“Este cielo y este suelo” pasarán, todo acabará,
mas en esta tierra de finitudes haz déjalo
la semilla de la inmortalidad
Jesús y Señor, soy insistente en mi deseo de verte, que te hagas presentes y llegues a mi alma y, mi corazón abunde en tu bondad, la gracia que me das, la misma que concedes a los que has llamado Bienaventurados.
Mi Jesús, mi amigo, el cielo, ya lo sabes, es mi deseo, mi espíritu de él está impregnado, por eso lo anhela mi alma: desde esta vida contigo en la eternidad estar.
Esa eternidad, Jesús Mesías, que ya la has comenzado en el tiempo, permite que dé inicio en este momento de mi existir, pues yo estoy yendo, ya he salido a tu encuentro, espero, mi Dios y hermano, que tú estés también viniendo.
“Este cielo y este suelo” pasarán, todo acabará, mas en esta tierra de finitudes haz déjalo la semilla de la inmortalidad: la Vida se abre paso en donde la muerte ya no tiene autoridad pues tu Palabra permanece y en ella dejas la libertad de tu eternidad.
Haz que tu Palabra resuene, Jesús amado, que se haga sentir con fuerza, en este mundo lleno de muertes. Que no falte al corazón este alimento que lo fortalece, para que las penas, propias de este peregrinar pasajero, no se lleven la esperanza de los gozos de la Vida plena.
Es en esa eternidad Jesús Maestro en la que veo, no es tu premio por religiosos bienes, sino el don de tu Amor, que a todos llamas a existir más allá de este tiempo, a trascender los escasos momentos de penas y felicidades efímeras, y así vivir sintiendo el gozo de tu Reino.
Señor Jesús, el amado de mi existir, enséñame a vivir en este mundo sin ser del mundo, sino siempre tuyo en cada momento, hoy y por siempre hasta la eternidad.Amén
Yerko Reyes Benavides
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