viernes, 28 de noviembre de 2008

LA FALSA Y LA VERDADERA NAVIDAD

La verdadera navidad sujeta la vida con los dos brazos como si se cargara a un niño.

Las luces de la falsa Navidad nos ponen a gastar lo que no tenemos. Son aburridas, porque sólo iluminan artículos en venta.

La estrella de la Navidad es símbolo de la Luz verdadera que ilumina a todo hombre y a toda mujer que vienen a este mundo. Ella nos pone a caminar hacia lo importante. La estrella con ser tan seria, a veces se oculta, se niega a brillar sobre el palacio de Herodes y nos conduce hacia un pueblecito olvidado.

La falsa Navidad esconde la alegría mientras más la proclama, después, nos deja saqueados, resacados y vacíos. La Navidad verdadera celebra que Dios se revela escondiéndose en un niño frágil.

El derroche de la falsa Navidad divide: mientras unos despilfarran otros pasan hambre. La verdadera Navidad nos desafía con la generosidad de Dios que nos mueve a acercarnos para compartir.

Se acercan los pastores y los que no cuentan, los astrólogos ignorantes de la Sagrada Escritura, llegan los magos de lejos indagando y avergonzando la arrogante seguridad de los biblioblandientes.

La falsa Navidad regala interesadamente, “—yo ya te regalé, ahora regálame tú y quédate allá lejos—”. En la verdadera Navidad, descubrimos asombrados que Dios se nos regala en su Hijo y por eso regalamos y nos acercamos. Los sinceros, pobres, ricos y aspirantes, se abrazan en Navidad.

Para celebrar la falsa Navidad hay que alejarse del Señor, de la comunidad. La verdadera Navidad celebra que Dios se acerca tanto, que su cercanía en un niño nos queda grande.

Es falsa la Navidad que le canta al niño Jesús mientras se deshumaniza con excesos de bebida, comida e irrespeto violento. La Navidad verdadera nos pone a creer en la humanidad, porque hasta Dios cree en ella.
Los embaucadores de siempre usan la falsa Navidad para tapar los problemas, envolverlos en papel de regalo y tirárselos al año que viene, para que caigan del otro lado de enero, entre la Altagracia y Juan Pablo Duarte. Cantan, “Gloria a Dios en la alturas”, mientras dejan la tierra plagada de roturas.Es verdadera la Navidad, porque naciendo, Jesús hizo suyos nuestros problemas. Dios anda con nosotros, para que nadie ande sin Dios.

La falsa Navidad está fabricada con risotadas que no logran acallar las preocupaciones, los abusos y los desafíos ignorados. La verdadera es suave, cuenta con los pequeños, valora las semillitas del Reino y agarra la vida con los dos brazos como si sujetara a un niño.

La Navidad mentirosa tiene mil voces viperinas que no aprendieron otra cosa que vender. La voz de la Navidad de Jesús tal vez nos llame como Juan, el Bautista, “raza de víboras,” pero nos anuncia un bautismo en el fuego del Espíritu, que le da la vuelta a los corazones y la historia.

Herodes reina en la falsa Navidad, esclavo de su castillo, de su frustrada seguridad egoísta y de su poder. Le hacen el juego los que citan la Escritura, presos de la Jerusalén soberbia.Todos llevamos dentro un Belén abierto a la ternura. Ella permite reconocer la verdad del niño y el poder invencible de su sonrisa. Que en Navidad, al igual que los pastores, “de prisa, vayamos y veamos”.


Manuel Maza S.J.

MIS DERECHOS HUMANOS. Tengo Derecho a ser amaparado por el Sistema de Justicia


Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo ante los tribunales de justicia, reza el comienzo del artículo 8 y junto a los artículos 7 y 11 de la Declaración Universal de Derechos Humanos constituyen el conjunto normativo que garantiza que todos y cada una de las personas somos y debemos ser atendidos y tratados en igualdad de condiciones por los sistemas de justicia de las naciones, ante situaciones que atenten en contra al ejercicio pleno de los derechos fundamentales consagrados de cada individuo.

El ejercicio pleno de estos derechos es un indicador para medir el grado de democratización que ha alcanzado una nación. Por tal motivo, el Estado está en la obligación de proveer un sistema de justicia eficaz, imparcial, equitativa, en el que se haga justicia sin discriminación de ningún tipo.

Para que la justicia impartida por los sistemas de justicia de una nación cumpla su cometido es necesaria su independencia y separación explícita de los intereses del Estado.

Artículo 8

“Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la constitución o por la ley”.

(Declaración Universal de Derechos Humanos)





RESCATEMOS "EL SER"


Buscar el verdadero sentido de la vida es algo propio del ser humano, independientemente del origen, cultura, u ocupación. Estamos tan sumergidos en la diaria rutina que, aunque ésta nos ahogue , no somos capaces de abrir los ojos y reaccionar ante el adormecimiento que ella provoca a nuestra verdadera existencia.


