"En tu presencia cada día mi alma se realizará,
pues, siendo eterna camina ya,
Jesús por ti, decidida a su plenitud"
Señor, en tu presencia me encuentro; mis primeros pensamientos te pertenecen y te entrego el amanecer, el despertar de mi alma a tu amor.
Con el correr del tiempo una lección me has ido enseñando, una que bastante me ha costado: sin ti, Señor, mis días son como una embarcación que ha perdido el timón.
Por muchos años, más de los que quisiera reconocer pues pena me da haber vivido tanto de esta manera, estuve diciendo a todos, incluso mí que persona de fe era; un creyente, de la religión perteneciente.
Me equivocaba y aunque manifestaba mis creencias, vivía como sin tú en realidad no importaras y como muchos a ti te buscaba cuando sólo te necesitaba y luego te olvidaba.
Te confieso Jesús querido, no me iba mal. Muchas cosas alcance, más hoy te agradezco que sin los dones de tu amor nada de eso hubiese hecho; de ellos me valí y los aproveche; ahora sé que no era yo –solo- sino tú en mí, porque siempre has querido estar conmigo, aunque yo ausente de ti estaba.
Miro mis días pasados y reconozco que mi alma siempre estuvo inquieta, y aunque de colinas conquistadas la llenaba, vacía de lo que valía estaba y, gemía. No sabía reconocer lo que me decía, y con más cosas buscaba silenciar el retumbar de sus vacíos.
Así que ahora, aquí estoy Señor, buscándote en mis amaneceres, ya mis días sin ti no son días. Gracias por la paciencia que has tenido conmigo. Respira profundo que todavía me falta: aprender y crecer.
En tu presencia cada día mi alma se realizará pues, siendo eterna camina ya, Jesús por ti, decidida a su plenitud. Acompáñame Señor y de tu mano tómame que ya de ella no me solaré jamás.Amén
Yerko Reyes Benavides
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