lunes, 30 de septiembre de 2019

Tu Gracia

Es en tu gracia que mi fe acontece, puedo pronunciar con seguridad tu nombre; el que resuena en mi interior, el que me levanta cada mañana, el que despierta en mí el deseo de entrar a tu casa.

Es por tu gracia que puedo ver más allá de la realidad y contemplar otra verdad, la que tu bondad me ofrece. Por tu gracia te descubro presente en cada persona, lugar y acontecimiento, con los que día a día me encuentro.

Es en tu gracia que mi humanidad se envuelve en grandeza, descubro, por ti mi pequeñez y humildad, mi corazón se vuelve sencillo, como el de un niño, lo vuelves limpio para poder así contemplar tu rostro.

Es en tu gracia que, a pesar de las dificultades y problemas, de las penas y tristezas; de los sufrimientos y dolores, que la vida no pierde la alegría de ser vivida en esperanza. Tú nos das tu Palabra que nos da confianza, la seguridad y certeza que caminarás a nuestro lado día a día hasta el final.

Dame tu Gracias, Señor, la gracia que necesito para no extraviarme; peregrino soy, no busco detenerme, ni quiero entretenerme en apegos que atascan mi espíritu en su vuelo; libertad es mi deseo, para hacer que tu eternidad venga a mí, pues yo camino hacia ti.

Dame tu gracia, Señor, la gracia que me hace pequeño, no busco grandezas, solo quiero poder mirarte en mi despertar y que me mires mi soñar, que me recibas entre tus brazo, como a un niño que en tu regazo se siente protegido y seguro.

Dame tu gracia, Señor, para creer que me estás desde ya amando y tu anhelo es estar conmigo como lo es el mío permanecer hoy, mañana y siempre contigo. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

domingo, 29 de septiembre de 2019

Tu Tiempo

Qué rápido se van las horas que marcan el fin y el inicio de cada día. Nada hace que dormía placido y soñaba un despertar renovado. Así, Señor no quiero que se me vaya la vida como las horas de un día.  
No es mi intención robarle tiempo a la eternidad en horas no dormidas, ni pretendo agregarle horas a las alegrías que se escapan de mi vida como un suspiro en descuido esculpido.  
Este tiempo que me das, este instante de estar contigo, Jesús, ahora se me hace tan fugaz como una estrella que no se detiene en su paso hacia el infinito, y quiero más.  
Tiempo es el que nos das, Señor, una oportunidad de encontrar en lo que vale la pena gastar ese tiempo. Sin embargo, discernir no se nos hace sencillo, confundimos el tiempo que nos das y el tiempo que tenemos.  
Invertimos el sentido, pensamos ser dueños de la eternidad cuando lo nuestro es un amanecer y un ocaso y en ese tránsito hemos de encontrarte a ti Jesús, Dios, mi amigo.  
Dame Señor la capacidad de saber descubrir lo que es relevante a mi existir, ahora que estoy en este amanecer y que a ti me encuentro unido. No me dejes a mi suerte divagando entre lo vano y lo efímero, pronto llegará el ocaso y mi tiempo se habrá extinguido.  
Deme Señor la oportunidad de en este tiempo que me das, configurarme contigo y en tu Amor, encontrar el camino que a ti en la eternidad me lleve, donde el tiempo ya no imponga su distancia entre tu corazón y el mío. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

En la Noche

-Oración Breve-

Llegada la noche, Señor, nuestro corazón se llena de admiración, puesto que a pesar de las dificultades tenidas en la jornada, tu presencia bondadosa no nos ha faltado y, tu mano has tendido para sostenernos ante los tropiezos, de tal forma que no sucumbamos a las caídas que ocasionalmente nos damos.
Gracias Señor, porque en las pequeñas cosas: el saludo del amigo, la sonrisa del niño, la necesidad del vecino, nos has mostrado que caminas nuestro lado. 
Que en la oscuridad de la noche sigamos contemplando la luz que proviene de tu amoroso corazón y que en el descanso resplandezca en nuestra alma pues a ti te busca en todo momento. 
Que así sea ahora y por siempre.
Amén

Yerko Reyes Benavides

sábado, 28 de septiembre de 2019

Por tu Gracia


Por tu gracia Señor, despierta en mí el deseo de buscarte a ti primero; el anhelo de tu presencia sea lo que mi atención concentre y no se disipe en las cosas que tú mismo has creado, sino que en ellas encuentre la huella de tu paso que a ti me lleve.  
Por tu gracia Señor, renueva en mi la fe, la que fe que necesito para caminar en la certeza que lo que clamo día a día de tu divinidad, por tu bondad lo he recibido; no será lo que he pedido, pero si lo que hará bien a mi alma que te busca y por ti aclama.  
Por tu gracia Señor, impregna mi vida con tu ternura y compasión; la convicción de saberme en ti reconciliado, por tu entrega y bondad salvado, en tu misericordia perdonado. Por tu oblación, en mí ya no queda humillación, me has hecho digno de tu amor.  
Por tu gracia Señor, renueva en mí la esperanza; la convicción de sentir en mí tu existir, lo que me permite mirar más allá de toda circunstancia y tener la certeza que no habrá nada que pueda de ti alejarme, de tu amistad separarme.  
Por tu gracia Señor, haz que en todo lo que soy y en todo lo que tengo; en todo lo que pienso y también en lo que siento; en todo lo que digo y en lo que termino haciendo esté tu amor siendo lo que mueve mi existir, el motivo y la razón de mi vivir.  
Por tu gracia Señor, haz que Tú seas todo en mí, para que sin pretensión ni vanidad, pueda unirme en todo a ti, y así ser uno en ti, como tú lo eres en mí y, en esta unidad que tu gracia y bondad propician, ser uno contigo y el Padre en la plenitud de su Amor y Eternidad. 
Amén


Yerko Reyes Benavides

jueves, 26 de septiembre de 2019

Meditar

En la temprana hora de la mañana me levanto. Todavía no se ha ido del todo el sopor del sueño no dormido; ganas no me falta de volver a la cama, dar la vuelta y seguir el sueño interrumpido. Sin embargo, sacudo la tentación, salgo del lecho en un brinco, simulo el “saludo al sol”, que sólo es un pretexto para estirar los huesos contraídos.

El primer acto de conciencia aparece, disponerme a la oración.

Si, así comienza el día, a veces, no lo niego, quisiera saltarme este paso. Sin embargo he aprendido que el día mejor se aprovecha cuando Dios amanece en el corazón.

