viernes, 23 de noviembre de 2007

Adoración al Niño Jesús

Te adoro, amable Niño del pesebre, el más humilde y el más grande de los hijos de los hombres y el más pobre y el más rico, el más débil y el más poderoso.

Te bendigo, porque te has dignado descender hasta mí, para ser mi modelo en la práctica de todas las virtudes, mi guía en las dificultades de la vida y mí, consuelo en los días de aflicción.

Te amo, porque vienes a mí con amor infinito; al que no cansan mis ingratitudes; con amor obsequioso, que se anticipa a los tardíos impulsos de mi corazón; con amor paciente, que espera mi conversión para amarme más tiernamente aún. Por eso, con el corazón lleno de agradecimiento, de rodillas al pie de este lecho de paja, te adoro, bendigo y amo, con todo el fervor de mi alma, y me atrevo a levantar mis ojos hasta mi Dios, que se digna mirarme.
Amén.
Referencia: Boletín Lazos de Fe, Año 1, Nº 10, Diciembre 2003

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