"Dame Señor del Pan de tu Amor
que me alimenta mi alma...
expende mis sentimientos, perfecciona mi vida..."
Dame de tu Pan Señor, manjar que en mi espíritu renueva la fuerza y el entusiasmo de seguir atento a las cosas del Reino; haciendo la parte que me toca para traer sus bondades: justicia, verdad, paz y libertad.
Dame de tu Pan Señor, mi alma necesita un alimento que no deje constante un vacío en mi interior. Famélico mi corazón no quiere estar, mendigando cariños, caricias y halagos vanos; en ti saciedad quiere encontrar, de tu amor llenarse.
Dame de tu Pan Señor; el pan de cada día, el que se sirve no en la mesa, sino aquel que se entrega en la mano, el que toca y trastoca el corazón y de amor lo hace su cautivo.
Dame de tu Pan Señor, el pan que no se agota, no se acaba y mientras más se comparte más alcanza y se desborda. Alimenta la esperanza, renueva la confianza, aviva el deseo de quererte y de tenerte, porque en él tú mismo te das.
Dame de tu Pan Señor, de aquel mismo que una tarde multiplicaste, y con el que a muchos su hambre saciaste, para que con fuerzas contasen de volver a los quehaceres de lo cotidiano.
Dame de tu Pan, quiero más, pues no fue sólo de aquel pan del que tus amigos comieron, pues hambre ya nunca más sintieron, de tu plenitud se saciaron, y de tu amor se llenaron: dame de es Pan, Señor, el Pan de tu amor.
Dame Señor del Pan de tu Amor que me alimenta mi alma, agranda mi corazón, profundidad le da a mis pensamientos, nobleza a mis emociones, expende mis sentimientos, perfecciona mi vida, y uno contigo me hace.
Dame Señor del Pan de tu Amor que me hace hijo de hombre como tú, y al igual que tú hijo de Dios.
Amén
Yerko Reyes Benavides
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