"Jesús Amigo, pudiendo recibir las loas de todo un Dios,
preferiste los afectos sencillos de la gente humilde"
Jesús Amigo de nobles y puros sentimientos, te das y te entregas sin reservas; tu ternura compartes, te haces sentir bondadoso en el corazón todos los que a ti acuden en su tribulación.
Jesús Amigo, eres generoso, a ninguno desprecias, al pobre y al rico recibes, tu misericordia repartes, para que nadie quede sin la gracia de sentirse en ti reconciliado con el Padre.
Jesús Amigo fiel, siempre estás dispuesto a ofrecerte a ti mismo como oblación, y por ti alcancemos redención, la salvación, volver a la casa de Dios. Tu misión, y la sigues realizando, es que ninguno de los que te fue dado se pierda, y por eso te sigues entregando en el ara del amor.
Jesús Amigo, nos acompañas en este peregrinar de alegrías y sinsabores; no te ausentas en tu Cielo, sigues haciéndote presente en este suelo que tus pies caminaron a nuestro lado, para que todo el que te busque te siga encontrando.
Jesús Amigo, pudiendo recibir las loas de todo un Dios, preferiste los afectos sencillos de la gente humilde; tu mayor exaltación fue el amor de los que proclamaste “hermanos y madre”; por ellos y por nosotros prometiste el amor más grande y sublime: dar la propia vida y, así lo hiciste.
Jesús Amigo, dijiste a tus apóstoles, “ya a ustedes siervos no los llamo”: mirando mis manos, buscando en mi pecho, escudriñando en mi alma, no tengo mucho para darte; pero lo que si tengo te lo ofrezco: alma, mente y corazón, tuyo son Señor.
Recíbeme como uno de los tuyos. Mi gozo será, Jesús amado, de tus labios escuchar: “A ti te llamo mi amigo, mi hermano”.Amén
Yerko Reyes Benavides
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