  
Muéveme tu gracia, Señor, para que mis sentimientos estén en sintonía con los tuyos y en armonía hagamos una sinfonía de agradables melodías de compasión, bondad y ternura en el corazón de los hombres y mujeres de este tiempo.  
Muéveme tu gracia, Señor, para que mis palabras hoy tengan sabor a esperanza que dejen agradable gusto de regocijo en los labios de aquellos que sedientos buscan manantiales de confianza.  
Muéveme tu gracia, Señor, para que mi fe sea tan firme que muchos por ella se sostengan, mientras transitan los áridos desiertos de los desaciertos de los mundanos quereres.  
Muéveme tu gracia, Señor, para que no desfallezca mi esperanza, y ante las calamidades y las tragedias propias de la vida, vaya seguro con la certeza que vas conmigo de la mano y, mi mano de la mano de mis hermanos.  
Seas, en definitiva, Tú Señor, el que me mueva.  
Muévame tu amor, la convicción que no hay nada mejor y, teniendo mi corazón en el tuyo, camine seguro aunque no sean valles y ni cañadas los senderos de este mundo. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

jueves, 24 de enero de 2019

Jaculatoria por la Paz

Jaculatoria:

"Eres, de Dios, una promesa,
en ti está puesta nuestra confianza;
pues Tú, Madre, eres nuestra Esperanza"


Madre de la Paz
R/. Intercede por nosotros

Yerko Reyes Benavides

miércoles, 23 de enero de 2019

Enséñame

"Enséñame, querido amigo
 a vivir en “libertad de espíritu"

Enséñame, Jesús, el camino de la justicia y de la paz; ese que lleva a un mundo nuevo, el que tú, con el fuego del Espíritu has venido a encender en el corazón de tantos que, como yo, anhelan un porvenir en bienestar, donde se pueda convivir en sana fraternidad. 
Enséñame, Señor, el camino del bien que no lo procura el cumplimiento de la ley.  
Enséñame a discernir, Maestro. A ir siempre más allá de lo establecido y procurar en todo momento la Voluntad de Dios que es Padre de todos. 
Enséñame, Jesús Mesías, a poner en primacía al ser humano y sobre todo al necesitado, al que clama atención en el silencio de su tragedia y busca en tu Misericordia la dignidad que el mundo le niega. 
Enséñame Nazareno, el camino que me acerca a tu corazón, ese que sin importarle las prerrogativas y los mundanos intereses estuvo siempre dispuesto a atender al que requería un poco de compasión.  
Enséñame, Señor a tener valor, a dejar atrás el temor, para que siempre y en todo lugar, busque hacer el bien, aunque nadie lo haga y, evitar el mal aunque sea el proceder de todos a mi alrededor. 
Enséñame, Jesús a alejar de mi corazón el miedo a la persecución por buscar la justicia primero que todo. Que no me arredre la calumnia en mi contra, por procurar en tu nombre la Paz. 
Enséñame, querido amigo a vivir en “libertad de espíritu” para que siempre: alma, mente y corazón estén en dirección a tu Amor, el que entregas sin condición y restricción a todos, y también a mí.
Amén

Yerko Reyes Benavides

martes, 22 de enero de 2019

Padre Bueno

"Enséñame Padre Bueno
el valor de las Bienaventuranzas de tu hijo"

¿Cómo es que hay aún quien piense que tú ¡Oh Señor! eres un Dios que se desentiende del dolor de la gente? Como se nota que no te conocen. 
No, no Señor, tú no eres un Dios indiferente. 
Fue el llanto de la gente lo que desde siempre ha conmovido tu corazón. 
Es su grito de desesperación el que te hace actuar y a favor de la humanidad dar todo de ti en Bondad, incluyendo a tu Hijo a quien ni si quiera quisiste para ti reservar. 
Cuando miro el dolor y el sufrimiento de tantos, pienso en ti, Padre de Misericordia. Clamo tu intervención; demando se haga presente tu justicia. 
No, no es posible, duele encontrase con la mirada perdida y sin brillo de vida en tantos, despojados de todo. Cuesta ver en ellos, Señor, a un ser humano y más difícil se hacer ver a un hijo de Dios en el esplendor de su dignidad. 
Señor, que no mire hacia otro lado, que me fije bien en el rostro malogrado de un hermano. Que en las heridas de su piel te vea a ti, que él y también por mí te hiciste cordero y en el altar de una cruz entregaste tu vida, para que él y yo en ti tuviéramos vida plena. 
Enséñame Padre el valor de las Bienaventuranzas de tu hijo. 
Haz que haga dichosos, en tu nombre a los pobres, a los que sufren lleve tu consuelo y, a todos los que lloran pueda enjugar sus lágrimas. 
Dame la sabiduría, la inteligencia y la fuerza, para trabajar por la paz y hacer justicia desde tu misericordia. 
Padre eres Bueno y con todos esplendido; prodiga tu gracias en nuestros corazones para que podamos todos un día, alcanzar tu gloria. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

lunes, 21 de enero de 2019

Reino Nuevo

"No hay alegría en aquel que por obligación hace las cosas.
El gozo llega e inunda a la vida cuando la amor lo mueve"


