sábado, 23 de febrero de 2019

Señor Jesús

Jesús, Señor y Dios mío, 
eres el primer pensamiento que anima mi mañana 
y el último de mi jornada, 
y del amanecer hasta el ocaso tu gracia me mueve

Señor Jesús te pienso al levantarme y también al acostarme; estás presente en lo que proyecto para cada jornada, puesto que mi anhelo de todos los días es hacer el esfuerzo de vivir lo correcto, buscando agradar al Padre Dios en todo lo que pienso, digo, siento y hago.
Mi deseo, Jesús querido, aunque no lo digo abiertamente y lo reservo en el silencio de mi corazón es en todo ser como tú: entregar en cada acto la ternura, manifestar en cada gesto la bondad y ser en todo tiempo compasivo como tú lo eres con todos y los sigues siendo también conmigo.  
Tu nombre no está en mis labios todo el tiempo, pero si está grabado en mi pecho, puesto que mi corazón late marcando el ritmo de tu reino; el que me esfuerzo en construir puesto que mis manos ya están en el arado y no quiero nunca más mirar atrás. 
Señor Jesús, acompáñame en todo lo que hago, no dejes que las dificultades ni las circunstancias impidan ser testigo en tu nombre de la buena nueva para mis hermanos los abatidos por el peso de las penas y, también fortaleza para los que hacemos camino y no renunciamos a vivir en la esperanza de un “cielo nuevo y una tierra nueva”
Jesús, Señor y Dios mío, eres el primer pensamiento que anima mi mañana y el último de mi jornada, y del amanecer hasta el ocaso tu gracia me mueve, y en tu amor me sostengo. 
Jesús, amigo, Maestro y también hermano, tómame de tu mano y no me sueltes, condúceme por las sendas que llevan a esa Vida de los Bienaventurados, la que en ti hay en abundancia, y así, pese a los intrincados caminos de este peregrinar sinuoso encuentre siempre los signos imperecederos de tu presencia redentora: la que salva y las puertas de la eternidad abren para los que en la fe, hasta el final, firmes se mantienen.
Amén

Yerko Reyes Benavides

No hay comentarios.: