En generosidad de entrega, amor y cariño, dedicación y esfuerzo, empeño y gracia, nadie contigo se equipara, Virgen María.
De tu mano, firme y delicada vamos todos al encuentro de aquel que nos fue dado en ti, y junto a ti adoramos los amores celestiales que a nuestra humanidad realizan.
Tú eres el motivo de humana gracia por el cual nuestro corazón se exalta, pues fuiste la primera en recibir el premio de la humanidad en el Verbo renacida.
Que siguiendo tu ejemplo, también nosotros podamos ser en el mundo testimonios vivos de generosa consagración como la tuya al Verbo de Dios que en ti, y por ti encarnó.
Virgen María, amanecer eres para nuestro existir que al Padre Dios busca; aurora resplandeciente que ilumina nuestros pasos, para hagamos el camino que nos lleve a tu brazos.
Guíanos con tu maternales gracias, pues donde tú estás, Madre celestial, está también el Hijo, junto al Padre y el Espíritu Santo.Amén
Yerko Reyes Benavides
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