Señor Jesús, nos anuncias con alegría la Buena Noticia, la que acerca a nosotros el Reino de Dios. 
En tu Palabra está presente lo que has escuchado decir al Padre Dios y, comparte con entera convicción y total seguridad que su Reino está ya en nosotros. 
Nos dijiste Maestro: quien a ti te recibe, al Padre acoge y de él recibe toda gracia y bendición, necesarias son en la construcción de un nuevo Reino, ese que late y vibra en tu corazón. 
Tú quieres, Señor, que esta novedad de Amor que se realiza trabajando sin descanso por la Justicia y la Paz, nos saque de la comodidad de un culto y unos ritos vacíos: “pues los sacrificios no te satisfacen” y lo que buscas es un corazón nuevo, aquel que es capaz de sentir contrición y, al último al principio poner. 
El Reino de Dios, por el que por ti llegamos, exige un corazón nuevo y un espíritu renovado. No hay alegría en aquel que por obligación hace las cosas. 
El gozo llega e inunda a la vida cuando el amor la mueve. Y este cielo que nos das Jesús, lleno de alegría está, pues en tu amor se realiza. 
Danos Señor la gracia de dejar a atrás la fe cómoda, esa que no se compromete con la trasformación del mundo. 
Otórganos un espíritu audaz, ese que se lance a amar la vida y al ser humano tanto como tú nos has amado.  
Concédenos la sabiduría para saber ver reconocer los signos que el Reino nos das, para que sin vacilar caminemos sin dudar a tu encuentro. 
Acéptanos, Señor, en tu Reino: en tu corazón y danos la convicción de hacerlo vida en esta vida.
Amén

Yerko Reyes Benavides

domingo, 20 de enero de 2019

Madre eres, María

"Virgen María, Madre, 
la más querida de nuestro corazón, 
no nos falte tu cariño, cuidado e intercesión" 

¡No parece real!

El tiempo pasó, incluso más rápido de lo que tú misma, Madre, esperabas.  
No hace nada mirabas con ternura el rostro pequeño e infante de tu hijo. Ahora lo contemplas hecho hombre, mas para ti sigue siendo tu pequeño. 
Es tu amor el que te mueve, y no sólo el materno, pues en ti confluyen los amores eternos.  
Aun sigues guardando y conservando de Dios todo lo que acontece, en tu corazón: ahí lo  contemplas y meditas; también disciernes, pues no sólo eres custodia del Verbo de Dios, sino Maestra y ejemplo de vida en lo humano.  
Acompañas, con la humildad de tu humanidad al Dios eterno que te fue confiado. Le das ejemplo de compasión, bondad y misericordia. Le enseñas a estar atento a las necesidades de los hombres sus hermanos, los más desprovistos y sobre todo los más vulnerados.  
Desde antes de la cruz, María de Nazaret comprendiste que tu labor no era ser sólo Madre del Hijo de Dios, sino que en él y por él, ser Madre de toda la humanidad 
En tu labor materna, el primer signo divino de tu hijo entre los hombres, tú lo propiciaste, y no fue el agua convertida en vino.  
Aquella tarde, Dulce Muchacha de Nazaret, le diste a la humanidad el regocijo que por años, en el silencio de tu intimidad tuyo había sido:  
Nos diste, María, la alegría de tu Hijo y, Madre te hiciste nuestra. 
Como madre nuestra que desde ese instante comenzase a ser, nos trataste con ternura y firmeza y nos dijiste: para que puedan vivir en plenitud: “Hagan lo que él les diga”
Virgen María, Madre, la más querida de nuestro corazón, no nos falte tu cariño, cuidado e intercesión.  
Acompáñanos, Madre del Amor, como a tu Hijo Jesús, en el camino de la vida, hasta que todos juntos, en el Reino, celebremos por la eternidad la plenitud de la alegría que desde ya comienza a crecer, por Cristo en nuestro vida. 

Amén 

Yerko Reyes Benavides

sábado, 19 de enero de 2019

Sales a Buscar

"¡Encuéntrame, Señor!,
te necesito"

Señor Jesús no te quedas quieto en tu cielo; al contrario sales constante a buscar al que ausente está y perdido se encuentra del camino que a la vida plena lleva.

