domingo, 29 de septiembre de 2019

Tu Tiempo

Qué rápido se van las horas que marcan el fin y el inicio de cada día. Nada hace que dormía placido y soñaba un despertar renovado. Así, Señor no quiero que se me vaya la vida como las horas de un día.  
No es mi intención robarle tiempo a la eternidad en horas no dormidas, ni pretendo agregarle horas a las alegrías que se escapan de mi vida como un suspiro en descuido esculpido.  
Este tiempo que me das, este instante de estar contigo, Jesús, ahora se me hace tan fugaz como una estrella que no se detiene en su paso hacia el infinito, y quiero más.  
Tiempo es el que nos das, Señor, una oportunidad de encontrar en lo que vale la pena gastar ese tiempo. Sin embargo, discernir no se nos hace sencillo, confundimos el tiempo que nos das y el tiempo que tenemos.  
Invertimos el sentido, pensamos ser dueños de la eternidad cuando lo nuestro es un amanecer y un ocaso y en ese tránsito hemos de encontrarte a ti Jesús, Dios, mi amigo.  
Dame Señor la capacidad de saber descubrir lo que es relevante a mi existir, ahora que estoy en este amanecer y que a ti me encuentro unido. No me dejes a mi suerte divagando entre lo vano y lo efímero, pronto llegará el ocaso y mi tiempo se habrá extinguido.  
Deme Señor la oportunidad de en este tiempo que me das, configurarme contigo y en tu Amor, encontrar el camino que a ti en la eternidad me lleve, donde el tiempo ya no imponga su distancia entre tu corazón y el mío. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

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