No los aburro con los detalles, apuro el café que ya hacía rato, con su aroma reclamaba mi atención; es el último empujón que necesitaba para espantar los fantasmas que había arrastrado de la noche al día y aun revoloteaban en mi interior.
Despierto ya estoy, atento, te busco ahora a ti Señor.
Aprovecho el silencio que aún es el sonido más incisivo que me acompaña a esta hora de la mañana.


No digo nada, no todavía, sólo escucho; el Verbo comienza aparecer en el horizonte de mi alma, Él me habla y escucho lo que cada día necesito para seguir insistiendo -no más resistiendo- en esta vida que me ha dado.

Respiro profundo, exhalo calmo. No hay apuro, el reloj se queda en la mesa, con la mirada hacia el  firmamento cuyo paso él marca con sus manos apuntando las horas.

La Palabra resuena en mi interior, es un lenguaje que el alma entiende, y el espíritu comprende; a su voz mi corazón se exalta y sin haber preparado un discurso, te cuenta de sus penas, también sus alegrías, sus esperanzas y anhelos y el deseo que tú estés en ellos: Señor.

Se suelta el puño, aparece la tinta, esbozo unas líneas, a veces son poesías, otras son sólo oración, pero en una y en otra dejo que hable mi alma.
Abierta, Señor, queda la puerta de mi corazón, para que mi espíritu vuele libre, vaya a ti, te mire y vuelva a mí con la gracia de sentirte hoy también presente.
No apuro este momento, lleva su tiempo, no importa; me costó entender que no hay nada en lo cotidiano que sea más importante y me robe este momento, pues es muchas veces el que tengo para acomodar mi vivir en su existir.

En este rato se revelará el motivo que le dará razones a las acciones de seguir día a día realizándose, sin perder el entusiasmo, ni la confianza de que por ellas algo bueno se construye. 
¿Me preguntabas algo?
¡Ah, sí! claro que lo hiciste. Me pediste que te dijera si “meditaba” en las mañanas y cómo hacía para hacer la oración.

No tengo la fórmula perfecta, ni si quiera una receta; no te voy a dar una lista de pasos, solo te cuento lo que hago.

Dicho así, no te parecerá nada místico, sin embargo, te aseguro que sin importar si la pluma con la que escribo ahora, se suelte o no, tengo la certeza de haber por un instante traído la eternidad y el cielo al océano de mi mente y corazón.

Yerko Reyes Benavides

Soltar los Remos

Pensando en ti Señor, sintiendo tu palabra resonar en mi interior surgió un deseo: “soltar los remos”. Abandonarme completamente en ti. Dejar de pretender y querer tener el control de mi existir.

Enséñame Señor a vivir en libertad, desprendido de toda pretensión de poder y autoridad; ayúdame a entender que bajarme del pedestal del orgullo y la vanidad no me hacen perder la dignidad. No soy mejor, ni más grande por estar en la cima, sino cuando abandono mi deseo y hago mía tu voluntad.

Vuélvete Señor la razón de mi existir, la alegría de mi vida, el motivo que me inspira a seguir adelante. Toca mi corazón y abrázalo tan fuerte en el fuego de tu gracia que, no haya ya nada que me haga regresar a los días en que decía tenerlo todo, mas de ti yo estaba ausente; a ti no te tenía.

Dale Señor, amplitud a mi conciencia, ensancha mis sentimientos, expande mis pensamiento, para que tu Reino tenga cabida en mí y pueda desde ya sentir la vida en abundancia que sólo en ti puede ser vivida, hoy, mañana y siempre.
Amén

Yerko Reyes Benavides

miércoles, 25 de septiembre de 2019

Credo

Creo en ti Señor;
creo en tu gracia y que obras mí.
Haces sentir tu presencia
para que mi fe no desfallezca,
y en este peregrinar, a ti te encuentre,
y por mis obras te muestre
a todo el que busca en ti también creer.

Creo en ti Señor;
creo y confío en que a las puertas de la eternidad,
por mi estás aguardando;
y sin embargo, no te quedas del todo esperando.
Creo que sales a mi encuentro;
te haces cercano, te pones en mis manos;
creo en tu ofrenda, oblación de compasión y ternura
en un pedazo de pan te das
y así en mi te quedas.

Creo en ti Señor
y creo a tu Palabra, la que no pasa,
ni en el tiempo se pierde y su gracia no se agota.
Creo que me hablas y resuenas fuerte en mi interior;
el sonido de tu voz me inspira, me mueve, me levanta.
Creo en el llamado que me haces;
tocas constante a la entrada de mi conciencia,
para que en tu nombre obre y sea pregonero de esperanza.

Creo en ti Señor,
creo en tu bondad y en tu compasión,
creo en la ternura de tu corazón,
creo en la misericordia y en la justicia que están en tus manos.
Creo en la reconciliación que ofreces y en el perdón.
Creo en tu convicción y en la esperanza a la que me invitas.
Creo en tu mirar sereno y en tus brazos abiertos.
Creo en tu corazón traspasado de amor desbordado.
Creo en tu llamado y en que eres mi camino,
la verdad que me mueve, la vida que me salva.


Creo en ti Jesús.
Creo en tu humanidad y también en tu divinidad
Creo en tu amistad y creo con todas la fuerzas de mi fe,
en la invitación que me haces a ser parte de ti.
Creo en ti mi Dios, Creo en ti mi amigo:
te hiciste mi hermano y me llamas a estar contigo,
quédate conmigo ,
porque creo con la firme convicción de mi ser y mi alma
que me estás,
en la eternidad amando.
Amén

Yerko Reyes Benavides

martes, 24 de septiembre de 2019

Gracias

Gracias, Señor 
Es lo primero que mis labios pronuncian al despertar el alba:

Gracias, Señor porque mis ojos contemplan un nuevo amanecer.
Gracias porque escucho el cantar dichoso de los pajaritos en su saludo alegre al nuevo día.
Gracias por la tregua y alivio de la noche y reponer mis fuerzas.
Gracias por velar mi descanso y estar al final de la noche y al comienzo del día que ahora inicio.
Gracias por la vida que me das, no es perfecta, pero es don y regalo que proviene de tu mano.
Gracias, Señor porque tuya es mi esperanza de vivir en plenitud; tuyo es mi deseo de soñar y tuya mis ansias de libertad.
Soñar, amigo mío, Jesús, es despertar el deseo de un mundo nuevo; eso Tú ya lo sabes, pues tú ya lo soñaste junto al Padre; y ahora lo infundes en mí, en cada despertar, para que el día tenga un afán de eternidades.

