"En tu Amor existo, soy y vivo.
Tu amor es mi procedencia, mi camino y mi destino".
Señor Jesús, la noche ya pasó el día llego; la luz de un nuevo amanecer resplandece, colmando con su albor el existir de ser humano, candor de la misericordia infinita de Dios.
En cada día, Señor Jesús, reconocemos el don de la bendición que por ti nos concede el Padre Dios.
¡Qué espléndido eres Señor en tu bondad! Pues amando lo que de nosotros hay en ti, engrandeces con tu gracia lo que de ti hay en nosotros.
Gozo es para el alma tu gentileza, alegría para el espíritu tu bondad. Nos das todo de ti, para que de este mundo nada necesitemos, y se despierte en cada jornada el deseo de estar contigo en tu casa.
Por ti, Jesús, lo que había de ignominia en nuestro existir fue borrado; vencido quedo el pecado; no más nuestra naturaleza de vergüenza impregnada, por ti fue cambiada, nos hiciste por tu entrega y tu Amor, hijos del Padre; como tú Hijo de Dios.
¡Qué bendición de tu amor nos diste! ¿Acaso merecíamos de tu parte tan grande honor?
No, no fue nuestra prerrogativa hacer de ti nuestro Dios. Pues tú nos amaste primero, incluso antes que el tiempo existiera.
En tu Amor existo, soy y vivo. Tu amor es mi procedencia, mi camino y mi destino. Nada soy si me falta el amor; pues en él me realizo; es el sentido de mi ser, la finalidad de mi existir, el propósito de mi vivir.
Que no me falte Señor Jesús en cada día el anhelo de tu amor, que las querencias efímeras no distraigan mi quehacer, pues en ti, por ti y contigo estamos llamados a hacer de este mundo, casa de Dios.
Amén
Yerko Reyes Benavides
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