miércoles, 4 de noviembre de 2015

Da qué pensar

Es raro ver que siendo un "pueblo religioso", según las estadísticas, cualquiera de ellas, y cualquier intención que tengan para presentar sus resultados; porque hasta en los resultados ofrecidos por las encuestas hay discrepancias, estemos como estamos.

Según esas estadísticas el 98% de las personas confieza tener una religión que práctica. Dice ser perteneciente a un rito religioso, o se identifica plenamente con un tipo de fe. Curioso es este dato estadístico en un país cuya taza de violencia es una de las más altas del mundo, la criminalidad impera y el idividualismo es el pan nuestro de cada día. 

Me pregunto:
¿De qué me sirve identificame con una religión? Si digo soy "Católico" o soy "Evangelico" o "Soy Judio" o soy "Musulman" o soy...
¿Qué consecuencias reales trae eso en mi manera de actuar, sentir y pensar?

Lo asombroso de las estadisticas es que todas coinciden en algo: cada vez son menos las personas que practican los principios, normas, mandamientos, preceptos que dichas religiones promueven. Y el otro dato también relevante es que cada vez es menos la gente que participa de los ritos y los cultos que ofrecen las religiones.

Esto me deja pensando en varias cosas, no todas las puedo compartir por aquí, sólo las más inquietantes, para que me ayudes a pensar y pensando quizá encontremos un camino que podamos compartir.

¿Será que por más que nos empeñemos en no querer ver esta realidad, el tiempo de las religiones se viene extinguiendo?

¿O será más bien que las religiones para no perder su espacio en el mundo se niegan a renovarse y dar mejor respuesta al hombre de hoy, que ya dejó de ser el hombre de ayer en el que las religiones insisten en proteger?

¿Tendremos miedo a vernos sin gente?

Pues ya les digo ya nos estamos quedando sin gente.

¿Cuál es, pues el camino?

LA ESPIRITUALIDAD

martes, 3 de noviembre de 2015

"Parroquias" y Parroquias

En toda parroquia ha de existir un trasfondo espiritual que sea su norte y su guía. Un eje transversal que sea luz para que ésta no camine a la deriva. Las parroquias que se quedan sin ese sustento espiritual se convierten en instituciones rígidas carentes de corazón, y los que en ellas trabajan se constituyen en funcionarios de un culto vacío e insípido, en donde lo que vale es el show cultual de unos ritos que no nacen del corazón sino del interés por quedar bien con el propio ego.
 
La parroquia no es un lugar de ritos y sacramentos vaciados de espiritualidad. Las parroquias han de ser escuelas donde se vivencie el amor verdadero, el amor incondicional que tenga gusto a Dios. 

Muchos "amores parroquiales" están cargados de los vicios de quienes no saben amar y no les interesa amar, sino encontrar un escenario para exhibir sus egos y egolatrías, muy bien disfrazadas de "religiosidad".
 
El centro espiritual de una parroquia no es el "sr. cura de clergiman y sotana", prepotente en su envestidura, no son los "grupos de apostolado muy bien uniformados cada uno de ellos", no es el "culto", los "ritos" ni si quiera los "sacramentos", el centro espiritual de la parroquia es CRISTO y todos los demás en torno a él buscamos crecer en amor, esperanza, servicio, caridad, bondad, sinceridad, confianza, entusiasmo, relaciones sanas y positivas, convivencia fraterna y desinteresada y alegría verdadera y sincera.
 
No hagas de tu parroquia un lugar frívolo y vacío.... de esos está lleno el mundo. Busca la luz espiritual que guíe tu caminar dentro de la parroquia y que te lleve de verdad a Dios. Parroquias hay muchas.... Escuelas de donde se viva y se aprenda a amar hay muy pocas.

domingo, 1 de noviembre de 2015

Mensaje Espiritual

En este primer día del mes de noviembre quiero, como publicación inicial de nuestra Revista de Espiritualidad darle paso a un mensaje espiritual que sea luz en medio de las tinieblas de tantos problemas, penas, preocupaciones y tristezas que estamos atravesando.