Gracias por la convicción con la que amanezco de seguir soñando, ahora despierto, un mundo nuevo, lleno de tu Reino y procurar con todas las fuerzas justicia, bondad compasión y paz.
Gracias Señor, por dejarme ir más allá y con tu anhelo y el mío, soñar la trascendencia.
Que no me falte tu gracia y bendición, en este día.
Amén

Yerko Reyes Benavides

domingo, 22 de septiembre de 2019

Día

Jaculatorias

Al inicio del día, hazte sentir Señor. 
Día de gracia, el que nos das Señor. 
Día de trabajos, bendícelos Señor. 
Día de esfuerzos, fortalécenos Señor. 
Día de dedicación, míranos Señor. 
Día de sacrificios, recíbelos Señor. 
Día de decisiones, inspíranos Señor. 
Día de entrega, impúlsanos Señor. 
Día de riesgos, custódianos Señor. 
Día de peligros, protégenos Señor. 
Día de tristezas, consuélanos Señor. 
Día de necesidades, compénsanos Señor. 
Día de soledades, acompáñanos Señor. 
Día de caídas, levántanos Señor. 
Día en que pecamos, perdónanos Señor. 
Día de hacer el bien, anímanos Señor. 
Día de oración, atiéndenos Señor. 
Día de abandonos, acógenos Señor. 
Día de gracia, conságranos Señor.
Día de bondad, aliéntanos Señor. 
Día de Amar, correspóndenos Señor. 
Al final de este día, quédate Señor.
Amén

Yerko Reyes Benavides

sábado, 21 de septiembre de 2019

Yo te Saludo

Yo te saludo María, como en aquella ocasión lo hiciera el Ángel: eres de Dios, la Llena de Gracia, el Señor está contigo; en ti su Amor se ha desbordado más que en todos, tu nombre sea BenditoBienaventurada del Señor pues en ti el Todopoderoso puso su Morada Santa.  
Yo te saludo Delicada Flor de suave y sutil fragancia, que perfuma con su aroma este “Valle de Lágrimas”; sembrado tu existir en el Jardín de la humanidad, brote de renuevo eres para cada hombre y mujer. Semilla que al florecer el fruto de un nuevo amanecer traerá: al Salvador, al Hijo de Dios.  
Yo te saludo Mujer Sencilla, y aunque en mi saludarte no te encumbro a un trono de “omnipotencia”, exalto tu humana belleza, la que el corazón de Dios conquistó. No soy digno de estar contigo, tu oblación me sobrepasa, no puedo ponerme a tu lado; mas permíteme besar tu mano, Reina en virtudes forjada, como signo de mi reconcomiendo, admiración y cariño.  
Yo te saludo Dulce Muchacha, de Nazaret concedida a la humanidad, a todos quienes no perdieron jamás la esperanza, los nobles de corazón que aguardaron sin desfallecer a la Doncella del Señor que vendría con la Buena Noticia de la Redención; la niña que diría al Dios Altísimo: “Aquí estoy, soy la sierva del Señor”.  

Yo te saludo María, y en este saludo me pongo bajo tu amparo y protección, anhelo tener la convicción, la fuerza y el valor que Tú tuviste para responder al plan de salvación del Señor con la determinación de quien en él se abandona y confía por entero.  
Yo te saludo Madre, acompáñame a recorrer el camino del Amor, el que tú Hijo nos legó; el que tú con Él viviste; ven también conmigo, llévame de tu mano, contigo iré seguro al encuentro del amado, el Tesoro de tu corazón en el mío. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

viernes, 20 de septiembre de 2019

Te Bendigo

Bendigo Señor tu nombre, porque está siempre en mi boca y mis labios lo pronuncian con confianza; es mi alegría decirlo, nace en mi corazón y en un suspiro de amor se convierte: nadie ama lo que no conoce y tú te haces cercano y familiar.  
Bendigo Señor tu presencia, que en un trozo de pan está, ahí te quisiste quedar, sensible a mis ojos que, en la Eucaristía te ven y te contemplan, y el gozo inunda mi alma a ti te recibe: alimento de vida; renuevas mi amor y mi esperanza, eres la fuerza que me salva.  
Bendigo Señor tu humildad pues tu perdón constantemente me das. No tienes reparo en abrir tus brazos, cada vez y todas las veces que a ti acudo cansado de buscar amores en otros lados, lejos de compasión.  
Bendigo Señor tu Palabra que escucho constante; me hablas en los acontecimientos, no dejas de susurrar a mi alma, tus amores, que son los anhelos de tu corazón, Voluntad del Padre, camino para mis pasos, brisa fresca en este desierto.  
Bendigo Señor tus manos, las mismas que desde la cruz trazaron el signo de bendición más grande que nadie haya dado. Levantadas y extendidas todos por ellas fueron bendecidos, en tu bondad confortados, en tu entrega redimidos.  
Bendigo Señor tu corazón traspasado; de amor herido; de perdón desgarrado: por tu costado abierto nos llevas a tu pecho y en él cabe la humanidad entera; en él encuentro refugio en ti me siento seguro.  
Bendigo Señor tu vida, tu muerte y tu resurrección puesto que con ello me diste la salvación, me hiciste ciudadano del Reino, hijo del Dios Padre y del Amor.  
Bendíceme siempre Señor, con esta bendición de bendecirte con mi amor.
Amén

Yerko Reyes Benavides

jueves, 19 de septiembre de 2019

Amar lo que Amas

Todo, Señor, lo pudieras tener, pues todo te pertenece;
no hay en este mundo, ni en todo el universo,
ni el tierra ni en el mismo Cielo,
algo que no esté a tu autoridad sujeto;
mas dominar no es tu intención,
el poder y poseer no te hacen ser Dios.
Es el Amor lo que te realiza y el Amar tu satisfacción;
y amas, y en tu amor me llamas, a tu amor me invitas.

Me llamas, Señor, sea hace constante tu invitación,
le urge a tu corazón de amor inundado;
eres perseverante a las puertas de mi existencia.

En amor te desbordas,
tocas, no entras, esperas, y vuelves,
no importa el tiempo que te lleve, insistes.

