domingo, 16 de junio de 2019

Una Resistencia, Dos Anécdotas y Una Idea: Santísima Trinidad

Una Resistencia, Dos Anécdotas y Una Idea: 
Santísima Trinidad 


Todos hemos oído hablar de Misterios, los hay por doquier. Sin embargo, con el nacimiento de la Filosofía, y el pensamiento racional, mucho de lo que al principio al hombre le resultaba incomprensible, ha encontrado su explicación basado en el razonamiento, la lógica y la comprobación. 

Sin embargo, no toda verdad pasa por el tamiz de la argumentación y todavía, ¡gracias a Dios! quedan misterios. La vida, por ejemplo, sigue siendo un misterio maravilloso que puede seguir siendo objeto no sólo de especulación, sino de tomar el riesgo de vivirla a plenitud. 

¿Cómo se explican los misterios? 

No se explican. El misterio está para seguir siendo misterio aunque se den un millón de explicaciones. Y, lo mejor que tienen los misterios es que mientras más explicaciones se den acerca de él, más misterio se vuelve. 

Una Resistencia

Dicho esto, lo primero que tenemos que afirmar de Dios es que es un Misterio para nosotros. Lo segundo que podemos intuir es que si hay “cosas” que podemos decir de Dios; no lo explican del todo, pero algo aclaran. 

¿Qué podemos decir entonces sobre Dios? 

Que podemos decir algo. 

Y esa es la resistencia que hemos de vencer antes que nada. Muchos de nosotros fuimos educados en la religión a la “antigüita”, es decir, condicionaron nuestro pensamiento a resistirse a Dios. Dios es un misterio, nos dijeron; pero Dios es también Amor. Sin embargo a ese Dios se respeta, no se toca, no se mira, a él no se le puede acercar; pero es bueno… 

Todo este cúmulo de mensajes contradictorios crearon una resistencia y por ella nos alejamos de Dios. 

La idea que gestamos de Dios es un río caudaloso de contrastes, contrariedades y contradicciones; al que se unen pensamientos confrontados y sentimientos discordantes, cuya consecuencia es una abstracciones de Dios que lo hace ser, un ser ajeno. 

Queremos a Dios, pero no lo queremos cerca; no al menos tanto que se inmiscuya en nuestra cotidianidad. Por eso, la relación de muchos con Dios es casi nula: de una vez por semana, de 45 minutos a lo mucho. 

El “triangulito” con “el ojo adentro”; el Dios “Misterio” es la resistencia que hemos de vencer para encontrarnos con el Dios Verdadero. 

¡¿Qué?! 

Si, Dios es misterio, pero un misterio que se da a conocer, se muestra, se revela. Además, se deja conocer, no se resiste, y se pone al alcance, no se esconde, sino que habla y dice: “Yo soy”… 

Soy Trinidad; Soy Padre; Soy Hijo; Soy Espíritu Santo; Soy Uno… 

Eso. Te cuento dos anécdotas: 

Dos Anécdotas

Primera Anécdota:

Estando en mi despacho entra un señor mayor, pregunta por el padre y haciendo la antesala antes de entrar a la oficina espera con paciencia. 

–Buenas tardes, señor padre. Venga a mandar a hacer una Misa. 

–Con todo gusto, dígame cual es la intención y para cuando la misa. 

–La misa es para esta tarde y la misa se la mando a hacer a la Virgen María, Trinidad santa. 

–¡Disculpe! son cuántas intenciones, ¿una o dos? 

–Una sola: a la Virgen de la Santísima Trinidad. 

–Señor, no existe esa advocación. Trinidad santa es el nombre de Dios. Un nombre que engloba a las tres personas divinas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es el mismo Dios, y tres personas. No hay distinción en su naturaleza pues es una sola y es la que lo hacer ser Dios Altísimo. Y se revela a los hombres en la historia. Y en esta historia de la humanidad Dios se ha mostrado como Padre del que procede el Hijo y del Padre y el Hijo procede el Espíritu Santo. El Padre es el Creador, el Hijo el Redentor, El Espíritu Santo el Santificador. 

(Mientras recibía esta aclaratoria del padre, el señor permanecía tranquilo y atento, al menos eso era lo que parecía). 

-¿Ha entendido, mi querido señor? 

–Si mi padre, entendí. ¿Pero me va a hacer la misa a la Virgen o me voy a otra iglesia? 

¿Quién es Dios? 

Dios es Amor y en su amor se viste de gozo aunque le mande a hacer la misa con nombre equivocado. 

Segunda Anécdota: 

Un día dando clase, salió a relucir el tema de la “música de hoy”, esa que escuchan los jóvenes: ruidosa, estridente, sin letra, sin prosa. Sin querer ser un “viejo retardatario” y buscando hacer una apología de la buena música. 

El monologo profesoral se versó la cuestión que la música siendo un “arte” ha de tener como cualidad principal la virtud de la belleza, el buen gusto, la nobleza de su composición, lo armónico de su ritmo, la complementariedad entre la melodía y la composición. 

De pronto se dejó caer lapidaria una categórica afirmación: “no entiendo cómo ustedes pueden “escuchar” esa música “tormentosa” todo el día”. Raudo y veloz uno de los jóvenes se levanta, y sin permiso declara: “Profe… esta música no se hizo para escuchar, se hizo para Bailar”. 


¿Se entiende la analogía? 

A Dios no se le comprende a Dios se le vive, se le siente, se experimenta en lo cotidiano, allí donde el mismo se muestra, se deja encontrar, se revela. 

Intentar explicar el misterio de Dios es una opción que puede ser o no tomada. Lo que no es opcional es impedirle a Dios que nos ame; que se manifieste, que nos busque, que nos llame y también con paciencia nos espere. 

Dios seguirá siendo un misterio para nuestro intelecto, más no para nuestro corazón, ahí Dios será reconocido, puesto que ahí Dios sigue mostrándose tal cual es: Un Amor que es todo en todos y uno en cada uno. 

Una Idea 

La mejor forma de conocer a Dios es experimentando su Amor; amándolo y dejándonos amar por Él. 

Yerko Reyes Benavides

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