¡Dichosa tú que has creído,
porque lo que el Señor te ha dicho se cumplirá!
(Lc 1,45)
Si, en verdad, serás dichoso. Lo serás si devuelves el valor de la palabra a tu ser y a tu vida.
Si, en verdad serás dichoso, si tu palabra tiene el valor de comprometerte en lo que dice y lo conviertes en actos contundentes.
Si, en verdad serás dichoso, si tu palabra dada lleva consigo el esfuerzo de hacer cuanto anuncias y proclamas.
Si, en verdad serás dichos, si tu palabra es consistente con lo que sientes y piensas.
Si, en verdad serás dichoso, si tu palabra transmite actos de justicia, libertad y paz y, tu obrar es acorde con ella.
Si, en verdad serás dicho si tu palabra es creíble y nadie en duda la pone porque haces lo que dices y dices lo que haces.
Si, en verdad serás dicho, si por haber creído en la Palabra que de lo alto has recibido, la tuya es expresión profética de lo que te fue a ti confiado.
Si, en verdad serás dichoso cuando la Palabra de Dios en tu palabra encuentre realización.
Si, en verdad serás dichoso si tu alma, mente y corazón en tu palabra confluyen y se hacen uno.
Si, en verdad serás dichoso por haber creído, no te hará falta nada más puesto que tendrás la certeza de que cuanto te fue dicho, ya por Dios en ti fue realizado y espera ser en ti y por ti efectuado.
Si, en verdad serás dichoso, si tu palabra infunde confianza y alegría en el corazón de aquellos que caminan en desesperanza.
Si, en verdad te lo digo, tu fe te hará dichoso porque Dios será la certeza que le dará seguridad a tu palabra, y cuanto por ti sea dicho, será por Dios refrendado.
Yerko Reyes Benavides
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