sábado, 16 de febrero de 2019

Pasa, Señor

"Estás de paso, Jesús Maestro, y aunque no te quedas, 
en tu pasar algo dejas en el alma contenido"

De paso andas Señor, caminas a prisa, quieres pronto llegar a la vida del que de ti necesitando está; más avanzas con pausa una vez que llegas y así permaneces un rato en ella.  
En tu paso, Jesús amado, no te quedas, tu llegada augura más que sanar heridas: explicas con vehemencia los misterios del Reino, el mismo que haz de dejar sembrado en el corazón de los que con atención te escuchan.  
Es tu paso, Señor, un tránsito transformador, cambiar el corazón, dejar uno de carne, llevarte el que está empedrado y pesa en el pecho, la peor dolencia que a toda persona afecta.  
Estás de paso, Jesús Maestro, y aunque no te quedas, en tu pasar algo dejas en el alma contenido; una necesidad, un deseo, un anhelo: que vuelvas a pasar Señor y de ti un poco más quede.  
De paso estás Hijo de Dios y de María, la humanidad renuevas, confianza para el alma, gozo en el espíritu: un nuevo amanecer, despiertas la esperanza, fortaleces el andar del peregrino, te haces de camino su compañero y te adelantas.  
De paso estás Señor, y sin embargo te quedas un rato; alimento de vida que al alma fortalece, al cuerpo recompone y al espíritu libera.  
En este tu pasar, Jesús, dejas compasión, misericordia y perdón. No te contengas Señor, no aguardes más, pasa una vez más, mi corazón te espera, mi alma vigilante de tu llegar está.  
Pasa amado y aguarda, quédate un rato, atento a ti mi ser está, de ti quedar pleno anhela, y así continuar con paso certero, caminado seguro hacia la vida eterna. 
Amén

Yerko Reyes Benavides

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