"Cercano te haces y al alcance de mi mano te pones,
tu rostro toco, me miro en tus ojos"
En verdad me amas, Señor, y en las pequeñas cosas lo haces notar; te haces sentir, y al alcance de mi querencia de pones. Ofreces todo de ti para que cada parte de mi corresponda a tu gracia, de tal forma que en amor mi espíritu con el tuyo se haga uno.
Propio de ti son los milagros y bastaría sólo un suspiro de tu parte y el mundo con él estremecerías de un extremo al otro y con ello mi completa atención tendrías, prefieres hacerte sentir en lo sencillo, te escondes en lo normal, nada sobrenatural.
Me cuesta entenderlo, tu verdad la revelas en lo humilde, en lo sencillo se esconde. Hablas con propiedad en los hechos de cada día, tu lenguaje no es distinto al de los acontecimientos que acaecen y en ellos te haces presente y la verdad de lo importante muestras, me enseñas.
Cercano te haces y al alcance de mi mano te pones, tu rostro toco, me miro en tus ojos, el susurro de tu voz oigo y mi alma se estremece, puesto que lo que no veían mis ojos, contemplo, y lo que mis manos no toca, ahora acaricio.
En ti mi mano se posa Señor, cuando toco el rostro del inocente, y en la sonrisa del humilde me sonríes, y llenas mi espíritu de alegría, puesto que en tan sencillo y natural acto, te haces tan presente que te contemplo, te veo, te siento.
Tú me cobijas en el abrazo del pobre, del indefenso, del marginado, de aquel que nada tiene, pero lo posee todo, pues a ti te tiene, te lleva y te entrega en cada gesto de bondad, que abundan en su corazón. Su afecto es real y su cariño incondicional, no tiene con qué pagar, así que lo único que tiene da, a ti Señor, en cada abrazo.
Abrázame tan fuerte Señor y no me suelte; sonríeme cada día, y no dejes de acariciar mi rostro, mi amor tienes, que tu amor no falte en mi corazón y concédeme la humildad y la sencillez para corresponderte y tu amor entregar a aquellos que al igual que yo te buscan con todo el corazón.
Amén
Yerko Reyes Benavides
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