Sin embargo, más temprano que tarde, nos encontraremos ante una encrucijada que nos obligará a detenernos y replantear lo que ha sido nuestra vida. Es como ir distraídos caminando en medio de un bosque, horas y horas entre tupidos y frondosos árboles y, finalmente presa del cansancio quedarse dormidos. De repente, al abrir los ojos, distinguimos una pequeña luz que nos ilumina y descubrimos que nos hallamos rodeados de muros, y aquel maravilloso bosque ha desaparecido. Despertamos a una realidad que estaba oculta en lo mas profundo de nuestro SER.


Justo aquí, reaccionamos, lo difícil en todo caso, no es descubrirlo, sino ser capaces de no quedarnos anclados en el sabor amargo de lo que pudo haber sido y no fue; es hora de vencer los muros que se han instalado a nuestro alrededor, sin justificar nuestras actitudes y comportamiento, tomemos el tiempo que sea necesario para reflexionar sobre ello y escuchar esa voz interior que clama un deshago. Sabemos que, sin lugar a dudas, es mas fácil existir según las reglas de los demás que arriesgarse a crear una vida propia: ¿Queremos realmente anular nuestra esencia por las exigencias y demandas de los demás? ¿Es ese caminar cómodo y fácil lo que llena de plenitud nuestro SER? o ¿A caso, no sentimos inevitablemente que somos más que eso?


Animarnos a superar las tristezas y limitaciones es el paso a seguir. Vivir en función a lo verdaderamente importante en nuestro día a día es, descubrir a profundidad lo que realmente somos; es, rescatar la esencia de nuestro ser; es, agradecer a Dios por estar vivos, pues vivir es caminar en alegría; es, en definitiva dar a plenitud lo más grande que tiene EL SER. Ese valor necesario para encarar los miedos que nos paralizan, oprimen y coartan, que nos alejan de nuestra propia presencia y nos hacen sentir ajenos a nosotros mismos, se encuentra arraigado en lo mas intimo de nuestro ser, y justo desde allí, fluye como una fuente inagotable de agua cristalina que nos vivifica. Aunque esto nos parezca un desafío enorme, reforcemos las emociones positivas que nos motivan a rescatar la autenticidad de nuestro ser y seguir adelante: alegría, felicidad, entusiasmo por la vida, optimismo, ya que teniéndolas siempre presentes, contrarrestaremos el efecto nocivo que van dejando en el alma las emociones negativas y así encontrar la energía necesaria para sentirnos totalmente satisfechos con nuestra propia existencia.


Abramos nuestro corazón a esa hermosa invitación que Dios nos hace a seguirlo, con su gran ejemplo, a superar esos obstáculos que hemos encontrado a lo largo de nuestro andar por este mundo, y a reencontrar la verdadera senda hacia nuestro propio centro: allí donde reside lo mas auténtico de nuestro SER, nuestra esencia como seres humanos “EL AMOR”…


N.Y.R.

CARTA DE JESÚS PARA TI EN ESTA NAVIDAD

Como bien sabes, amigo mío, yo pedía muy pocas cosas en mi vida.
Pedí una posada, antes de nacer, pensando sobre todo en mi madre. Pedí a Zaqueo que me alojara en su casa, y a otro buen amigo el salón para celebrar la Pascua. Pedí un par de veces agua para beber.
¡Ah!, y también pedí un burrito para hacer mi entrada triunfal en Jerusalén, y así no dejar mal al profeta Zacarías.
No me interesaban las cosas. Me interesaban las personas. Me interesaba, sobre todo, la amistad. No me cansaba de pedir amigos: amigos que me siguieran, que se unieran a mi causa, que estuvieran conmigo, que continuaran mi tarea.
Mi tarea de hoy va en la misma línea. No te voy a pedir ayuda material, aunque también la necesito para mis pobres. Tampoco os voy a pedir que dejes a tu familia y tus estudios, aunque a alguno se lo seguiré pidiendo.

Mi petición va dirigida a todos y está al alcance de todos.

Miren, tengo unas ganas tremendas de seguir "haciendo el bien", pues veo a tanta gente triste y necesitada.

Me muero de pena al ver que muchos niños no sonríen y mueren prematuramente. No puedo soportar la imagen del joven que camina a la deriva, que quema su vida con cualquier tipo de droga y se hunde en el infierno del vacío y de la desesperación.
Me entristece la estampa del viejo, al que nadie quiere y parece estorbar en todas las partes.
Cada matrimonio que se rompe es una cuchillada a mi corazón. No digamos otro tipo de violencias y de guerras.