Me buscas, Señor, y no es para de mi servirte,
no me pretendes de vasallo, ni mucho menos como esclavo,
me invitas a ser amigos, a compartir contigo,
a seguir los designios que laten fuertes en tu pecho,
que abren un camino que sólo en amor ha de ser transitado.

De mi reconocimiento, Señor, no necesitas,
mi alabanza no te hacer ser Dios,
ni si quiera requieres para ti, mi amor.

El amor que buscas en mí,
el amor con el que quieres ser correspondido,
ese que en verdad exalta y enaltece tu Divinidad:
no es que te ame a ti, si no que ame lo que tu amas.

Amando lo que tu amas, Señor,
encontrare tu amor por mí,
y unido a ti quedaré,
y en mí se realizará la nueva creación,
que en tu amor fue concebida,
y al fin podré sentir y de tal manera vivir,
pues en tu amor fui engendrado
para amar como tu amas.
Llama, una vez más Señor,
que de tu amor estoy necesitado.
Amén

Yerko Reyes Benavides

miércoles, 18 de septiembre de 2019

Oración

No nos quedemos en lo pasajero, Señor,
hagamos de este encuentro algo duradero,
háblame al corazón de lo que de ti espero
lo que despierte definitivamente el anhelo
de dejar este suelo e ir veloz a tu Cielo.

No nos detengamos en las cosas que no tienen valor,
llévame rápidamente a lo es que es verdadero;
que trascendente se vuelva este encuentro
de mi alma en tu corazón.

No posterguemos lo que es definitivo
no, Señor, no,
háblame al oído, no tendré miedo,
hazme entender lo que no quiero
dime sin más rodeos lo que no espero.

No sea este encuentro, Señor, un lisonjeo
de mi pensamiento y su deseo
para evitar hacer tu Voluntad
y postergar la responsabilidad
de tu Reino y su llamado.

No nos consintamos tanto que dejemos de lado
la tarea de salvación, que va más allá de esta oración,
que se realiza en cada acto de amor
que en tu nombre Señor es dado.

Hazme fuerte Señor por este encuentro
en tu gracia y compasión,
que no me falten hoy acciones de conmiseración
y así, este encuentro habrá cumplido su intención,
llevarme a tu corazón y en él quedar atrapado.
Amén

Yerko Reyes Benavides

martes, 17 de septiembre de 2019

Peregino



Lento, Señor, mi caminar es lento,
como lo es también mi entendimiento
que busca alcanzarte en lo alto del firmamento;
a tu divinidad busco llegar pero me detengo,
no me quiero perder, camino lento.

Lento, Señor, es mi paso,
y paso lento por los valles insondables de tus misterios,
inaccesibles se hacen para mi pensamiento
que ansioso y anhelante está de tu conocimiento.

Lento, Señor, a ti voy lento,
no hay prisa para el peregrino de tus secretos,
los que reservas mas no te los quedas, 
los revelas y te muestras y aun así te velas 
para despertar el apremio de este caminar a tu Cielo.

Lento, Señor, voy lento,
a veces no te comprendo y me detengo
trato de entender tus designios
los signos que dejas expuestos,
me domino y paso lento: te observo.

Lento, Señor, al fin llego a ti en mí caminar pausado,
de tu existir quedó extasiado, 
Tú en mi te desbordas, te contemplo,
inundas mi vivir y de tu amor me veo impregnado,
ya no me contengo, corro a tus brazos
al fin, mi corazón en ti queda atrapado.

-Amén-

Yerko Reyes Benavides

lunes, 16 de septiembre de 2019

Pregonero


Ya amanece; la noche le cede su lugar al sol y su resplandor. Este acto tan sencillo, que pasa por mi desapercibido, la naturaleza lo siente en todo su esplendor y lo anuncia con júbilo y satisfacción.

Es el canto dichoso de los pajaritos el primer anuncio que prepara el despertar del sol en mi ventana. Su trinar se hace sentir con fuerza un poco antes que rompa el alba; comienza sutil como una melodía y estalla en alegría como en una sinfonía cuando raya el sol en el horizonte; al final llega el silencio, el amanecer se ha completado.  
Pregonero eres pajarito, que en tu canto anuncias el momento exacto cuando la noche le deja al día su lugar. Es tu voz una alabanza que desde este suelo, sube al Cielo donde tu Creador se deleita con tu cantar agradecido. 
Anuncias sin temor, a pesar de lo pequeño y frágil que eres, que la oscuridad y la noche no duran para siempre. Eres valiente puesto que tu canto comienza aun en plena penumbra.  
Déjame sentir en mi corazón la alegría que brota armoniosa de tu pecho. Es un cántico que despierta el deseo de vida que a veces se olvida ante las dificultes y las penas que se ciernen como oscuras noches sin luna en el alma. 
Despiértame pajarito con tu trova, y permite que mi corazón se una a tu canto de amor al creador. Digamos juntos: gracias Padre por la noche que trae a mi vida el amanecer de tu gracia, bondad y amor.
Amén

Yerko Reyes Benavides

domingo, 15 de septiembre de 2019

Me quedé

Me quedé, Señor, en tu casa me quedé; no me fui, ni de ti me alejé, permanecí. El mundo me llamó, y fuerte insistió, de mi reclamó, mas me quedé, Señor; contigo me quedé, al resguardo de tu sombra.  
Me quedé, y procuré en todo obedecer; de preceptos y leyes me llené, seguir tu corazón fue mi intención y por eso, Señor me quedé, para hacer tu voluntad, forjar en mí el deseo de tu puño, y en eso me quedé.  
Me quedé Señor, no soy la oveja extraviada, ni tampoco la moneda perdida; me quedé pues de ti necesité, tanto o más como el que se fue: ¿por qué miras hacia fuera y a mí no me ves? Me quedé Señor, y no soy inconsciente, te veo pendiente del que se fue: ¿y yo, Señor, que me quedé?  
Me quedé Señor, decidí estar contigo, sin embargo hay días que hubiera preferido haberme ido: tendría tu atención. No, no soy egoísta, también siento la ausencia del que se marchó; y al igual que tú, mi Señor, lo quiero de vuelta, no me siento completo en su ausencia, también es parte de mí, como lo es de ti, como los soy también de ti; alégrate también por mí.  
Me quedé Señor, a tu lado permanecí, pues cómo no decir, si tanto necesito de ti, más que nada, más que a todo, y por eso, porque no quise de ti quedar ausente, por eso y por ti me quedé.
Me quedé Señor, cuidando de tus cosas me quedé; pendiente de tu voz me quedé, atento de tu gracia me quedé: ¿Qué tengo que hacer para que de mí también te alegres?  
Me quedé, Señor, a tu lado me quedé, haz que desaparezca este medio de quedarme sin nada, dame libertad de espíritu y deleitarme de tu presencia y, cuando sea ausencia, déjame quedarme extasiado del recuerdo de tu paso y de la promesa de este reino que me sorprende, el de tu ternura que no me obliga a quedarme.