Este mensaje espiritual no es de mi autoría; pertenece a quien me inspira por la bondad de su corazón y seguramente también podrá inspirarte a ti a que valores el día de hoy y los venideros con una mirada de confianza y de esperanza en Dios.

Con la seguridad y la certeza de sentir la huella de Dios en el caminar cotidiano, aunque el camino nos resulte cuesta arriba, difícil, turbulento o doloroso:

"Sabrás del dolor y de la pena de estar con muchos, pero vacío; sabrás de la soledad de la noche y de la longitud de los días; sabrás de la espera sin paz y de aguardar con miedo.

Sabrás de la soberbia de aquellos que detentan el poder y someten sin compasión.
Sabrás de la deserción de los tuyos y de la impotencia del adiós.
Sabrás que ya es tarde y casi siempre imposible.
Sabrás que eres tú el que siempre da y sientes que pocas veces te toca recibir.
Sabrás que a menudo piensas distinto y tal vez no te entiendan.

Pero sabrás también:

Que el dolor redime.
Que la soledad cura.
Que la fe agranda.
Que la espera sostiene.
Que la humildad ennoblece.
Que la perseverancia templa.
Que el olvido mitiga.
Que el perdón fortalece.
Que el recuerdo acompaña.
Que la razón guía.
Que el amor dignifica.

Porque lo único que verdaderamente vale es aquello que está dentro de tí. Y por encima de todo está Dios. Sólo tienes que descubrirlo. Y así hallarás la verdadera paz"
.

                                                                                                  San Juan XXIII. Papa

viernes, 30 de octubre de 2015

Oración. Paz Interior

Amado Dios
Toma mi vida y permíteme vivir serenamente este día.
 
Abre mi mente a pensamientos positivos.
 
Saca de mí todo mal sentir hacia los demás.
 
Libérame del rencor y de mis temores.

Haz posible que yo pueda sentir gozo, amor, compasión,
y permíteme sentirme vivo/a otra vez.
 
Ayúdame a aceptar las cosas como son,
a refrenar mi lengua,
a cumplir con mis tareas diarias,
a dar libertad con amor.
 
Llévate mis preocupaciones por el futuro.

Que yo pueda darme cuenta de que en Tus manos
todo se me provee,
que no tengo control sobre nada sino sobre mí,
y que puede levantar confiado mi vista hacia el futuro.
 
Que pueda redescubrir el momento presente,
que es precioso y pasa muy pronto.
 
Infúndeme ¡Señor! Tu Santo Espíritu de paz y de luz.

Gracias por aceptar mi carga y por hacerla más liviana.

Amén.

miércoles, 28 de octubre de 2015

Dimensiones del Ser Humano. Lo Espiritual, Camino de Integración Interior

Cuando el célebre psicólogo Abraham Maslow propuso su tan reconocida teoría sobre las motivaciones humanas, en su obra Una teoría sobre las motivaciones humanas de 1943, se basó en la contemplación de lo humano como un objeto de estudio, desechando todo visión trascendente de hombre, puesto que éstas no son explicables bajo la lupa de un laboratorio.

Su teoría sigue vigente y es un modelo para comprender algunos procesos de la dinámica motivacional del ser humano. De la comprensión de las motivaciones propuestas por el autor surge una visión del ser humano en sus dimensiones fundamentales.
Aquí presentamos la pirámide de necesidades que propone Maslow:
En ella vemos claramente como van surgiendo en el ser humano necesidades que parte de la satisfacción de las básicas, para dar paso a las siguientes de orden superior, en orden jerárquico. Primero las Fisiológicas hasta llegar a las relacionadas con la Autorrealización.
Y aunque el mismo Maslow hiciera posteriores revisiones a su teoría, en ningún momento llegó a considerar las motivaciones espirituales en el orden jerárquico de necesidades.

El ser humano es más complejo que sus necesidades que lo llevan a una búsqueda fisiológica y orgánica de sus necesidades (a este movimiento o búsqueda se le llama conducta motivada). Aún sin haber satisfecho sus necesidades más básicas el hombre no se entiende como un ser meramente orgánico. Hay algo más. Ese algo más no está en forma jerárquica sino cíclica, y quizá la mejor forma de dibujarlo esquemáticamente es con una espiral.

No habrá un verdadero orden interno, y el hombre puede sucumbir ante el caos de su existencia, si no comprende que Dios está en el centro de su vida misma y que la dimensión espiritual dinamisa, ordena e integra todas las demás.
Cuando el ser humano desplaza a Dios de su centro existencial, y se coloca a sí mismo, u a otra cosa, por ejemplo: el poder, el prestigio, la fama, e incluso la felicidad, entra en un desorden interior que lejos de llegar a satisfacerlo en sus necesidades las hace aún más profundas.

Todas las dimensiones del ser humano están interconectadas entre si. Las periféricas no por ser periféricas son de menor relevancia que las otras, ellas interactuan entre si en una relación de equilibrio e igualdad, y tienden al centro donde está la Espiritual que les da sentido, proyección y sostenibilidad en la búsqueda de integración hasta llegar a Dios, donde encuentra su realización y además del centro se desprenden nuevas y diferentes interacciones haciendo que el ser humano sea perfectible. Es decir que pueda irse desarrollando cada vez más y más plenamente. La felicidad entonces no es un fin para el ser humano, sino la consecuencia de ese orden trascendente que se realiza en la interacción de la periferia hacia el centro, y de la respuesta del centro a la periferia de ser.

La vida espiritual no es entonces una necedad o una opción. Sino que es una necesidad, una urgencia y una posibilidad de encontrarle sentido a la vida, al quehacer, a las luchas cotidianas, a las circunstancias vitales, entre otros.

martes, 13 de octubre de 2015

Editotial. Nueva Revista Electrónica de Espiritualidad.

A partir del mes de Septiembre, luego de algunos cambios importantes en la rutina cotidiana del servicio que presto, me plantié el hecho de dar a conocer lo que por muchos años he venido trabajando casi de forma anónima y en secreto. La iniciativa de tener una Revista de Espiritualidad siempre me ha acopañado desde hace varios años. Mi sueño personal ha sido la publicación impresa de ésta. Sin embargo, los altos costos para la impresión y las dificultades de no tener una infraestructura adecuada para ello ha venido postergando la materealización de este anhelo. Pero cuando hay un corazón inquieto tocado por Dios siempre se encuentran alternativas, puesto que Dios mismo va abriendo ventitas cuando no pueden ser portones. Así, la idea de un material impreso primeramente se concretó en la publicación mensual de un Boletín Parroquial llamado "Lazos de Fe" en la parroquia donde fuí hasta hace poco su párroco. 

Por espacio de cinco años el Boletín impreso estuvo circulando dentro de los límites parroquiales y un poquito más allá. Nuevamente nos encontramos con la dificultad económica de finaciamiento de este material impreso, ya que se distribuía en forma gratuita. Todavía quedan en mis archivos personales algunos ejempleres del Boletín. 

Aprovechando el espacio abierto que brinda la internet, por entonces, me refiero al año 2007, creé este espacio virtual que tomo el nombre de "Lazos de Fe. Boletín Virtual de la Parroquia Sagrada Familia". Por esta razón cuando recorran los distintos links de la página que ahora presento, se encontrarán con toda seguridad información de la Parroquia. No he querido borrarla al cambiar la línea editoral de la Revista. He querido que permanezca así, puesto que es importante recordar nuestras raices, ya  que ellas marcan nuestro origen y el lugar del cual venimos y nos ha traído al momento presente y, además son luces que iluminan nuestro caminar futuro.

