viernes, 2 de noviembre de 2018

La Muerte no es el Final

"La muerte no es nada, sólo he pasado a la habitación de al lado.
Yo soy yo, ustedes son ustedes.
Lo que somos unos para los otros seguimos siéndolo
Denmen el nombre que siempre me han dado. 
Hablen de mí como siempre lo han hecho.
No usen un tono diferente. 
No tomen un aire solemne y triste.
Sigan riendo de lo que nos hacía reír juntos. 
Recen, sonrían, piensen en mí.
Que mi nombre sea pronunciado como siempre lo ha sido, 
sin énfasis de ninguna clase, sin señal de sombra.
La vida es lo que siempre ha sido. 
El hilo no se ha cortado.
¿Por qué estaría yo fuera de su mente? 
¿Simplemente porque estoy fuera de su vista?
Los espero; 
No estoy lejos, 
sólo al otro lado del camino.
¿Ven? 
Todo está bien".

«Death is nothing at all, I have only slipped away into the next room.
I am I, and you are you.
Whatever we were to each other, that we still are.
Call me by my old familiar name, speak to me in the easy way which you always used, put no difference in your tone, wear no forced air of solemnity or sorrow.
Laugh as we always laughed at the little jokes we shared together.
Let my name ever be the household word that it always was.
Let it be spoken without effect, without the trace of a shadow on it.
Life means all that it ever meant.
It is the same as it ever was.
There is unbroken continuity.
Why should I be out of mind because I am out of sight?
I am waiting for you, for an interval, somewhere very near, just around the corner.
All is well.»

Poema de Henry Scott Hollan, canónico inglés (1847-1918). Este texto está tomado del sermón sobre la muerte titulado: "El rey de los terrores", pronunciado el 15 de mayo de 1910 en la catedral de Saint Paul's de Londres, poco después de la muerte del rey Eduardo VII.

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