Me quedé Señor, y ahora haz que sienta que quedarme fue lo que necesitaba para abrazar definitivamente la libertad que me dabas; esta libertad que ha sido mi deseo y mi más grande miedo; la de ser yo y no una extensión de ti, soló así ya no necesitaré quedarme para estar contigo, pues tú en mi te habrás quedado donde quiera que esté y será para siempre. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

sábado, 14 de septiembre de 2019

Silencio

Enséñame Señor el valor del silencio, lugar que prefieres; en él te resguardas, esperas paciente, para que todo el que te busque, ahí te encuentre.  
Enséñame Señor a guardar silencio, acallar los ruidos que distraer mi atención, y me hacen perder la orientación del lugar a donde voy. Distracción son el ruido y la algarabía que alejan al espíritu de tu voz, el murmullo suave de tu amor en mi interior.  
Enséñame Señor a permanecer en silencio, no decir nada, no es quedar sin palabras, sino hacer una pausa; dejar que en el silencio escrutes mi alma y al quedar delante de ti expuesta, cada palabra tenga propósito, intención y compromiso al ser pronunciada.  
Enséñame Señor a escucharte en el silencio; sólo en la quietud y en el sosiego de un silencio deseado, aparece la melodía imperecedera de tu corazón que se esconde sin intención, de la jerga de los que impostan su voz.  
Enséñame a querer estar en silencio, la ausencia de sonidos no es soledad, sino la oportunidad de hallar en la quietud la conciencia de estar en ti, que me haga seguir adelante; las razones que alimenten mi fe y las certezas para esperar en tus promesas.  
Enséñame Señor a aceptar tu silencio, el que dejas cuando tu voz no aparece. No es que estés ausentes, simplemente el silencio es lección que das y lleva al pensamiento a buscar discernimiento, oportunidad de aceptación, no más pretensión, ser delante de ti sin más justificación que la necesidad de amarte y que me ames.  
Enséñame Señor a hablarte con el silencio, no más discursos, ni palabras interminables; sólo el silencio de ser sin más delante de ti. Mirarte y que me mires; es mi anhelo, el diálogo que espero. En tu mirar sereno mi alma quedará exaltada y ya no será mi voz la que al final rompa este silencio sino mi vida entera. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

viernes, 13 de septiembre de 2019

Petición

Alcánzame Señor en la hora de tu gracia, al momento de tu compasión, el justo instante donde tu bondad y tu misericordia son derramadas en abundancia.

Encuéntrame en mis pensamientos, en mis sueños y sentimientos. Te busco con insistencia, no desfallezco, por eso te llevo en mi deseo: la fe me sostiene, la esperanza me mantiene; me mueve la confianza de encontrarte y que me encuentres.

Abrázame Señor con ternura, la que mi pequeñez alcanza a cobijar; la que mi alma espera, la que este vivir velado necesita. Quisiera tener la capacidad de guardar en mi tu inmensidad y así recibirte entero, mas sólo si tú me llevas a tu pecho, tú serás en mí y yo seré en ti.

Acompáñame Señor, ven conmigo, más allá del tiempo, las hora y los días, que desde ahora viva el sentir de tu Cielo en mí, y aunque mis pasos todavía recorran este suelo, tú seas mi camino y mi verdad y en este sentirte tan presente, mi amor no desfallezca hasta que se consumado en la eternidad que late ya en mi pecho.

Quédate Señor, haz tu morada en mí, habita para siempre este corazón de ti anhelante, y esta vida en ti vivida dará frutos abundantes.
Amén 

Yerko Reyes Benavides

jueves, 12 de septiembre de 2019

Deseo


Que tu gracia Señor esté al comienzo de esta mi jornada.  
Sea tu indulgencia la que me acompañe en las horas de este día y tu compasión esté presente en mi corazón.  
Señor que de mi boca sólo salgan palabras que sean expresión de tu misericordia, la ternura de tu espíritu, aquel que tiene en mí su morada.  
Tu bondad sea haga sentir a través de mis manos; para que todo cuanto por ellas sea realizado, sirva para la construcción de tu Reino en este mundo.  
Señor, sean tus pensamientos la fuente de mi inspiración, tu Palabra, la misma que me salva, la que guíe mis pasos al encuentro de mis hermanos, ocasión de salvación para ambos.  
Sea Señor tu fuerza la que siempre me levante cuando caiga; que sienta en todo momento el perdón que me ofreces generoso; el que me reconcilia con el Padre, conmigo y mis hermanos.  
Acompáñame a pasar el día, a sentirte en mi en cada instante de mi vida, no todo el tiempo estaré en oración, mas siempre en contemplación, buscando tu rostro en el rostro de la gente, para servirles y amarles como a ti, mi Señor amado.  
Señor cuando llegue el final de día, hazte sentir nuevamente para poder volver a ti con mis manos llenas, no de promesas, sino de ofrendas: palabras de paz proclamadas, perdones dados y también recibidos, obras de justicia realizadas, amores entregados y hechos vida.  
Así, Jesús amigo, habré cumplido mi objetivo: que te quedes conmigo, y yo contigo, amándote más allá de las palabras, con obras de amores, las que tu gracia infunden, tu palabra inspiran, y tu amor en mi sostienen. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

miércoles, 11 de septiembre de 2019

Madre en Amor dada

Día especial es hoy, para no olvidar a compañera regia y excelsa, que tu amor, Señor, nos dejó cuando en la Cruz tu vida entregabas; y allí estaba María; la Dulce Niña de Nazaret, la que en tu divinidad amaste antes de encarnarte y la que en su humano amor su vida a ti consagró.

