viernes, 23 de noviembre de 2007

Nacimientos, Belenes o Pesebres

Como es sabido, estaba tan llena la ciudad de Belén por los visitantes que acudían a cumplir la orden del emperador Augusto de empadronamiento, que las posadas sólo daban albergue a los que tenían dinero. Como María estaba embarazada, se apiadaron de ella y les dejaron quedarse gratis en un establo. Allí nació Jesús.

San Francisco de Asís fue el iniciador de los nacimientos entre 1200 y 1226. Se cuenta que recorría la campiña cercana a la pequeña población de Rieti en el invierno de 1223. La Navidad de ese año lo sorprendió en la ermita de Greccio y fue allí donde tuvo la inspiración de reproducir en vivo el misterio del nacimiento de Jesús. Construyó una casita de paja a modo de portal, puso un pesebre en su interior, trajo un buey y un asno de los vecinos del lugar e invitó a un pequeño grupo de gente a reproducir la escena de la adoración de los pastores. Dice la tradición, que de manera milagrosa, en la escena aparecieron ángeles y se personificó el niño Jesús, la Santísima Virgen y San José.

La idea de reproducir el nacimiento se popularizó rápidamente en todo el mundo cristiano. De los seres vivos se pasó a la utilización de figuras.

También se cree que el primer nacimiento se construyó en Nápoles a fines del siglo XV y que estuvo hecho de figuras de barro. Carlos III ordenó que los "Belenes" se extendieran y popularizaran en todo el reino itálico y español. En América, los frailes introdujeron las costumbres navideñas cristianas utilizándolas para la evangelización de los naturales. Las iglesias contaban con sus "Belenes" que utilizaban los religiosos y los vecinos para sus solemnes procesiones de Navidad. No había familia, por humilde que fuera, que no gozara al "poner el Belén", junto al cual cantaban unidos los villancicos.

Hoy también reproducimos con alegría en nuestras casas, calles y parroquias tan grande acontecimiento y, sentimos con la misma emoción de antaño las bendiciones que Dios nos dio en su Hijo hecho hombre.

Referencia: Boletín Lazos de Fe, Año 1, Nº 10, Diciembre 2003

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