No quieres, así como lo fue otrora, que ninguno de los tuyos, los de hoy y ahora, ser pierdan y mueran. 
En otro tiempo, se te encontraba en el lago, a la orilla del mar o al borde de un camino. Se te veía entrando a un poblado o dejando una ciudad. No permanecías tranquilo, siempre de camino y alerta, siempre al pendiente de todo aquel que te necesitara: lo buscabas.

¿Por qué siento, Maestro, que complicado se me hace el encontrarte? 
Te busco con diligencia. Anhelo tu presencia, y me siento consternado cuando al final del día de ti solo he tenido el recuerdo de tu amor, que me sostiene.

Me salta una duda y, temo preguntarte: ¿Acaso, Señor, no saliste a buscarme? 
Al pobre, al abatido, al abandonado; al humillado u olvidado; al enfermo, al marginado; al que todos consideraban endemoniado; a los que por nadie eran tenidos por dignos y al que para todos pecador era; ellos de primero están en tu corazón.

Lo entiendo, Señor, y aunque puedo decirte que soy un poco de cada uno y tu cuidado pido; sé que tu atención y protección la requieren muchos otros más que yo.

No te reprocho Señor, aunque de tanto en tanto, ven también por mí, mi querido Jesús, sal a buscarme, encuéntrame, pues yo también te necesito.
Amén

Yerko Reyes Benavides

viernes, 18 de enero de 2019

Ante el Dolor

"Dame tu convicción, tu seguridad y 
sobre todo tu amoroso corazón"

Señor Jesús, hay tanto que hacer, tanto que expresar; tanto que llevar al corazón y al alma de la gente.

No me sorprende, Maestro, el dolor presente. No reprocho su llegada; ni tampoco que en el camino nos lo topemos. Comprendo que es parte de este transitar al que llamamos vida terrenal.

Me asusta, Mesías nuestro, la indiferencia de muchos, y la indolencia de tantos ante el sufrimiento del hermano. Nos decimos humanos y pasamos de largo ante la humillación del que queda olvidado a la orilla del camino.

Señor Jesús, te hiciste uno de nosotros, en todo igual menos en el pecado y, sin embargo, no te eximiste del sufrimiento al compartir nuestra naturaleza. Lo abrazaste con fuerza, como al leño de una cruz; en tu cuerpo quedo la evidencia, y no te quejaste, seguiste adelante, llegaste al final.

Concédeme hoy Señor, la valentía de espíritu y la fortaleza de corazón para que en el momento del dolor, cuando éste a mi llegue, lo camine y recorra tan seguro como tú, que en él habrá, por tu amor, redención.

Dame Jesús la gracia de tu ternura y compasión para estar atento ante el sufrimiento de mis semejantes y así como tú, ser para ellos, brazos abiertos en los que encuentren cobijo; hombro dispuesto, lugar para reclinar su cabeza; palabra de aliento.

Dame tu convicción, tu seguridad y sobre todo tu amoroso corazón.

Amén


Yerko Reyes Benavides

jueves, 17 de enero de 2019

Toca Señor

"Bendición para un corazón 
que por ti espera ser amado"

Señor Jesús, deseoso estoy de estar contigo. Sólo un rato en tu presencia es mi deleite; pues tu gracia me concedes, y con ella en mi corazón voy seguro y confiado.  
Contemplar tu rosto es mi deseo, y mi anhelo es que tú te fijes en mí.  
Mirarte y por ti ser mirado, es todo lo que espero. Bendición para un corazón que por ti, espera ser amado. 
Toca, Señor, en este día, mis sueños; los que dejo en el reposo de la noche y los que conmigo despiertan. Son aliento para un caminar sinuoso.  
Toca, Señor, mis anhelos. Sean tuyos los deseos que en mi alma guardo. Tesoros de tu gracia son, pues Tú eres el primero y el más grande de todos ellos.  
Toca, Señor, mis sentidos: que sea el aroma de tu casa el que me quite el aliento. Tendré una señal que guíe mis pasos en el camino que me lleva directo al hogar.  
Toca, Señor, mis esperanzas; sea puesta en ti toda mi confianza, de tal manera que lo que mueva mi espíritu sea la certeza de haber ya recibido todo, incluso aquello que no he pedido.  
Toca, Señor, mis pensamientos, mis ideas y argumentos. No haya dudas, ni titubeos; que sea límpido el horizonte de mi intelecto, de tal manera que todo en mí a ti se oriente. 
Toca, en definitiva Señor, con tu Amor mi corazón y todo en mí para ti será; uno en ti por la eternidad.
Amén

Yerko Reyes Benavides

miércoles, 16 de enero de 2019

Encontrarte

"Un día lanzaste tu red y en ella quedé cautivo. 
Ahora te sigo y también te busco"