En tu hora de entrega, de todo te despojaste, ni si quiera te quedaste con el último consuelo: el amor de Madre; que a los pies de tu agonía contigo moría; la diste a ella contigo también en ofrenda de redención.  
Mujer de templanza y fortaleza, de ternura y también de compasión. No las diste por Madre cuando a Juan la entregaste y a la humanidad entera dijiste: “Ahí está tu Madre”. Y desde ese instante, Tú María, mi dulce Madre, en el Calvario abriste tu corazón para cobijar en él a todo hombre y mujer, de hoy, de ayer y también de mañana. 
Madre, acompáñanos, hoy en nuestro caminar; ayúdanos a ser testigos de la gracia que desde la Cruz recibimos; puesto que redimidos fuimos en Cristo, tu hijo, para ser libres y no esclavos: herederos de su Reino. 
Aleja de nuestro espíritu el miedo, infúndenos el valor que Tú misma tuviste; aleja la maldad de nuestra vida, no nos dejes jamás de tu mirada ausente, ni permitas que nuestra alma ante la adversidad se pierda en rabias, odios o deseos de venganza.  
Hijos de tu corazón permítenos en todo ser y así poder como tú, amar y perdonar incluso a aquel que nos lastima: Evangelio hecho vida. 
Que así como en ti reconocemos tu maternidad divina, así en nosotros oculto no quede y se note el Amor de Cristo en todo lo que somos, hacemos y sentimos hoy, ahora y siempre. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

martes, 10 de septiembre de 2019

Exaltación Espiritual

Mi Señor Jesús, Dios y Maestro, no todos los días se presentan o se viven iguales, eso tú bien lo sabes.

Días agitados tuviste, de afanes y dificultades, de penas y preocupaciones, también los días de decisiones y, era justo en esos días cuando necesitabas discernir que de todos te ausentabas, te escapabas; a solas quedabas.

En las horas de la madrugada te ibas a orar, estar con el Padre tu deseo, y tu anhelo encontrar en Él claridad de pensamiento, serenidad para el corazón; igual que yo ahora, que en ti, amado, las estoy buscando.

Tú sabes todo lo que pasa en mí día a día, no sirve mentir; conoces lo que siento, pienso, digo y hago: te necesito Señor y Amigo. También en días agitados como hoy, busco en ti descanso, sosiego eres para el alma agostada y sedienta; serenidad, claridad, luz en mi camino; ven conmigo.

Discernir me pone camino; busco de tu gracia llenarme; fortalecer el corazón de tu ternura y compasión: amar pretende mi presente; tu amor busco sea mi destino; tu corazón en el mío.

En este día de agitación, donde mi espíritu en ti se exalta, acompáñame en esta jornada, como lo hiciste ayer. Ayúdame a hacer el bien que mi alma anhela, y vuelve a perdonar el mal que no abandono del todo.

Dame Señor tu gracia, pon en mi la fuerza, el valor y la convicción, la misma que llenó tu corazón y a tu espíritu movió, como busco yo ahora, realizar en todo la voluntad del Padre Dios.
Amén

Yerko Reyes Benavides

lunes, 9 de septiembre de 2019

Sueños

Comienzo mi oración, salgo a tu encuentro, en tu presencia busco estar, quedar de ti prendado, tu gracia en mí como rocío del alba: ¿Qué decir a esta hora temprana? Aquí estoy, mi Señor amado.  
Despertar, Amigo, no siempre es un acto sencillo; implica traer de la noche a la vigilia, los sueños que en descanso nocturno se hacen presentes, inconscientes. De la noche también traigo las dudas y temores, los miedos y dolores, heridas de males a mi corazón infringidos: me detienen.  
El día no espera, pasa rápido y se agotan sus horas; una marcha indetenible que no da tregua y apaga los sueños. Vida busco, realización y plenitud ¿cómo hacerlo contigo ausente?  
Aguardas, por mi esperas, te quedas a las puertas de la plenitud de mí necesitando. Te haces sentir, sutil y sereno, brisa suave que en la mañana da sosiego a este corazón agitado, de ti necesitado.  
Ten compasión, de tu ternura hazme su heredero; fuerza que me das para ir más allá y poder así estar en el mundo, trayendo por mí sentir de ti, un pedazo de Cielo a la tierra: tu Reino.  
En el día me llamas en la noche me esperas, no hay lugar al temor, tu amor me libera, me atrapa y reclama, me orienta y dirige: conduces mis pasos.  
Dame tu gracia, Jesús, tu que te has hecho mi hermano; el Espíritu que de ti procede, volar me haga; levántame del suelo y llévame tan alto, al lugar de tus sueños, que se realicen en mí por tu amor y tu gracia: Vida que prometes, Vida que concedes, Vida en abundancia. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

domingo, 8 de septiembre de 2019

Razones


Hay razones para estar tristes, también para que el desconsuelo toque a las puertas del corazón. 

Razones habrá para la preocupación o la angustia; también habrá quienes las tengan para andar deprimidos y en desasosiego. Ver el porvenir en oscuridad y penumbras. 

No se las quito y también les doy la razón. 

Pero, más allá de las razones que tengas para estar así, Dios no se aleja de tu lado, y hoy en especial, te da también razones para no dejarte apabullar por la adversidad y llenar tu corazón de alegría. 

Razones para renovar tu confianza en su Gracia que no te abandona y dejarte atrapar en su Amor incondicional, el que no ha dejado de sentir por ti. 

Razones las hay para confiar que Dios no se queda atrapado en las circunstancias de un momento, como puede estar sucediendo contigo ahora. Entender que lo que hoy son las razones para sentirse destruidos, serán en algún momento razones para sentirse restaurados y redimidos. 

Razones te da hoy el Señor para decir y en ello poner todo tu empeño: 
“Todo estará bien, todo será para bien. En ti mi debilidad es fortaleza y mi pequeñez es grandeza”. 
Razones hay de más para esperar lo que por la fe ya hemos recibido. 

El día en que escribo estas líneas es día en que conmemoramos el triunfo de Cristo sobre el dolor, la la Cruz y la muerte; día de resurrección. 

Este es el día en el que Él te dice: 
“Toma tu Cruz y sígueme, si quieres ser discípulo mío”. 
También este día es el día en que festejamos la Natividad de la Santísima Virgen María, y aunque no fuera ese día en especial, es el día en el que la recibimos como Madre, Compañera, Protectora e Intercesora; porque Él, desde la Cruz así lo quiso para ti. 

Tienes razón y Dios te da sus Razones. 

Yerko Reyes Benavides 

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PD: Buen día mi amigo, mi amiga, mis hermanos todos. Dios los Bendiga abundantemente, y de mi parte reciban es humilde abrazo lleno de aprecio y consideración.  

Te dije que Dios hoy te daba razones para estar alegre.

Contemplación

Mi centro, me centras;
mi fuente, lugar de mi origen y
el culmen de mi esperanza.

Tú, eres la Reina de mi corazón,
de mis suspiros, su aliento,
están en mí, salen del alma;
eres la dirección de mi caminar
guías mis pasos inseguros.

Flor y oasis en desiertos, a veces de oscuridad.
Agua cristalina, que bebo, para saciar
la sed espiritual de espíritu que a la espera esta,
mas camina y peregrina.

Eres Tú, María, la que mi mano toma,
¡Qué delicada! Dedos suaves, piel tersa,
pero ¡Qué firmeza!
Te aferras, no sueltas, impulsas,
no dejas que desaliento estremezca.

Con ternura mueves,
alma, cuerpo y mente,
en busca del amado,
tu Hijo, el mismo a quien tu dedo
señala y tu voz proclama:
"Mi Hijo es: Hagan lo que Él les diga".

Sin tu inspiración nada soy.
Contigo en mis pensamientos,
sello indeleble en mi alma, cansa;
palabra, briza suave que refresca;
susurro de confianza;
sólo por ti, puedo darme
a corazones en desesperanza y en desamor,
lejos de tu corazón, sin con ello
perder el rumbo que aliento inspira,
aroma de Reino, visión de Cielo.

Inspiración eres,
más allá de mis yerros
que alma agobiada en pena transita;
descanso y sosiego,
razón de mis aciertos,
nostalgia en la noche,
oración y silencio.

Contemplo y te encuentro,
mirada amorosa,
que lleva, que mueve,
que enciende ansias de Reino,
deseo de Cielo,
al lado de Cristo.

Oración, murmullo, ecos:
melodía divina que en el alma resuena
viva y da vida.
Habla sin detenerte, mueve el corazón
fortalece el Amor, para ser siempre alimento
de salvación que da redención.

Contemplo en la noche misterio que
meditaste con paciencia en noches largas
cielo claro, allá en Nazaret.

Lléname de tus tiernas miradas
para perderme en ellas
y en tu sonrisa me encuentre,
a Dios de frente.
Abrazo de eternidad contigo
en el Cielo, Reino de tu Hijo.
-Amén- 

Yerko Reyes Benavides

sábado, 7 de septiembre de 2019

En tu Presencia


En tu presencia Jesús yo quiero estar, a tu lado los días pasar, las horas que me das, pues es eres Tú mi alegría, quien sostiene mi vida, el que llena mi existir.

Sin ti Señor no hay dirección para este corazón que de ti se encuentra deseoso; no hay rumbo que emprenda mi alma, sólo a tu presencia halla reposo, pues mi ser espera en tu Palabra, lo gloria de tu casa, la herencia de tu reino.

En tu presencia Jesús todo tiene valor, calor y color; hay armonía en mi interior, mis ojos logran ver la belleza de la obra de tus manos, no se quedan con su apariencia, sino que contemplan el paso de tu mano, su grandeza que es también la mía.

Guardo silencio y tu voz resuena clara, se escucha en mi interior, puedo oír tu Palabra, la que en cada frase me levanta, me anima y me llama; es la melodía de tu corazón que me dice en cada nota y latir que me amas y esperas por mí.

En tu presencia, Señor quiero estar; caminar contigo, deambular; permanecer a tu lado y conversar; abrir el corazón y mientras contemplamos el universo y su infinitud se desborde con tu amor.

En tu presencia quiero estar, un día contigo perdurar, y que ese día, mi Señor Jesús, sea un día sin ocaso; el día de tu eternidad en mí, donde este anhelo que la fe sostiene alcance en tu Amor su plenitud.
Amén

Yerko Reyes Benavides

viernes, 6 de septiembre de 2019

Divinidad

Dios Padre de Amor, Ternura y Bondad ayúdame a cuidar la parte de ti que hay en mí; aquella que semejante a ti me hace, y permite que esta humanidad creada por ti, se acerque a la grandeza de tu divinidad.

Señor, en mi interior está el tesoro de tu aliento de vida, el mismo que me hace existir en este mundo, mas estar en ti; la flama que me hace ser más allá de esta realidad que me atrapa, trascender mi poquedad y encontrarme cara a cara con tu divinidad. 
Dios y Señor de la historia y también de mi existencia, haz que encuentre el camino que me lleve hasta lugar que ocupas en mí; no solo el sitio que te hace estar conmigo, sino lo que te hace ser en mi, para que pueda en todo momento ser en ti; y esta humanidad que me pertenece se haga por la gracia que tu dejaste, más cercana a tu divinidad. 
Dios Todopoderoso, existes desde siempre, no sólo en el Universo insondable, estrado de tus pies, sino que habitas en mí, para que yo exista en ti. Propicia en todo momento nuestro encuentro; que no olvide de dónde vengo, quién soy y a dónde voy. Eres tú quien me llama a la vida y me sigue llamando para que esta vida dada, sea vivida en entrega, una ofrenda de tu divinidad. 
Omnipotente Señor, haz que te busque y te encuentre, siempre a ti en mí; mi vivir alcance en tu amor su realización y el propósito de este existir sea donación. Haz de mi debilidad tu fortaleza, y de mi pequeñez tu grandeza, para que así pueda ser en todos lo que tú eres en mí, y pueda cuidar en los que me diste, tu divinidad. 
Amén
Yerko Reyes Benavides

jueves, 5 de septiembre de 2019

Comienzo y Final

Todo es comienzo y todo es final: La vida, los años, los días; el día, la noche, las horas. Sueños, deseos y anhelos. Proyectos, trabajos, esfuerzos.  
Todo es comienzo y todo es final:Pensamientos, ideas, certezas; la mirada que busca, la satisfacción de encontrar. La alegría y también la tristeza. Salud y enfermedad. La religión e incluso la fe.  
Señor Tú en mi tuviste comienzo. Un día supe de ti. Tu nombre fue pronunciado, llamaste me atención, quise saber más de ti.  
Hoy tomo conciencia que yo en ti no tuve comienzo, no hay un nacimiento; en tu eternidad existía, en tu corazón me llevabas, ya vivía en la intimidad de tu divinidad, en la infinitud de tu alma ya estaba. 
¿Acaso mi existir en ti comenzó el día que nací? o ¿Fue acaso en el acto humano de concebir donde mi vida en ti se inició?  
Desde antes de nacer ya me conocías, mucho antes que en mis padres, yo en ti ya estaba y me estabas amando.  
Todo es comienzo, todo es final, en esta vida que vivimos lejos de ti, mas cuando llegas, y en este corazón empiezas a existir, ya no hay inicios ni términos, sólo vida: la que ya en ti estaba, la que sigue estando y estará por siempre.  
No necesito pedirte que detengas el tiempo, ni si quiera que desaparezcan sus horas, con sus comienzo y finales. Lo que quiero es que este sentirte en mi tan vivo trascienda este instante y se eleve y llegue a donde hasta mi hogar, en tu pecho latiendo eternamente. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

