miércoles, 26 de diciembre de 2018

Enamórame de la Vida

“Miren los lirios del campo, ni Salomón en su esplendor 
se vistió tan hermosamente como uno de ellos"

Dios y Señor en estos días todo está en calma y quietud.  
Pareciera que todo está en paz, sin embargo, es la paz que el mundo ofrece, tregua simplemente, para luego embestir con fuerza. 
En el corazón de los hombres está presente la intuición de que la vida no puede sólo ser trajín y dinero; rutina y poder; tener sin ser, solo aparentar; vanidad y comodidad: los lujos que el dinero puede comprar. 
¿Quién mira al cielo y en el despertar del alba se alegra? 
¿Quién se complace con el cantar temprano del gorrión que visita osadamente la ventana de un hogar construido en la selva de concreto? 
¿Quién mira el embellecerse mañanero de flor tímida que abre sus pétalos al resplandor del sol y del caminante espera ser mirada en su delicada belleza? 
Sólo el loco y el poeta. ¿Cuál de los dos fuiste, Señor? 
Tú dijiste: 
“Miren los lirios del campo, ni Salomón en su esplendor se vistió tan hermosamente como uno de ellos. Fíjense en los pájaros del cielo que no trabajan y no les falta el sustento”. 
Fuiste, Jesús, un poco de ambos, puesto que para amar la vida a plenitud y entregar la propia, hay que tener un poco de los dos. 
Concédeme hoy Señor enamorarme como tú de la vida; poder en todo contemplar su belleza, y así encontrar la paz que el mundo no da, pero en el mundo está porque tú ahí la dejaste.
Amén

Yerko Reyes Benavides

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