Señor Jesús, como muchos, yo también te ando buscando. A veces pienso que te he encontrado, y si, por momentos te siento cercano. Pero te pierdes, te vas silencioso. No desapareces, solo te alejas: ¿Necesitas tu tiempo? 
Señor, somos tantos los que anhelamos encontrarte y que te quedes por siempre. Sin embargo, entiendo, así lo pienso, que en esta vida, sólo serán momentos. 
Jesús, una vez más te pregunto: ¿dónde puedo encontrarte? 
Si miro al cielo, y lo hago con frecuencia, ahí encuentro el paso de tu mano; sin embargo, no estás en el cielo que mis ojos ven con tanta atención. 
Si miro las flores, plantas, árboles y demás cosas que conforman la majestuosidad de esta naturaleza que me has dado para ser contemplada; veo que por ella has pasado y pasas con frecuencia, pero tampoco en ella te quedas. 
Si miro el océano profundo, y su azul intenso, descubro que por ahí has estado, echando las redes, atrapando peces. Más tu labor no está allá sino en cada persona. 
Un día lanzaste tu red y en ella quedé cautivo. Ahora te sigo y también te busco: ¿Dónde estás, Señor, para contigo quedarme? 
Te encuentro, Jesús, en mi interior, donde nace esta oración. 
Concédeme tu gracia para seguir encontrándote y tu amor sea el que me guíe en el camino.
Amén

Yerko Reyes Benavides

martes, 15 de enero de 2019

Ser en ti, Donación

"Hoy quiero en todo ser armonía y paz; 
sosiego y calma"

Señor Jesús, comienza el día; despertar y no agradecerlo es pasar por alto que la vida es un don que Tú nos das, regalo de tu bondad.  
Permítenos Señor, ser ante todo donación, entregar pródigamente la gracia que de ti recibimos, hacerla sentir en el corazón de los demás, aquellos que en ti son mis hermanos; al próximo que necesita un signo sensible de tu compasión.  
Hoy quiero en todo ser armonía y paz; sosiego y calma para el corazón de aquellos que buscan entre el agobio de lo cotidiano tu rostro.  
Algunas veces, también yo me pierdo entre los quehaceres y, las dificultades me hacen perder la calma. Afano y brego por lo intrascendente, me agoto en lo pasajero; hoy en tu amor será diferente, Señor; puesto que Tú serás la divergencia, que haga de este día un día de bendición y trascendencia.  
Quédate conmigo desde el comienzo, desde el mismo instante del amanecer, mucho antes de mi despertar, y no me falte del Espíritu su don para que en mi, Señor, tu rostro la gente contemple y tu presencia en obrar se sienta. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

lunes, 14 de enero de 2019

Ven

"Me arrodillo en tu presencia, 
te visito en el templo y en los sacramentos. 
Eres mi soporte y mi fuerza"

Señor Jesús, día a día busco en tu Palabra razones para continuar, no claudicar en el intento de un mundo mejor, más humano, más justo; un ambiente diferente donde vivir en paz, confianza y armonía.  
A veces pierdo el interés de seguir en el esfuerzo, bajar los brazos quiero. Mi corazón se resiente, pero mi alma se resiste ante tanta indolencia de algunos, el miedo de muchos, la maldad de otros que no son pocos y el cansancio de tantos.  
Me quedo, entonces, en lo del día, no miro más allá de lo propio, no considero que haga daño al ocuparme tan sólo de lo mío.  
No me conformo, quiero seguir creyendo que esto, esto que está pasando, no lo es todo, y que en ti está marcar y hacer la diferencia: pero ¿cómo, Señor; cómo es que no veo que actúes en favor nuestro?  
A ti acudo.  
Me arrodillo en tu presencia, te visito en el templo y en los sacramentos. Eres mi soporte y mi fuerza. Mas me doy cuenta que lo busco de ti, es que te hagas cargo, que cambies la situación; que seas el que intervenga y seas tú el que trasformes mi entorno. Eres Dios, te digo, realiza un prodigio. Un milagro has de tener.  
Es entonces cuando entro en contradicción, miro a mi alrededor, todo sigue igual, nada cambia, pasan los días y parece ser peor. Ya no tengo fuerza para rebelarme, caigo en desilusión, la desesperanza me atrapa:  
¿Señor qué pasa, esto es todo, no hay otra cosa más que la resignación?  
Me miras y sonríes.  
Tu sonrisa no es burla, es la sonrisa del que está lleno de ternura y compasión. Siento en mi interior tu voz; me dice:  
“Todavía no has entendido”.  
Me exalto, me estremezco y te pregunto:  
¿Qué, Señor?  
“Mi Reino no es de este mundo, por eso he venido a decirte: “Ven conmigo, sígueme”  
Ya lo hago, Señor.  
“No, todavía no, no has soltado”  
Ayúdame entonces, Señor, pues siento que me hundo  
“Ven, toma mi mano. No tengas miedo, sino Fe” 
Amén

Yerko Reyes Benavides

domingo, 13 de enero de 2019

Hijo

"Me hiciste, Señor, 
y todavía no alcanzo reconocer y agradecer 
todo cuanto hay en mí que de ti procede"

Me hiciste, Señor, obra de tus manos soy, criatura del Creador. 
Me hiciste, Señor, y, me diste la tarea de ser custodio y protector de la obra de tus manos.  
Me hiciste, Señor, igual que a todo lo demás creado, sin embargo, diferente, en mi interior pusiste talento y virtud. 
 
