martes, 23 de octubre de 2018

Buenos días


Buenos días Señor:

Aunque pueda resultar gastado, trillado y hasta un poco infantil esta manera de comenzar mi oración de este temprano compartir contigo, es lo mejor que puedo decirte, puesto que en ello reconozco que mi jornada inicia sintiendo la presencia de aquel a quien llevo en lo íntimo de mi alma como mi gran confidente, y lo saludo como se saluda con afecto y cariño a un hermano.

Buenos días, Jesús amigo:

No te pregunto ¿cómo amaneciste? porque en ti no existe el amanecer, la noche por ti no pasa como si lo hace por mí. Razón por la cual elevo esta pequeña plegaria, para que la oscuridad de la noche no se quede por siempre y menos, se instale permanentemente en mi espíritu que, anhela siempre el candor de tu bondad y misericordia que da calor al corazón y despierta el deseo de vida en plenitud.

Buenos días, Maestro:

Hoy te consagro lo que soy y lo que hago. De ti quiero aprender a vivir abierto siempre a la gracia del Padre, y de tal manera, así pueda, en todo manifestar que su amor es la razón de mi ser y existir. Enséñame a cumplir su voluntad, y no ver en ello una obligación sino la forma de mi realización como persona y más como su Hijo, así como Tú.

Buenos días, Mesías:

Que en este día no me falte tu compañía para que contigo siempre presente en mis pensamientos y corazón te lleve a donde quiera que en este día vaya y así te acerque a los que amas tanto como a mí.

Amén

Yerko Reyes Benavides

No hay comentarios.: