jueves, 4 de octubre de 2018

No más vueltas


Querido Jesús acercarse a ti no es tan sencillo, tú lo has hecho fácil, más nosotros todo lo complicamos. De chicos nos enseñaron a tratarte con desconfianza, la que demarca un respeto que raya en el miedo, y no en el “santo temor de Dios” que es don que el Espíritu Santo concede al corazón de los que aman a Dios. 

El misterio envuelto en rezos y más rezos, palabras que muchas veces no comprendemos, pero que la “tradición ha impuesto” como modelo de una relación “respetuosa” contigo. 

A mí, mi Jesús todo eso me resulta engorroso, no lo desestimo, pero prefiero hablarte así, como ahora. Quizá no sean las palabras más sabias, ni las más místicas, ni tampoco las más teológicamente correctas y elaboradas; pero ten la plena seguridad mi Jesús que son palabras del corazón. 

Tantos rezos dejan desconsuelo en el alma, puesto que nos hiciste humanos afectivos, que se exaltan de emoción ante la suavidad que infunde en el alma una palabra tierna y afectuosa. Un te quiero hacen más al espíritu que mil jaculatorias hechas con pulcra declamación. 

Por eso amigo, este momento me resulta muy grato, abrir mi corazón a ti en confianza me resulta lo más satisfactorio de lo hecho en todo el día. 

Así en esta noche mi Jesús, hermano, no más palabras estructuradas, no rezos pulcros y límpidos, un poquito de desorden en mi oración hora para ti tengo, y reconozco con un poquito de vergüenza que he dado muchas vueltas para decirte lo que más importa y anhelo: Gracias Señor por todo, te quiero mucho

Amén
Yerko Reyes Benavides

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