Me hiciste, Señor, y me diste entendimiento, inteligencia y razón para comprender mi posición, y así, conmigo poder relacionarte. 
Me hiciste, Señor; de la creación fui la excepción, me diste voz para alabarte y conciencia para bendecir tu santo nombre. 
Me hiciste, Señor, y no dudaste en ser generoso, dotaste a mi condición con libre albedrío. Decidir puedo, y quisiste que por mí mismo quisiera estar contigo. Me diste el don y la misión de ser libre. 
Me hiciste, Señor, y grandes cosas me diste; pusiste un corazón en mi pecho. Un corazón que fuera capaz de dar y recibir amor: uno igual al tuyo. 
Me hiciste, Señor, y todavía no alcanzo reconocer y agradecer todo cuanto hay en mí que de ti procede.  
Me hiciste, Señor y me amaste. Y aunque de ti constantemente me aleje, esperas mi regreso y me sigues amando. 
Me hiciste, Señor, obra de tus manos, criatura tuya soy. Mas tu obra no acabó en tus manos y tu corazón se desbordó y una nueva creación se dio.  
Me hiciste, Señor, a tu imagen y semejanza y no conforme con eso: me concediste el don de ser hijo de tu corazón. 
Gracias Padre, soy tu hijo hoy, ahora y siempre.
Amén

Yerko Reyes Benavides

sábado, 12 de enero de 2019

Al Ocaso

Señor, “tú pasaste por este mundo haciendo el bien”: 
enséñame a caminar suave y a pisar sutil

¡Qué vanidad y arrogancia de nuestra parte!

Pretender que somos eternos; que no hay límites y que todo se puede y, en nuestra presunción, se nos olvida que no estaremos para siempre.

El deseo de poseer me desgasta, no importa si de cosas o personas se trata. Me adueño de lo que no es mío: el tiempo y la vida. Y en la ilusión de tener lo que no puedo: desparramo, divido, destruyo, lastimo.

En la vida me das, Señor el tiempo para ser amanecer y también la oportunidad de ser anochecer: Alba y Ocaso. Fluir es mi sentido, no detenerme.

Así como me das la virtud, Señor para ser comienzo, enséñame el don de entregar el testigo. Prepárame el corazón, para el instante en el que tenga que menguar y dame el talante de siempre hacer camino para el que viene detrás.

Señor, “tú pasaste por este mundo haciendo el bien”: enséñame a caminar suave y a pisar sutil, en el paso por alma y el corazón de las personas que como yo, también son peregrino en esta vida que nos das; regalos de tu bondad.

Enséñame, Señor, a ser gentil y generoso; a tener pronta una caricia en mis manos y un alago en mi boca. Dame la capacidad de construir y soltar. Levantar y entregar. Dame la fortaleza para abrir caminos y dejar sueños que otros realicen, igual que yo, en ti, realizo los míos.

Concédeme, Señor, la alegría en el amanecer resplandeciente y no me falte la sonrisa a la hora del ocaso.
Amén


Yerko Reyes Benavides

viernes, 11 de enero de 2019

Si Quiero

 "Insisto, en tu presencia me siento, 
aprovecho y abro ante ti mi corazón; 
dejo expuesta mi condición, 
¿para qué esconderme?" 

Te busco, te aclamo, a veces te reclamo. Tu atención requiero; en ocasiones, grito tu nombre.

Te llamo y en mi interior resuenan con estrépito mis dudas, y en silencio me cuestiono: ¿Eres Tú, Señor el que mi alma espera y mi corazón anhela? ¿Eres tú aquel en quien poder confiar?...

E invade en mí la fuerza de tu presencia, me anima y te digo:

¿Quieres ser mi Dios, el que de mi se fía y me salva, Señor?

Y te digo y te pido, a tus pies me inclino, Señor:

“¿Quieres de mi tener compasión?”

Y ante ti reconozco que muchas son mis fallas, más mi errores, de mucho me lamento y me pesa más lo que he dejado de hacer; me arrepiento de la rabia, la indolencia, el desamor y el miedo que he sentido.

