martes, 5 de febrero de 2019

Acompáñame

"Acompáñame, Jesús, mi Señor amado, 
no te alejes demasiado; 
mantente al alcance de mis ojos"

Acompáñame, Señor, en este camino que es la vida. Se tú mi guía y muéstrame lo que de verdad importa; lo que a los ojos de Dios es valioso, y lo que al existir le da abundancia de cielo en la tierra. 
Acompáñame, Jesús, el mundo está lleno de atajos, no todos llevan a la perdición, sin embargo, muchos agotan el tiempo pues los senderos que ofrecen no conducen a parte alguna, distraen al alma y vacíos dejan el corazón. 
Acompáñame; Amigo, muéstrame lo precioso de la vida, lo que el oro y la planta no compran, aquello que el Padre Dios da a sus hijos mientras duermen.  
Acompáñame; Mesías, no me sueltes de tu mano, sin ti me perdería; me extraviaría, entre las cosas efímeras de la vida, vanidades y apariencias de bondades no existentes, fachadas lustrosas que esconden los sin sentidos de una vida que se pierde. 
Acompáñame, Maestro, dame las certezas que destrocen las aturas que detienen al espíritu indómito, ese que anhela libertades. Enséñame las verdades, esas que rompen las cadenas que al alma atrapan y al corazón impiden amar amores de eternidades. 
Acompáñame, Jesús, mi Señor amado, no te alejes demasiado; mantente al alcance de mis ojos. Déjame contemplarte en el horizonte de mis días, así mis pies tendrán a donde dirigirse.  
Acompáñame, también Señor Jesús, dejándome solo a ratos, adelántate lo suficiente, para que todo mi ser te anhele; mi alma te desee, mi corazón te extrañe y mis pensamientos en ti se concentren, y así en pos de ti siempre vaya.
Amén

Yerko Reyes Benavides

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