"Pasar el tiempo contigo es lo trascendente,
puesto que la eternidad no es un premio,
sino la vida que se expande"
Señor, el tiempo que paso contigo es el mejor momento que tengo en el día. Solaz y paz es tu presencia, descanso y sosiego infundes en el alma del que te busca, como yo ahora, Jesús.
Tu rostro quiero contemplar Señor en cada jornada, ya que no hay día en el que mi alma no esté necesitada de tu consuelo, caricia suave de tu bondad que me da serenidad.
Hoy, Jesús, no es diferente, y cada vez me hago más consciente que el día tendrá propósito si contigo estoy, me doy, y te doy.
Ya pasó aquella etapa, que no va de la mano de la edad, sino de la fe, en el que la autosuficiencia marca el ritmo del caminar por el mundo. Pensando que mis humanas fuerzas son suficientes para felicidad encontrar.
Me carcomo en lo efímero, me distraigo en lo pasajero; me disipo en lo intrascendente y en lo inconstante me desgasto; gano el mundo y pierdo lo importante, me voy consumiendo en lo urgente y pierdo lo esencial: Tu amor Señor. Tu amor le basta a mi corazón, ahora lo entiendo.
Pasar el tiempo contigo es lo trascendente, puesto que la eternidad no es un premio, sino la vida que se expande, y que en ti se inició, en ti continua y se realiza y no espera la muerte, ya que en ella solo se distrae y se pierde; porque la vida de mi vida eres Tú y, Tú la muerte ya venciste.
Señor, ya no quiero el rato pasar contigo, vivir robándole al día horas, minutos para estar contigo. Tu plenitud en mi quiero, para que en todo lo que hago, pienso, siento y digo seas Tú en mí y yo en ti.
Señor, no más pasar el tiempo contigo, que desaparezca el tiempo, porque el tiempo son momentos y no saciedad para el alma y, yo lo que busco es que tú realices tu plenitud en mi para así estar siempre en ti y tu en mí, amado Jesús.
Amén
Yerko Reyes Benavides
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