Viendo que hay muchas páginas en la red que plantean el tema religioso, y sintiendo en el fondo del corazón que una más no haría daño, sino que al contrario, brindaría a mis amables lectores un lugar donde encontrar una lectura fresca, actualizada y principalmente orientada al tema de la Espiritualidad, cambié la linea editorial y, de Boletín Parroquial, este espacio cobro vida autónoma y se convertió en Boletín Electrónico de Espiritualidad que, ahora ustedes pueden tener como herramienta que les ayude a "ir mar adentro" en el hermoso camino de crecimiento y fortalecimiento de su vida espiritual personal y llevarlo a una práctica coherente y cónsona con el testimonio de fe y amor que como discípulos de Jesús estamos todos invitados a hacer presentes en nuestra vida.

Con gran satisfacción y, sin perder de vista el sueño mayor que, algún día podamos hacer de este espacio virtual algo real, con la publicación impresa de la Revista, dejo a ustedes "Lazos de Fe". Revista Electrónica de Espiritualidad.

                                                                                                            Yerko Reyes Benavides
                                                                                                                        Editor

sábado, 10 de octubre de 2015

La Ternura se manifiesta donde hay Vida Espiritual

Una de las características más preponderantes del ser humano es que más allá de su corporalidad, la persona se expresa de muchas otras formas. Estas formas de expresarse a sí mismo superan lo enteramente biológico, puesto que el cuerpo es sólo una pequeña parte integrante de su ser, de su existir y de su hacer.

Hablamos de que el hombre es cuerpo, mente, pensamientos, emociones, sentimientos, deseos. El ser humano es un ser que va siendo en su caminar por el mundo. En ese ir siendo se expresa y se manifiesta, en forma errada en ciertas ocasiones o acierta en sus formas de comunicar su existir y su vivir.

Existen cualidades y características que van determinando ese ser más que biológico o psicológico, si así lo gustamos llamar para referirnos a lo que no es corporalidad. Pero la persona es más que cuerpo y mente, también es Espíritu, con vida y movimiento latentes en la intimidad del ser del hombre y de la mujer. Hay maneras de determinar ese movimiento interior, de darnos cuenta de su existencia, de su importancia y de la necesidad de que también sea manifestado.

Como dice el título de este artículo, una de las formas de darnos cuenta de la existencia de Vida Espiritual en nosotros es, sin lugar a dudas, la Ternura. Ternura no entendida como mera o simple emoción, que aparece en nosotros cuando algo o alguien nos conmueve. La ternura como manifestación de la Vida Espiritual, es una virtud, un don, una cualidad, pero más que nada es un ejercicio consciente y constante que abarca y arropa nuestra manera toda de mostrarnos ante el mundo.

Así pues, Ternura es "fuerza, señal de madurez y vigor interior, y brota tan sólo en un corazón libre, capaz de ofrecer y recibir amor".

Pensemos un poquito, a ver si en nuestros corazones está la Ternura y si ésta es expresión de nuestra Vida Espiritual, viva y actuante.

miércoles, 7 de octubre de 2015

Nuestro Camino Espiritual en la Revista Virtual de Espiritualidad

Buscaba una cita bíblica que fuese inspiradora y que se tuviera como referente de este caminar espiritual que pensamos recorrer en esta experiencia de la Revista Virtual de Espiritualidad. Una amiga en su búsqueda personal de hacer más fuerte y más sentida su relación con Dios compartió conmigo la siguiente cita de la Biblia. Inmediatamente pensé, "está es". Así que ahora la comparto con todos, para que todo aquel que entre en nuestra Revista Virtual tenga como eje espiritual este mensaje de la Palabra de Dios:



    "Yo, Yavé, soy tu Dios; te tomo de la mano y te digo: No temas, que yo vengo a ayudarte. Yo soy tu socorro, dice Yavé, el Santo de Israel es el que te rescata.
    Mira que te convierto en un rastrillo nuevo y con doble hilera de dientes:molerás los cerros y los harás polvo, y dejarás las lomas como paja.
    Las echarás al viento, que se las llevará, el temporal las dispersará; pero tú te alegrarás en Yavé, y te sentirás orgulloso con el Santo de Israel.
    Los pobres y los humildes bu...scan agua pero no encuentran, y se les seca la lengua de sed. Pero yo, Yavé, los escucho; yo, Dios de Israel, no los abandonaré.

