"Cristo amado, en ti todo está,
hoy ayúdame a encontrar
la melodía de tu alma,
canto espiritual"
Señor Jesús, ecos y ruidos abundan por todas partes en este mundo.
No son melodías armónicas que al corazón traigan serenidad y paz. Abruman al alma, distraen al pensamiento, desorientan la consciencia, y en medio de esta turbulencia, tu voz: sonido celestial y susurro espiritual se opaca, se esconde, pero jamás se extingue.
Maestro, no quiero los retumbos ni los ruidos de este mundo, aunque intenten ser melodías, mi espíritu quiere entrar en sintonía con tu alma; extasiarse mi corazón con el cantar de tu voz: Harmonía de Amor, el sonar de tu alma.
Muchos son lo que en disonancias hablan de aprecios y cariños: amores que se quedan pequeños y que no llenan a corazones inquietos, como el mío, que no se resigna a las pequeñeces de afectos al azar adquiridos.
Busco más, Señor. El sonido afinado del latir de tu corazón lleno del amor divino. Ese amor que exalta, que eleva y a la plenitud lleva.
De la melodía de ese amor esta mí alma sedienta, y por eso día a día te busca, atiza el oído para encontrar en medio del ruido la voz de tu espíritu que me cante de tus amores, Señor.
Cristo amado, en ti todo está, hoy ayúdame a encontrar la melodía de tu alma, canto espiritual que, hoy también, sigue tañendo alegres ritmos de amores amados.
Esta sinfonía, sin formar parte de estas disonancias que entretienen y distraen al alma, aunque difícil de encontrar, cuando se haya tu voz clara, anima mi corazón y le da dirección a mis pasos pues mi espíritu presuroso está de llegar ti lugar de realización y plenitud.Amén
Yerko Reyes Benavides
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