viernes, 22 de febrero de 2019

Tú, eres, Señor

¿Quién soy yo para ti?

Señor Jesús fue un día como otro, no había ocasión especial, un rato como tantos, sin una razón en particular te acercaste, y a mi corazón susurraste, me hiciste una pregunta que me sorprendió, cría que estaba sobrentendido, pero me interpelaste:  
¿Quién soy yo para ti?  
“Tú, Señor, lo eres todo”. Por ti soy, para ti existo, mi vida es mía porque tú me la diste; eres mi principio, mi camino y mi destino. No sería lo que soy sino fuera por tu determinación, tu entrega y oblación.  
“Tú, Señor, eres el verdaderamente Esperado”, por el que mi corazón ha aguardado, el anhelado de mi alma y pensamientos; el que mis ojos contemplan cuando el Pan se levanta. Eres mi alimento, sin ti desfallezco.  
“Tú, Señor, eres el Mesías” el hijo de María, el hermano de la humanidad. En ti Jesús, el hombre se levanta; por ti es rescatado y redimido; tomado de la mano y llevado, una vez más, a la casa del Padre Dios.  
“Tú, Señor, eres la Palabra” que pronunciada con Ternura y Compasión me salva; la dignidad de hijo me devuelves; abres camino para que mi ser en ti se renueve, crezca y se expanda: toque las alturas del cielo y trascienda.  
“Tú, Señor, eres la Eternidad hecha carne” el tiempo no te detiene, tuyo es el ayer, el hoy y el mañana. Nada pasa sin que tú seas y estés, todo en ti tiene su principio y a ti todo confluye. El tiempo a ti te trae y el tiempo a ti me lleva.  
“Tú, Señor, eres el Amado” de corazón; el adorado de mis sueños, anhelos y pensamientos. En el sigilo de esta oración te digo Jesús, que no hay nada que salga de mí que te ha ser a ti. Mas mi vida sin ti no es Vida en Abundancia, tú le das la Plenitud: no falte hoy en mí tu amor, Señor. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

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