    Haré brotar ríos en los cerros pelados y vertientes en medio de los valles. Convertiré el desierto en lagunas y la tierra seca en manantiales.
    Plantaré en el desierto cedros, acacias, arrayanes y olivares. En la estepa plantaré cipreses, olmos y alerces para que todos vean y sepan, miren y comprendan que esto lo ha hecho la mano de Yavé y lo ha creado el Dios Santo de Israel" (Is 41,13-20)


jueves, 5 de marzo de 2015

Itinerario de Reconciliación Espiritual. Aprovechando la Cuaresma. Parte I

“En nombre de Cristo les pedimos que se reconcilien con Dios”
(1Cor 5,20-21)

Tomando como referencia este pasaje de la Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios, en el cual nos invita a la Reconciliación con Dios, en este tiempo de Cuaresma, nos proponemos hacer un camino de encuentro con Dios y, si todo nos sale bien, con nosotros mismos,  

          Se preguntará el más versado, ¿Por qué comenzar el recorrido aceptando una petición de Reconciliación con Dios? ¿Es que acaso, lo primero que podemos afirmar de nosotros mismos es que somos seres no reconciliados?, si es así, ¿no sería mejor iniciar este camino espiritual directamente desde nuestro mismo ser, desde nuestra intimidad? y ¿Por qué comenzar con algo tan complejo como lo es la reconciliación? ¿No sería preferible dar los primeros pasos tratando de establecer ese referente conceptual sobre nuestra propia humanidad?

Son muchas preguntas para un párrafo introductorio. Sin embargo, necesarias para determinar, por el momento nada, es decir, que a pasar de la pertinencia de su formulación, van a requerir un poquito más de trabajo meditativo para ser contestas. 

         Cada uno de nosotros tiene una ligera noción de quién es. Sabe responder a la pregunta ¿Qué dices de ti mismo? Hagamos la prueba, detente un momento, cierra este manuscrito, silencia los ruidos que posiblemente haya a tu alrededor, y más importante aún, los ruidos que hay en tu interior. En este momento, el pensamiento te estará llevando a hacerte algunos planteamientos o cuestionamientos, seguramente te estarás preguntando sobre la utilidad del ejercicio que te estoy proponiendo y que seguramente ya has intuido. No importa, realízalo de igual manera. Ahora si, aparta luego de leer estas líneas por un momento este escrito, y respóndete a ti mismo: ¿Quién soy yo?

Este ejercicio novel de meditación, no tiene como intención que descubras las esencialidades de tu ser, ni mucho menos que navegues por profundas aguas filosóficas, tratando de descubrir los secretos y misterios de la naturaleza humana. Este ejercicio se trata de que te des cuenta que sabes responder a esa pregunta, conoces algo de ti mismo (o al menos tienes una vaga y difusa idea). Por ende partimos ya de una noción: "Soy". Hay algo de nosotros, que conocemos, de lo cual podemos dar razones, de lo que sentimos, lo que configuran nuestras ideas y pensamientos, incluso si tuvimos tiempo al responder la pregunta aparecieron nuestros sueños y anhelos, así como también nuestras dudas y temores.

Esto que conoces de ti mismo, es ya suficiente para iniciar en otro punto nuestro camino reflexivo hacia Dios y hacia nosotros mismos. Este itinerario, por su puesto  va a llevarnos en algún momento del recorrido a volver sobre estas mismas preguntas que ya nos hemos formulado. A final de cuentas se trata de un camino que nos lleva a nuestra intimidad, a acercarnos a la naturaleza misma de nuestra existencia y reconciliarnos interiormente. Es un recorrido espiritual, no hay duda de eso. Y como jornadas de un trabajador que pone de si las mejores de sus virtudes para realizarlo eficazmente, así también aquí serán necesarias nuestras mejores talentos para sacarle provecho al máximo a este recorrido. 

