lunes, 10 de diciembre de 2018

Tu Perdón

“Dame tu perdón, Señor y tu bondad abundará, 
tu misericordia será mi hogar 
y tu gracia fortaleza será
en mi alma, mente y corazón”

Jesús, hijo de Dios, viniste y nos trajiste de Padre lo que el mundo no estaba esperando: Reconciliación y Perdón. 
En todo y sobre todo fuiste expresión de la Voluntad de Dios , esa que Tú discernías en constante oración; de tal manera que todo en ti fuera expresión del Corazón amantísimo del Padre que en Compasión y Perdón abundaba y en ti se desborda como manantial de fresca agua en alma desoladas. 
Viniste y lo más importante para ti no fue constituirte en Juez y Verdugo. Lo primordial y prioritario fue reconciliar al hombre con Dios. Así todo en ti: pensamientos, sentimientos y sobre todo acciones, estuvieron consagradas a ofrecer la reconciliación y el perdón a todos aquellos que sujetos al pecado propio, impuesto o heredado, eran marginados de la presencia del Padre, tu Padre: Abbá nuestro. 
La Voluntad de Dios es el perdón, tú trajiste,  tú lo diste, Tú por el moriste, para que en ti toda criatura de la postración fuera levantada y, elevada a condición tan alta, en todo semejante a ti, incluso en condición divina de ser, por la gracia de tu cruz y resurrección: hijo de Dios. 
Dame tu perdón, Señor, soy pecador; en ocasiones hago lo que a tus ojos es reprochable y te desagrada: lastimo y daño a los que tú amas, incluso a mí mismo. 
Dame tu perdón, Señor, no quiero seguir en postración, ni tampoco en humillación. Soy consciente que a veces erro el camino y me alejo de ti; malgasto tus bienes, pretendiendo una efímera libertad lejos de tu casa: mi hogar junto a ti. 
Dame tu perdón, Señor, líbrame  de la culpa y del escrúpulo, de esa carga pesada de un culto, un rito y de una religión de cánones y doctrinas que poco dice a mi alma necesitada de ternura y comprensión: tu compasión, Señor. 
Dame tu perdón, Señor. Líbrame del mal, no me dejes caer en la tentación y no permitas que de ti mi corazón se aleje y mi alma de tu gracia se aparte. 
Dame tu perdón, Señor y tu bondad abundará, tu misericordia será mi hogar y tu gracia fortaleza será en mi alma, mente y corazón y así, lugar al maligno no habrá. 
Mi vida toda de tu misericordia quiere ser expresión y, no estar en continúo sacrifico, eterna penitencia, postración de esclavo ignorancia de oveja. Yo, Señor quiero ser tu amigo y por eso te pido: dame tu Perdón, reconciliado quiero vivir en ti y, en el Amor al Padre por ti para siempre estar amando lo que amas.
Amén
Yerko Reyes Benavides 

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