Que tu gracia Señor esté al comienzo de esta mi jornada.
Sea tu indulgencia la que me acompañe en las horas de este día y tu compasión esté presente en mi corazón.
Señor que de mi boca sólo salgan palabras que sean expresión de tu misericordia, la ternura de tu espíritu, aquel que tiene en mí su morada.
Tu bondad sea haga sentir a través de mis manos; para que todo cuanto por ellas sea realizado, sirva para la construcción de tu Reino en este mundo.
Señor, sean tus pensamientos la fuente de mi inspiración, tu Palabra, la misma que me salva, la que guíe mis pasos al encuentro de mis hermanos, ocasión de salvación para ambos.
Sea Señor tu fuerza la que siempre me levante cuando caiga; que sienta en todo momento el perdón que me ofreces generoso; el que me reconcilia con el Padre, conmigo y mis hermanos.
Acompáñame a pasar el día, a sentirte en mi en cada instante de mi vida, no todo el tiempo estaré en oración, mas siempre en contemplación, buscando tu rostro en el rostro de la gente, para servirles y amarles como a ti, mi Señor amado.
Señor cuando llegue el final de día, hazte sentir nuevamente para poder volver a ti con mis manos llenas, no de promesas, sino de ofrendas: palabras de paz proclamadas, perdones dados y también recibidos, obras de justicia realizadas, amores entregados y hechos vida.
Así, Jesús amigo, habré cumplido mi objetivo: que te quedes conmigo, y yo contigo, amándote más allá de las palabras, con obras de amores, las que tu gracia infunden, tu palabra inspiran, y tu amor en mi sostienen.Amén
Yerko Reyes Benavides
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