Y te digo: 
¿Quieres perdonarme?


E insisto, en tu presencia me siento, aprovecho y abro ante ti mi corazón; dejo expuesta mi condición, ¿para qué esconderme? Perder el tiempo es justificarme. Te necesito, Señor y te digo

¿Quieres que contigo me quede?

Escucho tu voz, eco hace en mi interior, tú palabra retumba en mi humillación. Pero tú digno me haces de estar contigo: Dios y Señor. Insisto, las heridas en mi cuerpo son muchas, más las hay en mi alma, pero las que más duelen están en mi corazón

Y te digo, te pido: ¿quieres curarme?

“Si quiero”.
Amén

Yerko Reyes Benavides

jueves, 10 de enero de 2019

Tiempo

"Pasan mis días y no aprendo, 
le sigo robando a la vida momentos 
para encontrarme contigo; son escasos, son efímeros..."

Señor Jesús me acerco a ti, con la certeza que esperado estás este rato en el que a ti voy. Mi oración no te hace Dios, pero divina es la esperanza de sentirme por ti alcanzado y contenido y Tú, en mi alma y corazón, atrapado.  
No soy yo el importante, más para mí el tiempo es limitante, por eso mis momentos en ti suelen ser fugaces, le robo al reloj minutos para estar contigo, y así no debería ser; pues tú las horas me das como un don: regalo de tu amor.  
Pero Tú, Señor, Tú estás más allá de las horas; te encuentras exento del tiempo. La eternidad es tuya: no hay agobio, ni tampoco prisas. Esta eternidad tuya significa que Eres y Estás, siempre y en todo lugar.  
Soy yo el que apura las cosas, esclavo del tiempo y mis más grandes apuros son las cosas de este mundo: prioridad las he vuelto, y por ello les dedico tiempo de más, uno que no es mío, el que a ti te pertenece.  
Si consciente estuviera siempre que mi tiempo lo es todo tuyo, lo que te dedicaría, Señor, no serían ratos, sino mi vida toda; dejaría de ser un grano que se pierde dentro de un reloj de arena.  
Así pasan mis días y no aprendo, le sigo robando a la vida momentos para encontrarme contigo; son escasos, son efímeros y a veces me pasa que estoy sin estar.  
Ahora Señor, me toca una vez más y como siempre dejarte.
¡Qué efímero es el tiempo! 
A lo cotidiano vuelvo, a veces me siento en contradicción: en ti hay paz, calma y serenidad: entonces ¿por qué me voy y de ti me alejo?  
¡Vente conmigo, Señor! Hazte el todo de mi día y así, no tendré ya más que mendigarle al tiempo minutos para sentir por un segundo que la eternidad me pertenece cuando estoy contigo, pues tú todo los serás para mí, y yo todo lo seré en ti. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

miércoles, 9 de enero de 2019

Seas en Mi

 "Amado Señor, 
Tú seas en mí, 
y yo un poco más en ti"

Señor Jesús estás siempre atento a lo que pasa en mi interior; cuidas y proteges mi corazón; no me desamparas en los momentos de preocupación, ni me dejas solo en la tribulación. 
Eres, Amigo, en quien confía mi alma; el único que permanece cuando todo lo demás desaparece. Te mantienes fiel a la promesa de estar a mi lado; no te vas en la necesidad; te quedas y tu gracia me concedes, aunque nublados mis ojos en el momento de ello estén y cuenta no me dé.  
En mi hay tempestad; en ti calma. 
En mi hay turbulencia; en ti serenidad. 
A mí las dificultades me agobian, me cansan, me agotan; en ti son razones para seguir luchando, pues tu encuentras fuerza en la debilidad. 
En mi las penas aniquilan la esperanza; en ti sólo hay confianza, disponibilidad plena a la Voluntad del Padre; sólo sabes que, lo de él es lo mejor y te das siendo tú todo amor. 
En mi hay reconcomio y resentimientos de viejas heridas, que me mantienen en guardia; en ti hay nobleza, no le cierras las puertas de tu corazón a ninguno, y tanta bondad hay en ti que incluso amas y perdonas al que te lastima (a mi, muchas veces). 
En mi hay temor, un miedo que paraliza mi ser; mas tú me llamas a tener valor, a no dejar que el temor invada el corazón, pues bien claro tienes que, quien en miedo camina no puede surcar los cielos del Amor.  
Que tu gracias hoy, Jesús, venga a mi sobre las aguas inquietas de mis tempestades; sea en ti en quien mis desasosiegos encuentren calma. Y, así amado Señor, Tú seas en mí, y yo un poco más en ti; y tiendo en mi la seguridad de tu amor, sea para la gente razón y ocasión para seguir caminando en esperanza.
Amén