Valga la insistencia, ya tenemos un referente, lo que sabemos de nosotros mismos. Ya te habrás dado cuenta que el saber quienes somos es fundamental para la reconciliación. Pero volvamos a la idea principal de este capítulo, que se apertura con la invitación a la Reconciliación con Dios. Ahora si, hagámonos algunas preguntas pertinentes al tema: ¿Por qué reconciliación? ¿Es que de verdad necesito reconciliarme? ¿Qué he hecho que amerite en todo caso una reconciliación?

Durante mucho tiempo hemos escuchado el discurso, que para nosotros se ha convertido en una de esas cosas automáticas, que las sabemos pero que en realidad no han ocupado mucho tiempo en nuestros pensamientos, reflexiones e incluso en nuestra manera de entendernos a nosotros mismos. Sin embargo, al transcurrir el tiempo, esa misma palabra se ha convertido, consciente o no, en una manera tan arraigada de relacionarnos con Dios, que aunque sigue permaneciendo como algo automático en nosotros, si marca de manera profunda nuestra espiritualidad y la comprensión de nosotros mismos. Sobre todo si intentamos llevar una vida moderadamente religiosa.

Nos la topamos por primera vez en el catecismo que realizáramos siendo niños para recibir la “primera comunión”, cuando para nosotros esa palabra y sobre todo su significado no tenían cabida en nuestra conciencia y noción de nosotros mismos. En la mayoría de las prácticas religiosas aparece como un referente sin el cual no podemos relacionarnos con Dios. Imagino que ya a esta altura estarás claro a lo que me refiero. Si, es esa misma: “pecado”, “pecador”.

 Abro un paréntesis para hacer un poquito más ameno este recorrido, seguramente, muchas cosas pensaste mientras llegábamos aquí, algún recuerdo de ese momento especifico de tu vida, un catequista, un sacerdote, una religiosa, alguna travesura de aquellas que quizá es lo que con mayor facilidad viene a tu memoria, que lo que te dijeron o enseñaron sobre el “pecado”, y el ser  “pecador”. Otra cosa, no intento ser “adivino”, pero casi podría asegurar, que en la lista mental que hiciste al principio de esta reflexión, en ningún momento apareció la palabra “pecado” o “pecador” para definirte a ti mismo.

No es el momento, ya lo habrá en nuestro itinerario para ahondar más al respecto, sólo diremos, más allá de lo que te han enseñado del pecado, y de lo que tu mismo has llegado a comprender sobre éste, teniendo en cuenta las dos vertientes, la positiva o la negativa –hay gente que con sólo mencionar la palabra le recorre un escalofríos por todo el cuerpo- el pecado es una situación o condición transitoria del espíritu o alma del ser humano en sus limitaciones. Lamentablemente ha sido tomado casi exclusivamente como algo esencial a la persona. Por su “naturaleza pecadora” la persona pierde su condición y dignidad, se humilla, se postra, se convierte en algo despreciable, excluido, marcado y manchado.

La reconciliación entendida desde esta visión del ser humano como “pecador”, dicho sea de paso, que es la visión que está en muchos de nosotros arraigada, deja a la persona estancada en su situación pecadora, pero con ciertos alivios remisorios  a los que accede de vez en cuando, ya sea por vivencias espirituales circunstanciales, a través de practicas devocionales o rituales y cultuales (oraciones, exorcismos, sacramentos y sacramentales). Más que reconciliación, todas estas prácticas permiten una especie de sensación de tranquilidad, barniz espiritual, que tapan o esconden la manchas mientras estas vuelve a aflorar. Es una especie de  certificación externa, es decir que proviene de otros, de rituales, ceremonias, personas e incluso Dios (cuando a Dios se le entiende como ajeno al ser humano).

Abramos un segundo paréntesis, este un poquito más serio que el anterior. Detengámonos a pensar por un instante, cuáles son esas prácticas que utilizo para sentirme a mismo reconciliado. ¿Acudes a la confesión? (por qué si o por qué no); ¿haces algún tipo de ritual expiatorio u oraciones tal vez? Mucha gente dice que encuentra mayor perdón hablándole a una imagen de Cristo colgada en la pared de su habitación; ¿Cuál es tu ritual?

