En verdad ha estado grande contigo;
eres Madre, la imagen de Dios
Día a día, contemplamos con devota consideración, tu divina hermosura, Virgen María y, descubrimos las maravillas que el Señor en ti ha hecho:
En verdad ha estado grande contigo; eres Madre, la imagen de Dios más acabada la más fina y delicada y tu corazón se asemeja en mucho al suyo, pues late al ritmo de su Amor misericordioso.
No podemos pasar por alto el mirarnos en ti reflejados, anhelar lo que Dios en ti ha propiciado, y aspirar que por tu intercesión, Madre del amor, la bendición que a ti te cubrió descienda también sobre nosotros y nos ampare con un manto de gracia.
Si, María, conocida eres por tu divina maternidad, pero no se puede olvidar, al mirarte, que humana eres, una en todo igual a nosotros y, en esa humanidad tuya fuiste bendecida con la gracia divina, que hoy en ti venimos a pedir.
Fortalece, con tu ternura nuestra fe, Señora nuestra, Virgen María; dale determinación a nuestra convicción, para entregarnos en todo al Dios que es Amor, y así contigo decir con valor y humildad:
“He aquí tu siervo, Señor, hágase en mi tu voluntad”.
Ayúdanos Madre, a no distraernos, a no desesperar y a confiar por entero en la bondad de Dios.
Que tengamos el valor, Madre, y por ello no nos falte el auxilio de tu corazón, para proclamar con valor su Nombre y hacerlo, con nuestras obras presente en la vida de los hombres.
Que en la escucha atenta de la Palabra de Dios, en la oración y la meditación, en la contemplación constante de los misterios del Amor divino, desde el corazón, también nosotros encontramos nuestro espiritual destino: ese que nos ponga un día delante de Dios.
Ahora, Madre de compasión y ternura, mientras estamos aquí, camina a nuestro lado, toma nuestra mano, haz que el trayecto que nos falta para llegar a Él, tu Hijo, lo hagamos en ti, peregrinos con obras de fe, esperanza y amor.Amén
Yerko Reyes Benavides
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