“Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol:
Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión”.
Este adagio se comprende en su pleno significado si tenemos en cuenta que la Iglesia acostumbró celebrar estas solemnidades tal como lo refiere en días jueves, incluso, en muchos lugares este día era de asueto civil.
De los tres jueves ya sólo –litúrgicamente- queda el Jueves Santo.
Jueves de Ascensión y Corpus Christi han sido traslado al día Domingo. Suele decirse para dar una explicación a quién pregunte el motivo: “Razones Pastorales”.
Es día de Corpus Christi, uno de esos tres jueves especiales que celebramos al año.
Tiene su origen esta festividad en la edad media, cuando la religiosa Juliana de Cornillon promoviera la idea de celebrar una fiesta especial en honor al Cuerpo y la Sangre de Cristo, presente en la Eucaristía, corría por entonces el año 1208.
Esta idea tuvo acogida, no tan de inmediato, pero poco a poco fue ganando su lugar en la iglesia que la celebro por primera vez en el año de 1242 en la Diócesis de Lieja, Bélgica.
A quien hoy reconocemos bajo el nombre de Santo Tomas de Aquino, por aquel entonces se le encomendó la loable misión de componer algunos Himnos a Cristo en la Eucaristía. De él heredamos preciosos cánticos tales como Pange Lingua y Tantum Ergo.
A quien hoy reconocemos bajo el nombre de Santo Tomas de Aquino, por aquel entonces se le encomendó la loable misión de componer algunos Himnos a Cristo en la Eucaristía. De él heredamos preciosos cánticos tales como Pange Lingua y Tantum Ergo.
La fiesta quedó instituida para toda la iglesia el 8 de septiembre de 1264, a través de la Bula: Transiturus hoc mundo, del Papa Urbano IV. Un hito significativo para esta solemnidad lo marcaría el Papa Nicolás V, en el año de 1447 cuando en la festividad de Corpus Christi sale procesionalmente con la Hostia Santa por las calles de Roma (hasta la fecha la procesión se hacía solemne dentro de los templos).
Hoy día la fiesta no ha dejado de celebrarse, ni tampoco ha perdido vigencia el contenido devoto de la procesión, sólo que se ha mudado de día.
Aunque la Festividad de Corpus se haya trasladado al domingo, hagamos hoy – jueves- (si es el caso, y sin fijarnos demasiado en qué día de la semana sea) nuestra visita a Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar, no importa si haya o no solemnidad.
Más aun, no hagamos las cosas por mandatos, costumbres o tradiciones. Para el hombre la historia es su tiempo, y lo temporal su momento. Así que todo para nosotros tiene su tiempo y su momento y también su recuerdo.
No hemos de apegarnos a lo que es transitorio, a lo que está de paso, por más años que tengan presentes en nuestra vida.
Todo en esta vida es pasajero, menos el Amor de Dios. Y esa ya es la razón que necesitamos para ir a su encuentro donde él esté. Y está en el Santísimo Sacramento del Altar.
No hemos de apegarnos a lo que es transitorio, a lo que está de paso, por más años que tengan presentes en nuestra vida.
Todo en esta vida es pasajero, menos el Amor de Dios. Y esa ya es la razón que necesitamos para ir a su encuentro donde él esté. Y está en el Santísimo Sacramento del Altar.
¡Sea por siempre, Bendito y Alabado!
Yerko Reyes Benavides
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