Me indigna el que unos se aprovechen de los otros, que siga habiendo personas y pueblos sin libertad y sin dignidad.
En fin, no voy a repetir aquí lo que bien saben ustedes. Lo que si quiero decirte es que unas veces me dan ganas de llorar y otras de coger el látigo.
Y lo que te pido, es que me prestes tus manos para que con ellas yo pueda seguir curando, bendiciendo y acariciando.
Te pido que me prestes tus pies para que pueda seguir acudiendo a las llamadas de tantos desvalidos y para correr detrás de los que se descarrían.
Te pido tus labios, para besar a tantos niños y a tantos hambrientos de amor.
Te pido tu lengua, para seguir dando buenas noticias a los pobres y denunciar a los hipócritas y opresores.
Te pido tus ojos, para mirar con ternura y cariño a toda la gente.
Te pido tu rostro, para sonreír a cada uno, para sonreír a pesar de todo, para iluminar todas las situaciones con mirada de gracia, de paz y de alegría.
Estan tan nerviosos y preocupados, que lo llenan todo de angustia. Te pido en fin, tu corazón, para que yo pueda seguir amando a mi manera.
Si me los prestas, no hace falta que te desprendas de ellos. Es muy sencillo: utilizados tú como si fuesen míos, como si ahora te los prestara yo. Haz tú con ellos lo que estoy deseando hacer yo.
Sonríe, pues, aunque no tengas ganas de hacerlo, pero sabiendo que yo lo quiero.
Comparte, aunque te cueste, pero piensa que yo lo haría.
Te infundiré mi Espíritu, para actuar yo desde tú mismo. Te enseñaré el modo y la manera, te daré la fuerza y la capacidad. Yo me prolongaré en ti. Tú serás mi instrumento. Tú y yo seremos, te lo aseguro, un Dios para el hermano.
Te lo pido por el amor del Padre, por el dolor de los inocentes, por todo lo que más quieras. En espera de tu respuesta positiva, te mando un abrazo.

Jesús

Autor desconocido

ORACIÓN AL NIÑO DE BELÉN

Dulce Niño de Belén, haz que penetremos con toda el alma en este profundo misterio de la Navidad.

Pon en el corazón de los hombres esa paz que buscan, a veces con tanta violencia, y que tú sólo puedes dar.

Ayúdales a conocerse mejor y a vivir fraternalmente como hijos del mismo Padre.

Descúbreles también tu hermosura, tu santidad y tu pureza. Despierta en su corazón el amor y la gratitud a tu infinita bondad.

Únelos en tu caridad.

Y danos a todos tu celeste paz.

Amén.

ARRIESGARSE A VIVIR...

Reír, es arriesgarse a parecer un tonto.

Llorar, es arriesgarse a parecer un sentimental.

Hacer algo por alguien, es arriesgarse a involucrarse.

Expresar sentimientos, es arriesgarse a mostrar tu verdadero yo.

Exponer tus ideas y tus sueños,
es arriesgarse a perderlos.

Amar, es arriesgarse a no ser correspondido.

Vivir, es arriesgarse a morir.

Esperar, es arriesgarse a la desesperanza.

Lanzarte, es arriesgarse a fallar.

Pero los riesgos deber ser tomados, porque el peligro más grande en la vida es no arriesgarse nada.

La persona que no arriesga, no hace, ni tiene nada.

Se pueden evitar sufrimientos y preocupaciones, pero simplemente no puede aprender, sentir, cambiar, crecer, amar y vivir...

SOLO UNA PERSONA QUE SE ARRIESGA ES LIBRE.

DEVOCIONES MARIANAS. Nuestra Señora de Guadalupe. Patrona de las Américas

Un sábado 9 de diciembre, el indio Juan Diego, recién convertido a la fe católica, se dirigió al templo para oir Misa. Al pie de un cerro pequeño llamado Tepeyac vio una nube blanca y resplandeciente y oyó que lo llamaban por su nombre. Vio a una hermosa Señora quien le dijo ser "la siempre Virgen María Madre de Dios" y le pidió que fuera donde el Obispo para pedirle que en aquel lugar se le construyera un templo.
Juan Diego se dirigió a la casa del obispo Fray Juan de Zumárraga y le contó todo lo que había sucedido. El obispo oyó con admiración el relato del indio y le hizo muchas preguntas, pero al final no le creyó.La madrugada del 12 de diciembre Juan Diego marchó a toda prisa para conseguir un sacerdote a su tío pues se estaba muriendo. Al llegar al lugar por donde debía encontrarse con la Señora prefirió tomar otro camino para evitarla. De pronto María salió a su encuentro y le preguntó a dónde iba. El indio avergonzado le explicó lo que ocurría. La Virgen dijo a Juan Diego que no se preocupara, que su tío no moriría y que ya estaba sano. Entonces el indio le pidió la señal que debía llevar al obispo. María le dijo que subiera a la cumbre del cerro donde halló rosas de Castilla frescas y poniéndose la tilma, cortó cuantas pudo y se las llevó al obispo. Una vez ante Monseñor Zumarraga Juan Diego desplegó su manta, cayeron al suelo las rosas y en la tilma estaba pintada con lo que hoy se conoce como la imagen de la Virgen de Guadalupe. Viendo esto, el obispo llevó la imagen santa a la Iglesia Mayor y edificó una ermita en el lugar que había señalado el indio.

Pio X la proclamó como "Patrona de toda la América Latina", Pio XI de todas las "Américas", Pio XII la llamó "Emperatriz de las Américas" y Juan XXIII "La Misionera Celeste del Nuevo Mundo" y "la Madre de las Américas".