Yerko Reyes Benavides

martes, 8 de enero de 2019

Maestro

"Maestro tus lecciones siempre buscan dar: 
bondad al corazón, 
apertura del alma al don que viene de lo alto, 
libertad de espíritu a la gracia divina"

De muchas maneras la gente te llama. Eligen un nombre para darte, de su necesidad de ti nace, pues te aclaman según lo que esperan de ti. Muchos te dicen “Señor”; otros “Mesías y Redentor”; para tantos eres el “Dios” que tiene Misericordia; pocos te dicen “Amigo” y yo te llamo “Maestro”. 
A ti, me acerqué –aquel día- porque vi a quien, en esta vida lecciones podía darme; no te lo niego, Maestro, la curiosidad me llevó hasta ti; no fui el primero, ni seré el último, en sentirse movido por tu manera de ver al hombre, al mundo y al mismo Dios. 
Así has sido desde entonces, para mí eres más que una religión, eres el Maestro que mueve mi intelecto y mucho más mi corazón. Mas no imagine que las lecciones que ibas a darme eran otras; unas que no esperaba: quería argumentos, razones, teorías y doctrinas y tú me enseñaste vida. 
Maestro tus lecciones siempre buscan dar bondad al corazón, apertura del alma al don que viene de lo alto, libertad de espíritu a la gracia divina. 
Maestro que a vivir en humildad, enseñas. 
Maestro que a nadie desprecia, a quien te busca recibes. A todas tratas sin distinción, pues a todos ves como hijos de Dios: tu más difícil lección de aprender. 
Maestro que testimonio de vida das y la compasión es una de tus mejores enseñanzas. 
Maestro que invitas a vivir sin temor y a alejar el miedo, ese que paraliza y al hombre mezquino vuelve. 
Eres Maestro, no por una doctrina, sino por una Vida; Vida en Plenitud de Amor. Aquí estoy, Maestro: enséñame a vivir en Amor.
Amén

Yerko Reyes Benavides

lunes, 7 de enero de 2019

Una Ivitación

"Conviértanse, el Reino de Dios está cerca"

¡Qué rápido se pasan los días!  
No dan tregua al alma, el paso de las horas, para que reposo tenga y en paz por un tiempo se mantenga. Veloz llega la cotidianidad.  
Nada hace, Señor, que te contemplamos en un humilde pesebre, envuelto en pañales y llenando nuestro corazón de la inocencia y de la ternura de tu divina condición de infante.  
Esta bendición de mirarte encarnado y nacido, con los pastores adorándote y los magos con regalos reconociendo la divinidad de tu humanidad, nos dio la oportunidad de sentir que el mundo y nuestra vida por instante estuvo en paz.  
¡Que no se nos escape del corazón este sentimiento!  
Sin embargo, hoy ya te encontramos de camino. Te contemplamos en marcha. Recorriendo las sendas de los hombres y con una invitación en tus labios: “Conviértanse”, un hombre nuevo ha de renacer.  
Te confieso, Señor, que me cuesta aceptar tan comprometedora invitación. En ella tengo necesariamente que trabajar con decisión. Mirarme y descubrirme, y tener que con humildad reconocer que, todavía no soy ni la sombra de lo que pudiera ser en el Amor de Dios: arduo trabajo para mi alma, corazón y espíritu.  
E insistes: “El Reino de Dios está cerca”.  
No me dejes afuera, Señor, hoy más que antes de tu Reino quiero se participe. Concédeme la gracia de abrir la puerta de mi corazón para que llegue a mí tu Palabra de Salvación, y en ti, mi Señor amado, me haga de nuevo y en la alegría de Reino viva desde hoy y por siempre. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

domingo, 6 de enero de 2019

Te Manifiestas, Señor

"Que la estrella que hasta ti conduce, 
reconozca en el horizonte y hasta ti me lleve"


Te pones en el firmamento de nuestra vida, dejas tu estrella en el horizonte que nos guía en el camino hacia ti, y te muestras. 
Te dejas encontrar por el que te busca, te manifiestas y cercano te haces a nosotros. 
Manifiestas Señor, la grandeza de tu santo nombre. 
Manifiestas lo inconmensurable de tu eternidad. 
Manifiestas Señor, la Bondad que abunda en tu naturaleza divina. 
Manifiestas tu Justicia: en ti no hay castigo, ni tampoco deseo de venganza, no quieres tomar represalias. 
Manifiestas Señor que tu Misericordia es infinita, así como lo es también tu perdón, que lo das sin restricción. 
Manifiestas que eres Dios de Amor, compartes lo tuyo en abundancia, te das, te entregas, te inmolas y con ternura te haces Uno con nosotros. 
Que te encuentre Señor en la camino de la vida. 
Que la estrella que a ti conduce, reconozca en el horizonte y hasta ti me lleve. 
Delante de ti mi rodilla un día se doble para adorar tu santo Nombre. 
Que tu mano del suelo me levante; alejes definitivamente de mi toda humillación; en tu Justicia me sienta rescatado; en tu Bondad elevado; en tu Misericordia perdonado y en tu Amor por siempre liberado.
Amén

Yerko Reyes Benavides

sábado, 5 de enero de 2019

Padre de Amor

Padre de Amor: 
me amas por quien soy; 
y lo que soy es esto: 
a veces virtud otras defectos.

