sábado, 20 de octubre de 2018

No más “Señor”


“Mi Dios”

“Mi Señor”

“Creador”, “Omnipotente y Todopoderoso”.

Que fríos se sienten en el alma estos nombres con los que en la mayoría de las ocasiones suelo llamarte y dirigirme a ti, incluso en más allá de mis oraciones, en mis días y en mi vida.

“Dios y Señor lo eres” y eso ni yo lo determino con lo que te digo.

Eres “Creador Omnipotente” y eso no lo dictaminan mis palabras que son sólo un acto de reconocerte en quien esencialmente eres.

Mis oraciones no añaden divinidad a tu naturaleza, pero inconsciente de lo que expreso, cuando te llamo “Señor” marco distancia y en un “Dios ajeno y extraño” te convierto para mí; hago que no incidas en mi alma: marco distancia y abro un abismo que a veces inalcanzable te hacen incluso para mí mismo.

Al dirigirme a ti como “Señor” te trato con respeto, ese que me enseñaron cuando de chico me hablaban del “santo temor de Dios”.

Sin embargo, ahora entiendo que clamarte “Señor” es seguir insistiendo en lo que tú mismo quisiste quedara atrás y ya no te complace.

No quieres la adulación que pretende conservarte en tu superioridad, mantenerte en tu trono celestial como si no te hubieras en el tiempo “abajado” y hecho tan cercano, tanto como uno de nosotros.

Ya no más “amos y siervos”; no existen los esclavos, la humillación como forma de relacionarse contigo, atrás la dejaste al recibirnos como hijos y también amigos.

Mi oración de hoy es sencilla, no trata de decirte cosas, ni contarte mis indiscreciones añorando un perdón de tu parte. Suplicarte y pedirte no está en mis planes, ni agradecer por lo que por mi haces, ni tampoco cantarte loas.

Lo que hoy quiero decirte es otra cosa.

La oración de hoy, la que nace en mi corazón, la que me mueve y me inspira la que me lleva hasta ti es sentirte como te siento ahora: cercano, cómplice, inseparable, íntimo.

Mi oración de hoy es sólo llamarte por tu nombre:
Amigo, Hermano y Amado.

Amén

Yerko Reyes Benavides

No hay comentarios.: