Es en tu gracia que mi fe acontece, puedo pronunciar con seguridad tu nombre; el que resuena en mi interior, el que me levanta cada mañana, el que despierta en mí el deseo de entrar a tu casa.
Es por tu gracia que puedo ver más allá de la realidad y contemplar otra verdad, la que tu bondad me ofrece. Por tu gracia te descubro presente en cada persona, lugar y acontecimiento, con los que día a día me encuentro.
Es en tu gracia que mi humanidad se envuelve en grandeza, descubro, por ti mi pequeñez y humildad, mi corazón se vuelve sencillo, como el de un niño, lo vuelves limpio para poder así contemplar tu rostro.
Es en tu gracia que, a pesar de las dificultades y problemas, de las penas y tristezas; de los sufrimientos y dolores, que la vida no pierde la alegría de ser vivida en esperanza. Tú nos das tu Palabra que nos da confianza, la seguridad y certeza que caminarás a nuestro lado día a día hasta el final.
Dame tu Gracias, Señor, la gracia que necesito para no extraviarme; peregrino soy, no busco detenerme, ni quiero entretenerme en apegos que atascan mi espíritu en su vuelo; libertad es mi deseo, para hacer que tu eternidad venga a mí, pues yo camino hacia ti.
Dame tu gracia, Señor, la gracia que me hace pequeño, no busco grandezas, solo quiero poder mirarte en mi despertar y que me mires mi soñar, que me recibas entre tus brazo, como a un niño que en tu regazo se siente protegido y seguro.
Dame tu gracia, Señor, para creer que me estás desde ya amando y tu anhelo es estar conmigo como lo es el mío permanecer hoy, mañana y siempre contigo.
Amén
Yerko Reyes Benavides
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