"Sé que estás ahí, Amado,
y saber que me tomas de tu mano,
aunque no te pueda ver, eso me basta"
No siempre te puedo sentir Señor; ni tampoco te dejas ver Jesús, y aunque mis manos no te puedan tocar: sé que estás ahí amado.
No siempre mis oídos te pueden oír, ni mi cuerpo vibrar estremecido por los signos que dejas de tu presencia: pero sé Señor, que estás ahí; tú Jesús para mí.
No siempre me puedo acercar al lugar donde tu presencia sacramentada, prisionera de amor por mí se queda, ni recibir el beso de tu amor en mi alma en el pan que se consagra, pero sé, Señor que ahí estás, cautivo de divinidad entregada.
Mi alma, mi corazón, hasta mis entrañas, aunque no te pueda sentir, están al tanto de tu presencia; lo sé, sé Señor: conmigo vas, caminas junto a mí, me acompañas, estás ahí.
Sé que estás ahí, Amado, y saber que me tomas de tu mano, aunque no te pueda ver, eso me basta; y aunque la fe a veces falla o muy pequeña se haga, no tu amor por mí, y mi corazón, el mismo que te pertenece lo sabe y te siente.
Y aunque no te pueda ver Señor, ni te pueda palpar, ni tampoco tocar: hazte presente, silente en mi corazón pues te necesita más que el aire al cuerpo para poder vivir; ya que puedo existir, pero sin ti vivir no vivo.
Sé que estás ahí, eres cercano, no me abandonas; me abrazas con ternura, te alegras de mis alegrías, sufres con mis sufrimientos, lloras con mis tristezas, te complaces de mis triunfos, recibes mis sueños, me das aliento; eres descanso en mis cansancio: estás ahí, Señor, para mí.
Y aunque mis ojos no te puedan ver, sé que estás ahí. Mi alma tu ternura la siente y tu amor en mi corazón presente: estás ahí, Señor, sé que estás ahí. Y aunque la certeza me falte, Señor, no dejes de estar ahí amado, por mí.Amén
Yerko Reyes Benavides
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