Creo en ti Señor;
creo en tu gracia y que obras mí.
Haces sentir tu presencia
para que mi fe no desfallezca,
y en este peregrinar, a ti te encuentre,
y por mis obras te muestre
a todo el que busca en ti también creer.
Creo en ti Señor;
creo y confío en que a las puertas de la eternidad,
por mi estás aguardando;
y sin embargo, no te quedas del todo esperando.
Creo que sales a mi encuentro;
te haces cercano, te pones en mis manos;
creo en tu ofrenda, oblación de compasión y ternura
en un pedazo de pan te das
y así en mi te quedas.
Creo en ti Señor
y creo a tu Palabra, la que no pasa,
ni en el tiempo se pierde y su gracia no se agota.
Creo que me hablas y resuenas fuerte en mi interior;
el sonido de tu voz me inspira, me mueve, me levanta.
Creo en el llamado que me haces;
tocas constante a la entrada de mi conciencia,
para que en tu nombre obre y sea pregonero de esperanza.
Creo en ti Señor,
creo en tu bondad y en tu compasión,
creo en la ternura de tu corazón,
creo en la misericordia y en la justicia que están en tus manos.
Creo en la reconciliación que ofreces y en el perdón.
Creo en tu convicción y en la esperanza a la que me invitas.
Creo en tu mirar sereno y en tus brazos abiertos.
Creo en tu corazón traspasado de amor desbordado.
Creo en tu llamado y en que eres mi camino,
la verdad que me mueve, la vida que me salva.
Creo en ti Jesús.
Creo en tu humanidad y también en tu divinidad
Creo en tu amistad y creo con todas la fuerzas de mi fe,
en la invitación que me haces a ser parte de ti.
Creo en ti mi Dios, Creo en ti mi amigo:
te hiciste mi hermano y me llamas a estar contigo,
quédate conmigo ,
porque creo con la firme convicción de mi ser y mi alma
que me estás,
en la eternidad amando.
Amén
Yerko Reyes Benavides
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