Dios y Padre mío, me conoces mejor que nadie, incluso mejor que yo mismo. En mi ves lo que yo todavía desconozco. Los límites del tiempo no son lo tuyo y lo que yo no he descubierto en mí, tú ya lo has amado. 
Padre del Cielo, aun en la distancia miras mi interior, te das cuentas de la razón de mis silencios, y también de mis batallas; sabes de mis tormentos y también de mis tristezas; conoces mis escusas, y no te son ajenas mis verdades. 
Padre de Misericordia me miras con indulgencia, pues al tanto estás de mis debilidades; de lo que me hace caer y ofender tu nombre y lo que lastima a mis hermanos. Sabes de mi orgullo y también de mi soberbia, no es ajena de ti las vanidades que alimentan mi prepotencia, y también conoces mis indolencias e indiferencias.  
Padre de Bondad, me miras y te quedas tranquilo; no te impresionan mis arrebatos de rabia, ni tampoco te espantan mis amenazas de dejarte. No te molestas conmigo pues sabes lo que en verdad hay en mi corazón.  
Padre ya que me conoces, entonces sabes que sin ti, la nobleza de mi alma no alcanzará su esplendor, si me falta la gracia de tu amor.  
Padre de Amor: me amas por quien soy; y lo que soy es esto: a veces virtud otras defectos. Me amas, Señor, aun en la debilidad de mi condición, en mi pequeñez e incluso en la miseria de mis errores: gracias Señor, gracias por tu lo incondicional de tu amor.  
Me conoces y me amas, no te canses Padre, pues sólo en tu amor me realizo ya que eres la fuerza de mis convicciones, la razón de mi confianza, el motivo de mi esperanza y el anhelo último de mi corazón.
Amén
Yerko Reyes Benavides

viernes, 4 de enero de 2019

"Ven y los Verás"

“Ven y lo verás: en tu corazón he escrito la dirección. 
Sigue las huellas que en tu alma he dejado"

¿A dónde me invitas, Señor? 
“Ven, te mostraré, es un lugar no fuera de lo común, ahí a todo se le da valor, la importancia que merece sólo por ser, nada que ver con el poseer: un sitio donde la vida vale el precio de la eternidad”. 
Tengo curiosidad, pero ya antes me han desilusionado, la desconfianza de mi alma se ha apoderado, no quiero más desengaños: cielos y paraísos me han ofrecido, pero sólo han sido falsas promesa, en el infierno del olvido he terminado. 
¿A dónde me llevas, Señor? 
“No te lo puedo decir, si te lo dijera no lo creerías; de mi te burlarías, y no te gustaría, porque el lugar a donde voy no te apetecería, pues no se encuentra en la fama, no habrá privilegios, ni tampoco primero puestos donde aplausos y alabanzas son el alimento de la vanidad. Lo único que puedo decirte es ven y lo verás". 
Tengo curiosidad; te he escuchado hablar. Te mentiría si no te dijera que hace rato en tus palabras he andado pensando. Algo hay que me gusta: Cielo, reino y paraíso me agrada la idea; más intuyo que lo tuyo no es de este mundo. Ahí me freno, en otra vida, eso me cuestiona; lo que espero, lo quiero en esta. 
¿A dónde voy contigo, Señor? 
“No, no lo sabrás hasta que llegues al lugar. No es lo que tú piensas, tampoco lo que tú crees, ni menos lo que te han dicho. Sólo te digo ven y lo verás: quizá te agrade, aunque no sea lo que hayas imaginado. No es mejor, tampoco peor; sólo es”.
¿Entonces, Señor, a dónde me llevas? 
“Sólo te digo: ven, conmigo quédate un rato, mira lo que hay, no verás ángeles del cielo descender. Quizá te quedes; es lo que anhelo. Sólo te digo que una vez ahí, todo dará comenzará para ti. 
Llévame, entonces, Señor. 
Ven y lo verás: en tu corazón he escrito la dirección. Sigue las huellas que en tu alma he dejado. Búscame en tus sueños y pensamientos y en el amor te estaré esperando”. 
Que así sea. Verdaderamente que así sea: 
Amén

Yerko Reyes Benavides