Tuyos son la Belleza y el Encanto, Virgen María, porque así lo quiso Dios y fueras del Señor la imagen más perfecta de su naturaleza divina, la que en el amor se manifiesta.
No siempre la belleza salta a la vista; a ella hay que buscarla con especial cuidado, para no caer en engaño, pues mucha vanidad hay, sobre todo en los que de lo superfluo y efímero se revisten.
Lo hermoso es engañoso, aunque lo bello está en todo, no todo lo expresa con esmero y con especial encanto; sin humildad, la belleza de orgullo y soberbia se llena, alejándose así de su natural encanto.
Tuya es Oh Dios, la nobleza y la hermosura. Todo lo hiciste con especial cuidado y en todo dejaste la huella del paso de tu mano creadora. La impronta de tu belleza es la estética, el reflejo de tu propia naturaleza.
Aunque la belleza te pertenece y en la creación te desbordaste, quiste reservarte la más grande de todas y sin embargo no te la quedaste, sino que a su punto la hiciste florecer en los hitos de la humana historia.
De mujer la vestiste, de Madre la revestiste, para que todos al mirarla, no sólo vieran el arte que hay en la feminidad, sino que fueran más allá, y pudieran toparse con la más hermosa de todas las bellezas, la que se encuentra en el amor incondicional.
Por ella, nos enseñaste, que no puede el corazón fiarse de lo externo, sino que en lo profundo del alma ha de buscarse la fina hermosura, la que a ti te revela, Dios de Bondad infinita, pues tuyo es el Amor el que crea y recrea y se da de una y mil maneras a todos, por todos y para todos.
Gracias Dios, por el regalo que en María nos has hecho, poder admirar la belleza de la humana naturaleza que en Ella enalteciste para que nosotros por Ella la anheláramos, la aspiráramos, la trabajáramos y a ti en última instancia nos llevara, Dios de hermosura y bondad.Amén
Yerko Reyes Benavides
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