"Tuyo es el Señor, en tu vientre lo llevaste
y en tu corazón se quedó por siempre"
Madre del Salvador y Madre nuestra, el mundo está lleno de hermosas cosas que son obras de la mano del Creador, pleno de colores y formas, aromas, gustos y sabores; suaves y delicadas texturas; todas enaltecen al alma, el espíritu canta su alegría y el corazón de gratitud se llena pues contempla los signos del amor divino.
A través de la criatura llegamos al Creador. Mas no siempre así sucede. El corazón humano se endurece y no ve más allá de lo que para el resulta evidente.
Mas tú, Madre apareces, cuando más te necesita el ser humano. No lo dejas abandonado cuando se va haciendo insensible y va olvidando que lo que lo hace especial, es la bondad natural que hay en su ser.
Madre, Virgen María, Tú te pones delante, abrazas la existencia de esta humanidad que pretende olvidar el destino de su caminar sinuoso. Tú que hablas el lenguaje de esta tierra, con palabras sencillas revelas lo que hay en el interior de Dios; dejas expuesto su corazón a través del tuyo.
Tuyo es el amor verdadero, tuya la grandeza y también la humildad, tuyo el perdón y la intercesión, tuyas son la gracia y la bondad, también la compasión. A ti pertenecen la pureza y la inocencia, la nobleza y la generosidad, la atención sin distracción al plan de Dios.
Tuyo es el Señor, en tu vientre lo llevaste y en tu corazón se quedó por siempre; y tú, Dulce Muchacha, eres toda de Dios y a los hombres por él te das con amor de Madre.
Virgen María, hoy al ofrecerte la flor de nuestro ser, no falte en nuestra vida tu compañía e intercesión, que contigo también seamos ofrenda de amor verdadero que se entrega como don del Amor de Dios.Amén
Yerko Reyes Benavides
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