Verbo que del Padre procedes y eres Dios encarnado;
pensé que a ti llegaría por los argumentos que da la razón
ideas que se gestan en el pensamiento
y que iluminan el misterio de tu divinidad infinita
a través de la lógica y el entendimiento.
Creí que a ti se llegaría a través del intelecto
abstracción del pensamiento,
elaboración de conceptos y nociones,
observaciones y demostraciones
pruebas irrefutables de tu existencia;
cuando lo único que en verdad necesitaba
era la certeza de tu compañía y de tu presencia.
Engañé a mi corazón,
dejando que fuera sólo la razón
la que tomara el mando de esta relación
que siempre me resultó ajean a lo que en verdad importaba
y que en la gente humilde y sencilla hay en abundancia:
Confianza.
Llené mi espíritu de libros y teorías,
apologías que defendían tu divinidad
más afuera quedabas, no entrabas
preferías pasearte en las plazas y calles
y de púlpitos y estrados mantenerte al margen .
Me perdía buscándote en las letras de un texto
que se escribió con tinta y no con sangre y vida.
Tanto tiempo compartiendo el Evangelio
y no te veía a ti en él, sino sólo lo que de ti decía.
No sé si ya caí en cuenta de la Verdad;
sólo te pido me des las razones de la fe
que la razón no puede entender,
la humildad para no quedarme en las formas
ni perderme en abstracciones
cuando Tú eres real y no un concepto
tampoco una idea en un libro de texto.
Te seguiré buscando, Señor,Amén
dame la constancia de no desistir en el empeño de conocerte,
no quiero tus misterios,
aumenta, Señor mi fe,
así podré contemplar lo que con ternura das
a los manso y humildes de corazón.
Yerko Reyes Benavides
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