jueves, 30 de mayo de 2019

Con el Sonar Trompetas, reciban a la Reina

Poema


Suenen dichosas angélicas trompetas,
llega la flor de sin igual belleza
al Reino de Dios
a tomar posesión;
a ocupar el lugar,
para ella preparado
desde Adán con Eva
en el acto precioso
de la creación Divina.
Dulce Niña de Nazaret: tuya será por siempre la alegría
y la gloria del Hijo en ti concebida.

Nada, ahora te separa de estar junto a aquel
que tus sueños de infanta te robora
y los convirtiera en noches de vigilia
de trasnocho y desvelo,
cantando al lado de su cuna las melodías
que a cielo le recordara,
ya que lo dejaba, si temor ni reserva
para uno con nosotros hacerse
y así, devolverle
a esta humana naturaleza
su original belleza.

Suene las trompetas, ángeles de Dios,
que sus melodías retumben y resuenen
tanto en la tierra como en el firmamento.

Entra la Reina sin joyas ni coronas,
ni trajes de bordones
sino con las manos llenas de amores.

Princesa del cielo, tu vida desgastaste
en trabajos y oraciones,
afanes de esclava y no de reina;
no quisiste otro lujo
que estar atenta al Hijo
que de Dios recibiste
para ser su fiel compañera,
madre, amiga, discípula y pregonera.

Misión cumplida,
Dulce Muchacha de Nazaret,
que los años pasaron,
empero nunca dejaste de ser
la consentida,
no por vanos caprichos,
de Dios: “la niña de sus ojos”,
sino porque en todo te hiciste sierva,
para que el amor de Dios
a ti te llenara,
y por ti a todo hombre y mujer llegara.

¡Bravo! María. 

Eres la heredera del Reino,
que Dios entrega como corona de lirios
a los que se mantienen firmes,
seguros y la esperanza no pierden
aun en las oscuras tristezas;
y la confianza en Dios tienen siempre presente
para hacer a todos sentir la gracia y el amor
que fluye como río de frescas aguas
que a todos y todo purifica,
y a cada uno renueva y recrea.

Suenen alegres las angélicas trompetas,
llega la flor de sin igual belleza
a tomar posesión, a ocupar su lugar en la eternidad
y para la humanidad
ser ahora y por siempre intercesora y Madre amorosa,
de Dios sierva hermosa.
(Amén)

Yerko Reyes Benavides

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