miércoles, 4 de septiembre de 2019

Amanecer

En el firmamento va apareciendo, resplandeciente el sol, signo que a los sentidos indica el comienzo del nuevo día.  
El cuerpo entra en vigilia, todas sus funciones en alerta, la mente despierta, los pensamientos revuelan; mas el alma y este corazón, otra cosa necesitan: tu gracia, bondad y misericordia para dejar atrás el letargo de la penumbra y su ocaso.  
En el existir y en esta vida de sueños y anhelos, no hay noche, ni tampoco oscuridad, las sombras se disipan y la nostalgia se extingue, si tu Amor se asoma en cada amanecer.  
Que mis ojos al abrirse busquen presurosos contemplarte; mi corazón sentir la gracia que proviene de tu Divino Existir más allá del tiempo,  ocupas sus horas para dar abundante el amor que aprieta en tu pecho. 
De las aguas de ese manantial quiero beber en cada amanecer hasta saciar la sed de mi fe, mi confianza y esperanza.  
Señor Jesús, que en este amanecer no olvide sentirte a ti vivo y presente; que en mi Tú camines y por mi lleves esperanza, consuelo y ternura a tantos que despiertan sin el sol resplandeciente de su dignidad, libertad, justicia y paz.  
Se, Señor en mí, amanecer, para que sea yo amanecer de ti en mis hermanos. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

martes, 3 de septiembre de 2019

Tu Voluntad

Jesús, amigo, en tu nombre me levanto, el lecho dejo para ocuparme de mis cosas, pero algo inquieta a mi corazón; quiero preguntártelo antes de que el sol resplandezca y me dirija a la rutina de lo cotidiano:
¿Cuál es tu voluntad para mí?  
En tu compañía Señor quiero en todo momento andar. Mis pasos dar en tus caminos; los mismos que tu amor te llevó a recorrer. Hacer que lo que vivo en cada respiro sea ocasión de salvación; tu Reino está en mi horizonte, tu Voluntad la busco en mi corazón.  
Día a día hago el propósito de vivir acorde a tus deseos, los que tu Palabra deja; el espíritu de tu Ley. Sin embargo, Maestro, que difícil es discernir el designio divino, del Dios Padre Todopoderoso.  
¿Qué quieres de mi hoy? ¿Cómo he de servirte mejor? Dispuesto estoy.  
Tú, Jesús entendiste el Pensamiento de Dios y lo hiciste presente en cada acto de vida. 
Tu voluntad fue en todo hacer la Voluntad del Padre.  
Ayúdame ahora, Señor, a hacer que lo que deseo, sea el deseo de Dios en mí. 
Que lo que busque sea lo que busca Dios para mí.  
Que en lo que me empeño y en ello entrego mi día sea aquello que me acerque cada vez más al Cielo.  
Que no me falten las fuerzas, ni tampoco los dones de tu gracia para que en todo y por todo se haga tu santa Voluntad. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

lunes, 2 de septiembre de 2019

En la Primera Hora

En la primera hora del día, mi bendición, Señor, es poder estar contigo. No postergar la cita que mi alma en tu corazón ha deseado y tu alma en mi corazón ha dejado.

En la primera hora, contemplarte, y contigo compartir los pensamientos primeros de cada jornada que se apura en iniciar, mas la detengo, a ti en mí quiero hacer presente, ya que nada será de provecho aunque mil cosas haga si tú estás ausente.

Así, Cristo Jesús, mi Dios, mi Señor, mi mejor y más grande Amigo: si Tú estás conmigo nada me faltará, todo me alcanzará y aunque todo no lo obtenga ni algunas simas conquiste, en necesidad no andaré porque a ti te tendré.

En la primera hora, al comenzar cada día, me pongo en tus manos, pues sé que lo que yo espero, quiero y anhelo, llegará a mí, tocará mi vida no por mi deseo; y aunque al instante no lo vea y lo que llega no es lo que esperase, ni creyese e incluso quisiese: “todo estará bien y todo será para bien”.

En la primera hora del día esta humilde oración es mi compromiso de hacer todo lo que está en mí, para permanecer en ti: en alma, vida y corazón, y así, en nada me falte tu gracia y en todo tenga tu amor.

En la primera hora de cada día: espérame, Señor; que en la primera hora de cada día te estaré buscando.
Amén

Yerko Reyes Benavides

domingo, 1 de septiembre de 2019

Pasaste

Cuántas no has sido la veces que a ti he acudido, te digo y te pido, a veces te exijo para seguir creyendo: “Señor, déjame verte, muéstrame tu rostro envuelto en el resplandor de tu gloria". Elevo los ojos al cielo: anhelo un milagro.  
Paso y repaso las vías y caminos; veo los senderos y avenidas; visito un templo de tanto en tanto. Te busco en el firmamento, algo extraordinario espero aunque no lo digo alto para no llamar la atención; mas sé que otros también como yo lo están esperando.  
Y mientras se aferra este deseo de quererte ver, miro el pasar alegre de un niño; un anciano que saluda; un vagabundo le ríe a su perro como si no hubiera pena; una mujer a punto de dar a luz apura el paso; unos novios suspirando al unísono se toman la mano.  
Yo sigo con mí mirar perdido: ¡No te veo! reclamo un tanto airado:  
“Tu rostro no vas a dejar que vea? ¿No merezco acaso tu consideración? Contigo he cumplido: Déjame verte y así mayor será mi fe”.  
Mi vista nublada, no me doy cuenta, no es Él el que no se deja ver, sino yo el que no se da cuenta; atento no he estado; delante de mis ojos ha pasado la presencia divina, lo más sagrado.  
Te vistes cada día de humildad y tu rostro resplandece más que un milagro, pasaste y en la mano del mendigo estiraste tu mano, para que en el necesitado te necesitara.  
Señor, ahora te pido que jamás deje de verte. 
Amén

Yerko Reyes Benavides