miércoles, 6 de febrero de 2019

¿Qué quieres de mí?

El deseo de contemplarte me invade, 
que mirándote tú me mires y me digas lo que buscas: 
¿Qué quieres de mí? 

Señor y Dios nuestro, cuando a ti acudo a veces no sé qué decir, no sé qué pensar, ni tampoco qué sentir.  
Tu existencia me resulta un misterio, y es entonces cuando sólo me queda para entregarte el silencio; el deseo de contemplarte me invade: que mirándote tú me mires y me digas lo que buscas:  
     ¿Qué quieres de mí?  
Un día, no hace tanto, me llamaste a estar contigo. No fue una invitación, sino tu decisión; la discreción de tu Voluntad que no vulnera la mía: ser por tu gracia hijo en tu Hijo.  
Sin yo pedirte nada, el mundo entero me otorgaste. No lo entiendo:  
     ¿Qué quieres de mí?  
No fueron cosas, ni mucho menos posesiones; sino oportunidades, realizaciones y una promesa:  
“Aunque del mundo no soy”, dijiste: “ahí estaré; podrás encontrarme, yo te esperaré, no importa lo que tardes”. 
¿Eso es lo que quieres de mí, Padre; que te busque hasta encontrarte?  
"No has entendido, ¿Aún no has comprendido?: 
"Lo que quiero, ya lo tengo; lo que anhelo lo poseo. No espero nada. No se trata de mí, sino de ti. No soy el que quiere, sino el que Ama, no importa lo que hagas".  
Me confundes, Señor; en tu misterio me pierdo:  
     ¿Qué quieres de mí?  
“No quiero que hagas nada, mi deseo es que seas todo, que la plenitud alcances, que seas todo lo que puedas ser.  
No te guardes, ni reserves; no te arredres ni acobardes; tampoco te resignes ni conformes: no se trata de hacer sino de ser.  
Y siendo en todo, lo que todo puedes ser, ahí estaré, me encontrarás.  
En ti mi Espíritu está”. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

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