Pero lo más importante de entre todas estas preguntas es: ¿te sientes en verdad y desde el fondo de tu ser Reconciliado? ¿Con quién?

Por lo pronto, ya tienes suficiente. Hemos dado los primeros pasos espirituales en el camino que te propongo hagamos durante este tiempo de cuaresma. No dejes de pensar en todas y cada una de las preguntas -dicho sea de paso, son varias- que te he propuesto hasta aquí. Estas preguntas no son en vano y nos servirán más adelante. Y para coronar el cuestionario te invito a que finalices este primer ejercicio haciéndote esta pregunta: ¿Qué es para mi la Reconciliación?

Yerko Reyes Benavides

Con Jesús Todo

Tómate de la mano de Jesús cuando estés desorientado,
Él estará encantado de ayudarte a tomar decisiones.

Pisa sobre las huellas de Jesús cuando estés perdido,
Él estará encantado de ser tu guía.

Súbete a los hombros de Jesús cuando estés agotado,
Él estará encantado de llevarte alzado para que descanses.

Camina Junto a Jesús cuando necesites un amigo
Él estará encantado de ser tu confidente.

Apóyate en el hombro de Jesús cuando estés triste,
Él estará encantado de ser tu consuelo

Pídele ayuda a Jesús cuando te sientas débil,
Él estará encantado de ser tu fuerza.

Invita a Jesús a tu corazón cuando estés contento,
Él estará encantado de compartir tu alegría

Y sobre todo, no te olvides de Él cuando necesites Amor,
 porque sólo POR AMOR vino a este mundo y su Amor dura para siempre. 

lunes, 2 de marzo de 2015

Oración al Nazareno


Algunos, en tu tiempo, te llamaron:"Nazareno", sin con ello imaginar que con ese apodo sería reconocida tu entrega a Dios y a los hombres. El "Siervo Sufriente del Señor". Nazareno del perdón.
Nazareno, en tu tiempo sólo significaba el lugar desde el que venías, tu pueblo, tu región, tu casa. Sin embargo, ya algunos sentían en su corazón que aquel Jesús de Nazareth llevaba en sí, la humildad del corazón bondadoso de Dios.


Nazareno, entonces comenzó a significar el "humilde del Señor". Aquel Dios temido por ser un Dios de los ejércitos; ya no más. El Dios del terror, tomando la forma de Siervo, se hizo pobre con los pobres: Dios del Amor.

Nazareno de los perseguidos;
Nazareno de los humillados;
Nazareno de los pobres;
Nazareno de los enfermos;
Nazareno de los que sufren;
Nazareno de los que lloran;
Nazareno de los limpios de corazón;
Nazareno de los que buscan el Reino de Dios;
Nazareno de los que luchan por la paz.

Nazareno te clama aquel que en su debilidad anhela la fortaleza que viene de lo alto, y que, al contemplarte a ti, con la pesada cruz sobre tus hombros, comunicas. Pues, a pesar del peso que ésta representa y, las heridas que ella infringe en tu espalda, la llevas con dignidad, coraje, valor y orgullo hasta el final.

Nazareno te llamamos hoy, quienes delante de ti damos gracias al Padre Dios, por tu entrega generosa y tu muerte liberadora.

Con tu cruz a cuestas nos inspiras confianza, pues en ti sentimos en lo más hondo de nuestra alma, que no existe, en el amor, dolor sin redención; esclavitud sin liberación.

Nazareno, eres tú el Redentor, el Liberador y el Glorificador de nuestras vidas. Gracias por lo que has hecho por nosotros.

Nazareno hoy cuando mis ojos contemplan tu entrega, representada en esta imagen de tu camino al Calvario, permíteme acompañarte hasta el final con mi dolor, dame el Amor que necesito, para que este dolor, sea redentor junto al tuyo.

Amén.

Yerko Reyes Benavides