Acto -espiritual- de Contrición
No soy yo,
nunca lo he sido,
ya que es más sencillo
decir que otro es el culpable
de todos los males,
tanto los míos,
como los que no
aquellos que en otros ocasiono.
No soy yo el responsable
de lo que me aqueja,
porque victima siempre soy,
nunca victimario
y de mis acciones no soy culpable
pues aunque a mí mismo lastimo
y a los demás dolor infrinjo:
no soy yo, sino el “otro”
uno que me domina
el que me atormenta;
y así lo justifico.
Nos soy yo…
y me detienes,
eso Tú no te lo crees,
y aunque sabes del poder que tiene,
Tú siempre dices de frente:
“tus pecados te son perdonados,
en paz puedes irte”.
Te condueles Señor,
de mi ser tan pequeño
que con orgullo pretende
ser grande entre los hombres
pero que se esconde
cuando llega la hora de hacerse
del todo responsable.
Insisto:
“No soy yo”...
Me detienes nuevamente:
"Si, eres tú", me dices,
en ti está el bien y el mal,
y aunque en lo bueno encuentras tu identidad
y en el mal te diluyes, te pierdes, te anulas,
siempre eres tú y no otro el que resuelve.
Una decisión te da libertad,
cuando realizas la bondad
y asumes con humildad
el mal que ocasionas
en el alma y el corazón de ti y los demás.
No soy yo, Señor,
sino Tú el que me da la oportunidad
y siempre dispuesto estás
a que llegue al lugar de la humildad
y al fin te diga: si, fui yo,
perdóname Señor.
Alegría habrá en el cielo,
cuando deje de culpar a otros
del daño que traigo al mundo
haciendo a los otros culpable
de lo que yo pienso y siento,
de lo que digo o hago
o incluso de hacerme:
“el que no es conmigo
el bien que falta hace”.
No soy yo,
si no Tú Señor,
el que Amor en el perdón pone
y todo renueva
pues otra oportunidad creas
para aquel que a ti llega.
Que sea yo, hoy, Señor
el que de ti obtenga
un acto de Amor tan grande
que de ti, tu perdón obtenga
cuando te diga, aunque me cueste:
fui yo y no otro: perdóname Señor.
Amén
Yerko Reyes Benavides
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